Evaluation of the dietary intake of cadmium, lead and mercury and its relationship with bone health among postmenopausal women in Spain

ANTECEDENTES: Los metales pesados, como el plomo, el cadmio y el mercurio, se absorben a través de fuentes de alimentos contaminados y agua. Pocos estudios han investigado hasta qué punto los metales pesados de la dieta están asociados con una baja densidad mineral ósea. OBJETIVOS: Nuestro objetivo fue caracterizar la ingesta alimentaria de metales pesados, plomo, cadmio y mercurio entre mujeres posmenopáusicas sanas y no fumadoras en España. Además, buscamos establecer una relación supuesta entre la salud ósea y la ingesta de estos metales pesados en esta población. Diseño del estudio: La ingesta diaria de los metales pesados considerados para los diferentes grupos de alimentos se calculó tomando en cuenta el contenido y el consumo de alimentos en 281 mujeres posmenopáusicas. Las mediciones óseas se realizaron utilizando un ultrasonido óseo cuantitativo (QUS), una absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) y una tomografía computada cuantitativa periférica (pQCT). RESULTADOS: El promedio estimado de exposición a cadmio en la dieta entre las 281 mujeres estudiadas fue de 29.87 μg / día (20.41–41.04) y 3.03 μg / kg de peso corporal (b.w .; 2.17–4.40). La exposición al plomo en la dieta fue de 46.24 μg / día (38.11–54.77) y 4.87 μg / kg b.w. (4.00–6.14). La exposición estimada al mercurio en la dieta fue de 11.64 μg / día y 1.19 μg / kg b.w. (0.82–1.76). Los participantes se clasificaron según su ingesta de metales pesados (por encima o por debajo de las medianas respectivas). Después de un ajuste adicional para los factores de confusión potenciales, no se encontraron diferencias significativas en todos los parámetros medidos (p> 0.05). CONCLUSIONES: No encontramos asociaciones entre la salud ósea y la ingesta dietética de tres metales pesados en mujeres posmenopáusicas. La ingesta dietética de los metales pesados medidos estuvo dentro de los valores recomendados.BACKGROUND: Heavy metals, such as lead, cadmium, and mercury, are absorbed through contaminated food sources and water. Few studies have investigated the extent to which dietary heavy metals are associated with low bone mineral density. AIMS: We aimed to characterize the dietary intake of the heavy metals lead, cadmium and mercury among healthy, non-smoking postmenopausal women in Spain. Furthermore, we sought to establish a putative relationship between bone health and the intake of these heavy metals in this population. STUDY DESIGN: The daily intake of the heavy metals considered for the different food groups was calculated by accounting for food content and consumption in 281 postmenopausal women. Bone measurements were performed using a Quantitative Bone Ultrasound (QUS), a Dual-Energy X-ray Absorptiometry (DXA) and a Peripheral Quantitative Computed Tomography (pQCT). RESULTS: The average estimated dietary cadmium exposure among the 281 women studied was 29.87 μg/day (20.41–41.04) and 3.03 μg/kg body weight (b.w.; 2.17–4.40). Dietary lead exposure was 46.24 μg/day (38.11–54.77) and 4.87 μg/kg b.w. (4.00–6.14). The estimated dietary mercury exposure was 11.64 μg/day and 1.19 μg/kg b.w. (0.82–1.76). Participants were classified according to their heavy metal intake (above or below the respective medians). After further adjustment for potential confounding factors, no significant differences were found in all the measured parameters (p > 0.05). CONCLUSIONS: We did not find associations between bone health and the dietary intake of three heavy metals in postmenopausal women. Dietary intake of the measured heavy metals were within the recommended values.• Junta de Extremadura y Fondos Europeo de Desarrollo Regional. Beca Grupos de Investigación GR15144peerReviewe

Cognitive Reserve Characteristics and Occupational Performance Implications in People with Mild Cognitive Impairment

The Cognitive Reserve hypothesis suggests that there are individual differences in the ability to cope with the pathologic changes in Alzheimer’s Disease. The proportion of elderly individuals has increased in recent years; this increase emphasizes the importance of early detection of mild cognitive impairment and the promotion of healthy ageing. The purpose of our study is to characterize cognitive reserve and occupational performance implications in people with mild cognitive impairment. 125 patients with mild cognitive impairment were enrolled. The Montreal Cognitive Assessments (MoCA) was used to evaluate cognitive status and the Cognitive Reserve Index Questionnaire (CRIq) as an indicator of cognitive reserve. Higher level of education was associated with higher MoCA scores (r = 0.290, p = 0.001). Positive significant correlations were observed between MoCA and total CRIq (r = 0.385, p < 0.001) as well as its three sub-domains, education (r = 0.231, p = 0.010), working activity (r = 0.237, p = 0.008) and leisure time (r = 0.319, p < 0.001). This study findings provide the importance of considering socio-behavioral factors in cognitive status. This research helps to describe the importance of engaging occupationally along the whole life-course as a potential protective factor in ageing, and includes a perspective of occupational therapy regarding the hypothesis of cognitive reserve.Depto. de EnfermeríaFac. de Enfermería, Fisioterapia y PodologíaTRUEpu

