63 research outputs found
Women as editors-in-chief of environmental science journals
This research note describes an analysis regarding the role of women as editors-in chief of environmental science journals. The list of journals analyzed was obtained from the database of “Web of Science”, published in 2015. This database does not include information on the name or gender of the editors-in-chief of journals, so a web search was performed. The results show that gender inequality is present in this important field of science. Causes of this bias merit more and profound research. The bias observed may not apply to journals of others areas of science
Efecto de un curso de farmacología en las actitudes hacia los medicamentos psiquiátricos de estudiantes de Químico Farmacéutico Biólogo de la UANL
Objetivo: Las enfermedades mentales son importante problema de salud pública. El tratamiento se limita al control de síntomas pues actualmente no existe ningún fármaco que cure enfermedades mentales definitivamente. Los antipsicóticos además producen efectos adversos como síntomas parkinsonianos, sedación y somnolencia entre otros; contribuyendo a falta de apego al tratamiento. Se evaluó el efecto de un curso de farmacología en actitudes hacia el tratamiento con medicamentos antipsicóticos.
Métodos: Se aplicó encuesta a alumnos iniciando quinto semestre de Químico Farmacéutico Biólogo, UANL, período agosto-diciembre 2017. Resultados: Al inicio del curso, 16.9% probablemente tomaría medicamentos por problemas en su vida personal, 66.3% no lo haría. El 21.1% probablemente tomaría medicamentos al no saber lidiar con el estrés de vida y 62.1% no lo haría. El 20.6% los tomaría al sentirse deprimido mientras 58.7% no lo haría. El 33.8% probablemente los tomaría por temor intenso o al sentir que pierde el control, el 43.6% no lo haría. No se observó diferencia significativa después de tomar el curso de farmacología en el total de encuestados ni separados por género.
Conclusiones: Un curso básico de farmacología no influye en actitudes hacia medicamentos antipsicóticos en estudiantes de Químico Farmacéutico Biólogo, UANL. Se necesitan más estudios que identifiquen los principales factores
The Effect of the Extra Virgin Olive Oil Minor Phenolic Compound 3′,4′-Dihydroxyphenylglycol in Experimental Diabetic Kidney Disease
The aim of this study was to analyze the possible nephroprotective effect of 3’,4’-dihydroxyphenylglycol (DHPG), a polyphenolic compound of extra virgin olive oil (EVOO), on renal lesions in an experimental model of type 1 diabetes. Rats were distributed as follows: healthy normoglycemic rats (NDR), diabetic rats treated with saline (DR), and DR treated with 0.5 mg/kg/day or 1 mg/kg/day of DHPG. DR showed a significantly higher serum and renal oxidative and nitrosative stress profile than NDR, as well as reduced prostacyclin production and renal damage (defined as urinary protein excretion, reduced creatinine clearance, increased glomerular volume, and increased glomerulosclerosis index). DHPG reduced the oxidative and nitrosative stress and increased prostacyclin production (a 59.2% reduction in DR and 34.7–7.8% reduction in DHPG-treated rats), as well as 38–56% reduction in urinary protein excretion and 22–46% reduction in glomerular morphological parameters (after the treatment with 0.5 or 1 mg/kg/day, respectively). Conclusions: DHPG administration to type 1-like diabetic rats exerts a nephroprotective effect probably due to the sum of its antioxidant (Pearson’s coefficient 0.68–0.74), antinitrosative (Pearson’s coefficient 0.83), and prostacyclin production regulator (Pearson’s coefficient 0.75) effects.This study was supported, in part, by the Consejería de Salud. Junta de Andalucía (Spain), Proyectos de Investigación en Salud [Regional Ministry of Health. Junta de Andalucía (Spain), Health Research Projects] (PI-0129-2017). Partial funding for open access charge: Universidad de Málag
Mortality assessment of patients with pancreatic cancer in Mexico, 2000–2014
Resumen ejecutivo
Introducción y objetivo
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 (ENSANUT MC 2016) fue comisionada por la Secretaría de Salud para generar un panorama estadístico sobre la frecuencia, distribución y tendencia de las condiciones de salud y nutrición y sus determinantes en los ámbitos nacional, regional y en las zonas urbanas y rurales. Un segundo propósito fue obtener información sobre la respuesta social organizada, principalmente sobre el desempeño del sector salud, con énfasis en la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes.
