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    Las plagas de topillo campesino (Microtus arvalis) en Castilla y León: efectos del clima, los cambios en el uso del suelo, e impacto sobre el ecosistema global

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    Memoria presentada por Daniel Jareño Gómez para optar al grado de Doctor por la Universidad de Castilla La Mancha-Departamento de Ciencia y Tecnología Agroforestal y Genética en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC-UCLM-JCCM).El topillo campesino (Microtus arvalis Pallas, 1778) es un pequeño roedor herbívoro, que tiene preferencia por la vegetación herbácea verde, pudiendo ocupar una gran variedad de hábitats con este tipo de vegetación, desde prados montanos hasta llanuras cerealistas (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007; Amori et al., 2008; Jacob et al., 2013). El topillo campesino es una especie semifosorial que vive en galerías subterráneas, pero se alimenta principalmente en superficie. Es una especie con una gran capacidad reproductiva, ya que en condiciones favorables puede reproducirse durante todo el año y las hembras paren entre 2 y 11 crías, tras una gestación de entre 21 y 22 días, adquiriendo las hembras la madurez sexual durante el primer mes de vida y los machos en el segundo (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007). En consecuencia, en menos de dos meses puede haber una nueva generación. La especie es territorial en condiciones de baja abundancia, pero esa territorialidad se relaja en condiciones de alta densidad creándose colonias de individuos emparentados, lo que facilita la generación de poblaciones con altísima densidad (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007; Jacob et al., 2013). Este roedor presenta una amplia distribución, que abarca desde la mitad norte de Península Ibérica hasta oriente medio y el centro de Rusia, aunque está ausente de la mayor parte del sur de Europa, así como de Fenoscandia y el norte de Rusia. En gran parte de su área de distribución el topillo campesino presenta poblaciones con ciclos multianuales, siendo capaz de superar los 2000 topillos/ha en hábitats favorables durante años de máximo demográfico (Jacob et al., 2013). En las poblaciones con ciclos multianuales los máximos demográficos aparecen normalmente cada 3-5 años, aunque la periodicidad puede variar entre 2 y 10 años o incluso hay casos de máximos poblacionales todos los años en medios particularmente favorables (Mackin-Rogalska and Nabaglo, 1990; Delattre et al., 1999; Tkadlec and Stenseth, 2001). La amplia distribución, la dieta herbívora y las altas densidades que puede alcanzar en años de pico hacen que el topillo campesino pueda causar importantes daños en los cultivos que habita, por lo que está considerado el vertebrado más perjudicial para la agricultura de Europa (Jacob and Tkadlec, 2010). Las elevadas densidades que puede alcanzar, unido a sus hábitos de alimentación en superficie (Jacob et al., 2013), convierten al topillo campesino en una especie presa muy común en aquellas áreas donde está presente, tanto para depredadores aéreos (cernícalos, ratoneros, milanos, elanios o lechuzas, entre otros), en los que puede llegar a representar la mayor parte de su dieta (Paz et al., 2013), como para numerosos depredadores terrestres (comadrejas, turones, zorros o gatos entre otros) (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007)../..Financial support was provided by ECOCYCLES project (BIODIVERSA 2008-MICINN, Era-net European project, EUI2008-03658 and NERC NE/G002045/1). This study also contributes to the project ECOVOLE and TOPILLAZO (CGL2012-35348 CGL2011-30274/BOS; Ministerio de Economía y Competitividad of Spain). Fundación BiodivERsA, NERC, RCN and JAE-Predoc from the CSIC.Peer Reviewe

    Efecto de las variables de proceso sobre la profundidad efectiva y la distribución de la dureza en un acero 8620 cementado

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    El acero SAE 8620 se utiliza para la fabricación de piezas que requieren una capa superficial endurecida. El proceso de cementado en caja es utilizado con esos fines. En el presente estudio se utilizó una mezcla carburante con 70 % de carbón vegetal y un 30 % de carbonato bárico y se modificó la secuencia del tratamiento térmico final. Se ensayaron tres intervalos de permanencia a la temperatura de cementado: 4, 6 y 8 horas. Se midió la microdureza de la capa cementada y se analizó la microestructura formada. La permanencia más efectiva de las ensayadas fue de 8 horas.  Con esta se obtuvo una microdureza promedio de 994.75 HV a 0.8 mm de profundidad, mayor que las publicadas en trabajos anteriores. En la microestructura resultante se observa una disminución de la austenita residual, lo que favorece el incremento de la dureza de la capa cementada

