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    Investigaci贸n, pol铆tica y pr谩cticas educativas

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    Mejorar las relaciones entre investigaci贸n y pr谩ctica educativas

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    La autora pone de relieve el divorcio existente entre la investigaci贸n educativa y la pr谩ctica docente, planteando que los investigadores desconocen la realidad de las aulas y los profesores no incorporan a su pr谩ctica los avances de la investigaci贸n. Un tercer elemento en discordia lo constituyen los pol铆ticos que emprenden sus reformas sin tener apenas en cuenta el saber de unos y otros, dando m谩s cabida a posiciones ideol贸gicas que cient铆ficas. A帽ade que en el proceso de transformaci贸n de los sistemas educativos en organizaciones que aprenden pueden jugar un papel importante las estructuras mediadoras capaces de poner en contacto las tres comunidades interesadas (profesores, investigadores y responsables de las pol铆ticas educativas). Tras analizar las redes y organismos que varios pa铆ses han puesto en marcha para realizar esta funci贸n -OCDE, Eurydice, PREAL- , destaca la potencialidad mediadora de la Inspecci贸n de Educaci贸n que podr铆a aportar su cualificado saber a la toma de decisiones. ABSTRACT The author highlights the divorce between the educational research and the teaching practice, arguing that researchers ignore the real facts of the classrooms and teachers do not incorporate the assessments of researchers in their teaching practice. A third discordant element are politicians who develop reforms without taking into account the knowledge of the former and the later, and paying special attention to ideological positions rather than to science ones. She remarks that, in the process of transforming educational systems into learning organizations, the mediating staff can play an important role, as the only professionals capable of making these three segments -teachers, researchers and politicians responsible of educational policies- get in touch. After an analysis of the schedules and organizations that several countries have developed to carry out this aim -OCDE, Eurydice, PREAL- she points out the mediating power of the Educational Inspectorate, whose staff could contribute their qualified knowledge in the decision-making. Art铆culo INTRODUCCI脫N En este comienzo de milenio, tenemos gran cantidad de conocimientos sobre educaci贸n, adquiridos mediante de varios siglos de pr谩ctica docente y algunas d茅cadas de investigaci贸n acerca de los procesos de ense帽anza y aprendizaje. Se ha avanzado mucho en saberes como la psicolog铆a evolutiva y diferencial, la socializaci贸n infantil, pol铆tica educativa, organizaci贸n escolar, desarrollo del curr铆culo, did谩ctica, impacto del uso de las tecnolog铆as en la ense帽anza, eficacia de la escuela, procesos de mejora escolar, interacci贸n en el aula, formaci贸n, actitudes y conducta del profesorado, liderazgo de las organizaciones educativas, papel de las familias en la educaci贸n, t茅cnicas de evaluaci贸n...y un largo etc茅tera. Por otro lado, a lo largo de la historia y en especial en los 煤ltimos a帽os, ha cambiado enormemente la sociedad en su conjunto, los modos de vida, los valores y, sobre todo, las comunicaciones y la transmisi贸n de la informaci贸n; lo que ha generado condiciones y necesidades educativas totalmente nuevas. Y, sin embargo, la mayor铆a de las instituciones escolares de hoy en d铆a se parecen much铆simo en lo esencial a las de hace medio siglo. Han mejorado en ciertos aspectos, tienen buenas instalaciones, disponen de material did谩ctico abundante y de unas cuantas herramientas tecnol贸gicas. Pero, en el fondo, la educaci贸n ha cambiado poco y se ha adaptado mal a las nuevas necesidades personales y sociales. La investigaci贸n educativa y la pr谩ctica docente viven casi en mundos separados, sin generar entre ellas la sinergia que ser铆a de esperar. Se ve con cierto