Metodología
Se realizó una encuesta nacional probabilística, polietápica, estratificada y por conglomerados con representatividad regional y urbana y rural. Se entrevistaron a integrantes de 9,474 viviendas; la unidad de observación fue el individuo y se seleccionaron al azar 29,795 individuos de los siguientes grupos de edad: 5-11 años (edad escolar), 1219 años (adolescentes) y 20 y más años (adultos). El marco de muestreo de unidades primarias en las áreas urbanas fue el listado de AGEB (Áreas Geo-estadísticas Básicas) construido por el INEGI (Instituto Nacional de Geografía y Estadística) para el Censo 2010. En las áreas rurales se usaron las localidades rurales del Censo 2010, agrupadas mediante las AGEB del Conteo de Población 2005. El periodo de levantamiento fue de mayo a octubre del 2016. Las áreas temáticas incluyeron: características de la vivienda y bienes en el hogar; seguridad social; aspectos sobre enfermedades crónicas, hipertensión arterial, calidad de la atención del paciente con diabetes, hipertensión y dislipidemias, actividad física, diversidad de la dieta, percepción de obesidad, patrones de sueño, conocimiento sobre el etiquetado nutrimental de alimentos empacados y bebidas embotelladas y conocimiento de la campaña Chécate, Mídete, Muévete. Adicionalmente se tomaron mediciones de antropometría de peso y talla, y muestras de sangre para determinar diferentes parámetros de interés y estudiar la magnitud, distribución y tendencias del sobrepeso y la obesidad, la hipertensión arterial y la diabetes.
Resultados
El número promedio de habitantes por hogar fue de 3.1 individuos. Los informantes de la encuesta que refirieron no contar con afiliación en alguna institución de salud fue de 13.4%, cifra menor a la reportada en ENSANUT 2006 y 2012 (48.5% y 25.43%, respectivamente) y Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS) 2013 que reportó una cifra de 23%. Cabe señalar, sin embargo, que el porcentaje de informantes sin seguridad social no es comparable a las cifras de encuestas previas, las cuales incluyen a la totalidad de los integrantes del hogar. La población afiliada que reportó pertenecer al Seguro Popular fue del 50.4%, mientras que el 38.1% reportó pertenecer al Instituto Mexicano del Seguro Social y a otras instituciones. Como se ha observado en encuestas previas, la proporción de afiliados al Seguro Popular es más alto en los niveles socioeconómicos más bajos, encontrándose que mientras el 87% de la población en el quintil socioeconómico más bajo está afiliado al Seguro Popular, en el quintil socioeconómico alto esta proporción es del 20.8%. Aunque el 32.6 y 28.1% reporta haber concluido la primaria y secundaria, respectivamente, cabe notar que el 4.9% de los entrevistados reportó no tener ningún grado de escolaridad. El 45.9% de los encuestados refirieron tener trabajo en la última semana, 24.1% ser estudiantes y 21.9% dedicarse a los quehaceres de su hogar. Si bien la mayoría de los hogares cuentan con pared de concreto o equivalente y piso de cemento u otro recubrimiento, es importante señalar que los hogares con piso de tierra (2.5%), sin energía eléctrica (0.6%) y sin cuarto independiente para cocinar (10.8%) han sufrido una disminución respecto a los resultados encontrados en la ENSANUT 2012 (3.2, 1.1 y 15.7%, respectivamente). Los bienes más comunes en los hogares fueron la TV (93.9%), estufa (90.6%) y refrigerador (87.0%). Respecto a la historia de enfermedad crónica en adultos, el 9.4% refirieron tener un diagnóstico médico previo de diabetes. Comparando con las encuestas previas, se observó un ligero aumento en la prevalencia con respecto a la ENSANUT 2012 (9.2%) y un mayor aumento con respecto a la ENSANUT 2006 (7%). La mayoría (87.8%) reportó recibir tratamiento médico para controlar su enfermedad; esta cifra es ligera mente mayor a la reportada en la ENSANUT 2012 (85%) y menor a la reportada en la ENSANUT 2006 (94.06%). En el último año, con el fin de valorar su control glicémico, el 15.2% se había medido la hemoglobina glicosilada, 