Estudio de salud de las personas mayores en Extremadura: consumo de fármacos y patologías crónicas más frecuentes

Background: To ascertain the use of drugs among the non-institutionalised elderly population, the factors related to polypharmacy and pinpointing the relationship thereof with chronic diseases. Methods: Cross-sectional epidemiological study by means of door-to-door survey. The population systematically selected totalled 960 individuals age 65-93. The questionnaire included demographic data, self-asessed health condition, quantitative and qualitative aspects of the use of medications, chronic diseases and assesment of functional ability. Results: 91.62% of those surveyed were taking medication, a greater number of females (p<0.002) than males. The medications taken to the greatest extent were blood pressure drugs (42.4%), analgesics (38.7%) and heart drugs (24.8%). Drugs were used to a greater extent among the oldest age group (p<0.0001), those having the lowest educational level (p<0.001), those with impaired eyesight and hearing(p<0001), those having the lowest social status (p<001), more contacts with the health care services (p<0.0001), worse self-assessed health condition (p<0001), a greater number of chronic diseases (p<0.0001) and depressive disorders (p=0.004). The linear regression analysis revealed a positive relationship between the number of medications taken and the number of chronic diseases (r=0.518; p<0.0001). Females report worse health conditions (p<0.05). The variables analyzed with regard to polypharmacy by means of logistic regression are age (over age 75; OR=1.1478), three or more chronic diseases (OR=1.83) and poor self-assessed health condition (OR=1.22). Conclusions: Physical checkups on the elderly must include a review of the medications being taken, especially among those over age 75 who have a worse self-assessed health condition and a larger number of chronic diseases.Fundamento: Determinar el consumo de fármacos en el anciano no institucionalizado, los factores asociados a la polifarmacia e identificar su relación con las patologías crónicas. Métodos: Estudio epidemiológico transversal mediante entrevista directa domiciliaria. La población seleccionada sistemáticamente es de 960 sujetos entre 65 y 93 años. El cuestionario incluía datos demográficos, salud autopercibida, aspectos cualitativos y cuantitativos del consumo de fármacos patologías crónicas, y valoración de capacidad funcional. Resultados: El 91,62% de las personas entrevistadas declaró consumir medicamentos, siendo superior en la mujer (p<0.002). Los más consumidos son los hipotensores (42,4%), analgésicos (38,7%) y cardioterápicos (24,8%). El consumo de fármacos fue superior en el grupo de edad más avanzada (p<0,0001), con nivel de instrucción inferior (p<0,001), con déficit visual y auditivo (p<0,0001), peor situación social (p<0,001), más contactos con los servicios sanitarios (p<0,0001), peor salud autopercibida (p<0,0001), mayor número de enfermedades crónicas (p<0,0001) y con trastornos depresivos (p=0,004). El análisis de regresión lineal mostró una relación positiva entre el número de fármacos consumidos y el número de enfermedades crónicas (r=0,518; p<0,0001). Las mujeres refieren un peor estado de salud (p<0,05). Las variables asociadas a la polifarmacia estudiadas mediante regresión logística son la edad (mayores de 75 años; OR=1,1478), tres o más enfermedades crónicas (OR=1,83) y mala salud autopercibida (OR=1,22). Conclusiones: Es necesario incluir en los exámenes de salud del anciano una revisión del consumo de fármacos, particularmente en mayores de 75 años con peor salud autopercibida con más enfermedades crónicas

Greater calcium intake is associated with better bone health measured by quantitative ultrasound of the phalanges in pediatric patients treated with anticonvulsant drugs