desconsuelo c贸mo se malgastan energ铆as en ambos lados por la falta de di谩logo, porque es evidente que muchos de los problemas que se plantean los profesores ya est谩n resueltos a nivel te贸rico y que la investigaci贸n resultar铆a mucho m谩s relevante si partiera de un acercamiento a quienes est谩n en los centros escolares. Los docentes miran a los investigadores con recelo, como a te贸ricos que desconocen por completo la realidad de las aulas; los investigadores culpan del inmovilismo de la educaci贸n a los profesores, que no evolucionan en su pr谩ctica incorporando a ella los avances de la investigaci贸n, tal como hacen los profesionales de casi todos los dem谩s 谩mbitos; y los pol铆ticos, con frecuencia, emprenden sus reformas sin tener apenas en cuenta el saber de unos y otros, dando m谩s cabida a posiciones ideol贸gicas y a im谩genes medi谩ticas de la educaci贸n que a un conocimiento hecho de rigor cient铆fico y reflexi贸n serena sobre la pr谩ctica. Angel Gabilondo, Rector de la Universidad Aut贸noma de Madrid, en una entrevista publicada por le Pa铆s en junio de 2004 dec铆a que "hay que vincular la educaci贸n a la innovaci贸n y la investigaci贸n, porque esa es la base fundamental de un pa铆s diferente". En efecto, una reforma a fondo del sistema educativo s贸lo puede hacerse sobre la base de un s贸lido v铆nculo de la pr谩ctica con la investigaci贸n. Sin embargo, en Espa帽a, lejos de mejorar, la relaci贸n entre ambas actividades parece haber empeorado en los 煤ltimos a帽os. Los avances de la investigaci贸n no llegan apenas al aula ni a los despachos donde se toman las decisiones sobre los sistemas educativos y en educaci贸n se considera, como en ning煤n otro campo profesional, que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Es decir no s贸lo no hay ayuda mutua sino que no existe ning煤n deseo de que la haya, lo cual es mucho m谩s grave. Desde luego no es nada f谩cil encontrar un equilibrio entre los distintos polos implicados y se corre el peligro de adoptar una postura simplista y algo maniquea, poni茅ndose de uno u otro lado, sin tener en cuenta la otra cara de la realidad. Pero no hay que olvidar que la raz贸n no est谩 nunca en una sola orilla del problema y las buenas respuestas requieren cooperaci贸n, suma de esfuerzos. Entre nosotros ni siquiera existe apenas reflexi贸n y debate p煤blico sobre este tema, salvo excepciones (Sancho y Hern谩ndez, 1997; de la Orden y Mafokozi 1999, Fern谩ndez Cano 2001, etc.) que no han llegado a suscitar reacci贸n alguna ni en la comunidad acad茅mica, ni en el mundo de la pr谩ctica escolar, ni entre los responsables de la pol铆tica de educaci贸n e investigaci贸n. Los investigadores siguen trabajando, desde luego, pero el sistema educativo no parece beneficiarse gran cosa de ello, ni los diversos actores preocuparse de que as铆 sea. En gran medida esta falta de inter茅s ha venido asociada a un movimiento "anti-pedagog铆a" entre los docentes, alentado desde ciertos medios oficiales. Pero los propios investigadores, sin duda, han tenido tambi茅n su parte de responsabilidad, al trabajar con m谩s frecuencia desde un modelo "Olimpo" de la ciencia pura sin contaminaci贸n de la pr谩ctica, que desde uno "脕gora" de una investigaci贸n hecha desde y para la escuela real (OCDE 1995) Sin embargo, en el 谩mbito internacional el tema de las relaciones de la investigaci贸n con la pol铆tica educativa, por un lado, y con la pr谩ctica docente, por otro, es actualmente objeto de una pol茅mica viva, planteada desde diversos 谩mbitos, que ha dado lugar a importantes contribuciones te贸ricas y a acciones de pol铆tica educativa de envergadura. Porque es fundamental encontrar una forma de abordar el problema que redunde en la necesaria cooperaci贸n entre los implicados y, mediante ella, en una mejora de la educaci贸n a la altura requerida por los tiempos que corren. LA POL脡MICA INTERNACIONAL SOBRE LAS RELACIONES ENTRE INVESTIGACI脫N Y PR脕CTICA EDUCATIVAS El grave error cometido al plantear las relaciones entre la investigaci贸n