    A comparison of methods for estimating common vole (Microtus arvalis) abundance in agricultural habitats

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    Rodent outbreaks cause significant crop damages in agricultural areas worldwide, but routinely monitoring large areas at low cost remains a challenge. The common vole Microtus arvalis has recently colonized the agricultural plains of the northern Iberian Plateau, an area where it has started to produce population outbreaks with important impacts in agriculture, the environment and human health. Vole monitoring has become of prime importance to implement preventive management measures to control populations. In order to find a simple and reliable vole monitoring method to be applied in large areas, we compared abundance estimates derived from three methods: capture-mark-recapture (CMR), single capture events (SCE) and presence/absence of vole activity signs (VAS) during three seasons and on the main agricultural habitats in the study area. We show that an activity index based on the presence of fresh droppings and/or clippings had a similar performance to SCE in a large sample of plots (n = 222) across habitats and seasons. Data obtained with both methods (SCE, VAS) were also well correlated with those obtained with CMR, despite a limited sample size (n = 23 CMR plots). We suggest that the VAS method, which is a cheaper and easier alternative to trapping methods, provides a promising tool for scientists and managers to implement large scale monitoring of common vole in agricultural areas.Funding was from the ECOCYCLES project (BIODIVERSA. ERA-net project, European Union's 6th Framework Programme for Research); PhD grant JAE-Predoc, from the CSIC, jointly funded by the European Social Fund to D.J. This study also contributes to the projects ECOVOLE (CGL2012-35348) and TOPILLAZO (CGL2011-30274/BOS) funded by the Ministerio de Economia y Competitividad of Spain.Peer Reviewe

    Factors associated with the colonization of agricultural areas by common voles Microtus arvalis in NW Spain

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    The common vole, considered a rodent pest when overabundant in agricultural areas, was traditionally absent from the agricultural plains of Castilla-y-León, NW Spain. However, it rapidly invaded ca. 50.000 km2 of agricultural land, where regular outbreaks have caused crop damages and conflict with farmers. To better understand the factors that triggered this massive invasion of previously unoccupied habitats, we studied the associations between the common vole range expansion and changes in climate and land uses in the region since the 1970s. We found long-term trends in climate, with some changes that could have helped the range expansion (increased fall precipitation and winter temperature) and other changes that may have impaired it (reduced summer precipitation and increased summer temperatures). Dramatic changes in land use also took place prior to and during the invasion period (marked increases in irrigated and green herbaceous crops such as alfalfa, which are preferred habitats for voles). We found strong associations between changes in vole distribution and the extent of green crops (irrigated crops and alfalfa) at regional level. The colonization probability of a given agrarian county increased with the extent of green crops, particularly so when vole presence in neighbouring counties was lower, and tended to decrease with increasing livestock abundance. Land use changes, especially increases in irrigated crops and alfalfa, appear to be amongst the main drivers behind the vole range expansion. We discuss these findings in relation to the social conflicts and management challenges that arose from the recent invasion of agricultural areas by crop-damaging common voles.Funding was from the ECOCYCLES project (BIODIVERSA. ERA-net project, European Union´s 6th Framework Programme for Research); PhD grant JAE-Predoc, from the CSIC, jointly funded by the European Social Fund to DJ. This study also contributes to projects ECOVOLE (CGL2012-35348) and TOPILLAZO (CGL2011-30274/BOS) funded by the Ministerio de Economía y Competitividad of Spain.Peer Reviewe

    Comparación de métodos para el seguimiento de las poblaciones de comadreja Mustela nivalis en ambientes agrícolas

