9 research outputs found

    Prevención y tratamiento de la osteoporosis

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    La prevención de la osteoporosis tiene por objetivo mantener una masa y una calidad óseas adecuadas para evitar la aparición de fracturas. Para ello deben aconsejarse las medidas habituales de salud: evitar el tabaco, consumo moderado de alcohol, realización de ejercicio físico regularmente y dieta completa y equilibrada, con ingesta suficiente de alimentos ricos en calcio para asegurar las necesidades mínimas diarias recomendadas. En algunas circunstancias puede estar indicado el uso de tratamiento farmacológico, que en España se limita a la utilización de raloxifeno o risedronato, que son los dos únicos fármacos con indicación en la prevención de la osteoporosis posmenopáusica. El tratamiento de la osteoporosis posmenopáusica debe indicarse en todas aquellas mujeres con un índice T (desviación estándar de la densidad mineral ósea (DMO) en relación a individuos jóvenes de su mismo sexo) inferior a -2,5. En la actualidad se considera que las mujeres posmenopáusicas con una índice T entre -1 y -2,5 con un antecedente de fractura por fragilidad (principalmente fractura de tercio distal de antebrazo, fractura vertebral o fractura de tercio proximal de fémur) u otro factor de riesgo de fractura significativo deben considerarse osteoporóticas y, por tanto, son también tributarias de tratamiento. Asimismo, las mujeres con DMO normal pero que presentan una fractura por fragilidad también deben ser tratadas. El tratamiento de la osteoporosis tiene dos vertientes. El tratamiento no farmacológico consiste en consejos sobre el estilo de vida para fomentar aquellos hábitos que favorecen el incremento o mantenimiento de la DMO (ingesta adecuada de calcio en el contexto de una dieta equilibrada, evitar el tabaco, evitar el alcohol en cantidades excesivas) y de la función muscular (ejercicio físico). Son también importantes las medidas destinadas a evitar las caídas, con especial atención a la adecuación del domicilio y la corrección de aquellos trastornos, enfermedades o tratamientos que las favorecen. En los últimos 10 años hemos asistido a un incremento significativo de los fármacos disponibles para el tratamiento de la osteoporosis, añadiéndose a los clásicos calcitonina y etidronato, el alendronato, el risedronato, el raloxifeno, la teriparatida y el ranelato de estroncio, y estando pendiente de iniciar su comercialización, el ibandronato. Todos ellos han demostrado su eficacia en producir incrementos de la DMO tanto en columna lumbar como en fémur proximal, y en reducir la incidencia de fracturas vertebrales, aunque sólo el alendronato, el risedronato, la teriparatida y el ranelato de estroncio han demostrado eficacia en la reducción de la incidencia de fracturas no vertebrales. Junto a estos tratamientos, se aconseja la administración de calcio y vitamina D para completar los requerimientos mínimos diarios (alrededor de 1000-1500 mg de calcio y 400-800 UI de vitamina D, al día). Aunque menos frecuente que la osteoporosis posmenopáusica, la osteoporosis del varón es una situación clínica habitual que presenta retos diagnósticos y terapéuticos diferenciales. En el momento actual, no existen tratamientos autorizados para su uso en la osteoporosis del varón, si bien la literatura demuestra que el efecto sobre la DMO de los diferentes fármacos es similar a la observada en mujeres posmenopáusicas.Risedronato es el único fármaco autorizado en España para el tratamiento de la osteoporosis por glucocorticoides, aunque existen ensayos clínicos con el resto de fármacos que demuestran su eficacia en la prevención de la pérdida de DMO asociada al uso de los corticoides

    The incidence of clinical fractures in adults aged 50 years and older in Spain

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    Objective. The aim of this study was to quantify the incidence of all clinical fractures, including traumatic and fragility fractures, in patients aged 50 years and older, and to describe their distribution by fracture location, sex and age. Methods. The incidence of clinical fractures at 10 hospitals in Catalonia, with a reference population of 3 155 000 inhabitants, was studied. For 1 week, from 30 May to 5 June 2016, we reviewed the discharge reports of the Traumatology section of the Emergency Department to identify all fractures diagnosed in patients ≥50 years of age. As a validation technique, data collection was carried out for 1 year at one of the centres, from 1 December 2015 to 30 November 2016. The fracture incidence, including the 95% CI, was estimated for the entire sample and grouped by fracture type, location, sex and age. Results. A total of 283 fractures were identified. Seventy per cent were in women, with a mean age of 72 years. The overall fracture incidence was 11.28 per 1000 person-years (95% CI: 11.10, 11.46), with an incidence of traumatic and fragility fractures of 4.15 (95% CI: 4.04, 4.26) and 7.13 per 1000 person-years (95% CI: 6.99, 7.28), respectively. The incidence of fractures observed in the validation sample coincided with that estimated for the whole of Catalonia. The most common fragility fractures were of the hip, forearm, humerus and vertebrae. Conclusion. The results of this study are the first to estimate the incidence of clinical fragility fractures in Spain, grouped by location, age and sex