educativa y la pr谩ctica docente es hacerlo desde modelos explicativos cl谩sicos, basados en el esquema simplista investigaci贸n-difusi贸n-desarrollo-implantaci贸n. Seg煤n este esquema se supone que todo sucede de un modo mecanicista y lineal: se investiga, se difunde, se hacen desarrollos aplicables de la investigaci贸n y eso genera autom谩ticamente una buena pr谩ctica. Este planteamiento ha ejercido sobre investigadores y profesores mucha presi贸n y, al no dar lugar a los resultados esperados, ha generado una fuerte pol茅mica acerca de la utilidad y sentido de la investigaci贸n educativa, por un lado, y de la falta de fundamentaci贸n cient铆fica de la ense帽anza, por otro. Hace unos a帽os, el prestigioso inspector y profesor brit谩nico David Hargreaves (1996) suscit贸 de nuevo la pol茅mica, con su ya c茅lebre conferencia en la Asamblea anual de la Agencia para la Formaci贸n de Profesorado el Reino Unido (TTA). Su intervenci贸n tuvo el efecto de provocar una toma de conciencia de la envergadura del problema entre profesores, investigadores y autoridades educativas y di贸 lugar a una gran cantidad de respuestas, foros de discusi贸n y acciones de diversa 铆ndole, que duran hasta nuestros d铆as. Las tesis de la conferencia pueden resumirse del modo siguiente: La ense帽anza, al contrario de lo que ocurre en el campo de la medicina, donde la sinergia entre investigaci贸n y pr谩ctica ha producido avances significativos, no es una profesi贸n basada en evidencias cient铆ficas (research-based o evidence-based profession); la culpa de esta situaci贸n la tiene sobre todo la investigaci贸n educativa, que no ha sabido ser 煤til para la fundamentaci贸n de la pr谩ctica docente, ni crear un cuerpo de conocimientos s贸lidos e indiscutibles con sentido acumulativo, ni difundir adecuadamente sus resultados; como, hoy m谩s que nunca, la mejora de la educaci贸n requiere que 茅sta se base en el saber generado cient铆ficamente, la mejor soluci贸n es que los profesores, que conocen las necesidades de la pr谩ctica, hagan un tipo de investigaci贸n libre del academismo est茅ril de la llevada a cabo por los investigadores ajenos a la escuela; consecuentemente, gran parte de los fondos destinados a investigaci贸n educativa deben ser redirigidos, por un lado, a financiar los estudios hechos por los propios profesores sobre el terreno, y, por otro, a la Oficina para los Est谩ndares en Educaci贸n (OFSTED) para que los inspectores hagan estudios sobre los informes que ellos mismos realizan a partir de la inspecci贸n a las escuelas. La conferencia de Hargreaves tuvo un enorme impacto en el Reino Unido. Provoc贸 por parte de la TTA acciones encaminadas al fomento de la investigaci贸n en las aulas y a la promoci贸n de la "ense帽anza como profesi贸n basada en evidencias". Tambi茅n dio lugar a dos informes nacionales sobre la investigaci贸n educativa, en los que se basaron algunas decisiones pol铆ticas que afectan a la organizaci贸n y financiaci贸n de la misma. Pero, sobre todo, suscit贸 numerosas respuestas por parte de expertos, profesores e investigadores, en uno y otro sentido, es decir, unas en apoyo de la postura de Hargreaves y otras bastante cr铆ticas con ella, aunque siempre aceptando gran parte de sus argumentos. Los dos informes sobre la investigaci贸n educativa fueron llevados a cabo, uno por la inspecci贸n desde el OFSTED (Tooley, 1998) y otro por el Departamento de Educaci贸n (Hillage et al.,1998) respectivamente y ambos fueron muy cr铆ticos acerca de la calidad y utilidad de la investigaci贸n educativa. Como respuesta a estos informes, el gobierno cre贸 dos centros mediadores entre investigaci贸n y pr谩ctica educativas: el EPPI-Centre (Evidence for Policy and Practice) encargado de llevar a cabo revisiones sistem谩ticas de los resultados de la investigaci贸n educativa, para hacerlos m谩s accesibles a pol铆ticos y profesores, y el NERF (National Education Research Forum) para establecer prioridades de financiaci贸n m谩s acordes con las necesidades de los usuarios. Para