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    La comadreja Mustela nivalis es un pequeño carnívoro especializado en el consumo de micromamíferos. En la Península Ibérica hay muy poca información sobre esta especie, siendo especialmente interesante el estudio de su papel en la regulación de la dinámica poblacional de los micromamíferos. Algunas especies alcanzan eventualmente elevadas densidades en ambientes agrícolas, generando notable alarma social ya que pueden mermar significativamente la producción agrícola. Cualquier estudio de esta naturaleza requiere de métodos efectivos de seguimiento a largo plazo de las poblaciones de este mustélido. En este trabajo evaluamos la eficacia y eficiencia de cuatro metodologías para detectar comadrejas en ambientes agrarios: captura en vivo, trampas de huellas, trampas de pelo y cámaras-trampa. El estudio se desarrolló en dos localidades agrícolas de la meseta Castellano-Leonesa. Se hicieron dos muestreos por localidad, en otoño y primavera de 2016/2017. En cada localidad seleccionamos 10 lindes de ~400 m de longitud, donde se instalaron de forma alterna y equidistante: 6 trampas de captura, 2 trampas de huellas, 2 trampas de pelos y 1 cámara-trampa, que estuvieron activos entre 9-10 días. Se usó carne de pollo y topillo Microtus arvalis como cebo. Se detectó la presencia de comadrejas con alguna de las metodologías en el 38% de las lindes muestreadas (ocupación estimada), con un total de 29 detecciones (13 otoño/16 primavera). El trampeo en vivo detectó la presencia en el 80% de las lindes positivas, las trampas de huella en el 33%, las cámaras-trampa en el 20% y las trampas de pelo en el 6%. La ocupación estimada estuvo relacionada positivamente con las tasas de detección (detecciones/100 trampas-día) del trampeo en vivo y de las trampas de huellas pero no con las de cámaras-trampa y trampas de pelo. Al tener en cuenta el esfuerzo (trampas-día), las trampas de pelo fueron el método menos eficiente para detectar comadrejas. Estos resultados indican que, con esfuerzos similares, las trampas de huellas y las cámaras-trampa pueden ser tan eficaces como el trampeo en vivo para detectar comadrejas en ambientes agrícolas con condiciones similares a las de nuestro estudio.Universidad de Málaga. Campus de Excelencia Internacional Andalucía Tec

    Weasel exposure to the anticoagulant rodenticide bromadiolone in agrarian landscapes of southwestern Europe

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    Bromadiolone is an anticoagulant rodenticide (AR) commonly used as a plant protection product (PPP) against rodent pests in agricultural lands. ARs can be transferred trophically to predators/scavengers when they consume intoxicated live or dead rodents. ARs exposure in weasels Mustela nivalis, small mustelids specialized on rodent predation, is poorly known in southern Europe. Moreover, in this species there is no information on bioaccumulation of AR diastereomers e.g., cis- and trans-bromadiolone. Trans-bromadiolone is more persistent in the rodent liver and thus, is expected to have a greater probability of trophic transfer to predators. Here, we report on bromadiolone occurrence, total concentrations and diastereomers proportions (trans- and cis-bromadiolone) in weasels from Castilla y León (north-western Spain) collected in 2010–2017, where bromadiolone was irregularly applied to control outbreaks of common voles Microtus arvalis mainly with cereal grain bait distributed by the regional government. We also tested variables possibly associated with bromadiolone occurrence and concentration, such as individual features (e.g., sex), spatio-temporal variables (e.g., year), and exposure risk (e.g., vole outbreaks). Overall bromadiolone occurrence in weasels was 22% (n = 32, arithmetic mean of concentration of bromadiolone positives = 0.072 mg/kg). An individual showed signs of bromadiolone intoxication (i.e., evidence of macroscopic hemorrhages or hyperaemia and hepatic bromadiolone concentration > 0.1 mg/kg). All the exposed weasels (n = 7) showed only trans-bromadiolone diastereomer in liver, whilst a single analyzed bait from those applied in Castilla y León contained trans- and cis-bromadiolone at 65/35%. Bromadiolone occurrence and concentration in weasels varied yearly. Occurrence was higher in 2012 (100% of weasels), when bromadiolone was widely distributed, compared to 2016–2017 (2016: 20%; 2017: 8.33%) when bromadiolone was exceptionally permitted. The highest concentrations happened in 2014 and 2017, both years with vole outbreaks. Our findings indicate that specialist rodent predators could be exposed to bromadiolone in areas and periods with bromadiolone treatments against vole outbreaks.Francisco Díaz-Ruiz enjoyed a postdoctoral research contract “Juan de la Cierva” (ref: FJCI-2015-24949) from the Spanish Ministry of Economy, Industry, and Competitiveness and a postdoctoral contract funded by the University of Málaga through the grants programme ‘Ayudas para la Incorporación de Doctores del I Plan Propio de Investigación de la Universidad de Málaga’ (Call 2020). Julio Domínguez was supported by a predoctoral grant: “Programa Talento Formación” funded by Fondo Social Europeo (FSE) and Castilla La Mancha regional government (JCCM) (ref: SBPLY/16/180501/000205).Peer reviewe

    Erratum to: 36th International Symposium on Intensive Care and Emergency Medicine

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    [This corrects the article DOI: 10.1186/s13054-016-1208-6.]

