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Bibliografía sobre David Viñas.
Fil: Bernini, Emilio. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras; Argentina.El Mansilla (título provisorio) es el último gran ensayo inconcluso de David Viñas. Los originales están depositados en la Biblioteca Nacional y su consulta revela las dimensiones verdaderamente extraordinarias del trabajo. Las carpetas que contienen los textos, compuestas de escritos a máquina, manuscritos, correcciones manuales de los escritos, fragmentos de papeles pegados sobre los originales, están organizadas con un sistema de nomenclatura que intenta ordenar, algo denodadamente, esa enorme cantidad de textos que no obstante pareciera resistirse a ese destino. Se trata, en efecto, de una serie heteróclita de escritos, con títulos de partes, de capítulos y con subtítulos, que dan cuenta de una organización fragmentaria y sin embargo totalizadora. En este último ensayo, pues, vuelve a formularse el problema de la totalidad y la detención en la particularidad del episodio mínimo –siempre contenido en el todo– propio de las novelas más importantes de Viñas. También, persiste, en su carácter inconcluso y sus correcciones aumentativas casi infinitas –como puede verse en los originales– la tensión con el lenguaje, que en Viñas nunca fue solo un medio de transmisión de ideas sino, bien por el contrario, una materia densa, opaca, política, que llevó a la radicalidad enunciativa de Tartabul y que, aquí, puede haber definido su inconclusión (que no tuvo que ver con la muerte de su autor). En Mansilla hay la composición de un personaje, que es un individuo histórico, cuyos rasgos no son ya únicamente los del “viajero consumidor”, sino los del dilema (existencialista) de la conciencia (de sí y para los otros): “El joven Mansilla”, escribe Viñas, “va presintiendo que él no es más que un reflejo o precaria duplicación de un modelo; y para ubicar provisoriamente su identidad, si toma distancia de los ‘aborígenes’ (por arriba y contemplándolos desde cubierta o tirándoles una propina), no logra en ese espectro identificatorio, superponerse con los ingleses. Es que, pese a sus deseos o a sus calculados distanciamientos, no consigue identificarse con los universales vigentes ni alejarse del todo respecto de los particulares en ruinas. De los amos lo separan desconfianzas y rencores; con los de abajo, presiente residuos compartidos pero intolerables”. En esa tensión entre dos imágenes de clase opuestas, dos identidades imposibles (ni universal ni particular, ni amo ni esclavo, pero algo de ambas a la vez), Viñas encuentra la heterodoxia de Mansilla: una “manera de mirar” la política, un modo de escribir “estilísticamente moderno”, “ágil y puntual”, una rebeldía y su contradicción, su límite.Mansilla es aquí estudiado deliberadamente en un “paisaje político” de mediados de siglo XIX que busca actualizarse, es decir, no “abolirse”, pensarse en relación con el presente neoliberal y posneoliberal en que se escribió el ensayo. En su estructuración a la vez totalizadora y fragmentaria, en su declaración de lectura política, y en su cualidad ensayística que es a un tiempo saber (histórico, político, literario) y literatura (invención), Mansilla también constituye una crítica, que Viñas nunca dejó de explicitar, a la metodología y la epistemología de la escritura académica contemporánea. Mansilla, en su dimensión descomunal y en su inacabamiento, y Tartabul en su retaceo persistente del sentido, en su narración desintegrada, fueron sus textos más radicales. E.B.