4.7% microalbuminuria y 20.9% tuvo revisión de pies. A pesar que existe un ligero incremento en dichas prevalencias respecto a la ENSANUT 2012 (9.6, 4.8 y 14.6%, respectivamente), los resultados de esta encuesta muestran que la vigilancia médica y prevención de complicaciones especificados en la NOM-015-SSA2-2010 para la prevención, tratamiento y control de la diabetes mellitus están aún lejos de alcanzarse. Los diabéticos con diagnóstico previo reportaron que las complicaciones de su enfermedad fueron mayoritariamente visión disminuida (54.5%), daño en retina (11.19%), pérdida de la vista (9.9%), úlceras (9.14%) y amputaciones (5.5%), casi tres veces más a lo reportado en 2012, sin embargo debe tenerse cautela con esta información dado que el tamaño de muestra es muy pequeño. Por otro lado, el 44.5% de los adultos reportaron haberse medido los niveles de colesterol en sangre y el 28.0% tener un diagnóstico médico previo de hipercolesterolemia, siendo el grupo más afectado el de adultos de 50 a 79 años de edad. Como hallazgo de la encuesta, se encontró que la prevalencia de hipertensión arterial fue de 25.5%, de los cuales 40.0% desconocía que padecía esta enfermedad y solo el 58.7% de los adultos con diagnóstico previo se encontraron en control adecuado (<140/90 mmHg). El diagnóstico previo de esta enfermedad suele ser mayor en mujeres que en hombres (70.5 vs 48.6%) y disminuyó 7.8% de 2012 a 2016. Aunque esta prevalencia se ha mantenido prácticamente sin cambios entre 2012 y 2016, debido a las consecuencias que ocasiona en la salud de la población, deben intensificarse los esfuerzos del sistema de salud para mejorar la prevención y los medios de control de quien ya la padece. Cuatro de cada diez pacientes con enfermedades crónicas (40.7%) se atienden en establecimientos de la seguridad social, y el resto por Servicios Estatales de Salud (SESA) o IMSS-Prospera (32.9%) y por servicios privados (26.4%). El tiempo de espera para recibir atención fue cerca de 15 minutos, cifra muy por debajo a lo establecido por el programa de SICalidad (30 minutos). La duración de la consulta fue de 20 minutos y suele ser mayor en servicio privado. El 27.7% reportan haber realizado algún pago por la atención recibida, con el mayor porcentaje en consultorios dependientes de farmacias (98.1%), servicios privados (83.8%) y el 2.1% con IMSS y 11.1% en SESA. Respecto a sus medicamentos, el 87.1% recibió prescripción, de éstos el 77.1 % recibió los medicamentos en su totalidad, esta última cifra fue superior a la reportada en 2012 (65.2%). Cabe resaltar que pese a que la mayoría (72.2%) considera que su salud mejoró después de la atención recibida, existe una minoría (23.6%) que consideró que su salud no cambio, y el resto que empeoró; la mejoría es preferentemente valorada en el servicio privado. Consistentemente la población considera que las condiciones de los establecimientos de salud son buenas o muy buenas (67.9%) o regulares (27.2%). En cuanto al estado de nutrición, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en la población de 5 a 11 años de edad disminuyó de 34.4% en 2012 a 33.2% en 2016, una reducción de 1.2 puntos porcentuales; sin embargo la diferencia no fue estadísticamente significativa. Las prevalencias de sobrepeso (20.6%) y de obesidad (12.2%) en niñas en 2016 fueron muy similares a las observadas en 2012 (sobrepeso 20.2% y obesidad 11.8%). En niños hubo una reducción de sobrepeso entre 2012 (19.5%) y 2016 (15.4%) que resultó estadísticamente significativa; mientras que las prevalencias de obesidad en 2012 (17.4%) y 2016 (18.6%) no fueron estadísticamente diferentes. La prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad fue mayor en localidades urbanas que en las rurales (34.9 vs 29.0%) y las diferencias entre regiones no fueron estadísticamente significativas. En adolescentes de entre 12 y 19 años la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad fue de 36.3%, 1.4 puntos porcentuales superior a la prevalencia en 2012 (34.9%). Sin embargo esta diferencia no es estadísticamente