    Time to Switch to Second-line Antiretroviral Therapy in Children With Human Immunodeficiency Virus in Europe and Thailand.

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    Background: Data on durability of first-line antiretroviral therapy (ART) in children with human immunodeficiency virus (HIV) are limited. We assessed time to switch to second-line therapy in 16 European countries and Thailand. Methods: Children aged <18 years initiating combination ART (≥2 nucleoside reverse transcriptase inhibitors [NRTIs] plus nonnucleoside reverse transcriptase inhibitor [NNRTI] or boosted protease inhibitor [PI]) were included. Switch to second-line was defined as (i) change across drug class (PI to NNRTI or vice versa) or within PI class plus change of ≥1 NRTI; (ii) change from single to dual PI; or (iii) addition of a new drug class. Cumulative incidence of switch was calculated with death and loss to follow-up as competing risks. Results: Of 3668 children included, median age at ART initiation was 6.1 (interquartile range (IQR), 1.7-10.5) years. Initial regimens were 32% PI based, 34% nevirapine (NVP) based, and 33% efavirenz based. Median duration of follow-up was 5.4 (IQR, 2.9-8.3) years. Cumulative incidence of switch at 5 years was 21% (95% confidence interval, 20%-23%), with significant regional variations. Median time to switch was 30 (IQR, 16-58) months; two-thirds of switches were related to treatment failure. In multivariable analysis, older age, severe immunosuppression and higher viral load (VL) at ART start, and NVP-based initial regimens were associated with increased risk of switch. Conclusions: One in 5 children switched to a second-line regimen by 5 years of ART, with two-thirds failure related. Advanced HIV, older age, and NVP-based regimens were associated with increased risk of switch

    Las plagas de topillo campesino (Microtus arvalis) en Castilla y León: efectos del clima, los cambios en el uso del suelo, e impacto sobre el ecosistema global

