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Tamara Kamenszain folio
A folio of bilingual poetry, entitled Men and Women Alone ( Solos Y Solas ), by Tamara Kamenszain, appearing in the Spanish original and in the English translation by Cecilia Rossi
Los alcances de la palabra “judío”
Después de 50 años –toda una vida– volví a Jerusalem invitada por la Universidad Hebrea para participar, en marzo de 2017, de un coloquio sobre Alejandra Pizarnik. Me aliviaba la idea de encaminarme hacia ese país, al que por diferentes razones durante esos largos años quise y no quise volver, de la mano de una escritora que provisoriamente voy a llamar “asimilada”. Este término que hoy, globalización mediante, suena por lo menos anacrónico, me sirve en principio para aludir, en su acepción m..
La novela de la poesía : Poesía reunida
Tabla de contenidos: De este lado del Mediterráneo. Poemas inéditos. Los no. La casa grande. Vida de living. Tango bar. El ghetto. Solos y solas. El eco de mi madre. La novela de la poesía
O que um cisne
Mientras el blanco inmaculado del cisne de Darío señala, según Saúl Yurkievich, un “acuerdo pánico entre lo celeste y lo terrestre” (hay pánico, es cierto, pero también hay acuerdo) el de Delmira Agustini ya arrastra, enrojecido, la estela de un desacuerdo subjetivo que sangra por la herida. Cincuenta años más tarde, en la poesía argentina de fin de siglo, se irán tendiendo otras líneas de flotación. El cisne perlongheriano, manchado, embarrado (“un cisne de alas manchadas interroga a la estela” dice Perlongher) se termina hundiendo en ese lago que el poeta llama “estanque final”. Pizarnik, por su parte, monta sobre la superficie mítica del lago un tablado escénico. Porque en Los poseídos entre lilas y en La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa, esas inclasificables prosas que la poeta escribió en la última etapa de su corta vida (años 70 y 71), el formato privilegiado es el teatro. Hay diálogos, personajes y también indicaciones imposibles para una puesta en escena (pide por ejemplo “en la pared, junto a la puerta, un cuadro dado vuelta como un hombre orinando en un parque”) Es un teatro caprichosamente lírico, cuyos personajes, lejos de cobrar independencia, son la prolongación agónica de ese narrador femenino que Pizarnik bautiza laloc (escrito todo junto). Laloc, entonces, podría abreviar a una tal laloca pero también refiere (en una nota al pie) a “la locutora”, ese reservorio de voces insistentes que a veces se encarna en un “pájaro loco” y otras en un loro (“soy un periquito que perora para Pizarnik”)