8 research outputs found

    Phosphorus binders: preferences of patients on hemodialysis and its impact on treatment compliance and phosphorus control

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    Introducción: En la actualidad disponemos de un amplio abanico de captores del fósforo (CF), pero sabemos poco acerca de las preferencias de los pacientes y de su repercusión sobre el cumplimiento del tratamiento y el control de los niveles de fósforo. Objetivo: Estudiar las preferencias y creencias de los pacientes respecto a los CF, y su influencia sobre el cumplimiento del tratamiento y el control de los niveles de fósforo. Pacientes y métodos: Estudio observacional transversal. Se incluyeron 121 pacientes que respondieron un cuestionario genérico de cumplimiento del tratamiento (SMAQ) y a un cuestionario específico sobre cumplimiento del tratamiento con CF, tipo de CF preferido y razones de dicha preferencia. Todos los pacientes entrevistados habían probado dos o tres CF. Las consecuencias de la falta de cumplimiento del tratamiento con CF se estimaron indirectamente analizando los valores promedio de fósforo sérico. Resultados: El 40% de los pacientes era incumplidor según el cuestionario SMAQ; se encontró una asociación estadísticamente significativa entre la falta de cumplimiento en general y no alcanzar el objetivo de fósforo sérico promedio 5,5 mg/dl (OR = 4,7; IC 95%, 1,1-6,5; p = 0,03). Un 43,8% de los pacientes no refirió tener preferencias entre los diferentes tipos de CF; para el resto de pacientes, el CF preferido fue Royen®, seguido de Fosrenol®, Renagel® y Pepsamar®. Las razones expresadas para el desagrado con el Renagel® fueron las siguientes: incomodidad en la toma por su gran tamaño (28,8%), necesidad de tomar muchos comprimidos y gran consumo de agua (57,7%) e intolerancia gástrica (13,3%). En el caso del Fosrenol®: incómodo de tomar (72,7%) e intolerancia gástrica (27,2%); para el Pepsamar®: mal sabor (54,5%) e intolerancia gástrica (45,4%). Sólo al 9,4% no le gustaba el Royen®. Al analizar los conocimientos de los pacientes respecto a la utilidad de los CF, un 42% sabía que servían para controlar el fósforo; un 52% no lo sabía y un 6% tenía ideas equivocadas. En cuanto a su importancia: un 47% no conocía por qué son importantes; un 2% tenía ideas erróneas; un 9% creía que era beneficioso para la salud; un 11% creía que era bueno «porque lo dice el medico»; un 26% porque controla el fósforo y un 5% lo relacionaba con el hueso. Ningún paciente relacionó los CF con la enfermedad cardiovascular. Un 24,4% no se llevaba los CF cuando salía fuera de casa o estaba con los amigos; eran pacientes más jóvenes a quienes se les habían prescrito un mayor número de comprimidos de CF y que presentaban un mayor riesgo de no cumplir el objetivo de fósforo (OR = 10,5; IC 95%, —1,8 a —16,4; p 5,5 mg/dl (OR = 13.3; IC 95%, 1,1-1,5; p = 0,0001). Paradójicamente, los pacientes que no cumplían con el tratamiento demostraban un mejor conocimiento de su uso (OR = 17,3; IC 95%, 2,2-10,1; p 5.5 mg/dl (χ2: 4.7; 95% CI 1.07-6.5; p = 0.03). Paradoxically, non-adherent patients showed greater knowledge of the use (χ2: 17.3; 95% CI -2.2-10.1; p 5.5 mg/dl) (χ2: 13.3; 95% CI -1.1-1.5; p = 0.0001). Calcium acetate was the prefered PB in 47.1% of patients, lanthanum carbonate in 40%, sevelamer in 20.6% and aluminum hydroxide in 19.4%. The reasons claimed by patients for their negative ratings of PB were the type of dosage form, the taste, the number of tablets and gastric intolerance. Gastric intolerance and bad taste were more frequent in aluminum hydroxide patients (19.4% and 22.2%, respectively). Sevelamer received complaints about its dosage form because the tablets were too large and a large number of tablets were required (27.2%). 17.7% of patient who were taking lanthanum carbonate did not like the chewable tablets. Conclusion: patients who were taking binders that they did not like had worse serum P levels and were prescribed higher doses of binders. Knowing patients’ preferences about the drugs prescribed may be a key factor in achieving adequate adherence to treatment

