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    Fibrilación auricular: de la detección al tratamiento. Papel del médico de familia, del cardiólogo y de otros especialistas. Nuevos modelos de gestión clínica

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    ResumenSe estima que la prevalencia en adultos de fibrilación auricular (FA) en España es del 4,4% de la población >40 años, lo que correspondería a una media de 30 a 40 pacientes por cada médico de familia. La importancia de esta frecuente arritmia radica, sobre todo, en su estrecha relación con el ictus u otras embolias sistémicas por delante de otras posibles complicaciones.El diagnóstico de FA es su registro electrocardiográfico, por lo que está al alcance del médico de familia, que debe evaluar al paciente de forma global, incluyendo los factores de riesgo, la comorbilidad, el tipo de FA y la valoración de los riesgos embólico y hemorrágico. La decisión de anticoagular o no se debe tomar pronto, en función del riesgo embólico del paciente y no del tipo de arritmia. Por otra parte se debe decidir, junto con el cardiólogo de referencia, la mejor estrategia terapéutica para cada paciente individual: control de ritmo (intentar recuperar y mantener el ritmo sinusal) o control de frecuencia (mantener la frecuencia cardíaca en límites aceptables). En ambas estrategias debe estar presente el tratamiento antitrombótico de base, ya que la complicación más grave, frecuente y de mayor repercusión en morbilidad y mortalidad es el ictus. Además, los ictus cardioembólicos (hasta 1 de cada 4 ictus) son especialmente devastadores, con mayor letalidad, consumo de recursos hospitalarios y sociales, y discapacidad asociada. El control de la FA y, en particular, la prevención continuada del ictus a través de una adecuada anticoagulación deben realizarse primordialmente en atención primaria. No obstante, el manejo multidisciplinar se impone en una mayoría de pacientes, donde debe establecerse una buena coordinación entre AP y especializada, en especial cardiología, hematología y neurología (en pacientes que ya presentaron un ictus).AbstractThe prevalence of atrial fibrillation (AF) in adults in Spain is estimated to be 4.4% of the population aged 40 years or more, corresponding to a mean of 30 to 40 patients per family physician. The importance of this common arrhythmia lies, above all, in its close association with stroke and other systemic embolisms, among other possible complications.Diagnosis of AF is based on electrocardiographic recording and can consequently be made by the family physician, who should make an overall assessment of the patient's health, including risk factors, comorbidity and type of AF and evaluate embolic and hemorrhagic risk. The decision to prescribe anticoagulation therapy or not should be taken promptly and should be based on the patient's embolic risk and not on the type of arrhythmia. In addition, the family physician, together with the treating cardiologist, should decide on the most appropriate therapeutic strategy for each individual patient: a rhythm control strategy (attempting to recover and maintain sinus rhythm) or a rate control strategy (maintaining heart rate within acceptable limits). Antithrombotic treatment should form part of both strategies, since stroke is the most serious and common complication of AF and also has the greatest effects on morbidity and mortality. Moreover, cardioembolic strokes (accounting for one out of every four strokes) are especially devastating, with the highest fatality, hospital and social resource use, and associated disability. Control of AF and particularly stroke prevention with adequate anticoagulation should be carried out mainly in primary care. Nevertheless, multidisciplinary management is required in most patients, which requires effective coordination between primary and specialized care, especially cardiology, hematology and neurology (in patients who have already had a stroke)

    Insuficiencia cardíaca : definiciones, prevención y detección precoz de la disfunción ventricular

