30 research outputs found

    Anomalies cerebrals que afecten l'aprenentatge

    Get PDF
    Un equip d'investigadors de l'Institut de Neurociències de la UAB ha estudiat, en rates, les repercursions de la lesió d'una zona del tronc de l'encèfal en la capacitat d'adaptació a noves demandes cognitives. Els resultats de la recerca poden permetre, en el futur, dissenyar estratègies per reduir certes alteracions de l'aprenentatge.Un equipo de investigadores del Instituto de Neurociencias de la UAB ha estudiado, en ratas, las repercusiones de la lesión de una zona del tronco del encéfalo en la capacidad de adaptación a nuevas demandas cognitivas. Los resultados de la investigación pueden permitir, en el futuro, diseñar estrategias para reducir ciertas alteraciones del aprendizaje.A research group of the UAB Institute of Neurosciencie have studied, in rats, the consequences of the injury of a brainstem zone in the capacity of adaptation to new cognitive demands. The outputs obtained may help to design future strategis to reduce certain alterations of learning

    La Citicolina y el ejercicio físico revierten el déficit en la memoria de reconocimiento de objetos en ratas con daño cerebral traumático

    Get PDF
    El daño cerebral traumático (TBI) es una de las principales causas de discapacidad a largo plazo de origen neurológico, especialmente entre la población joven. El TBI puede inducir déficits cognitivos, además de alteraciones motoras y sensoriales. El principal objetivo del presente trabajo es estudiar si dos tratamientos diferentes, la citicolina (difosfato de citidina de colina) y el ejercicio físico voluntario, que parecen tener efectos neuroprotectores y neurorreparadores, pueden reducir los déficits en la memoria de reconocimiento de objetos inducidos por impacto cortical controlado (CCI), un modelo animal de TBI, y si la combinación de ambos tratamientos tiene un mayor efecto que cada tratamiento por separado. Se utilizaron un total de 89 ratas albinas macho de la cepa Sprague-Dawley, a las que se intervino quirúrgicamente para generar una lesión por CCI, o una lesión falsa (operación sham). Las ratas recibieron una inyección i.p. de citicolina (200 mg/kg) o de vehículo durante 5 días consecutivos. La primera administración tuvo lugar 4 horas después de la operación. Después de la última administración de citicolina o vehículo, los animales fueron asignados a los grupos de ejercicio o sedentarios. Las ratas de los grupos con ejercicio tuvieron libre acceso a una rueda de actividad durante 19 días antes de las pruebas de memoria a 3 horas y a 24 horas de la tarea de reconocimiento de objetos. Tras los procedimientos conductuales y con el fin de evaluar el tamaño de la lesión, los cerebros fueron procesados para la tinción con violeta de cresilo. Para estudiar la proliferación y la neurogénesis en el giro dentado del hipocampo, se realizaron pruebas inmunohistoquímicas de bromodeoxiuridina (BrdU) y de doblecortina (DCX). El TBI deterioró la memoria de reconocimiento de objetos a 3 y 24 horas. La citicolina revirtió el déficit de memoria a 3 horas, pero no a 24 horas. En cambio, el ejercicio físico revirtió el déficit de memoria a 24 horas pero no a 3 horas. Este efecto sólo fue observado en ratas tratadas con vehículo pero no en ratas que recibieron inyecciones de citicolina. El análisis macroscópico del tejido cerebral mostró que el ejercicio físico, pero no la citicolina, redujo el efecto del CCI en el tejido cerebral. Específicamente, redujo la pérdida de tejido hipocampal y la expansión de los ventrículos, pero sólo en los animales que no recibieron citicolina. Cuando estudiamos el efecto de los tratamientos en la proliferación celular (células BrdU+) y en la neurogénesis (células con doble marcaje BrdU+/DCX+), encontramos que las ratas lesionadas que recibieron el tratamiento de ejercicio físico mostraron un incremento en el número de células BrdU+ y BrdU+/DCX+ en ambos hemisferios cerebrales. La citicolina no tuvo ningún efecto ni en la proliferación ni en la neurogénesis, y bloqueó los efectos del ejercicio. Los resultados ponen de manifiesto diferencias en los efectos cognitivos de la citicolina y el ejercicio físico. La citicolina actúa sobre procesos de memoria a más corto plazo, que parecen ser independientes de la neurogénesis en el hipocampo, y el ejercicio actúa sobre procesos de memoria a largo plazo, que parecen estar relacionados con la neurogénesis en el hipocampo. Aunque sólo hemos encontrado efectos neuroreparadores del ejercicio físico, el hecho de que la citicolina facilitó la retención a 3 horas sugiere que esta sustancia podría ejercer etsos efectos beneficiosos en otras regiones relacionadas con la memoria de reconocimiento de objetos. No obstante, es importante destacar que la citicolina parece interactuar negativamente con el ejercicio, y esto debería tenerse en cuenta en los tratamientos clínicos. Son necesarios más estudios para intentar establecer pautas de administración conjunta de ambos tratamientos que permitan obtener mayores beneficios que cuando se utilizan estos tratamientos por separado

