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La «contrarreforma» de Jaén.
Han pasado más de dos meses desde que se produjo mi fulminante cese (el 27-6-83) como Director de los Servicios Psiquiátricos Provinciales, y aún no acabo de entender muy bien por qué ni para qué los responsables polÃticos de la Diputación de Jaén decidieron frenar la Reforma Psiquiátrica, que ellos mismos habÃan propiciado ilusionada y casi entusiásticamente, y cambiar regresivamente el rumbo de la misma. Desconozco realmente las causas, por lo que sólo puedo hacer interpretaciones, en las que no sé si podré desprenderme de cualquier subjetivismo. En ningún momento, ni antes ni después, se me explicó nada, ni se ha explicado públicamente. No ha sido necesario. Me han cesado sencillamente porque podÃan hacerlo con total impunidad y con silencio. Como en los viejos tiempos. Los que han tomado la decisión no han querido hablar conmigo. Pero la paranoia del poder me ha liberado de mi propia paranoia: según una versión oficiosa, yo era alguien con el que desde hace tiempo no se podÃa hablar
La reforma de Jaén, entre la contradicción y la ambigüedad.
El manicomio público ha cumplido históricamente con una importante función de «defensa social», de defensa del orden establecido en una sociedad burguesa y clasista, en contra de quienes exhibÃan conductas socialmente anómalas. Actualmente es una institución en decadencia y que tiende a desaparecer en las sociedades más modernas, más desarrolladas y menos groseramente explotadoras. Sin embargo, en este paÃs el manicomio sigue estando plenamente arraigado en el contexto social, por lo que su transformación y desmantelamiento resulta sumamente difÃcil. No obstante, aún aquà es una institución anacrónica, desfasada e incapaz de atender adecuadamente la creciente demanda de atención psiquiátrica (una demanda que rebasa ampliamente al simple internamiento forzoso) y absolutamente impropia de una sociedad que pretende evolucionar hacia la democracia y el progreso
La reforma de Jaén, entre la contradicción y la ambigüedad.
El manicomio público ha cumplido históricamente con una importante función de «defensa social», de defensa del orden establecido en una sociedad burguesa y clasista, en contra de quienes exhibÃan conductas socialmente anómalas. Actualmente es una institución en decadencia y que tiende a desaparecer en las sociedades más modernas, más desarrolladas y menos groseramente explotadoras. Sin embargo, en este paÃs el manicomio sigue estando plenamente arraigado en el contexto social, por lo que su transformación y desmantelamiento resulta sumamente difÃcil. No obstante, aún aquà es una institución anacrónica, desfasada e incapaz de atender adecuadamente la creciente demanda de atención psiquiátrica (una demanda que rebasa ampliamente al simple internamiento forzoso) y absolutamente impropia de una sociedad que pretende evolucionar hacia la democracia y el progreso
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