La obra poética de Juan Arolas

Desde que aparecieron los poemas de Juan Arolas (Barcelona, 1805 - Valencia, 1849), primero en los periódicos de la época romántica y más adelante en libro, han pasado muchos años, el tiempo suficiente para sentir despego por lo que parece viejo, sin tener aún pátina de antigüedad. Tras unos primeros artículos laudatorios, la estrella de Arolas fue eclipsándose y la crítica moderna ha olvidado que en torno al año 1840 ("annus mirabilis" para la poesía romántica española), el autor de las "Orientales" escribió casi todo lo que entonces le quitaban de las manos los lectores, no tan sólo en Valencia (su ciudad de adopción), sino en el resto de España y hasta en Hispanoamérica, en donde se multiplicaron las ediciones "piratas" de algunas de sus antologías. Sólo en 1898, José Ramón Lomba y Pedraja publicó su estudio de la obra de Arolas, el primero con unas ciertas pretensiones de rigor. Sin embargo, este trabajo, si bien es digno de alabanza, adolece de una ligereza como de vuela pluma, que a veces acaba en la inexactitud. Desde entonces, han sido escasísimos los entendidos que han recogido el envite planteado por Lomba. Sólo han aparecido algunos aspectos parciales o notas introductorias, pero en tan insignificante proporción con respecto a la bibliografía publicada sobre la literatura del siglo XIX, que resulta sospechoso este desinterés. Desde esta perspectiva, creo en la validez de emprender la revisión de la figura y la obra de Arolas, porque si al estudiar un determinado período de la Literatura sólo nos interesan las figuras más destacadas del momento, corremos el riesgo de escamotear el ámbito cultural en el que éstas surgieron y que les da su significación. Por el contrario, cuando nos aproximamos a la obra de los autores considerados como menos trascendentes, los rasgos generacionales quedan más evidentes y son una fuente preciosa para estudiar el punto de partida de los escritores más relevantes. A lo largo de los diez capítulos en que he estructurado la presente Tesis Doctoral, he querido dejar clara la significación que la figura de Juan Arolas tiene en el panorama de la poesía romántica española. Entre otras cosas, Arolas asumió la responsabilidad de divulgar entre sus paisanos el nuevo estilo literario, pero esta misión (que llevó a través de sus colaboraciones en la prensa) le hizo caer en un cierto adocenamiento, en repeticiones, en clichés. A pesar de ello, su fama traspasó las fronteras regionales y llegó hasta Hispanoamérica, según lo demuestra el gran número de ediciones de sus poesías aparecidas en aquellas latitudes. Fue, en definitiva, un poeta popular, que supo aunar en su estilo los de otros, cuyo mérito mayor consistió en ser pionero iniciando una senda que otros intentarían seguir con desigual fortuna

Reseña: Calderón de la barca: La vida es sueño (Comedia, auto y loa)

En el triste panorama del centenario del gran dramaturgo barroco, que ha pasado casi inadvertido —cuando no se ha justificado con vergonzantes razones la causa del silencio o del olvido—, es alentador que una editorial, asesorada por jóvenes filólogos, haya publicado esta rigurosa edición preparada por un profesor universitario que en varias ocasiones ha dado muestras de su meritoria atención a nuestros clásicos