completar la visi贸n de los distintos aspectos de esta pol茅mica acerca de las relaciones entre investigaci贸n y docencia, nos fijaremos en tres de las numerosas reacciones suscitadas en el mundo acad茅mico por la intervenci贸n de Hargreaves: la de Hancock (1997), la de Hammersley (2002) y la de Hemsley-Brown y Sharp (2002). Las dos primeras sintetizan bien los puntos d茅biles del planteamiento de la conferencia en la TTA, una desde la perspectiva del profesorado y otra desde la de la investigaci贸n educativa. La tercera tiene la peculiaridad de estar escrita desde un organismo no universitario de investigaci贸n, el NFER, que juega un papel de intermediario entre la investigaci贸n y la pr谩ctica educativa, y, por tanto se sit煤a a priori en una buena perspectiva neutral. Todas ellas admiten la mayor铆a de los argumentos expuestos por Hargreaves, pero a帽aden nuevos 谩ngulos de enfoque y matices, que les llevan a conclusiones diferentes, m谩s o menos cr铆ticas, con su postura. Hancock se pregunta por qu茅 los profesores son reacios a hacer investigaci贸n y responde con cuatro razones explicativas, basadas en su propia reflexi贸n y avaladas por las opiniones de otros acad茅micos. Las causas aducidas, que, sin duda, reflejan una realidad que suscribir铆amos desde otras latitudes, son las siguientes: La primera de ellas es la falta de expectativa social de que los docentes no universitarios hagan investigaci贸n y teoricen sobre su pr谩ctica, lo que les lleva a no sentirse llamados a este tipo de actividad. La segunda se refiere a las propias condiciones y caracter铆sticas de su trabajo, muy centrado en el "hacer", con fuertes implicaciones emocionales y de relaci贸n interpersonal, que conduce a los profesores a rechazar lo que no se considera 煤til para resolver los problemas inmediatos. La tercera es la falta de confianza en s铆 mismos de los profesores como profesionales que tienen algo que decir, debido a su falta de participaci贸n en el dise帽o de las pol铆ticas de cambio educativo. La cuarta raz贸n es el desencuentro entre las metodolog铆as m谩s consolidadas en la investigaci贸n educativa y los modos de trabajar de los docentes. Este conjunto de razones parece apuntar a que la docencia y la investigaci贸n son actividades muy diferentes, que exigen formaci贸n, tiempos, capacidades y motivaciones distintas y que, por tanto, dif铆cilmente pueden ser compatibles para que las realice un mismo profesional. Concluye el art铆culo sugiriendo algunos modos creativos de apoyo a los profesores, para que puedan llevar a cabo actividades de investigaci贸n incardinadas en la docencia. El trabajo de Hammersley y colaboradores va m谩s all谩 de la reacci贸n a la conferencia de la TTA y hace un planteamiento en profundidad de las relaciones entre investigaci贸n y pr谩ctica educativa. Pero el primer cap铆tulo del libro se dedica 铆ntegramente a hacer una evaluaci贸n punto por punto de la conferencia de la TTA y de sus consecuencias. Se centra en desmontar lo que llama falacias subyacentes a los dos principales argumentos de Hargreaves: que la investigaci贸n educativa ha fracasado en la producci贸n de un corpus consistente de conocimientos y que sus resultados son de poca utilidad para los profesores. Aun admitiendo la parte de verdad que hay en ambas afirmaciones, considera Hammersley que la primera olvida las dificultades metodol贸gicas intr铆nsecas a la investigaci贸n en un campo como la educaci贸n, semejante en ciertos aspectos al de la medicina, pero en absoluto id茅ntico a 茅l, entre otras cosas porque un m茅dico trata a los pacientes individualmente y el profesor ha de hacerlo en grupo, lo que es fuente de muchas de las dificultades de la ense帽anza. La segunda afirmaci贸n parte de una concepci贸n simplista y lineal de las relaciones entre investigaci贸n y pr谩ctica educativa y de una noci贸n demasiado instrumental de lo que es la relevancia pr谩ctica, que, de ning煤n modo puede reducirse a la repercusi贸n inmediata y visible. Concluye su cr铆tica afirmando que la propuesta de Hargreaves de reformar radicalmente la investigaci贸n educativa se parece m谩s al discurso "anti.