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Cuerpo, identidad y violencia (en un cierto cine contemporáneo)
De pocas cosas podemos estar tan seguros como de nuestra propia corporeidad. El cuerpo es soporte y límite de nuestra identidad, pues es lo que determina dónde acabo yo y comienza el otro. Y es precisamente en el cine donde, por su propia singularidad técnica, la cuestión del cuerpo y la identidad adquieren especial relevancia. Hay, además, un tipo de cine actual encarnado por personajes liminares y ambivalentes, solitarios y desarraigados que mantienen una doble relación con la violencia. Por una parte, se expresan a través de ella; por otra, es la violencia la que se expresa en ellos a través de cicatrices, tatuajes y demás bricolaje corporal, singularizándolos. Siendo el cuerpo lo único tangible en una situación en la que todo parece difuminarse, la carne se impone como la única superficie sobre la que dibujar de manera indeleble una identidad con tendencia a desdibujarse. A esta estirpe de narraciones pertenecen películas como Promesas del Este (Eastern Promises, 2007) de David Cronenberg.Few things can be as certain as our own corporeality. The body is
support of and limit to our identity, it is what determines where I end and the other begins. And it is precisely in the cinema, because of its
technological nature, where the issues of body and identity are closely
related. There is a type of contemporary cinema inhabited by liminal
and ambivalent, lonely and uprooted characters who maintain a
complex relationship with violence. On the one hand, they expressed
themselves through it; on the other, violence expresses itself in them
through scars, tattoos and other bodily bricolage, making the human
body unique. Since the body is the only tangible thing in a situation in
which everything seems to fade, flesh stands out as the only surface
on which to draw firmly an identity always prone to vanishing. Eastern
Promises (David Cronenberg, 2007) is one of such films
Cine y Literatura: De la apropiación al diálogo
El presente artículo trata de proyectar una cierta luz sobre la resbaladiza cuestión de la adaptación cinematográfica de un texto literario. Habitualmente suele considerarse a la película como mera ilustración audiovisual de la novela o relato escrito que se encuentra en el punto de partida. De aquí se derivan tres perversas consecuencias: la supeditación del film a su modelo originario, la pretensión de establecer equiparaciones entre sistemas expresivos no directamente comparables y la ingenua consideración de que los significados existen independientemente de la manera como son expresados. La superación de tanto melentendido pasa por abandonar el concepto de adaptación como algo que se juega en torno a la fidelidad, para concebirla en términos de diálogo, de lectura operativa. La novela de Joseph Conrad El corazón de las tinieblas y la película de Manuel Gutiérrez Aragón El corazón del bosque son los dos privilegiados interlocutores que han sido convocados en este texto. En el corazón de ambos late una misma preocupación: la del acceso al conocimiento
Cine, ética y alteridad. Metáforas del encuentro con el otro
Abstract: The article title will allow me a combinatorial game matching its terms in pairs. Thereby, what comes next will consist of three parts. The first one will address the relationship between cinema and ethics, while the last one will approach cinema and the otherness. In between both, there will be a brief exordium that, following the thought of Emmanuel Lévinas, reflects on the link between ethics and the otherness. All of this will be based on the analysis of three films: The Reader (Stephen Daldry, 2008), Rosetta (Jean-Pierre and Luc Dardenne, 1999) and Lone Star (John Sayles, 1996).Resumen: El título del artículo me va a permitir un juego combinatorio tomando sus términos por parejas. De tal manera que lo que viene a continuación constará de tres partes. Una primera sobre la relación entre el cine y la ética; una última, en torno al cine y la alteridad. Y, entre ambas, un breve exordio que, siguiendo el pensamiento de Emmanuel Lévinas, reflexiona sobre el vínculo entre la ética y la alteridad. Para ello me valdré del análisis de tres películas: El lector (Stephen Daldry, 2008), Rosetta (Jean-Pierre y Luc Dardenne, 1999) y Lone Star (John Sayles, 1996)