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    La Insuficiencia Cardiaca (IC) es el síndrome final de algunas patologías muy prevalentes y puede traducir en cierto modo el fracaso del control y tratamiento de éstas, bien por lo imparable de su evolución con las medidas disponibles, o bien por un manejo inadecuado o subóptimo de dichas situaciones. Sin embargo, la prevención primaria y secundaria son puntos a menudo olvidados en el campo de la IC, cuando la detección y actuación sobre los individuos de riesgo y las fases precoces de la patología permitirían reducir la incidencia y modificar la historia natural de la enfermedad.El pronóstico de la IC sintomática sigue siendo sombrío, similar en términos de supervivencia al de algunas neoplasias y no menor en términos de impacto sobre la calidad de vida. Se hace necesario un planteamiento que intervenga en fases más precoces del síndrome, probablemente antes de que se desarrollen síntomas evidentes, ya que una vez que comienzan las manifestaciones clínicas, el impacto sobre la supervivencia a través del tratamiento, es limitado. La Cardiopatía Isquémica (CI) y la hipertensión arterial (HTA) (de forma aislada o asociadas) son responsables del mayor porcentaje de casos de IC en el mundo desarrollado , mientras que la valvulopatía reumática ha cedido el paso a las valvulopatías degenerativas, en especial a la estenosis aórtica. En el estudio de Framingham (4) se observó que la hipertensión era causante de forma aislada o asociada a otras patologías del 70% de los casos de IC. De todas formas, la importancia de la hipertensión y la enfermedad valvular como causas de IC, han disminuido progresivamente desde los años 50 (a lo largo de la cohorte de Framingham), con un incremento paralelo de la importancia de la enfermedad coronaria y la diabetes mellitus

    Non-compliance of dyslipaemic patients with electronic prescriptions

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    Estudio observacional, descriptivo y transversal con un componente analítico en una oficina de farmacia comunitaria sita en Huércal-Overa que tiene el objetivo de determinar el grado de adherencia en pacientes en tratamiento hipolipidemiante y prescripción por receta electrónica

    Dyslipidemias: a pending challenge in cardiovascular prevention. Consensus document from CEIPC/SEA Committee

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    Documento presentado en el XXXI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Oviedo, 18 de noviembre de 2010.En España, donde la enfermedad cardiovascular (ECV) es la primera causa de muerte, aproximadamente el 20% de los adultos presentan hipercolesterolemia, de los cuales sólo el 12% estarían controlados. El abordaje de las dislipemias debe realizarse en un contexto más amplio, mediante acciones encaminadas a reducir el riesgo cardiovascular (RCV). La medición del RCV facilita la toma de decisiones, pero no puede sustituir al juicio clínico, dadas las limitaciones de los métodos de cálculo disponibles. Este documento, elaborado por el Comité Español Interdisciplinar de Prevención Cardiovascular, a iniciativa de la Sociedad Española de Arteriosclerosis, describe las principales iniciativas en prevención cardiovascular de administraciones sanitarias y sociedades científicas, y el papel que juegan en ellas los profesionales sanitarios. Además de apoyar las iniciativas en marcha, se propone la puesta en marcha de una estrategia nacional de prevención cardiovascular, centrada en la modificación de estilos de vida (prevención del tabaquismo y promoción de la alimentación saludable y la actividad física) mediante acciones en todos los ámbitos. A nivel poblacional, la regulación de la publicidad alimentaria, la eliminación de los ácidos grasos trans y la reducción de azúcares añadidos en la cadena alimentaria constituyen intervenciones viables y coste-efectivas para ayudar a controlar las dislipemias y reducir el RCV. En el ámbito sanitario, se propone reducir las barreras para la aplicación de las guías, mejorar la formación de los profesionales en modificación de estilos de vida e incorporar la valoración del RCV entre los indicadores de calidad de la asistencia. Las sociedades científicas son responsables de colaborar con la administración y contribuir a la generación del conocimiento, su transmisión y su aplicación. Finalmente, está en manos de los profesionales evaluar al paciente dislipémico en el contexto del RCV, promover estilos de vida saludables y hacer un uso eficiente del arsenal terapéutico disponible. In Spain, where cardiovascular disease (CVD) is the leading cause of death, hypercholesterolemia, one of the most prevalent risk factors in adults, is poorly controlled. Dyslipidemia should not be approached in isolation, but in the context of overall cardiovascular risk (CVR). Measurement of CVR facilitates decision making, but should not be the only tool nor should it take the place of clinical judgment, given the limitations of the available calculation methods. This document, prepared by the Interdisciplinary Spanish Committee on Cardiovascular Prevention, at the proposal of the Spanish Society of Arteriosclerosis, reviews the cardiovascular prevention activities of the regional health authorities, scientific societies and medical professionals. An initiation of a national strategy on cardiovascular prevention is proposed based on lifestyle modification (healthy diet, physical activity and smoking cessation) through actions in different settings. At the population level, regulation of food advertising, elimination of trans fats and reduction of added sugar are feasible and cost-effective interventions to help control dyslipidemias and reduce CVR. In the health setting, it is proposed to facilitate the application of guidelines, improve training for medical professionals, and include CVR assessment among the quality indicators. Scientific societies should collaborate with the health authorities and contribute to the generation and transmission of knowledge. Finally, it is in the hands of professionals to apply the concept of CVR, promote healthy lifestyles, and make efficient use of available pharmacological treatments

