25 research outputs found

    Osservazioni preliminari sulla zona petrolifera modenese

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    Fil: Fossa Mancini, Enrique. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNL

    Acerca de la edad de las capas fosilíferas del llamado Bajo de Velis en la provincia de San Luís

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    Desde hace más de sesenta años, geólogos y paleontólogos emplean la denominación «Bajo de Velis» para designar cierto tramo del valle de un pequeño curso de agua permanente que en su parte superior es llamado Arroyo Cabeza del Ovillo y en su parte inferior recibe el nombre de Río de Cautana. La importancia de aquel tramo, para los estudiosos, es debido a la presencia de sedimentos fosilíferos del Paleozoico superior: los fósiles consisten en abundantes impresiones de vegetales y en rarísimos restos de insectos.A fines del año pasado, al ojear el primer tomo de la Geografía de San Luis, de Gez, leí, con cierta sorpresa, «Bajo de Véliz», en lugar de la expresión consuetudinaria «Bajo de Velis»; en atención a la notoria competencia de Gez en asuntos de geografía regional, adopté la variante en un artículo que fue publicado a principios del corriente año. Últimamente se me ha ocurrido ir a visitar el afamado yacimiento fosilífero y entonces he notado, con la mayor sorpresa, que en aquella zona, es decir en la parte nordeste de la Sierra de San Luis y en los pueblos de la llanura inmediata la gente dice únicamente «Bajo de los Vélez».Facultad de Ciencias Naturales y Muse

    La posición sistemática del orden Ammonoidea

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    Si quisiéramos comprobar la influencia de la especialización profesional sobre la orientación mental de dos clases distintas de estudiosos, podríamos preguntar a un geólogo y a un zoólogo: —¿Qué se entiende por Ammonites? Con toda probabilidad, el geólogo respondería algo así: —Los ammonites son conchas fósiles, generalmente simétricas y regularmente arrolladas, siempre multiloculares y provistas de tabiques de forma complicada, que son más a menos abundantes en ciertas formaciones marinas del paleozoico superior y del mesozoico, resultando, por su gran variabilidad, valiosos indicadores estratigráficos. Y, con toda probabilidad, la contestación del zoólogo sería de este otro tipo: —Los ammonites eran moluscos de la clase de los cefalópodos caracterizados por la protoconcha globular, la concha externa multilocular, el sifón marginal y las líneas de sutura con lóbulos puntiagudos, odenticulados, o ramificados, que aparecieron a fines del silúrico y se extinguieron a fines del cretácico. Estas respuestas imaginarias sintetizan lo que efectivamente he oído manifestar por conocidos míos que se han dedicado a la geología y a la zoología (o a la paleozoología), respectivamente, y pintan el estado actual delas cosas: por un lado la mayor parte de los geólogos no se interesan en los animales a que pueden haber pertenecido las conchas que llamamos ammonites, y por otro lado la totalidad de los paleontólogos y de los zoólogos parece tener el firme convencimiento de que aquellos animales no podían ser sino cefalópodos.Facultad de Ciencias Naturales y Muse

    La posición sistemática del orden Ammonoidea

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    Si quisiéramos comprobar la influencia de la especialización profesional sobre la orientación mental de dos clases distintas de estudiosos, podríamos preguntar a un geólogo y a un zoólogo: —¿Qué se entiende por Ammonites? Con toda probabilidad, el geólogo respondería algo así: —Los ammonites son conchas fósiles, generalmente simétricas y regularmente arrolladas, siempre multiloculares y provistas de tabiques de forma complicada, que son más a menos abundantes en ciertas formaciones marinas del paleozoico superior y del mesozoico, resultando, por su gran variabilidad, valiosos indicadores estratigráficos. Y, con toda probabilidad, la contestación del zoólogo sería de este otro tipo: —Los ammonites eran moluscos de la clase de los cefalópodos caracterizados por la protoconcha globular, la concha externa multilocular, el sifón marginal y las líneas de sutura con lóbulos puntiagudos, odenticulados, o ramificados, que aparecieron a fines del silúrico y se extinguieron a fines del cretácico. Estas respuestas imaginarias sintetizan lo que efectivamente he oído manifestar por conocidos míos que se han dedicado a la geología y a la zoología (o a la paleozoología), respectivamente, y pintan el estado actual delas cosas: por un lado la mayor parte de los geólogos no se interesan en los animales a que pueden haber pertenecido las conchas que llamamos ammonites, y por otro lado la totalidad de los paleontólogos y de los zoólogos parece tener el firme convencimiento de que aquellos animales no podían ser sino cefalópodos.Facultad de Ciencias Naturales y Muse

    Las transgresiones marinas del Antracolítico en la América del Sur

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    El presente trabajo consta (prescindiendo de este brevísimo proemio) de tres partes. En la primera de ellas (capítulos I a IX) planteo un problema, especifico el significado que atribuyo a algunos términos, y expongo mis ideas acerca de los límites entre Carbonífero y Pérmico y de las subdivisiones de ambos sistemas. En la segunda (capítulos X a XIX) trato de rectificar ciertas correlaciones estratigráficas que son comúnmente aceptadas y que, sin embargo, me parecen erróneas; ellas se refieren a formaciones marinas asiáticas australianas y norteamericanas que distintos autores han tomado por términos de comparación en sus tentativas de determinar la posición estratigráfica de las capas con fósiles marinos del Antracolítico conocidas en la América del Sur. En la tercera parte (capítulos XX a XXII) examino la posibilidad de determinar la edad probable de los estratos fosilíferos marinos del Antracolítico señalados en varias regiones de este continente y de definir, mediante el conocimiento de la edad, el número probable de las transgresiones marinas. Aunque sólo esta última parte tiene relación inmediata y evidente con el título del trabajo, las dos anteriores no son menos esenciales, por cuanto proporcionan los elementos de juicio que, en mi opinión, son necesarios para llegar a una solución. Puede decirse que las primeras dos partes contienen las premisas de donde, en la tercera parte, saco conclusiones acerca de la edad probable de tal o cual fauna marina del Antracolítico de la América del Sur.Facultad de Ciencias Naturales y Muse