    Evaluación de los diferentes tipos de membranas de hemodiálisis

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    La pluralidad de membranas utilizadas en la fabricación de dializadores, contribuye a que se presente en el mercado gran número de ellos, más de 400 en el ámbito de la EDTA, con características muy diferentes, tanto en lo relativo a sus prestaciones funcionales como a su "biocompatibilidad" y su precio. La trascendencia clínica y económica del uso de uno u otro tipo de dializador ha sido objeto de multitud de publicaciones y considerable debate que no ha llegado a materializarse en un cuerpo de doctrina universalmente aceptado, que sitúe con precisión la contribución relativa de cada tipo de dializador al resultado clínico del tratamiento en diálisis de la insuficiencia renal; y, consecuentemente, la efectividad y eficiencia de este elemento, fundamental en dicho tratamiento. El objeto del presente informe es proporcionar información respecto de dichas cuestiones, desde una perspectiva global, ponderando el valor relativo de los diferentes criterios en juego que afectan a: efectividad clínica, funcionalidad, biocompatibilidad y precio.Presentación, Abreviaturas, Informe de síntesis, Tratamiento de IRCT: Desarrollo actual y resultados, Objetivos y fundamentos de la técnica, Biocompatibilidad, Clasificación de membranas. Criterios y parámetros, Diálisis adecuada, Morbi-mortalidad asociada a diálisis Uso de las diferentes categorías de membranas, Consideraciones económicas, Conclusiones, Hemodiálisis: Evolución histórica y consideraciones generales, Morbilidad asociada a la diálisis Evolución de la técnica y diálisis adecuada, Criterios de clasificación de las membranas, Valoración clínica de las diferentes categorías de membranas, Extensión del uso de las diferentes categorías de membranas Aspectos económicos del tratamiento, Anexos

    Estrategias para aumentar la seguridad del paciente en hemodiálisis: Aplicación del sistema de análisis modal de fallos y efectos (sistema AMFE)

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    Antecedentes: La población en hemodiálisis (HD) es de alto riesgo. En estos pacientes un fallo puede tener consecuencias catastróficas, por lo que son necesarios sistemas que garanticen su seguridad en un entorno con alta tecnología y gran interacción del factor humano. Objetivos: Mostrar una sistemática de trabajo, reproducible en cualquier unidad de HD, que consiste en registrar las complicaciones y fallos ocurridos durante la sesión, definir cuáles de estas complicaciones podrían ser consideradas eventos adversos (EA) y, por tanto, prevenibles y realizar un análisis sistemático tanto de ellos como de los fallos reales o potenciales subyacentes, evaluando su gravedad, frecuencia y detección, y estableciendo prioridades de actuación (sistema de análisis modal de fallos y efectos [AMFE]). Métodos: Examen retrospectivo de las gráficas de diálisis de todas las sesiones practicadas durante un mes (octubre de 2015) en 97 pacientes, y análisis de las complicaciones registradas. La consideración de estas complicaciones como EA se basó en el consenso entre 13 profesionales y 2 pacientes. Se valoró la severidad, frecuencia y detección de cada fallo real o potencial mediante el sistema AMFE. Resultados: Se practicaron 1.303 sesiones de HD en 97 pacientes en las que se registraron un total de 383 complicaciones (1 cada 3,4 tratamientos). De ellas, el 87,9% fueron consideradas EA y el 23,7% complicaciones relacionadas con la enfermedad de base. Se detectó un EA cada 3,8 tratamientos. Los EA más frecuentes fueron la hipertensión y la hipotensión (42,7 y 27,5% del total de EA registrados, respectivamente). Los EA relacionados con el acceso vascular fueron uno de cada 68,5 tratamientos. Se registraron un total de 21 fallos en la asistencia (1 cada 62 tratamientos), los cuales estaban relacionados con fallos en la aplicación de la técnica y en la administración de la medicación. El mayor número de prioridad de riesgo lo obtuvieron los fallos relacionados con errores en el peso, disfunción o rotura del catéter y salida de agujas. Conclusiones: Las complicaciones en HD son frecuentes y la consideración de algunas de ellas como EA podría mejorar la seguridad en la asistencia, al poner en marcha medidas preventivas. La implementación del sistema AMFE permite estratificar y priorizar los posibles fallos de las unidades de diálisis, y actuar con mayor o menor premura, desarrollando las acciones de mejora necesarias

    Dispositional optimism in patients on chronic haemodialysis and its possible influence on their clinical course