    Statement of the Spanish Interdisciplinary Cardiovascular Prevention Committee (CEIPC ) on the 2012 European Cardiovascular Prevention Guidelines

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    Las guías europeas de prevención cardiovascular contemplan dos sistemas de evaluación de la evidencia (SEC y GRADE) y recomiendan combinar las estrategias poblacional y de alto riesgo, interviniendo en todas las etapas de la vida, con la dieta como piedra angular de la prevención. La valoración del RCV incorpora los niveles de HDL y los factores psicosociales, una categoría de muy alto riesgo y el concepto edad-riesgo. Se recomienda e luso de métodos cognitivo-conductuales (entrevistamotivadora, intervenciones psicológicas), aplicados por profesionales sanitarios, con la participación de familiares de los pacientes, para contrarrestar el estrés psicosocial y reducir el RCV mediante dietas saludables, entrenamiento físico, abandono del tabaco y cumplimiento terapéutico. También se requieren medidas de salud pública, como la prohibición de fumar en lugares públicos o eliminar los ácidos grasos trans de la cadena alimentaria. Otras novedades consisten en desestimar el tratamiento antiagregante en prevención primaria y la recomendación de mantener la PA dentro del rango13-139/80-85 mmHg en pacientes diabéticos o con RCV alto. Se destaca el bajo cumplimiento terapéutico observado, porque influye en el pronóstico de los pacientes y en los costes sanitarios. Para mejorar la prevención cardiovascular se precisa una verdadera alianza entre políticos, administraciones, asociaciones científicas y profesionales de la salud, fundaciones de salud, asociaciones de consumidores, pacientes y sus familias, que impulse las estrategias poblacional e individual, mediante el uso de toda la evidencia científica disponible, desde ensayos clínicos hasta estudios observacionales y modelo matemáticos para evaluar intervenciones a nivel poblacional, incluyendo análisis de coste-efectividadBased on the two main frameworks for evaluating scientific evidence—SEC and GRADE—European cardiovascular prevention guidelines recommend interventions across all life stages using a combination of population-based and high-risk strategies with diet as the cornerstone of prevention. The evaluation of cardiovascular risk (CVR) incorporates HDL level and psycho-social factors, a very high risk category, and the concept of age-risk. They also recommend cognitive-behavioural methods (e.g.,motivational interviewing, psychological interventions, led by health professionals and with the participation of the patient’s family, to counterbalance psychosocial stress and reduce CVR through the institution of positive habits such as a healthy diet, physical activity, smoking cessation, and adherence to treatment. Additionally, public health interventions—such as smoking ban in public areas or the elimination of trans fatty acids from the food chain—are also essential. Other innovations include abandoning antiplatelet therapy in primary prevention and the recommendation of maintaining blood pressure (BP) within the1 30-139/80-85 mmHg range in diabetic patients and individuals with high CVR. Finally ,due to the significant impact on patient progress and medical costs, special emphasisis given to the low therapeutic adherence levels observed . In sum ,improving cardiovascular prevention requires a true partnership among the political class, public administrations, scientific and professional associations, health foundations, consumer associations, patients and their families. Such partnership would promote population-based and individual strategies by taking advantage o the broad spectrum of scientific evidence available, from clinical trials to observational studies and mathematical models to evaluate population-based interventions, including cost-effectiveness analyse
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