    Prediction of absolute risk of fragility fracture at 10 years in a Spanish population: validation of the WHO FRAX ™ tool in Spain

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    <p>Abstract</p> <p>Background</p> <p>Age-related bone loss is asymptomatic, and the morbidity of osteoporosis is secondary to the fractures that occur. Common sites of fracture include the spine, hip, forearm and proximal humerus. Fractures at the hip incur the greatest morbidity and mortality and give rise to the highest direct costs for health services. Their incidence increases exponentially with age.</p> <p>Independently changes in population demography, the age - and sex- specific incidence of osteoporotic fractures appears to be increasing in developing and developed countries. This could mean more than double the expected burden of osteoporotic fractures in the next 50 years.</p> <p>Methods/Design</p> <p>To assess the predictive power of the WHO FRAX™ tool to identify the subjects with the highest absolute risk of fragility fracture at 10 years in a Spanish population, a predictive validation study of the tool will be carried out. For this purpose, the participants recruited by 1999 will be assessed. These were referred to scan-DXA Department from primary healthcare centres, non hospital and hospital consultations. Study population: Patients attended in the national health services integrated into a FRIDEX cohort with at least one Dual-energy X-ray absorptiometry (DXA) measurement and one extensive questionnaire related to fracture risk factors. Measurements: At baseline bone mineral density measurement using DXA, clinical fracture risk factors questionnaire, dietary calcium intake assessment, history of previous fractures, and related drugs. Follow up by telephone interview to know fragility fractures in the 10 years with verification in electronic medical records and also to know the number of falls in the last year. The absolute risk of fracture will be estimated using the FRAX™ tool from the official web site.</p> <p>Discussion</p> <p>Since more than 10 years ago numerous publications have recognised the importance of other risk factors for new osteoporotic fractures in addition to low BMD. The extension of a method for calculating the risk (probability) of fractures using the FRAX™ tool is foreseeable in Spain and this would justify a study such as this to allow the necessary adjustments in calibration of the parameters included in the logarithmic formula constituted by FRAX™.</p

    Prevención y tratamiento de la osteoporosis

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    La prevención de la osteoporosis tiene por objetivo mantener una masa y una calidad óseas adecuadas para evitar la aparición de fracturas. Para ello deben aconsejarse las medidas habituales de salud: evitar el tabaco, consumo moderado de alcohol, realización de ejercicio físico regularmente y dieta completa y equilibrada, con ingesta suficiente de alimentos ricos en calcio para asegurar las necesidades mínimas diarias recomendadas. En algunas circunstancias puede estar indicado el uso de tratamiento farmacológico, que en España se limita a la utilización de raloxifeno o risedronato, que son los dos únicos fármacos con indicación en la prevención de la osteoporosis posmenopáusica. El tratamiento de la osteoporosis posmenopáusica debe indicarse en todas aquellas mujeres con un índice T (desviación estándar de la densidad mineral ósea (DMO) en relación a individuos jóvenes de su mismo sexo) inferior a -2,5. En la actualidad se considera que las mujeres posmenopáusicas con una índice T entre -1 y -2,5 con un antecedente de fractura por fragilidad (principalmente fractura de tercio distal de antebrazo, fractura vertebral o fractura de tercio proximal de fémur) u otro factor de riesgo de fractura significativo deben considerarse osteoporóticas y, por tanto, son también tributarias de tratamiento. Asimismo, las mujeres con DMO normal pero que presentan una fractura por fragilidad también deben ser tratadas. El tratamiento de la osteoporosis tiene dos vertientes. El tratamiento no farmacológico consiste en consejos sobre el estilo de vida para fomentar aquellos hábitos que favorecen el incremento o mantenimiento de la DMO (ingesta adecuada de calcio en el contexto de una dieta equilibrada, evitar el tabaco, evitar el alcohol en cantidades excesivas) y de la función muscular (ejercicio físico). Son también importantes las medidas destinadas a evitar las caídas, con especial atención a la adecuación del domicilio y la corrección de aquellos trastornos, enfermedades o tratamientos que las favorecen. En los últimos 10 años hemos asistido a un incremento significativo de los fármacos disponibles para el tratamiento de la osteoporosis, añadiéndose a los clásicos calcitonina y etidronato, el alendronato, el risedronato, el raloxifeno, la teriparatida y el ranelato de estroncio, y estando pendiente de iniciar su comercialización, el ibandronato. Todos ellos han demostrado su eficacia en producir incrementos de la DMO tanto en columna lumbar como en fémur proximal, y en reducir la incidencia de fracturas vertebrales, aunque sólo el alendronato, el risedronato, la teriparatida y el ranelato de estroncio han demostrado eficacia en la reducción de la incidencia de fracturas no vertebrales. Junto a estos tratamientos, se aconseja la administración de calcio y vitamina D para completar los requerimientos mínimos diarios (alrededor de 1000-1500 mg de calcio y 400-800 UI de vitamina D, al día). Aunque menos frecuente que la osteoporosis posmenopáusica, la osteoporosis del varón es una situación clínica habitual que presenta retos diagnósticos y terapéuticos diferenciales. En el momento actual, no existen tratamientos autorizados para su uso en la osteoporosis del varón, si bien la literatura demuestra que el efecto sobre la DMO de los diferentes fármacos es similar a la observada en mujeres posmenopáusicas.Risedronato es el único fármaco autorizado en España para el tratamiento de la osteoporosis por glucocorticoides, aunque existen ensayos clínicos con el resto de fármacos que demuestran su eficacia en la prevención de la pérdida de DMO asociada al uso de los corticoides