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    Introducción: El optimismo disposicional es un rasgo de personalidad que se relaciona significativamente con el empleo de estrategias positivas de afrontamiento y con el grado de bienestar psicológico y físico percibidos por el paciente, y que parece ser, también, un importante predictor de enfermedad. Objetivo: Analizar si el optimismo disposicional guarda relación con el número de ingresos hospitalarios que han presentado en el último año los enfermos renales crónicos estadio Vd en nuestros centros. Material y métodos: Se estudiaron 239 pacientes en hemodiálisis que fueron categorizados en dos grupos respecto a las variables ingresos /no ingresos hospitalarios en el último año y optimismo/pesimismo disposicional. Se utilizaron los siguientes cuestionarios y variables: 1) O/P disposicional mediante el LOT-R de Scheier (1994) en su versión española: a mayor puntuación, mayor grado de optimismo disposicional. 2) Calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) mediante las láminas COOP/WONCA: a mayor puntuación peor calidad de vida referida. 3) Índice de comorbilidad de Charlson (ICM). 4) Edad, tiempo en HD y sexo. Resultados: La edad media fue de 64,8 ± 14,3 años; la mediana de tiempo en hemodiálisis de 2,9 años (rango: 0-32), y la mediana en el LOT-R 21 (rango: 6-30). Los pacientes optimistas (OD) presentaban un menor riesgo de ser ingresados que los pesimistas (PD) (OR: 0,55; IC 95%: 0,32-0,94; p <0,05) y los pacientes con ingresos hospitalarios mostraron una puntuación en el LOT-R significativamente menor que los que no ingresaron (19,4 ± 5,7 frente a 22,3 ± 4,6; p = 0,001). No se encontraron diferencias significativas en cuanto a edad, tiempo en hemodiálisis, e índice de comorbilidad de Charlson entre los pacientes que ingresaron y los que no ingresaron. Los pacientes que ingresaron mostraban peor calidad de vida relacionada con la salud que los pacientes que no ingresaron (CW total: 22,37 frente a 19,42; p <0,001). Los pacientes PD puntuaban significativamente más alto que los pacientes OD en las láminas COOP/WONCA en todas las dimensiones exploradas, excepto en las dimensiones 1 (estado físico) y 5 (cambios en el estado de salud). Conclusiones: El rasgo de personalidad pesimista se asocia con los ingresos hospitalarios independientemente de la edad, el tiempo en diálisis y el grado de comorbilidad del paciente. Por otra parte los pacientes con un rasgo de personalidad optimista tienen una mejor salud percibida.Introduction: Dispositional optimism is a personality trait significantly associated with the use of positive adaptive coping strategies as well as with perceived psychological and physical well-being, and it appears to be an important predictor of illness. Objectives: To analyse if dispositional optimism is significantly associated with the number of hospital admissions of our chronic haemodialysis patients, as well as its relationship with perceived state of health. Methods: We studied 239 patients on chronic haemodialysis. Patients were categorised into two groups according to the variables: hospital admissions/no. of admissions in the last year and dispositional optimism (DO). We used the following variables and questionnaires: 1) Dispositional O/P using the Spanish-validated cross-cultural adaptation of the revised version of the Life Orientation Test (LOT-R) (Scheier, 1994): higher scores mean a higher degree of dispositional optimism. 2) Health-related quality of life (HRQoL) using the different aspects of the COOP/WONCA (CW) charts and its total score. In this case higher scores mean lower HRQoL. 3) Modified Charlson Comorbidity Index (mCCI). 4) Age, gender, and time on dialysis. Results: Mean age was 64.8±14.3 years; median time on dialysis 2.9 years (range: 0-32); and median LOT-R 21 (range 6-30). Patients considered DO had a lower risk of hospital admissions than pessimists (DP) (OR: 0.55; IC 95%: 0.32-0.94; P<.05). PD Patients that were admitted in the last year showed a significantly lower score on LOT-R (they were more pessimistic) than those that had no hospital admissions (19.4±5.7 vs 22.3±4.6; P=.001). We found no significant differences between admitted and not admitted patients in age, gender, time on haemodialysis and comorbidity. Admitted patients showed worse HRQoL (higher scores in total CW) than those that were not (Total CW: 22.37 vs 19.42; P<.001). PD patients had significantly higher scores than OD patients in all COOP-WONCA aspects except in aspect 1 (physical fitness) and 5 (change in health). Conclusions: Pessimistic personality trait is significantly associated with hospital admissions in chronic haemodialysis patients, regardless of age, gender and comorbidity. Optimistic patients perceived a better state of health