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    El topillo campesino (Microtus arvalis Pallas, 1778) es un pequeño roedor herbívoro, que tiene preferencia por la vegetación herbácea verde, pudiendo ocupar una gran variedad de hábitats con este tipo de vegetación, desde prados montanos hasta llanuras cerealistas (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007; Amori et al., 2008; Jacob et al., 2013). El topillo campesino es una especie semifosorial que vive en galerías subterráneas, pero se alimenta principalmente en superficie. Es una especie con una gran capacidad reproductiva, ya que en condiciones favorables puede reproducirse durante todo el año y las hembras paren entre 2 y 11 crías, tras una gestación de entre 21 y 22 días, adquiriendo las hembras la madurez sexual durante el primer mes de vida y los machos en el segundo (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007). En consecuencia, en menos de dos meses puede haber una nueva generación. La especie es territorial en condiciones de baja abundancia, pero esa territorialidad se relaja en condiciones de alta densidad creándose colonias de individuos emparentados, lo que facilita la generación de poblaciones con altísima densidad (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007; Jacob et al., 2013). Este roedor presenta una amplia distribución, que abarca desde la mitad norte de Península Ibérica hasta oriente medio y el centro de Rusia, aunque está ausente de la mayor parte del sur de Europa, así como de Fenoscandia y el norte de Rusia. En gran parte de su área de distribución el topillo campesino presenta poblaciones con ciclos multianuales, siendo capaz de superar los 2000 topillos/ha en hábitats favorables durante años de máximo demográfico (Jacob et al., 2013). En las poblaciones con ciclos multianuales los máximos demográficos aparecen normalmente cada 3-5 años, aunque la periodicidad puede variar entre 2 y 10 años o incluso hay casos de máximos poblacionales todos los años en medios particularmente favorables (Mackin-Rogalska and Nabaglo, 1990; Delattre et al., 1999; Tkadlec and Stenseth, 2001). La amplia distribución, la dieta herbívora y las altas densidades que puede alcanzar en años de pico hacen que el topillo campesino pueda causar importantes daños en los cultivos que habita, por lo que está considerado el vertebrado más perjudicial para la agricultura de Europa (Jacob and Tkadlec, 2010). Las elevadas densidades que puede alcanzar, unido a sus hábitos de alimentación en superficie (Jacob et al., 2013), convierten al topillo campesino en una especie presa muy común en aquellas áreas donde está presente, tanto para depredadores aéreos (cernícalos, ratoneros, milanos, elanios o lechuzas, entre otros), en los que puede llegar a representar la mayor parte de su dieta (Paz et al., 2013), como para numerosos depredadores terrestres (comadrejas, turones, zorros o gatos entre otros) (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007). En España la especie se se encontraba restringida a las zonas montañosas de la mitad norte de la Península Ibérica hasta la segunda mitad del siglo XX, siendo los conflictos con agricultores y ganaderos prácticamente inexistentes (Luque-Larena et al., 2013, Capítulo 1), aunque hay referencias a problemas locales causados por otras especies de topillos desde hace siglos (D.L.M., 1806; Lafuente y Poyanos, 1807; Diaz, 1879; Avellán, 1899). Pero al final de la década de los 70 la especie aumentó su área de distribución, pasando a colonizar la mayor parte de las llanuras agrícolas de Castilla y León, unos 50000 km2, en menos de 30 años (Luque-Larena et al., 2013, Capítulo 1). Desde su llegada a las llanuras agrícolas castellanoleonesas la especie pasó a ser considerada una plaga, pues las explosiones demográficas que empezó a producir en áreas agrícolas causaron importantes daños en agricultura a nivel regional (Jacob and Tkadlec, 2010; Luque-Larena et al., 2013, Capítulo 1). Para reducir los daños causados en agricultura por las plagas de topillo, desde el inicio de la década de 1980, se han empleado principalmente campañas de control químico (Luque-Larena et al., 2013, Capítulo 1), basadas en el uso de rodenticidas anticoagulantes, aunque también se han empleado otras medidas como retirar la vegetación en reservorios potenciales de topillos (p.ej. lindes, arroyos,¿), mecánicamente o mediante quemas, o labrar las parcelas en otoño. Desgraciadamente estas medidas de control han tenido un impacto negativo en el medio ambiente (envenenamiento de especies no diana y de depredadores, efectos potenciales de las quemas o limpiezas de lindes sobre otras especies,¿) (Vidal et al., 2009; ASAJA, 2012; Sánchez-Barbudo et al., 2012; Luque-Larena et al., 2013, Capítulo 1). A los problemas agrícolas y medioambientales causados por las plagas de topillo campesino y su control hay que sumar el papel que pueden tener en la transmisión de distintas enfermedades (Gonzalez-Esteban and Villate, 2007), en particular la tularemia (Vidal et al., 2009; García San Miguel et al., 2013). Como ejemplo durante la última gran plaga de topillo campesino en 2007 el uso generalizado de rodenticidas, incluyendo la distribución en superficie, en las grandes extensiones de terreno afectadas por la plaga, causo importantes daños ambientales e incluso pudo contribuir a la difusión de la tularemia, por lo que fue objeto