    Nuevas aportaciones al conocimiento acerca de la utilización clínica de la densitometría ósea

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    Revisión de los factores que intervienen en la interpretación de la densitometría ósea (aparato, regiones de interés, información aportada por la técnica, curvas de referencia de normalidad poblacional) y su indicación (criterios de indicación de densitometría de diferentes organismos). Se relacionan 5 estudios con las aportaciones en relación a la interpretación de la densitometría y su indicación.En el primer estudio se evalúa la importancia de la curva de normalidad de referencia para la clasificación de personas y grupos poblacionales, comparándose, en cuello de fémur, la curva de normalidad española y la propuesta por el estudio americano NHANES III. No se observan diferencias apreciables en la clasificación de individuos, pero sí en la identificación de grupos poblacionales.En el segundo estudio se evalúa la necesidad de realizar una densitometría ósea en mujeres posmenopáusicas con una fractura vertebral clínica. Se observa que tres cuartas partes de las mujeres con fractura vertebral clínica tienen osteoporosis, y casi todo el resto tiene osteopneia. Se concluye que en este grupo de pacientes podría obviarse la realización de una densitometría ósea con fines diagnósticos en caso de dificultad de acceso a la técnica.El tercer y cuarto estudios estudian la frecuencia con que debería indicarse una densitometría ósea en consultas extrahospitalarias de Reumatología y en consultas de Atención Primaria, respectivamente, utilizando diferentes criterios. Se concluye que en ambos casos la proporción de individuos con indicación de densitometría ósea varía de forma importante según el criterio utilizado para su indicación.En el último estudio se evalúa la proporción de varones con artritis reumatoide que tienen osteoporosis según los criterios de la Organizaciçon Mundial de la Salud (aplicando a varones los criterios propuestos para mujeres posmenopáusicas) y de la International Society for Clinical Densitometry. Se concluye que la prevalencia de osteoporosis es inferior a la observada en mujeres con artritis reumatoide, sin que haya diferencias importantes entre los dos criterios utilizados

    Usefulness of bone densitometry in postmenopausal women with clinically diagnosed vertebral fractures.

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    Objective: To analyse whether bone mineral density (BMD) assessment is required in postmenopausal women presenting with low trauma vertebral fracture. Methods: Women with vertebral fracture diagnosed over a 10 year period were recruited from our database. The following were excluded: (a) patients with high energy trauma; (b) patients with malignancies; (c) patients with a metabolic bone disease other than osteoporosis. All postmenopausal women were included in whom BMD had been evaluated at both the lumbar spine and femoral neck by dual energy x ray absorptiometry during the six months after the diagnosis. Patients with a potential cause of osteoporosis other than age and menopause were not considered. A total of 215 patients were identified. Results: The mean (SD) age of the patients was 65.9 (6.9) years. BMD at the lumbar spine was 0.725 (0.128) g/cm2 and the T score was ¿2.94 (1.22); BMD at the femoral neck was 0.598 (0.095) g/cm2 and the T score was ¿2.22 (0.89). The BMD of the patients was significantly lower than that of the general population at both the lumbar spine and femoral neck. When the lowest value of the two analysed zones was considered, six patients (3%) showed a normal BMD, 51 (23.5%) osteopenia, and 158 (73.5%) osteoporosis. The prevalence of osteoporosis at the femoral neck increased with age; it was 25% in patients under 60, 35% in patients aged 60¿70, and 60% in patients over 70. Conclusion: These results indicate that bone densitometry is not required in postmenopausal women with clinically diagnosed vertebral fractures if it is performed only to confirm the existence of a low BMD
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