    Emotional distress and health-related quality of life in patients on hemodialysis: the clinical value of COOP-WONCA charts

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    Background: A significant percentage of patients on hemodialysis (HD) present with affective disorders such as anxiety and/or depression. The purpose of this study was to explore adaptive mixed affective disorders of patients on HD and to analyze the clinical value of a brief health-related quality-of-life (HRQoL) instrument, the COOP-WONCA charts, in our population of HD patient. Methods: Seventy-five patients (mean age 49.2 years; range 20.1-64.9), who had been on HD for a mean 110 months (range 6.1-364.5 months) were studied. The Beck Depression Inventory (BDI), Hamilton Scale of Depression (HDRS) and Hamilton Scale of Anxiety (HARS) were used. To evaluate patient HRQoL, we used the validated Spanish version of the COOPWONCA charts. Results: Of the 75 patients studied, 44.0% (BDI) and 53.4% (HDRS) had some depressive symptoms which were moderatesevere in 14.7% (BDI) and in 22.7% (HDRS). Anxiety symptoms were observed in 46.6% of the patients (13.3% were of moderate- severe degree). There was a high level of association between both depression scales (BDI and HDRS) (r=0.70; p<0.001), as well as between both scales and the HARS (HDRS, r=0.82; p<0.001; BDI, r=0.53; p<0.001). The most affected dimensions of the COOP-WONCA charts were “Physical fitness” and “Overall health,” whereas the least affected were “Social activities” and “Daily activities.” The global score of the COOP-WONCA charts was associated with the presence of depressive (BDI, r=0.64, and HDRS, r=0.75; p<0.001) and anxiety symptoms (HARS, r=0.52; p<0.001). A score of ≥3 corresponding to the dimension “Feelings” on the COOP-WONCA charts allowed the detection of 81.8% of the patients with clinically significant depressive symptoms (BDI >18), with a sensitivity of 96.8% and a specificity of 75% for this cutoff point. Conclusions: A high percentage of patients on HD present with mixed emotional disorders (anxiety and/or depression); a good correlation is observed between HRQoL and the levels of anxiety and depression in these patients; and measuring HRQoL with the COOP-WONCA charts may help diagnose such problems

    Evaluation of dialysis centres: values and criteria of the stakeholders

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    Background: Evaluation of renal replacement therapy with haemodialysis is essential for its improvement. Remarkably, outcomes vary across centres. In addition, the methods used have important epistemological limitations, such as ignoring significant features (e.g., quality of life) or no relevance given to the patient's perspective in the indicator's selection. The present study aimed to determine the opinions and preferences of stakeholders (patients, clinicians, and managers) and establish their relative importance, considering the complexity of their interactions, to facilitate a comprehensive evaluation of haemodialysis centres. Methods: Successive working groups (WGs) were established using a multicriteria methodology. WG1 created a draft of criteria and sub-criteria, WG2 agreed, using a qualitative structured analysis with pre-established criteria, and WG3 was composed of three face-to-face subgroups (WG3-A, WG3-B, and WG3-C) that weighted them using two methodologies: weighted sum (WS) and analytic hierarchy process (AHP). Subsequently, they determined a preference for the WS or AHP results. Finally, via the Internet, WG4 weighted the criteria and sub-criteria by the method preferred by WG3, and WG5 analysed the results. Results: WG1 and WG2 identified and agreed on the following evaluation criteria: evidence-based variables (EBVs), annual morbidity, annual mortality, patient-reported outcome measures (PROMs), and patient-reported experience measures (PREMs). The EBVs consisted of five sub-criteria: type of vascular access, dialysis dose, haemoglobin concentration, ratio of catheter bacteraemia, and bone mineral disease. The patients rated the PROMs with greater weight than the other stakeholders in both face-to-face WG3 (WS and AHP) and WG4 via the Internet. The type of vascular access was the most valued sub-criterion. A performance matrix of each criterion and sub-criterion is presented as a reference for assessing the results based on the preferences of the stakeholders. Conclusions: The use of a multicriteria methodology allows the relative importance of the indicators to be determined, reflecting the values of the different stakeholders. In a performance matrix, the inclusion of values and intangible aspects in the evaluation could help in making clinical and organizational decisions
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