de críticas desde el ámbito científico (Olea et al., 2009; Delibes-Mateos et al., 2011; Jubete, 2011; Ferreira and Delibes-Mateos, 2012). Esta situación estimuló el desarrollo de varios proyectos de investigación encaminados a aportar información para ayudar a resolver este conflicto, mejorando la gestión de plagas de topillos, en cuyo seno se ha desarrollado esta tesis doctoral. Contenido de la investigación: En la Península Ibérica el topillo campesino se encontraba restringido originalmente a las áreas montañosas de la mitad norte, pero a finales de los 1970s la especie empezó un proceso de expansión que le llevaría a colonizar totalmente Castilla y León en poco más de 20 años (Capítulo 1). Está rápida expansión no parece estar ligada a las tendencias climáticas observadas durante el periodo de estudio (1962-2002). Algunas tendencias podrían haber favorecido la expansión (incremento de temperatura invernal; Capítulo 2), mientras que otras no (reducción en precipitación invernal y estival, incremento de temperatura estival; Capítulo 2). Por otra parte los cambios en usos del suelo durante el mismo periodo fueron profundos y probablemente favorecieron la expansión del topillo, especialmente el incremento en la superficie de cultivos irrigados y alfalfas, y posiblemente también la reducción de ganado criado en extensivo y la homogeneización del medio agrario (Capítulo 2). Con su llegada a las llanuras agrícolas de Castilla y León la especie empezó a exhibir explosiones demográficas de gran amplitud, con una periodicidad aparente de 5 años (Capítulo 1). Estas explosiones demográficas han causado importantes daños en agricultura y problemas sanitarios, llevándose a cabo campañas para su control basadas en el uso de veneno. Debido a los daños que la especie produce en la agricultura, así como por los costes que las campañas de control generan, poder predecir cuándo y dónde se va a producir una plaga de topillo campesino permitiría una actuación temprana con los beneficios que esto conlleva. En la Península Ibérica las plagas de topillo ocurren en años con mayor crecimiento vegetativo del normal en verano (medido mediante el índice NDVI), y dado que el crecimiento vegetativo está muy relacionado con la climatología se evaluó si sería posible predecir plagas de topillo campesino mediante variables climáticas. El modelo más simple para la predicción de plagas de topillos (a nivel regional) está basado en la precipitación primaveral superior a la media (esta variable está también incluida en los modelos más complejos). La capacidad de predecir una plaga de topillo campesino es muy positiva, pero el conseguir esa predicción al final de la primavera podría limitar la efectividad de las medidas a tomar (Capítulo 3). Conseguir una predicción más temprana sería probablemente más útil, pero para ello se necesita más investigación. Un conocimiento más preciso de las fluctuaciones demográficas del topillo campesino también podría ayudar a la prevención temprana de las plagas producidas por la especie a nivel más local, así como a una aplicación de medidas de control con menos efectos negativos sobre el entorno. Para monitorizar poblaciones de roedores a gran escala lo eficiente es emplear índices indirectos de abundancia. Al inicio de esta tesis no existía ningún índice que se hubiera validado científicamente en España, por lo que se decidió realizar esta validación para ratificar su utilización para medir la abundancia de topillo campesino en medios agrarios castellanoleoneses. El resultado fue el índice PSpS (Presence of Signs per Square), que mediante la medida de presencia/ausencia de distintos indicios de actividad del topillo campesino (pastoreo y excrementos), permite medir de forma fiable la abundancia de topillo campesino a densidades medias-bajas (hasta los 70-100 topillos/ha, Capítulo 4a). Estas densidades se encuentran dentro del rango en el que se ha considerado en ciertos trabajos técnicos que se debería iniciar tratamiento (50 topillos/ha en invierno; Arenaz, 2006). Durante la elaboración de la tesis, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente publicó un índice indirecto (índice MI), recomendado para evaluar la abundancia del topillo campesino. Realizamos un estudio específico para compararlo con el índice PSpS desarrollado en esta tesis, comprobando que ambos estaban muy relacionados entre sí, pero que las estimas de densidad producidas a bajas abundancias de topillo campesino eran mucho mayores (unas 14 veces más) con el índice MI que con PSpS (Capítulo 4.2). Esto indica que el índice MI, tal y como se ha planteado, no sería adecuado para monitorizar al topillo campesino en condiciones de baja densidad, pudiendo su uso llevar a realizar campañas de control de las poblaciones de topillo campesino innecesarias por sobreestimación de densidad. Las campañas de control químico, habitualmente utilizadas para controlar al topillo campesino, tienen un alto coste y pueden causar importantes daños al medio ambiente. Debido a los daños colaterales que pueden causar hay una tendencia global a disminuir la dependencia del control químico en la gestión de plagas de roedores, especialmente en Europa, donde el número de sustancias aprobadas para protección de cultivos tiende a reducirse (European Parliament and of the Council, 2006). Teniendo esto en cuenta, es recomendable estudiar la viabilidad de otras