Quintas, divisas y encarnaciones | Ensayos
Los trabajos de David Viñas pueden ser leídos desde varias perspectivas, algunas de las cuales son abordadas por los ensayos de este número de El Matadero en su homenaje: la formación en la obra (más precisamente, en la literatura) de Jean-Paul Sartre y la recepción del existencialismo francés en el campo intelectual de Buenos Aires, y en este aspecto, la concepción de la propia tarea intelectual desde la noción de engagement, que en Viñas se formuló como una refutación del ensayo hermenéutico “esencialista” a lo Eduardo Mallea y Héctor A. Murena, y como una crítica de las formas hegemónicas literarias, culturales y periodísticas (cuyas publicaciones modelo eran la revista Sur y el diario La Nación) de la clase dominante. En la misma línea, su relación con los intelectuales coetáneos, en particular con el grupo de la revista Contorno (nombre que puede leerse como una traducción, una adaptación, del concepto sartreano de situation) y otros, más jóvenes, que incidieron en distintos campos de la cultura argentina incluso hasta hoy: Carlos Correas, Juan José Sebreli, Oscar Masotta. Su obra también puede leerse desde la discusión estética e ideológica que entabló con los grandes ensayistas argentinos, en una serie en la que es preciso situarlo: Domingo F. Sarmiento y Ezequiel Martínez Estrada, con quienes no solo comparte cierta situación de enunciación que es a la vez la del exiliado, la del nacionalista formado en la cultura europea y la del ideólogo no sistemático, la del escritor (cf., Beatriz Sarlo, “Un triángulo. Viñas, Martínez Estrada, Sarmieno”). Asimismo, Viñas puede ser leído desde la perspectiva del formador reconocido por los intelectuales más relevantes de los últimos veinte años del siglo pasado, que encontraron en él a un maestro, o hicieron de él –con él incluso–, un modelo de intelectual, un modo de intervención en el campo político, pero también un modelo de escritura, una moral: por un lado, Josefina Ludmer, Beatriz Sarlo, Ricardo Piglia, la revista Los libros y la revista Punto de vista; por otro, algunos intelectuales de la Facultad de Ciencias Sociales, agrupados en torno a la revista El Ojo Mocho, que entablaron discusiones con otros grupos del campo intelectual de la misma tradición crítica cultural. En todos los casos, Viñas fue modelo de formación no menos que objeto de discusión (cf., Diego Peller: “Viñas y la crítica. Relecturas y ajustes de cuentas”).Los ensayos de Viñas, revisados aquí, se vuelven modelo de un pensamiento que historiza y politiza lo literario, parte de esa recusación de la tradición ensayística hermenéutica, y de una escritura que conoce bien que el lenguaje es instrumento de poder y de violencia y que, en tanto tal, es preciso horadarlo, trastrocarlo, alterarlo, manipularlo (los collages de los textos de la clase dominante, la discontinuidades discursivas a que los somete, cf. María Mudrovcic, “Notas al margen de Indios, ejército y frontera), porque siempre se cristaliza, porque siempre, en algún punto, el lenguaje traiciona. Por eso mismo, el ensayo de Viñas nunca buscó la “cientificidad” de cierta escritura académica actual, nunca se rigió por las obligaciones institucionales; por el contrario, se compuso de “vetas de ficcionalidad”, en sus textos más importantes desde el modelo de literatura de Balzac, para hacer del lenguaje escrito –fijo, sometido a los regímenes– una voz –espontánea, iterativa, errante– (cf., Magdalena Cámpora, “El modelo Rastignac”).Emilio Bernini
Grain size determination of superconducting MgB2 powders from magnetization curve, image analysis and surface area measurement
The present article reports a method for the average grain size evaluation of
superconducting nano-particles through their magnetic properties. The use of
SQUID magnetometry to determine the average MgB2 particle size was investigated
and the results compared with those achieved through other techniques. In
particular the data obtained from zero field cooled magnetization measurement
as function of the temperature were compared with the results obtained by
scanning electron microscopy and Brunauer-Emmett-Teller techniques. The
particle magnetization was measured by a commercial SQUID magnetometer in
magnetic field (1 mT) and temperatures ranging from 5 to 50 K dispersing the
powders in a grease medium. The grain size is obtained by fitting the data
taking into account the Ginzburg-Landau temperature dependence of the London
penetration depth. Variations on typical modeling parameters were explored in
order to gain a better picture of the average grain size and the effectiveness