significativa. La prevalencia de sobrepeso (26.4%) en adolescentes de sexo femenino en 2016 fue 2.7 puntos porcentuales superior a la observada en 2012 (23.7%). Esta diferencia es estadísticamente significativa. En cambio, la prevalencia de obesidad (12.8%) es similar a la observada en 2012 (12.1%). En los adolescentes de sexo masculino no hubo diferencias significativas entre 2012 y 2016. La prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en áreas urbanas pasó de 37.6% en 2012 a 36.7% para 2016, mientras dicha prevalencia en áreas rurales aumentó 8.2% en el mismo periodo de tiempo. Las diferencias entre regiones no fueron estadísticamente significativas. Para adultos de 20 años y más la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad pasó de 71.2% en 2012 a 72.5% en 2016; este aumento de 1.3 puntos porcentuales no fue estadísticamente significativo. Las prevalencias tanto de sobrepeso como de obesidad y de obesidad mórbida fueron más altas en el sexo femenino. Aunque las prevalencias combinadas de sobrepeso y obesidad no son muy diferentes en zonas urbanas (72.9%) que en rurales (71.6%), la prevalencia de sobrepeso fue 4.5 puntos porcentuales más alta en las zonas rurales, mientras que la prevalencia de obesidad fue 5.8 puntos porcentuales más alta en las zonas urbanas. La prevalencia de obesidad abdominal fue de 76.6%, siendo mayor en mujeres que en hombres (87.7% vs 65.4%) y en los grupos de 40 a 79 años comparados con el grupo de 20 a 29 años. En relación a la actividad física, cerca de una quinta parte de los niños y niñas de entre 10-14 años de edad (17.2%) se categorizan como activos, realizando al menos 60 minutos de actividad física moderada a vigorosa los 7 días de la semana, de acuerdo a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se observó que los niños son más activos (21.8%) comparado con las niñas (12.7%). La prevalencia de niños que pasan 2 horas o menos/día frente a pantalla disminuyó de 28.3% a 22.7% de 2006 a 2016, siendo en esta última encuesta menor en niños que en niñas (21.0% vs. 24.4%). En adolescentes la prevalencia de actividad física suficiente, definida como 420 minutos/semana de actividad moderada-vigorosa, aumentó de 56.7% a 60.5% de 2012 a 2016, siendo en esta última encuesta, mayor en hombres que en mujeres (69.9% vs 51.2%). La proporción de adolescentes con un tiempo frente a pantalla 2 horas o menos/dia, disminuyó ligeramente de 27.1% a 21.4% de 2006 a 2016, este cambio fue mayor en las mujeres (28.6% vs. 17.4%) comparado con los hombres (25.7% vs. 25.3%). La proporción de adultos que no cumplen con la recomendación de actividad física de la OMS (<150 minutos de actividad física moderada-vigorosa/semana) disminuyó ligeramente de 16.0% a 14.4% de 2012 a 2016, siendo mayor en hombres (15.2% vs. 13.7%) que en mujeres (16.7% vs. 15.0%). La prevalencia de adultos que pasan 2 horas o menos/día frente a pantalla fue de 44.5%, siendo mayor en mujeres que en hombres (49.9% vs. 38.5%). Respecto a la diversidad de la dieta de los escolares, se observaron bajas proporciones de consumidores regulares de grupos de alimentos asociados con mejores niveles de salud (grupos recomendables): solo 22.6% consumen regularmente verduras, 45.7% frutas, 60.7% leguminosas. En cambio se observó un elevado consumo de alimentos cuyo consumo cotidiano aumenta los riesgos de obesidad o enfermedades crónicas (grupos de alimentos no recomendables para consumo cotidiano): 81.5% consumen regularmente bebidas azucaradas no lácteas, 61.9% botanas, dulces y postres y 53.4% cereales dulces. La diversidad total de la dieta en el ámbito nacional fue de 6.5 grupos de alimentos por día. La media de consumo del número de grupos de alimentos recomendables fue 3.7 y para los grupos no recomendables para consumo cotidiano de 2.8. En adolescentes, también se observaron bajas proporciones de consumidores regulares de grupos de los alimentos recomendables: solo 26.9% consumen regularmente ver duras, 39.2% frutas, 63.1% leguminosas. En cambio se observó una elevada proporción