    Q-Coh : A tool to assess the methodological quality of cohort studies

    Get PDF
    Durante décadas ha habido una necesidad de revisiones de la literatura que resuma el conocimiento que produce la comunidad científica. Inicialmente, expertos en las correspondientes áreas de conocimiento recopilaban y resumían los estudios publicados sobre ciertos temas siguiendo métodos más bien subjetivos y opacos. Eran las llamadas revisiones narrativas. Sin embargo, la necesidad de una metodología más objetiva y transparente dio lugar a revisiones sistemáticas y meta-análisis, que pusieron al alcance de clínicos, investigadores, políticos y pacientes estudios que sintetizan un número de manuscritos inmanejable y exponencialmente creciente, relacionando enormes cantidades de información con la identificación de intervenciones beneficiosas y dañinas. Sin embargo, estas metodologías aún tienen algunas limitaciones, como es el caso de la calidad de los estudios primarios que son revisados. Pese a que la inclusión de ensayos clínicos aleatorizados en revisiones sistemáticas está ampliamente aceptada, la inclusión de estudios observacionales (en los que el investigador no interviene en la asignación del valor de la variable de exposición) aún es objeto de debate. Sin embargo, gran parte del conocimiento clínico y de salud se obtiene a partir de estudios observacionales. Un motivo dado habitualmente es que los estudios observacionales, en gran medida debido a la ausencia de un procedimiento de asignación aleatoria, son más susceptibles de estar sesgados. Es cierto que los ensayos clínicos aleatorizados son menos susceptibles al sesgo, pero es difícil justificar que la evidencia aportada por estudios observacionales de alta calidad es menos válida que la 'evidencia' aportada por ensayos clínicos aleatorizados de baja calidad únicamente en base a la etiqueta de su diseño. Por lo tanto, es de gran importancia ser capaces de valorar la calidad de estudios observacionales de manera válida y fiable. Tal y como se muestra en esta tesis doctoral, a día de hoy se han publicado docenas de herramientas de evaluación de calidad para estudios observacionales, pero muy pocas cumplen los criterios que se esperarían de un instrumento de medida, especialmente cuando se trata de estudios de cohortes. Una vez confirmado este vacío se desarrolló una nueva herramienta de evaluación de calidad para estudios de cohortes siguiendo los criterios de desarrollo establecidos por la American Psychological Association, el National Council on Measurement in Education y la American Educational Research Association: se definieron claramente el propósito del test y el constructo a medir, se describieron las especificaciones del test, se desarrollaron, probaron y evaluaron los ítems, y finalmente se integró todo en una hoja de cálculo interactiva. Para medir las propiedades psicométricas de esta nueva herramienta de evaluación de la calidad, que se denominó 'Q-Coh', fue aplicada por tres evaluadores a 21 estudios de cohortes de diversas temáticas y diversos niveles de calidad. Además, pese a que no hay ningún gold standard para la calidad metodológica, se analizó la validez de la herramienta Q-Coh usando diferentes estrategias. Los resultados muestran que la proporción de acuerdo entre pares de evaluadores fue superior al 80% en todos los casos, con valores de kappa no sólo buenas a muy buenas, sino también estadísticamente significativas en la mayoría de las inferencias. Esto es muy positivo, especialmente considerando las dificultades existentes en el desarrollo de una herramienta de evaluación de la calidad con índices de fiabilidad aceptables. También los resultados referidos a la validez de Q-Coh apuntan en la buena dirección. Las revisiones de la literatura llevan décadas