-profesionales" de algunos pol铆ticos que a una intervenci贸n acad茅mica y que las pol铆ticas derivadas de esta propuesta est谩n resultando contraproducentes y, lejos de mejorar la calidad de la investigaci贸n, la est谩n da帽ando. Las investigadoras del NFER, Hemsley-Brown y Sharp, toman como punto de partida de su estudio la comparaci贸n efectuada por Hargreaves entre la medicina y la educaci贸n en cuanto al uso de la investigaci贸n para mejorar la pr谩ctica. En medicina las decisiones profesionales, como el tratamiento que se ha de prescribir en unas condiciones determinadas, est谩n basadas en los resultados de investigaci贸n disponibles; por el contrario los profesores rara vez acuden a investigaciones para tomar decisiones respecto a sus alumnos. El estudio consiste en analizar si, en efecto, los m茅dicos y enfermeras utilizan m谩s la investigaci贸n que los profesores y directores de centros, y qu茅 factores condicionan el mayor o menor uso. Tras la revisi贸n de 183 art铆culos e informes de investigaci贸n, llegan a la conclusi贸n de que los profesores no suelen estar interesados o implicados en investigaci贸n educativa ni son usuarios asiduos de revistas profesionales, mientras entre los m茅dicos esta es una pr谩ctica habitual. Los principales factores negativos que parecen motivar este desinter茅s de los profesores son la escasez de tiempo, la falta de confianza en los resultados de la investigaci贸n, que se consideran irrelevantes o te贸ricos, la dificultad de entender el lenguaje de los investigadores, la mala difusi贸n de los estudios, la mayor relevancia concedida a otras fuentes de informaci贸n y la falta de incentivos. En cambio, como factores positivos para que exista "consumo" habitual de investigaci贸n por parte del profesorado, se se帽alan las buenas relaciones entre investigadores y docentes, el que los estudios se centren en la escuela, la participaci贸n de los profesores en estudios de postgrado y la implicaci贸n de 茅stos en trabajos de investigaci贸n. El porqu茅 de las diferencias entre el colectivo docente y el sanitario parece residir no tanto en resistencias individuales como en la cultura institucional de cada uno de ellos, que incita m谩s o menos a la adquisici贸n de conocimientos para realimentar la pr谩ctica. De modo que modificar el grado de uso de la investigaci贸n por parte de los profesionales de la ense帽anza implica sobre todo un cambio cultural. Este debate (del que hemos hecho una m铆nima s铆ntesis), suscitado en el Reino Unido y extendido despu茅s al 谩mbito internacional, es de gran trascendencia para el futuro inmediato de la investigaci贸n educativa y de la propia educaci贸n. A 茅l se han unido voces acad茅micas de todo el mundo y ha dado lugar a varias acciones de la OCDE sobre el tema de la generaci贸n y utilizaci贸n del conocimiento en educaci贸n entre las que destaca la publicaci贸n (OCDE, 2000) de una serie de aportaciones de expertos de gran prestigio (como el propio Hargreaves y Kogan del Reino Unido, Saussois de Francia, Lundvall de Dinamarca, Bauer y Carnoy de Estados Unidos, etc.). Lo m谩s importante de este debate es la toma de conciencia de la necesidad de modificar el propio planteamiento de las relaciones entre investigaci贸n y docencia para encontrar una v铆a de cooperaci贸n fruct铆fera entre ambas, desde la convicci贸n de que las buenas relaciones entre ambas actividades son cruciales para la mejora de la educaci贸n. UN PLANTEAMIENTO DIFERENTE DE LAS RELACIONES ENTRE INVESTIGACI脫N EDUCATIVA Y PR脕CTICA DOCENTE Como hemos dicho, el enfoque excesivamente simple y optimista acerca del impacto de investigaci贸n sobre la modificaci贸n de la pr谩ctica de la ense帽anza no ha sido beneficioso para ninguna de ellas. Se basaba en un modelo industrial de funcionamiento (producci贸n de saber ==> mediaci贸n/difusi贸n ==> aplicaci贸n) seg煤n el cual, la investigaci贸n deber铆a producir de forma