medidas de control del topillo campesino, como por ejemplo maneras de aumentarla densidad local de depredadores aéreos (Haim et al., 2007; Paz et al., 2013). En el último capítulo de esta tesis estudiamos la eficacia de incrementar las poblaciones de depredadores aéreos mediante la instalación de cajas nido para disminuir las abundancias de topillos, midiendo la abundancia de topillo campesino alrededor de dichas cajas nido usando índices indirectos basados en PSpS. Pudimos observar que la abundancia de topillo campesino cerca de cajas nido ocupadas era menor que lejos de las mismas (Capítulo 5), apoyando que suplementar cajas nido en áreas con escasez de lugares de nidificación puede actuar como control biológico de las poblaciones de topillo campesino a nivel local , siendo por lo tanto una pieza valiosa en cualquier estrategia de control integrado de plagas de topillo campesino en medios agrícolas que permitiría reducir el uso de rodenticidas. Conclusiones: 1. A finales de la década de los 70 el topillo campesino aumentó su área de distribución en la Península Ibérica, colonizando las planicies agrarias de Castilla y León (cerca de 50000 km2) en menos de 30 años. Desde su llegada a los paisajes agrarios, las nuevas poblaciones de la especie empezaron a producir explosiones demográficas periódicas, plagas a nivel regional, aproximadamente cada 5 años, ajustándose de forma estadísticamente significativa a un patrón cíclico. 2. Las plagas de topillo campesino en Castilla y León están asociadas de forma crónica con el uso de veneno (en especial rodenticidas anticoagulantes) para combatirlas y con la aparición de brotes de tularemia en humanos (esto último desde 1997 en adelante). 3. Los cambios observados en la evolución del clima entre 1962 y 2002 (antes y durante la expansión geográfica del topillo campesino) parecen insuficientes para explicar la expansión del área de distribución. En general, las variaciones climáticas estuvieron poco correlacionadas con la expansión, aunque no se descarta una influencia sinérgica con otros factores. 4. Los cambios en el uso del suelo a nivel agrario en Castilla y León entre 1962-2002 fueron profundos y algunos estuvieron fuertemente correlacionados con la expansión del topillo campesino, especialmente el incremento en la superficie ocupada por cultivos de regadío y cultivos forrajeros (cultivos verdes), en particular la alfalfa, un hábitat agrícola óptimo para la especie, así como con la reducción o estabulación de la cabaña ganadera en el área de distribución original. Esta asociación temporal entre expansión de poblaciones de topillo e incremento de cultivos verdes fue consistente a varias escales espaciales (regional, provincial y comarcal). 5. A nivel regional (Castilla y León) las plagas de topillo campesino coinciden con años que presentan una precipitación primaveral superior a la media y por tanto un mayor crecimiento vegetativo estival (evaluado mediante NDVI). La probabilidad de aparición de una plaga a escala regional aumenta en años con primaveras más lluviosas de lo habitual, veranos con temperaturas relativamente bajas y tras inviernos con temperaturas relativamente altas. En cambio, el otoño previo a un año de plaga estaba caracterizado por una producción vegetal relativamente baja. 6. Se ha evaluado la utilidad potencial de un índice indirecto sencillo, barato y fiable para mejorar la monitorización del topillo campesino en grandes extensiones de terreno. El índice PSpS (Presence of Signs per Square) presentado en esta tesis reúne esas condiciones, siendo muy adecuado para monitorizar la abundancia de topillos en densidades medias y bajas (hasta unos 70-100 topillos/ha). Este índice está bien correlacionado con el índice propuesto por el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, pero demuestra ser más preciso ya que no sobreestima la abundancia en situaciones de baja densidad. 7. Utilizando un índice basado en PSpS como herramienta para estimar la abundancia de topillo campesino en áreas experimentales donde se han instalado cajas-nido para cernícalos vulgares y lechuzas comunes, hemos comprobado que la abundancia de topillos cerca de cajas nido ocupadas por estas rapaces (<180 m) era menor que lejos de ellas (¿ 180<540 m, ¿540 m) , lo que índica que colocar cajas nido para depredadores aéreos en áreas con pocos lugares naturales de nidificación puede ser una herramienta adecuada para el control biológico del topillo campesino a escala local. 8. Los profundos cambios en la agricultura que experimentó España durante la segunda mitad del siglo XX, mejoraron el rendimiento de las cosechas y redujeron al mismo tiempo la necesidad de mano de obra. Sin embargo también produjeron una serie de cambios ecológicos que facilitaron la colonización de las llanuras agrícolas de Castilla y León por parte del topillo campesino, creando la paradoja de que un sistema diseñado para maximizar el beneficio del agricultor al mismo tiempo favorece a una plaga que ocasionalmente puede perjudicarle de forma importante. El topillo campesino continuará siendo parte de los hábitats agrícolas de Castilla y León mientras las condiciones que le favorecen persistan, por lo tanto el impacto del topillo campesino debería ser tenido en cuenta en la planificación del manejo de los hábitats y paisajes agrícolas de Castilla y León
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