of various measurement techniques. We find that it is possible to use the
magnetization measurements to determine the average grain size even if the SEM
image analysis allows extracting more information about the grain size
distribution. Furthermore a Matlab routine has been developed in order to get
automatic analysis of SEM images.Comment: 12 pages, 10 figures, 5 table
Watching the city: the politics of space in Pizza, birra, faso
In this article I discuss the representation of Buenos Aires in Pizza, birra, faso. Paying attention to some of the film’s salient aspects vis-a-vis its portrayal of urban space, my analysis has as ultimate goal to reveal the ways in which the film engages in a political critique that might seem absent if studied solely from a narrative point of view. In this sense Pizza, birra, faso is a paradigmatic example of the ways in which many of the films of New Argentine Cinema engaged with their political context differently to films of the post-dictatorship generation. To unearth this political content, I will argue, it is necessary to study these films as films, and not merely texts
Fragmento de Mansilla
El Mansilla (título provisorio) es el último gran ensayo inconcluso de David Viñas. Los originales están depositados en la Biblioteca Nacional y su consulta revela las dimensiones verdaderamente extraordinarias del trabajo. Las carpetas que contienen los textos, compuestas de escritos a máquina, manuscritos, correcciones manuales de los escritos, fragmentos de papeles pegados sobre los originales, están organizadas con un sistema de nomenclatura que intenta ordenar, algo denodadamente, esa enorme cantidad de textos que no obstante pareciera resistirse a ese destino. Se trata, en efecto, de una serie heteróclita de escritos, con títulos de partes, de capítulos y con subtítulos, que dan cuenta de una organización fragmentaria y sin embargo totalizadora. En este último ensayo, pues, vuelve a formularse el problema de la totalidad y la detención en la particularidad del episodio mínimo –siempre contenido en el todo– propio de las novelas más importantes de Viñas. También, persiste, en su carácter inconcluso y sus correcciones aumentativas casi infinitas –como puede verse en los originales– la tensión con el lenguaje, que en Viñas nunca fue solo un medio de transmisión de ideas sino, bien por el contrario, una materia densa, opaca, política, que llevó a la radicalidad enunciativa de Tartabul y que, aquí, puede haber definido su inconclusión (que no tuvo que ver con la muerte de su autor). En Mansilla hay la composición de un personaje, que es un individuo histórico, cuyos rasgos no son ya únicamente los del “viajero consumidor”, sino los del dilema (existencialista) de la conciencia (de sí y para los otros): “El joven Mansilla”, escribe Viñas, “va presintiendo que él no es más que un reflejo o precaria duplicación de un modelo; y para ubicar provisoriamente su identidad, si toma distancia de los ‘aborígenes’ (por arriba y contemplándolos desde cubierta o tirándoles una propina), no logra en ese espectro identificatorio, superponerse con los ingleses. Es que, pese a sus deseos o a sus calculados distanciamientos, no consigue identificarse con los universales vigentes ni alejarse del todo respecto de los particulares en ruinas. De los amos lo separan desconfianzas y rencores; con los de abajo, presiente residuos compartidos pero intolerables”. En esa tensión entre dos imágenes de clase opuestas, dos identidades imposibles (ni universal ni particular, ni amo ni esclavo, pero algo de ambas a la vez), Viñas encuentra la heterodoxia de Mansilla: una “manera de mirar” la política, un modo de escribir “estilísticamente moderno”, “ágil y puntual”, una rebeldía y su contradicción, su límite.Mansilla es aquí estudiado deliberadamente en un “paisaje político” de mediados de siglo XIX que busca actualizarse, es decir, no “abolirse”, pensarse en relación con el presente neoliberal y posneoliberal en que se escribió el ensayo. En su estructuración a la vez totalizadora y fragmentaria, en su declaración de lectura política, y en su cualidad ensayística que es a un tiempo saber (histórico, político, literario) y literatura (invención), Mansilla también constituye una crítica, que Viñas nunca dejó de explicitar, a la metodología y la epistemología de la escritura académica contemporánea. Mansilla, en su dimensión descomunal y en su inacabamiento, y Tartabul en su retaceo persistente del sentido, en su narración desintegrada, fueron sus textos más radicales. E.B.
Sensación y sentimiento. La controversia Rousseau-Helvétius y la configuración del individuo (romántico).
