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Los discursos gubernamentales acerca de la discapacidad en México y la situación de los discapacitados – Una mirada desde los censos de población.
La población discapacitada en México ha sido siempre un sector aparte de la población y condenada a la marginación económica, social y educativa. A pesar de que su número se incrementó considerablemente a raíz de la Revolución, el Estado mexicano no consideró necesario apoyar este sector poblacional a través de políticas públicas específicas tal como sucedió en Europa. Los discapacitados fungieron sólo como un subsector del enorme ejército de los pobres. Los administradores públicos consideraron que las políticas de combate de la pobreza – que el Estado mexicano adoptó apenas desde la década de los ochenta del siglo XX – atenderían también las necesidades de esta población. Sin embargo, los datos estadísticos disponibles demuestran que esto no ha sido así. La integración económica de la población discapacitada, sus ingresos y su acceso al sistema educativo se encuentran por debajo de la media nacional. Los discapacitados mexicanos constituyen de esta forma los más pobres de los pobres
Educación y pobreza: La extensión del horario escolar en escuelas primarias y su impacto en la economía de familias pobres en el área metropolitana de Monterrey
En el año 2001, el gobierno mexicano alargó experimentalmente en algunas escuelas primarias públicas el horario escolar normal de 5 horas a 8 horas diarias. A través de esta medida se buscó contribuir a la mejora de los niveles académicos de la educación básica. Sin embargo, el proyecto piloto no fue consensuado previamente con los padres de familia ni tampoco contó con un estudio previo del impacto socioeconómico en los hogares de los alumnos. La presente investigación analiza la repercusión económica de dicho proyecto educativo en las unidades domésticas de los alumnos que residen en zonas de clase media baja y baja en el área metropolitana de Monterrey y en una zona rural pobre del Estado de Nuevo León. Se detectó que ante la insuficiencia de la infraestructura escolar, las familias de los estudiantes tenían que absorber parte del costo educativo. Entre las madres de familia que carecían de recursos materiales se encontró un número significativo de personas que se sintieron insatisfechas con el proyecto piloto y que deseaban su terminación. En caso de continuar, propusieron una reducción sustancial del horario escolar. La inconformidad se localizó en mayor grado en las zonas residenciales pobres y muy pobres. Finalmente, se observó asimismo una mayor resistencia entre las amas de casa pobres que entre mujeres trabajadoras