inmediata resultados que se convertir铆an en pautas de actuaci贸n para los docentes. Ya hemos visto que la consecuencia natural de este planteamiento err贸neo ha sido el pesimismo posterior al comprobar que no se han cumplido en absoluto las previsiones. En el momento actual los planteamientos de esta cuesti贸n son mucho m谩s realistas y complejos. Ya no se supone que la investigaci贸n vaya a resolver todos los problemas de la educaci贸n ni a tener repercusiones en la pr谩ctica de forma inmediata. Pero eso no significa que no quepa esperar nada de ella, sino que es preciso ajustar las expectativas por medio de un cambio de enfoque. Los modelos no lineales se han impuesto como 煤nica forma de abordar la cuesti贸n en sus justos t茅rminos. Las complejas relaciones entre producci贸n y utilizaci贸n del saber se pueden explicar, entre otros, mediante "modelos interactivos" (OCDE 2000) modelos de "ilustraci贸n moderada" (moderate enlightenment) (Hammersley, 2002), o modelos "epidemiol贸gicos" (Cros, 1999). El "modelo interactivo" se caracteriza por enfatizar la interdependencia entre los elementos del sistema, de manera que los tres procesos fundamentales (producci贸n, mediaci贸n y utilizaci贸n) se influyen mutuamente y los diferentes actores pueden adoptar uno u otro papel seg煤n el momento. Al hablar de "ilustraci贸n moderada" (frente al modelo industrial o al de ilustraci贸n fuerte) Hammersley se refiere a que la pr谩ctica no puede fundarse de forma directa en lo que la investigaci贸n produce, ni 茅sta orientarse s贸lo a la generaci贸n de resultados inmediatamente 煤tiles. Los procesos de retroalimentaci贸n entre una y otra son contingentes, pasan por la mente de los docentes y administradores de la educaci贸n "ilustrados", que, entre otros conocimientos, manejan resultados de investigaci贸n para tomar sus decisiones. Por su parte, la expresi贸n "modelo epidemiol贸gico" se refiere a un modo de expansi贸n del conocimiento que recuerda m谩s al contagio que a la imposici贸n o la utilizaci贸n mec谩nica. Los primeros "afectados" por las perspectivas innovadoras abiertas por la investigaci贸n ser铆an algunos profesores pioneros, para irse despu茅s expandiendo hasta institucionalizarse de forma generalizada. Todos estos modos de interpretar las relaciones entre pr谩ctica e investigaci贸n tienen en com煤n tres aspectos: por un lado, el haber rebajado sustancialmente las expectativas acerca de la cap

    Mejorar las relaciones entre investigaci贸n y pr谩ctica educativas

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    Educar desde la compasi贸n apasionada

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    Cuadernos de pedagog铆a

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    Resumen tomado de la publicaci贸nSe reflexiona sobre el futuro de la mejora de los centros de ense帽anza espa帽oles. El enfoque m谩s reciente del movimiento de mejora de las escuelas considera los centros como 'organizaciones que aprenden' y reclama un sistema educativo concebido, a su vez, para aprender. Esto s贸lo ser谩 posible en una red de trabajo en la que la docencia genere un saber desde la acci贸n y la reflexi贸n, y lo transmita a la pol铆tica.Catalu帽aES

    Revista de educaci贸n

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    Se presenta la biograf铆a intelectual y vital de A.S. Neill, su teor铆a educativa y la encarnaci贸n de 茅sta en la escuela escocesa de Summerhill. Este pedagogo apuesta por la libertad del individuo desde el momento de su nacimiento, y demuestra que la educaci贸n en libertad es posible y da buenos resultados. Se exponen tambi茅n algunos resultados del informe elaborado por inspectores brit谩nicos que hicieron una visita oficial a la escuela en 1949, y la opini贸n de diversos intelectuales contempor谩neos a Neill.Biblioteca de Educaci贸n del Ministerio de Educaci贸n, Cultura y Deporte; Calle San Agust铆n, 5 - 3 Planta; 28014 Madrid; Tel. +34917748000; [email protected]
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