de consumidores de grupos de alimentos no recomendables para consumo cotidiano: 83.9% consumen regularmente bebidas azucaradas no lácteas, 59.4% botanas, dulces y postres y 50.3% cereales dulces. La diversidad total de la dieta en el ámbito nacional fue de 6.4 grupos de alimentos por día. La media del número de grupos de alimentos recomendables consumidos fue 3.7 y para los grupos no recomendables para consumo cotidiano de 2.7. En adultos se observaron bajas proporciones de consumidores regulares de la mayor parte de los grupos de alimentos recomendables: 42.3% consumen regularmente verduras, 51.4% frutas, 70.0% leguminosas. En cambio se observó una elevada proporción de consumidores de algunos grupos de alimentos no recomendables para consumo cotidiano: 85.3% consumen regularmente bebidas azucaradas no lácteas, 38% botanas, dulces y postres y 45.6% cereales dulces. La diversidad total de la dieta en el ámbito nacional fue de 6.5 grupos de alimentos por día. La media de consumo de grupos de alimentos recomendables fue 4.2 y para los grupos no recomendables para consumo cotidiano de 2.3. Respecto al cuestionario de percepción sobre obesidad, comportamiento alimentario y actividad física, el 61.3% de la población adulta considera que su alimentación es saludable y el 67.3% se visualizan como físicamente activos. Los beneficios más importantes de comer saludablemente y practicar actividad física reportados por más de la mitad de la población (50.7%) fueron el sentirse bien física y emocionalmente, evitar enfermedades (33.6%), rendir más en sus actividades diarias (9.7%) y disminuir gastos médicos (6%). Un alto porcentaje indicó que se sentía muy capaz o capaz de comer cinco frutas y verduras al día (79.7%), consumir uno o menos vasos de bebidas azucaradas industrializadas y caseras a la semana (70.2%) y realizar por lo menos 30 minutos de actividad física al día (85.5%). Las principales barreras para hacer actividad física reportadas fueron la falta de tiempo (56.8%), falta de espacios adecuados y seguros (37.7%), falta de motivación (34%), la preferencia por actividades sedentarias (32.1%), la falta de actividad física en la familia (31%), problemas de salud (27.5%) y el desagrado por realizar actividad física (16.5%). Por otro lado, los principales obstáculos para alimentarse saludablemente fueron la falta de dinero para comprar frutas y verduras (50.4%), falta de conocimiento (38.4%) y tiempo (34.4%) para preparar alimentos saludables, falta de una alimentación saludable en la familia (32.4%), preferencia por consumir bebidas azucaradas y comida chatarra (31.6%), falta de motivación (28.3%) y desagrado por el sabor de las verduras (23%). El 81.6% de la población adulta gusta del sabor de las bebidas azucaradas, sin embargo, la mayoría (92.3%) no las consideran saludables. Por otro lado, el 84% reporta estar totalmente de acuerdo o de acuerdo que el agua pura se encuentra de forma gratuita o a bajo costo en su comunidad. La mayoría considera que el consumir bebidas azucaradas favorece el desarrollo de obesidad (92.2%), caries dental (93.4%), presión alta (86.2%) y diabetes (93%). La mayoría de la población vincula la obesidad con diabetes (95.6%), cáncer (80.8%), dificultades para respirar y asma (91.3%), presión alta y enfermedades del corazón e infartos (95.5%), baja autoestima y depresión (93.6%). La mayor parte de la población piensa que el tener obesidad (97.5%) es muy grave o grave, porcentaje muy similar de quienes la consideran un problema Nacional (98.4%). Respecto a la autopercepción del peso no saludable, prácticamente la mitad de la población (48.4%) se identificó con sobrepeso y una minoría con obesidad (6.7%). A pesar de que el 40% de los encuestados afirmó que la obesidad es de carácter hereditario, casi su totalidad la asocia al consumo de bebidas azucaradas (88.3%), no comer verduras y frutas (84.3%), ver televisión o usar computadora (89.3%), y el no realizar actividad física (94.8%). En relación a las enfermedades del sueño, se encontró que 27.8% de la población