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Antología de mujeres poetas afrocolombianas
Mujeres Poetas Afrocolombianas. En 1986 llegó la primera afrocolombiana al Segundo Encuentro de Poetas Colombianas, que se celebra desde hace veinticinco año sin interrupción en el Museo Rayo de Roldanillo, Valle del Cauca. Fue la caleña Ana Milena Lucumí Orosteguí. En 1988 concurrió María Teresa Ramírez, hoy una de las Almanegras, como se les conoce en este encuentro. Luego se integraron Mary Grueso y Elcina Valencia. El sello característico de la obra de estas poetas afrocolombianas es la estructura rítmica musical del poema. En esta antología se incluye una selección de más de cincuenta poetas de varias generaciones que dan cuenta de la enorme vitalidad de la poesía femenina afrocolombiana.
Es en el ritmo autóctono de la poética afro en las Américas en donde se escucha la percusión de los tambores africanos y en especial del tambor yoruba. La complementan la utilización de onomatopeya y palabras musicales inventadas. Este ritmo se viene transmitiendo a través de la música y del canto, pues la estructura cantada es dominio de voces femeninas. Al lado del cuentero, el decimero y los rezanderos, las cantadoras rememoran al griot africano, relator de cosmovisiones, de historia y genealogías, de sabidurías sagradas y profanas.
Guiomar Cuesta Escobar y Alfredo Ocampo Zamorano, prologuistas, valoran así el trabajo de las escritoras: "Estas poetas afrocolombianas están renovando y subvirtiendo con su obra un viejo canon de poesía. Ellas no sólo recogen la tradición rítmica de la poesía que heredaron de sus vertientes africanas, transmitida en forma oral y musical, sino que establecen una nueva perspectiva con su dicción, con su intención, con su transignificación".Prólogo, Experiencia de mujeres poetas afrocolombianas
Las pioneras: nacidas antes de 1940
Nacidas en la década de 1940
Nacidas en la década de 1950
Nacidas en la década de 1960
Nacidas en la década de 1970
Nacidas en la década de 198
Concierto de amor a dos voces [reseña]
“El título de este poemario nos ubica ya en la música, y en esos términos lo presenta el prólogo de Isaías Peña Gutiérrez. Evidentemente, más que una colección de poemas, estamos ante un recital dialogado entre dos poetas. Podríamos también verlo como un epistolario en verso entre dos artífices de la palabra, donde un poema aparece como respuesta al anterior y se erige en motivación para el que sigue, en una cadena que sin embargo no es lineal sino llena de meandros, espirales y retornos. El libro se sitúa así en una larga tradición de parejas de poetas y filósofos que se amaron, desde Abelardo y Eloísa, hasta Sylvia Plath y Ted Hugues, pasando por Robert Browning y Elizabeth Barrett, así como, en las letras hispanas, Pilar de Valderrama y Antonio Machado. A estas dos últimas parejas se refieren Alfredo y Guiomar en este libro, sobre todo a la última, pues el amor secreto de Machado por Pilar, a quien llamaba Guiomar, produjo varios poemas eróticos célebres y bellísimos. Pocas cosas en este mundo dan tanto placer como ese tejido de dos voces poéticas enzarzadas en un diálogo amoroso. Recomiendo este libro a todos los lectores y lectoras, porque hoy más que nunca necesitamos, en este mundo convulsionado, placeres como éste. Porque si la poesía sabe celebrar todos los goces, el de la palabra poética puede llegar a hacernos más humanos. Y si en toda obra poética se produce un tejido sinfónico de temas, si cada cual en su lectura encuentra en ellos distintos énfasis, matices alternos, para mí, en el contrapunteo de voces que conforma este volumen, se fue construyendo un conjunto de temas que me impactaron particularmente. Oigo en este concierto, sobre todo, una canción de gozo ante el hallazgo de formas nuevas de vivir la feminidad y la masculinidad…
Débora Arango, Patricia Ariza, Marvel Moreno, Albalucía Angel, Elisa Mujica, Helena Araujo, Matilde Espinosa, Guiomar Cuesta: Artistas
En la Modernidad, el arte ha sido un importante camino para la crítica a los paradigmas establecidos, tanto en el campo del pensamiento, en el de la cultura en general como en la esfera social. Ello no ha sido diferente cuando, a través de él, se ha tratado de comprender la situación de la mujer, su papel social, la relación consigo misma y con los y las demás. En la construcción del feminismo en Colombia, el arte ha sido un espacio de enorme importancia, pues mediante sus diferentes disciplinas, las mujeres han podido denunciar e indagar su marginalidad social y su explotación sexual, puesto de presente su mirada sobre el mundo y hecho visibles nuevos horizontes de acción. Estos descubrimientos se han convertido en agenda fundamental de movimientos de mujeres abocados a la construcción de nuevas condiciones de vida para sí mismas y para la sociedad en general. En este número, la revista “En Otras Palabras...” quiere hacer un homenaje al papel desempeñado por algunas artistas colombianas del siglo XX, cuya obra ha sido pionera en la apertura de caminos para la afirmación y exploración personal y para la lucha para un claro reconocimiento social. Con su presentación, se espera impulsar a otras mujeres en la búsqueda de ellas mismas y a participar en la construcción de un mundo donde hombres y mujeres tengan sus propios espacios