evolucionando y, a medida que su relevancia aumentaba, también lo hizo la necesidad de procedimientos más objetivos, precisos y fiables. En este contexto de constante mejora, Q-Coh trata de ayudar a llenar un importante vacío aportando su granito de arena.For decades there has been a need for reviews of the literature to summarize the knowledge that the scientific community produces. Initially, experts in the correspondent areas collected and summarized the published studies on certain topics following rather subjective and opaque methods. These were the so-called narrative reviews. However, the need for a more objective and transparent methodology gave rise to systematic reviews and meta-analysis, which provided clinicians, researchers, policy-makers, and patients with a synthesis of an unmanageable and exponentially increasing number of manuscripts by linking and correlating huge amounts of information with identification of beneficial or harmful interventions. However, these methodologies still have some limitations to overcome, as is the case of the quality of the primary studies that are reviewed. Although the inclusion of experiments in systematic reviews is well established, the inclusion of observational studies is still under debate. However, much of clinical and public health knowledge is provided by observational studies, and the area of psychology is not an exception. A usual reason given for this is that observational studies, mainly because of their lack of randomized allocation procedure, are more susceptible to bias. It is true that randomized controlled studies are less prone to bias, but it is difficult to justify that evidence given by high quality observational studies is more valid than 'evidence' given by low quality randomized controlled trials only because of their design label. Therefore, it is of high importance to be able to validly and reliably assess the quality of observational studies. As shown in this doctoral thesis, dozens of quality assessment tools for observational studies have been developed so far, but very few meet the criteria that should be expected from an assessment instrument, especially when cohort studies are on focus. Once this gap was confirmed, a new quality assessment tool for cohort studies was developed following the standardized development criteria established by the American Psychological Association, the National Council on Measurement in Education, and the American Educational Research Association: the purpose of the test and construct to be measured were clearly defined, the test specifications were delineated, items were developed, tested and evaluated, and finally the test was assembled into an interactive spreadsheet. In order to assess the psychometric properties of this new quality assessment tool, which was named 'Q-Coh', it was applied by three different raters to 21 cohort studies of diverse topics with a wide range of quality levels. Additionally, despite there is no gold standard for the methodological quality, the validity of the Q-Coh was also studied using different approaches. The results showed that the proportion of agreement between pairs of raters was over 80% in all cases, with not only good to very good kappa values, but also being statistically significant in most inferences. This is very positive, especially considering the existing difficulties in developing a quality assessment tool with acceptable reliability scores. Also regarding the QCoh's validity the results point to the good direction. Literature reviews have been evolving for decades, and as their relevance grew, so did the demands for more objective, precise, and reliable procedures. In this context of constant refinement, the Q-Coh tries to help filling an important gap contributing in its small way