tiene riesgo alto de síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), siendo mayor en población con sobrepeso u obesidad. El 28.4% reportó un tiempo de sueño reducido (<7h/d), siendo más común en las zonas urbanas y Cd. de México. El insomnio (dificultad para dormir más de 3 días/semana) afectó al 18.8% de la población, con mayor proporción en mujeres. Por otra parte, a nivel nacional, 40.6% de la población lee el etiquetado nutrimental de los alimentos empacados y bebidas embotelladas, siendo menor en la región Norte (35%) y mayor en Centro (45%). El 76.3% de la población no sabe cuántas calorías debería consumir al día, siendo este porcentaje mayor en zonas rurales (82.5%), zona Norte (80.2%) y Sur (77.4%). A nivel nacional, se encontró que 30.5% de la población reporta que el etiquetado nutrimental actual es algo comprensible, 28% poco comprensible y 16.6% nada comprensible, mientras que 13.8% reportó que es muy compresible. La población que refiere leer el etiquetado Guías Diarias de Alimentación (GDA) es menor (55.9%) a la que refiere leer el etiquetado posterior (71.6%). El 28.5% de la población nunca compra un alimento por la información nutrimental que contiene la etiqueta. En general, la información que presenta la etiqueta de los productos industrializados es poco utilizada para ser seleccionados en el punto de venta, ya que solamente 19% de la población, revisa los empaques o se fija que el producto tenga un logo o leyenda indicando que el producto es saludable. De la población que lee el etiquetado nutrimental, 24% (9.7% de la población total) compra alimentos por la información nutrimental de la etiqueta o compara información de la etiqueta contra otros productos. El 57.4% de la población mexicana conoce la campaña “Chécate, Mídete y Muévete”, principalmente mujeres (61%), adultos de 20 a 39 años (63.7%), zona urbana (61.4%) y Cd. de México (73.6%). Seis de cada diez mexicanos (66.7%) que conocen dicha campaña identifican que su propósito principal es promover un estilo de vida saludable y del 20.2% que han recibido información directa, ésta ha sido principalmente a través de centros de salud (44.5%) y el IMSS (38.2%). Los medios de difusión reconocidos como más relevantes por la población son la televisión (88.8%) y la radio (25.9%). El 75% consideran que este tipo de campañas contribuyen en la prevención de sobrepeso y obesidad. El entendimiento de los tres elementos de la campaña, CHÉCATE (asistir a su clínica de salud), MÍDETE (disminuir el consumo de grasas, azúcares y sal) y MUÉVETE (realizar ejercicio cotidianamente) se asoció correctamente en 53.1%, 11.3% y 85.1%, respectivamente. En resumen, la información obtenida a través de la ENSANUT MC 2016, proporciona un panorama actual sobre la magnitud y tendencias de la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta en la población a nivel nacional y sobre los principales factores de riesgo de estas condiciones y proporciona información sobre el desempeño de la Estrategia Nacional contra el Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes. La información es de utilidad para apoyar la toma de decisiones del Sector Salud
Impulsos desde abajo para las transiciones energéticas justas: género, territorio y soberanía
En el discurso hegemónico sobre transición energética predomina una comprensión tecno-económica, que la reduce a un cambio tecnológico en la generación de energía por fuentes renovables y limpias, y priorizando la construcción de megaproyectos en energía solar, eólica o hidroeléctrica, sin abandonar la explotación de combustibles fósiles. En el marco de un proceso de investigación participativa y diálogo de saberes con cuatro comunidades rurales y étnicas en regiones carboníferas de los departamentos de La Guajira, Cesar y Boyacá, esta obra profundiza en sus demandas desde tres perspectivas interrelacionadas: género, territorio y soberanía comunitaria. A partir de estos ejes de discusión, se identifican diversos impulsos desde las bases para construir transiciones energéticas más allá de los combustibles fósiles en Colombia. Un libro clave para entender el papel de las comunidades ancestrales en los procesos de transición energética del país