Decidimos investigar y comparar los efectos del tratamiento antiepiléptico crónico sobre la salud ósea en pacientes pediátricos con ultrasonido cuantitativo de las falanges (QUS) y el control de posibles factores de confusión, especialmente el consumo de nutrientes. La amplitud depende de la velocidad del sonido Ad-So(S) fue medido en 33 niños epilépticos y 32 niños sanos entre 6.5 años ± 3.1 y 6.3 años ± 1.1 (Media ± SD), respectivamente. No hubo diferencias significativas en los datos demográficos como edad, peso y altura entre los niños epilépticos y los niños del grupo de control. Ninguno de los niños en la epilepsia o el grupo de tratamiento se encontró una deficiencia de vitamina D. No hubo diferencias significativas entre los grupos en las pruebas de laboratorio. QUS se encontraron cifras inferiores en los niños epilépticos (p = 0,001). Tras el ajuste para posibles confundidores de dicha edad, la altura, el peso, la ingesta de calcio, vitamina D, la actividad física y el sexo, seguían existiendo diferencias significativas (p < 0,001). Tras una nueva clasificación de los participantes sobre la base de la ingesta de un tercil de calcio, no se encontraron diferencias significativas entre pacientes y controles sanos en la mayor ingesta de un tercil de calcio (p = 0.217). Concluimos que la terapia anticonvulsiva utilizando el valproato sódico puede conducir a una disminución de la masa ósea en los niños y que una ingesta adecuada de calcio podrían contrarrestar tales efectos deletéreos.We aimed to investigate and compare the effects of chronic antiepileptic therapy on bone health in pediatric patients using quantitative ultrasound of the phalanges (QUS) and controlling for potential confounding factors, particularly nutrient intake. The amplitude-dependent speed of sound (Ad-SoS) was measured in 33 epileptic children and 32 healthy children aged 6.5 ± 3.1 and 6.3 ± 1.1 (mean ± SD) years, respectively. There were no significant differences in the demographics such as age, weight and height between epileptic children and the control group children. None of the children in the epileptic or the treatment group were found to have a vitamin D deficiency. There were no significant differences in laboratory tests between groups. Lower QUS figures were found in the epileptic children (p = 0.001). After further adjustment for potential confounders such age, height, weight, calcium intake, vitamin D intake, physical activity and sex, the differences remained significant (p < 0.001). After further classification of the participants based on the tertile of calcium intake, no significant differences were found between patients and healthy controls in the greatest tertile of calcium intake (p = 0.217). We conclude that anticonvulsant therapy using valproate may lead to low bone mass in children and that an adequate intake of calcium might counteract such deleterious effects.peerReviewe

Dietary intake of cadmium, lead and mercury and its association with bone health in healthy premenopausal women

El hueso es uno de los órganos diana relevantes de los metales pesados, y la toxicidad de los metales pesados está asociada con varios procesos degenerativos, como la osteoporosis y las alteraciones de los minerales óseos, que podrían provocar fracturas. El objetivo fue estudiar una presunta relación entre la densidad ósea, evaluada mediante ecografía ósea cuantitativa (QUS), absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) y tomografía computarizada cuantitativa periférica (pQCT) y la ingesta alimentaria de cadmio, plomo y mercurio en condiciones saludables. Mujeres premenopáusicas. Un total de 158 mujeres sanas, no fumadoras, premenopáusicas se incorporaron al estudio. Se administró un cuestionario de frecuencia de alimentos validado (FFQ) para evaluar la ingesta durante los siete días anteriores. La mediana pronosticada del consumo de cadmio en la dieta entre las 158 mujeres estudiadas fue de 25.29 g / día (18.62–35.00) y 2.74 g / kg de peso corporal / semana (b.w./w) (1.92–3.83). La ingesta de plomo en la dieta fue de 43.85 g / día (35.09–51.45) y 4.82 g / kg b.w./w (3.67–6.13). La ingesta dietética de mercurio observada fue de 9,55 g / día (7,18 a 13,57) y 1,02 g / kg de peso corporal (0,71 a 1,48). Las comparaciones, en términos de ingesta de metales pesados, no mostraron resultados significativos después de un ajuste adicional para la ingesta de energía. No se observaron correlaciones estadísticamente significativas entre la ingesta de metales pesados y los parámetros QUS, DXA y pQCT. Los niveles de exposición dietética de cadmio, plomo y mercurio estaban principalmente dentro de las recomendaciones. No encontramos asociaciones entre los parámetros QUS, DXA y pQCT y la ingesta dietética de los metales pesados estudiados en mujeres premenopáusicas sanas.The bone is one of the relevant target organs of heavy metals, and heavy metal toxicity is associated with several degenerative processes, such osteoporosis and bone mineral alterations, that could lead to fractures. We aimed to study a presumed relationship between bone density, evaluated by quantitative bone ultrasound (QUS), dual-energy X-ray absorptiometry (DXA) and peripheral quantitative computed tomography (pQCT) and the dietary intake of cadmium, lead and mercury in healthy premenopausal women. A total of 158 healthy, non-smoking, premenopausal women were incorporated into the study. A validated food frequency questionnaire (FFQ) was administered to assess intake during the preceding seven days. The median predicted dietary cadmium intake among the 158 women studied was 25.29 g/day (18.62–35.00) and 2.74 g/kg body weight/week (b.w./w) (1.92–3.83). Dietary lead intake was 43.85 g/day (35.09–51.45) and 4.82 g/kg b.w./w (3.67–6.13). The observed dietary mercury intake was 9.55 g/day (7.18–13.57) and 1.02 g/kg b.w./w (0.71–1.48). Comparisons, in terms of heavy metal intake, showed no significant results after further adjusting for energy intake. No statistically significant correlations between heavy metal intake and the QUS, DXA and pQCT parameters were observed. Levels of dietary exposure of cadmium, lead and mercury were mostly within the recommendations. We did not find associations between the QUS, DXA and pQCT parameters and the dietary intake of the studied heavy metals in healthy premenopausal women.• Junta de Extremadura y Fondos Europeo de Desarrollo Regional. Beca Grupos de Investigación GR15144peerReviewe