    How the impact of stress changes with simultaneous administration of cocaine in rats?

    Get PDF
    La exposición al estrés aumenta la adquisición, mantenimiento y recaída de la adicción a las drogas, pero los efectos de la exposición concomitante a drogas y a estímulos estresantes severos no ha sido explorada. Nuestros estudios han sido realizados en ratas macho adultas Sprague-Dawley, distribuidas en 4 grupos en función de la inyección de cocaína y de la exposición a inmovilización (IMO). Los animales fueron inyectados con salino o con cocaína (30 mg/kg, ip) inmediatamente antes de 1 h de IMO. Los resultados indicaron que la exposición a la IMO indujo un incremento prolongado en los niveles plasmáticos de las hormonas del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA), corticosterona y hormona adrenocorticotrópica (ACTH), mientras que la cocaína únicamente incrementó la corticosterona pero con menor magnitud. La administración de cocaína disminuyó los niveles de ACTH (pero no de corticosterona) únicamente al finalizar la IMO, indicando la presencia de una leve sinergia negativa. Los efectos anorexígenos a largo plazo de la IMO se bloquearon parcialmente con la inyección de cocaína (sinergia negativa) la cual por ella misma también disminuía la ingesta de comida en los animales no estresados. Tanto la IMO como la cocaína redujeron la ganancia de peso corporal, aunque la disminución de peso corporal producida por la cocaína se demoró más en el tiempo y no se explicaba por los cambios en la ingesta de comida. Los efectos anhedónicos a largo plazo (medidos por la ingesta de soluciones de sacarina) no se afectaron por la administración de cocaína la cual por sí misma no tenía efecto. La exposición a la IMO indujo, veinticuatro horas después, un efecto ansiogénico en el laberinto elevado, que se acompañó por una disminución en la actividad locomotora. Aquí de nuevo la cocaína administrada simultáneamente con la IMO no modificó esta conducta. La conducta activa en el test de natación forzada (escape) no se afectó ni por la cocaína ni por la IMO, pero la IMO incrementó de forma modesta la natación suave en los animales no inyectados con cocaína. La IMO indujo también una sensibilización del eje HPA en respuesta a dos estímulos estresantes heterotípicos diferentes, mientras que los efectos de la cocaína sobre dicha sensibilización no fueron consistentes. La exposición a la IMO produjo también un efecto ansiogénico en el test de la respuesta acústica de sobresalto, efecto que se desvaneció después de veinticuatro horas, y la inyección de cocaína no modificó dicha conducta. Los animales administrados con cocaína en la primera exposición a la IMO no mostraron adaptación homotípica al estrés, al contrario de los animales solo expuestos a la IMO. El resultado principal de los estudios que utilizaron el c-fos como marcador de activación neuronal (ISH) indicaron que la cocaína bloqueó la activación inducida por la IMO en el accumbens, en el núcleo del lecho de la estría terminal y el dorsal del Rafe. Por otra parte, los estudios con RT-PCR mostraron que el incremento del factor liberador de la corticotropina (CRF) en la amígdala inducido tanto por la exposición a la cocaína como a la IMO (por separado) se bloqueó por la exposición simultánea a ambos estímulos. En general, la cocaína parece proteger más que exacerbar los efectos neurales, neuroendocrinos y conductuales de la exposición a un estímulo estresante severo, sugiriendo una sinergia negativa entre los dos estímulos.Exposure to stress increases the acquisition, maintenance and relapse of drug addiction, but the effects of concomitant exposure of drugs and acute severe stressors have not been explored. Our studies were conducted in adult male Sprague-Dawley rats, distributed into four groups in function of cocaine injection and exposure to immobilization (IMO). Animals were injected with saline or cocaine (30 mg/kg, ip) immediately before 1 h of IMO. Results indicated that exposure to IMO induced a prolonged increase in plasma ACTH and corticosterone levels, whereas cocaine only increased corticosterone with a less potent magnitude. Cocaine administration decreased ACTH levels (but not corticosterone) only at the end of IMO, reflecting a mild negative synergism. The long-term anorectic effects of IMO were partially blocked by cocaine injection (negative synergism) which itself also decreased food intake but only transiently and in non-stressed animals. Both IMO and cocaine reduced body-weight gain, although the decrease in weight gain induced by cocaine was delayed more in time and not explained by changes in food intake. The long-term anhedonic-like effects of IMO (measured by the intake of saccharine solutions) were not affected by cocaine administration that itself had no effect. Exposure to IMO induced, twenty-four hours later, an anxiogenic-like effect in the EPM test, accompanied by a decrease in motor activity. Here again cocaine was not able to modify this behaviour alone or concomitantly with IMO. The active behavior in the FST (struggling) was not affected neither by cocaine nor by IMO, but IMO modestly increased mild swimming in non-cocaine injected animals. IMO was able to induce a sensitization of the HPA axis in response to two different heterotypic stressors, although the effects of cocaine in sensitization were not consistent. The exposure to IMO produced an anxiogenic-like effect in the ASR test, effect that vanished after twenty-four hours, and cocaine injection did not modify this behavior. The animals administered with cocaine in the first exposure to IMO, showed no homotypic adaptation to stress, contrary to the animals that were only exposed to IMO. The main finding of the studies using c-fos as marker of neuronal activation (ISH) indicated that cocaine blocked the activation induced by IMO in the accumbens, the bed nucleus of the stria terminalis and the dorsal Rafe. On the other hand, the studies with RT-PCR showed that the increase in CRF in the amygdala induced by cocaine and by IMO was blocked by the simultaneous exposure to both stimuli. In general, cocaine does appear to protect more than exacerbate the neuroendocrine and behavioral effects of exposure to a severe stressor, suggesting a negative synergy between both stimuli