Factor H-related protein 1 drives disease susceptibility and prognosis in C3 glomerulopathy
17 p.-8 fig.Background: C3 glomerulopathy (C3G) is a heterogeneous group of chronic renal diseases characterized predominantly by glomerular C3 deposition and complement dysregulation. Mutations in factor H-related (FHR) proteins resulting in duplicated dimerization domains are prototypical of C3G, although the underlying pathogenic mechanism is unclear.Methods: Using in vitro and in vivo assays, we performed extensive characterization of an FHR-1 mutant with a duplicated dimerization domain. To assess the FHR-1 mutant's association with disease susceptibility and renal prognosis, we also analyzed CFHR1 copy number variations and FHR-1 plasma levels in two Spanish C3G cohorts and in a control population.Results: Duplication of the dimerization domain conferred FHR-1 with an increased capacity to interact with C3-opsonized surfaces, which resulted in an excessive activation of the alternative pathway. This activation does not involve C3b binding competition with factor H. These findings support a scenario in which mutant FHR-1 binds to C3-activated fragments and recruits native C3 and C3b; this leads to formation of alternative pathway C3 convertases, which increases deposition of C3b molecules, overcoming FH regulation. This suggests that a balanced FHR-1/FH ratio is crucial to control complement amplification on opsonized surfaces. Consistent with this conceptual framework, we show that the genetic deficiency of FHR-1 or decreased FHR-1 in plasma confers protection against developing C3G and associates with better renal outcome.Conclusions: Our findings explain how FHR-1 mutants with duplicated dimerization domains result in predisposition to C3G. They also provide a pathogenic mechanism that may be shared by other diseases, such as IgA nephropathy or age-related macular degeneration, and identify FHR-1 as a potential novel therapeutic target in C3G.E. Goicoechea de Jorge is supported by Ministerio de Ciencia e Innovación grant RTI2018-095955-B-100 and the European Union’s Horizon 2020 Framework Programme grant 899163. J. Gutiérrez-Tenorio is supported by Ministerio de Ciencia e Innovación grant BES-2015-073833. L. Lucientes Continente is supported by the Autonomous Region of Madrid grant S2017/BMD-3673. G. Fernández-Juarez, P. Sánchez-Corral, B. Márquez-Tirado, and M. Praga are supported by the Instituto de Salud Carlos III and the European Union’s European Regional Development Fund grants PI19/01695, PI19/00970, and PI19/01624, respectively. M.C. Pickering is a Wellcome Trust Senior Fellow in Clinical Science (212252/Z/18/Z). S. Rodríguez de Córdoba is supported by the Ministerio de Economía y Competitividad grant PID2019-104912RB-100 and Autonomous Region of Madrid grant S2017/BMD-3673.Peer reviewe
Early Tracheostomy for Managing ICU Capacity During the COVID-19 Outbreak: A Propensity-Matched Cohort Study
10 p.Background: During the first wave of the COVID-19 pandemic, shortages of ventilators and ICU beds overwhelmed health care systems. Whether early tracheostomy reduces the duration of mechanical ventilation and ICU stay is controversial.
Research question: Can failure-free day outcomes focused on ICU resources help to decide the optimal timing of tracheostomy in overburdened health care systems during viral epidemics?
Study design and methods: This retrospective cohort study included consecutive patients with COVID-19 pneumonia who had undergone tracheostomy in 15 Spanish ICUs during the surge, when ICU occupancy modified clinician criteria to perform tracheostomy in Patients with COVID-19. We compared ventilator-free days at 28 and 60 days and ICU- and hospital bed-free days at 28 and 60 days in propensity score-matched cohorts who underwent tracheostomy at different timings (≤ 7 days, 8-10 days, and 11-14 days after intubation).