Este ensayo estudia la controversia Rousseau/Helvétius (en los textos “Profesion de foi du vicaire savoyard” y De l’esprit, respectivamente) para observar en ella la configuración de una noción propiamente rousseauniana de individuo, definida por el estatuto afectivo de la conciencia, irreductible a la sensación, que tendrá una notoria continuidad en el romanticismo. A su vez, esa noción de individuo constituye la condición de posibilidad de los textos autobiográficos, Les confessions y Les rêveries du promeneur solitaire, en los que el filósofo se representa a la vez como santo y como monstruo, en discusión intertextual con San Agustín
Ficciones
En las ficciones, el estatuto es la pura invención, compuesta con materiales que también forman parte de los ensayos, sólo que en éstos se vuelven objeto y elaboración de saber. En ambos, hay una misma voluntad de totalización: por un lado, la literatura argentina de los siglos xix y xx (por lo menos hasta los años ochenta del siglo pasado) constituye un objeto de saber en los ensayos; por otro, la historia política argentina de los mismos siglos, es el material de las ficciones, y de otra elaboración de saber. Pero en ambos, ni la literatura ni la historia política están concebidas en los términos de alguna linealidad, algún progreso o ley de la historia, aunque Viñas fue especialmente sensible en la observación de las constantes históricas, en el armado de series (el viaje literario; el criado favorito; los indios, los gauchos y los desaparecidos). Cada ensayo y cada novela, son más bien episódicos; no están guiados por ningún historicismo, aunque sin dudas sí por la historicidad. Los ensayos suelen particularizar a un autor (Mansilla, Mármol, Sarmiento, Cané, Martel, Gálvez, Gerchunoff, Ghiraldo, Cortázar...), porque encuentran en cada uno una suerte de condensación o tipo, la manifestación literaria, de la historia política, de la violencia del poder. Asimismo, las ficciones trabajan sobre un período histórico particular (el asesinato de Urquiza, el suicidio de De la Torre, el radicalismo de los años veinte, el peronismo, el frondicismo, el exilio y el terrorismo de Estado...) pero lo hacen siempre centrándose en una biografía, en un personaje que pertenece en general a alguna institución de la clase dominante (Iglesia, Ejército, Universidad), y que también condensa dramática, literariamente, el período. Ya en sus primeras novelas policiales por encargo, firmadas como Pedro Pago, está la biografía del criminal como personaje que condensa el mundo (cf., Román Setton, “Historia local de la infamia: los comienzos de David Viñas como narrador”). Puede notarse que la literatura de Viñas realiza un pasaje de la “denuncia” del poder en la mayor parte de sus novelas a ciertos “márgenes” de la propia (auto)biografía en las últimas (cf. M. G. Mizraje, “David Viñas o la piedra de toque”), aunque no abandone nunca esa constante dramática que es en todos sus textos la figura heterodoxa de la traición, del personaje de que se trate, a la propia clase o a la propia rebeldía (cf. Eduardo Rinesi, “En torno al teatro de David Viñas”). Pero aquello que constituye una tensión, se diría, propiamente viñesca reside en la tendencia de las novelas a narrar la totalidad (del período histórico) que, no obstante, no renuncia al detalle singularísimo, a la fragmentación que éste impone respecto del sentido totalizante. Como en Cuerpo a cuerpo que responde, al mismo tiempo, de modo originalísimo, “tanto al problema de la fragmentación del discurso narrativo como al de la representación de la totalidad” (cf. Aníbal Jarkowski, “El espejo astillado”), las grandes novelas de Viñas se conciben en esa tensión irresuelta, como si se tratara de dos tendencias contrapuestas, el detalle microscópico, el corte, y el sentido de totalidad, la sutura, que sin embargo coexisten. Aun así, en su última novela, Tartabul –sobre el propio grupo de pertenencia, la generación de Contorno–, “terminó de quebrarse todo” (cf., Horacio González, “Proyectos de lectura”). La novela más radical de Viñas, donde ya no se trata de una “crispada organización sintáctica”, ni de la fragmentación de una totalidad que no obstante postula su reconstrucción o diseña su figura. En la dispersión referencial, en los diálogos cuyos hablantes no pueden reconocerse, en la fragmentación extrema de los episodios, vuelve a formularse, de otro modo, aquello que estuvo siempre presente en su escritura: el problema de un lenguaje concebido como instrumento de poder, de violencia, que siempre fija, cristaliza, estabiliza, y al que es preciso, se diría, pulverizar para que el sentido se retacee, no pueda ser capturado por aquello mismo que lo transmite. E. B