    Acerca de la edad de las capas fosilíferas del llamado Bajo de Velis en la provincia de San Luís

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    Desde hace más de sesenta años, geólogos y paleontólogos emplean la denominación «Bajo de Velis» para designar cierto tramo del valle de un pequeño curso de agua permanente que en su parte superior es llamado Arroyo Cabeza del Ovillo y en su parte inferior recibe el nombre de Río de Cautana. La importancia de aquel tramo, para los estudiosos, es debido a la presencia de sedimentos fosilíferos del Paleozoico superior: los fósiles consisten en abundantes impresiones de vegetales y en rarísimos restos de insectos.A fines del año pasado, al ojear el primer tomo de la Geografía de San Luis, de Gez, leí, con cierta sorpresa, «Bajo de Véliz», en lugar de la expresión consuetudinaria «Bajo de Velis»; en atención a la notoria competencia de Gez en asuntos de geografía regional, adopté la variante en un artículo que fue publicado a principios del corriente año. Últimamente se me ha ocurrido ir a visitar el afamado yacimiento fosilífero y entonces he notado, con la mayor sorpresa, que en aquella zona, es decir en la parte nordeste de la Sierra de San Luis y en los pueblos de la llanura inmediata la gente dice únicamente «Bajo de los Vélez».Facultad de Ciencias Naturales y Muse

    Las transgresiones marinas del Antracolítico en la América del Sur

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    El presente trabajo consta (prescindiendo de este brevísimo proemio) de tres partes. En la primera de ellas (capítulos I a IX) planteo un problema, especifico el significado que atribuyo a algunos términos, y expongo mis ideas acerca de los límites entre Carbonífero y Pérmico y de las subdivisiones de ambos sistemas. En la segunda (capítulos X a XIX) trato de rectificar ciertas correlaciones estratigráficas que son comúnmente aceptadas y que, sin embargo, me parecen erróneas; ellas se refieren a formaciones marinas asiáticas australianas y norteamericanas que distintos autores han tomado por términos de comparación en sus tentativas de determinar la posición estratigráfica de las capas con fósiles marinos del Antracolítico conocidas en la América del Sur. En la tercera parte (capítulos XX a XXII) examino la posibilidad de determinar la edad probable de los estratos fosilíferos marinos del Antracolítico señalados en varias regiones de este continente y de definir, mediante el conocimiento de la edad, el número probable de las transgresiones marinas. Aunque sólo esta última parte tiene relación inmediata y evidente con el título del trabajo, las dos anteriores no son menos esenciales, por cuanto proporcionan los elementos de juicio que, en mi opinión, son necesarios para llegar a una solución. Puede decirse que las primeras dos partes contienen las premisas de donde, en la tercera parte, saco conclusiones acerca de la edad probable de tal o cual fauna marina del Antracolítico de la América del Sur.Facultad de Ciencias Naturales y Muse

    Supuestos vestigios de glaciaciones del Paleozoico en Argentina

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    Tres años atrás, en un trabajo sobre la edad de los estratos con restos vegetales del llamado Bajo de Velis (provincia de San Luis), escribí que yo admitía «la existencia, en Australia y en la Argentina, de los restos de varias formaciones glaciales e interglaciales, las más antiguas de las cuales están caracterizadas por la presencia de Lepidodendron y Rhacopteris y por la ausencia de Gangamopteris y Glossopteris, mientras que en las más recientes estos dos géneros abundan y, en cambio, faltan los dos primeros». Efectivamente, me parecía razonable referir al Carbonífero inferior los depósitos glaciales del llamado «sistema» de Kuttung (Nueva Gales del Sur) y aquellos de Leoncito Encima y del Arroyo de los Jejenes (provincia de San Juan); al Carbonífero superior los depósitos glaciales de las llamadas «series» de Talchir (India), Dwyka (Sudáfrica), Itararé (Brasil) y la mayor parte de los señalados en la Argentina y en la Nueva Gales del Sur, sin excluir que algunos de ellos puedan corresponder a la parte inferior del Pérmico. Estas opiniones, que están reflejadas en dos diagramas que se hallan en dicho trabajo, eran el resultado de un estudio crítico de los datos de índole paleobotanica y estratigráfica contenidos en las numerosas publicaciones que había consultado. Mi estudio era necesariamente incompleto, por cuanto yo había prescindido de ocuparme de muchos datos de carácter paleozoológico, me había abstenido de discutir el valor de las observaciones que se refieren a ciertas particularidades litológicas o tectónicas, y había supuesto que todas las ilaciones fundadas sobre tales observaciones se ajustaran estrictamente a las exigencias de la lógica.Facultad de Ciencias Naturales y Muse
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