Results: Of 1,939 patients admitted with COVID-19 pneumonia, 682 (35.2%) underwent tracheostomy, 382 (56%) within 14 days. Earlier tracheostomy was associated with more ventilator-free days at 28 days (≤ 7 days vs > 7 days [116 patients included in the analysis]: median, 9 days [interquartile range (IQR), 0-15 days] vs 3 days [IQR, 0-7 days]; difference between groups, 4.5 days; 95% CI, 2.3-6.7 days; 8-10 days vs > 10 days [222 patients analyzed]: 6 days [IQR, 0-10 days] vs 0 days [IQR, 0-6 days]; difference, 3.1 days; 95% CI, 1.7-4.5 days; 11-14 days vs > 14 days [318 patients analyzed]: 4 days [IQR, 0-9 days] vs 0 days [IQR, 0-2 days]; difference, 3 days; 95% CI, 2.1-3.9 days). Except hospital bed-free days at 28 days, all other end points were better with early tracheostomy.
Interpretation: Optimal timing of tracheostomy may improve patient outcomes and may alleviate ICU capacity strain during the COVID-19 pandemic without increasing mortality. Tracheostomy within the first work on a ventilator in particular may improve ICU availability
Spread of a SARS-CoV-2 variant through Europe in the summer of 2020
[EN] Following its emergence in late 2019, the spread of SARS-CoV-21,2 has been tracked by phylogenetic analysis of viral genome sequences in unprecedented detail3,4,5. Although the virus spread globally in early 2020 before borders closed, intercontinental travel has since been greatly reduced. However, travel within Europe resumed in the summer of 2020. Here we report on a SARS-CoV-2 variant, 20E (EU1), that was identified in Spain in early summer 2020 and subsequently spread across Europe. We find no evidence that this variant has increased transmissibility, but instead demonstrate how rising incidence in Spain, resumption of travel, and lack of effective screening and containment may explain the variant’s success. Despite travel restrictions, we estimate that 20E (EU1) was introduced hundreds of times to European countries by summertime travellers, which is likely to have undermined local efforts to minimize infection with SARS-CoV-2. Our results illustrate how a variant can rapidly become dominant even in the absence of a substantial transmission advantage in favourable epidemiological settings. Genomic surveillance is critical for understanding how travel can affect transmission of SARS-CoV-2, and thus for informing future containment strategies as travel resumes.S
Healthcare workers hospitalized due to COVID-19 have no higher risk of death than general population. Data from the Spanish SEMI-COVID-19 Registry
Aim To determine whether healthcare workers (HCW) hospitalized in Spain due to COVID-19 have a worse prognosis than non-healthcare workers (NHCW). Methods Observational cohort study based on the SEMI-COVID-19 Registry, a nationwide registry that collects sociodemographic, clinical, laboratory, and treatment data on patients hospitalised with COVID-19 in Spain. Patients aged 20-65 years were selected. A multivariate logistic regression model was performed to identify factors associated with mortality. Results As of 22 May 2020, 4393 patients were included, of whom 419 (9.5%) were HCW. Median (interquartile range) age of HCW was 52 (15) years and 62.4% were women. Prevalence of comorbidities and severe radiological findings upon admission were less frequent in HCW. There were no difference in need of respiratory support and admission to intensive care unit, but occurrence of sepsis and in-hospital mortality was lower in HCW (1.7% vs. 3.9%; p = 0.024 and 0.7% vs. 4.8%; p<0.001 respectively). Age, male sex and comorbidity, were independently associated with higher in-hospital mortality and healthcare working with lower mortality (OR 0.211, 95%CI 0.067-0.667, p = 0.008). 30-days survival was higher in HCW (0.968 vs. 0.851 p<0.001). Conclusions Hospitalized COVID-19 HCW had fewer comorbidities and a better prognosis than NHCW. Our results suggest that professional exposure to COVID-19 in HCW does not carry more clinical severity nor mortality
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