    Inventory of Callous-Unemotional Traits in a Community Sample of Preschoolers

    Get PDF
    The purpose of this study was to test the factor structure of the Inventory of Callous-Unemotional Traits (ICU; Frick, 2004) and to study the relation between the derived dimensions and external variables in a community sample of preschool children. A total of 622 children 3 and 4 years of age were assessed with a semistructured diagnostic interview, the ICU, and other questionnaires on psychopathology, temperament, and executive functioning, completed by parents and teachers. Confirmatory factor analysis derived from teachers' ICU responses yielded three dimensions: Callousness, Uncaring, and Unemotional. Callousness and Uncaring subscale scores correlated with the specific scales related to aggressive behavior, temperament, executive functioning, and conduct problems. The ICU scale scores discriminated cross-sectionally oppositional defiant disorder (ODD) and conduct disorder (CD) diagnoses, aggressive and nonaggressive symptoms of CD, use of services, and ODD/CD-related family burden. Longitudinally, Callousness subscale score at age 3 predicted ODD or CD diagnosis at age 4. Unemotional was not associated with aggressive measures, but it was linked to anxiety disorders cross-sectionally and longitudinally. Callous-Unemotional traits contributed significantly to predicting disruptive behavior disorders controlling for sex, temperament, and executive functioning (predictive accuracy between 3 and 5%). The ICU is a promising questionnaire for identifying early Callous and Uncaring traits in preschool years that may help in the identification of a subset of preschool children who might have severe behavioral problems

    Dimensions of oppositional defiant disorder in 3-year-old preschoolers

    Get PDF
    Background: To test the factor structure of oppositional defiant disorder (ODD) symptoms and to study the relationships between the proposed dimensions and external variables in a community sample of preschool children. Method: A sample of 1,341 3-year-old preschoolers was randomly selected and screened for a double-phase design. In total, 622 families were assessed with a diagnostic semi-structured interview and questionnaires on psychopathology, temperament and executive functioning completed by parents and teachers. Results: Using categorical and dimensional symptoms of ODD it was possible to confirm, cross-informant and cross-method, distinct dimensions for defining the structure of ODD: one made up of irritable and headstrong and the other of negative affect, oppositional behaviour and antagonistic behaviour. Specific associations with DSM-IV disorders were found, and irritable was associated with anxiety disorders, whereas headstrong was associated with disruptive disorders, including aggressive and non-aggressive CD symptoms. Also, negative affect was associated with anxiety disorders and non-aggressive CD symptoms, oppositional behaviour with disruptive disorders and aggressive CD symptoms, and antagonistic behaviours with disruptive disorders and, in boys, with mood disorders. The dimensions correlated with specific scales of psychopathology, temperament and executive functioning. Conclusions: Oppositional defiant disorder is a heterogeneous disorder from preschool age. Different dimensions, with moderate to acceptable reliability and convergent and discriminant validity with other psychological constructs, can be identified early in life

    Behavior Rating Inventory of Executive Functioning-Preschool (BRIEF-P) Applied to Teachers : Psychometric Properties and Usefulness for Disruptive Disorders in 3-Year-Old preschoolers

    Get PDF
    Objective: We provide validation data on the Behavior Rating Inventory of Executive Functioning-Preschool version (BRIEF-P) in preschool children. Method: Teachers of a community sample of six hundred and twenty 3-year-olds, who were followed up at age 4, responded to the BRIEF-P, and parents and children answered different psychological measures. Results: Confirmatory factor analysis achieved adequate fit of the original structure (five-first-order-factor plus three-second-order-factor model) after excluding four items. The derived dimensions obtained satisfactory internal consistency, moderate convergent validity with psychopathology and temperament, and good ability to discriminate between children with ADHD. BRIEF-P scales were not associated with a performance-based measure of attention. The teacher's BRIEF-P adds significant clinical information for the diagnosis of ADHD (ΔR2 from 5.3 to 15.3) when used with other instruments for the assessment of psychopathology, functional impairment, or performance-based attention. Conclusion: The BRIEF-P may be useful in the identification of preschool children, specifically those with ADHD, who might have a dysfunction in executive functioning

    Reciprocal relations between dimensions of oppositional defiant problems and callous-unemotional traits

    Get PDF
    Altres ajuts: Acord transformatiu CRUE-CSICAlthough irritability, headstrong/defiant behavior, and callous-unemotional traits (CU traits) often co-occur, the prospective associations between them are not well known. A general population sample of 622 children was followed up yearly from ages 3 to 12 years and assessed using dimensional measures of irritability, headstrong/defiant, and CU traits with teacher provided information. A random intercept cross-lagged panel model, accounting for all unmeasured time-invariant confounding using the children as their own controls, revealed cross-lagged reciprocal associations between increased headstrong/defiant and increased CU traits at all ages and a unidirectional association from headstrong/defiant to irritability. The findings are consistent with headstrong/defiant behavior and CU traits mutually influencing each other over time and headstrong/defiant behavior enhancing irritability. School-based intervention and prevention programs should take these findings into consideration. They also suggest that irritability acts as a distinct developmental dimension of headstrong/defiant and callous-unemotional behaviors and needs to be addressed independently
    corecore