El daño cerebral traumático (TBI) es una de las principales causas de discapacidad a largo plazo de origen neurológico, especialmente entre la población joven. El TBI puede inducir déficits cognitivos, además de alteraciones motoras y sensoriales. El principal objetivo del presente trabajo es estudiar si dos tratamientos diferentes, la citicolina (difosfato de citidina de colina) y el ejercicio físico voluntario, que parecen tener efectos neuroprotectores y neurorreparadores, pueden reducir los déficits en la memoria de reconocimiento de objetos inducidos por impacto cortical controlado (CCI), un modelo animal de TBI, y si la combinación de ambos tratamientos tiene un mayor efecto que cada tratamiento por separado. Se utilizaron un total de 89 ratas albinas macho de la cepa Sprague-Dawley, a las que se intervino quirúrgicamente para generar una lesión por CCI, o una lesión falsa (operación sham). Las ratas recibieron una inyección i.p. de citicolina (200 mg/kg) o de vehículo durante 5 días consecutivos. La primera administración tuvo lugar 4 horas después de la operación. Después de la última administración de citicolina o vehículo, los animales fueron asignados a los grupos de ejercicio o sedentarios. Las ratas de los grupos con ejercicio tuvieron libre acceso a una rueda de actividad durante 19 días antes de las pruebas de memoria a 3 horas y a 24 horas de la tarea de reconocimiento de objetos. Tras los procedimientos conductuales y con el fin de evaluar el tamaño de la lesión, los cerebros fueron procesados para la tinción con violeta de cresilo. Para estudiar la proliferación y la neurogénesis en el giro dentado del hipocampo, se realizaron pruebas inmunohistoquímicas de bromodeoxiuridina (BrdU) y de doblecortina (DCX). El TBI deterioró la memoria de reconocimiento de objetos a 3 y 24 horas. La citicolina revirtió el déficit de memoria a 3 horas, pero no a 24 horas. En cambio, el ejercicio físico revirtió el déficit de memoria a 24 horas pero no a 3 horas. Este efecto sólo fue observado en ratas tratadas con vehículo pero no en ratas que recibieron inyecciones de citicolina. El análisis macroscópico del tejido cerebral mostró que el ejercicio físico, pero no la citicolina, redujo el efecto del CCI en el tejido cerebral. Específicamente, redujo la pérdida de tejido hipocampal y la expansión de los ventrículos, pero sólo en los animales que no recibieron citicolina. Cuando estudiamos el efecto de los tratamientos en la proliferación celular (células BrdU+) y en la neurogénesis (células con doble marcaje BrdU+/DCX+), encontramos que las ratas lesionadas que recibieron el tratamiento de ejercicio físico mostraron un incremento en el número de células BrdU+ y BrdU+/DCX+ en ambos hemisferios cerebrales. La citicolina no tuvo ningún efecto ni en la proliferación ni en la neurogénesis, y bloqueó los efectos del ejercicio. Los resultados ponen de manifiesto diferencias en los efectos cognitivos de la citicolina y el ejercicio físico. La citicolina actúa sobre procesos de memoria a más corto plazo, que parecen ser independientes de la neurogénesis en el hipocampo, y el ejercicio actúa sobre procesos de memoria a largo plazo, que parecen estar relacionados con la neurogénesis en el hipocampo. Aunque sólo hemos encontrado efectos neuroreparadores del ejercicio físico, el hecho de que la citicolina facilitó la retención a 3 horas sugiere que esta sustancia podría ejercer etsos efectos beneficiosos en otras regiones relacionadas con la memoria de reconocimiento de objetos. No obstante, es importante destacar que la citicolina parece interactuar negativamente con el ejercicio, y esto debería tenerse en cuenta en los tratamientos clínicos. Son necesarios más estudios para intentar establecer pautas de administración conjunta de ambos tratamientos que permitan obtener mayores beneficios que cuando se utilizan estos tratamientos por separado