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Tres Muertes
Se publicó por primera vez en 1859, en el primer número de la revista Biblioteca de lectura. Según cuenta Tolstói en su diario, comenzó a escribir el relato el 15 de enero de 1858 y trabajó intensamente en él unos cuantos días hasta tenerlo terminado el 24 de enero. Sus contemporáneos, incluido Turguéniev, no comprendieron la muerte del árbol. Pese a las críticas, Tolstói decidió dejar el árbol como parte final de su relato. Para la traducción, ha sido utilizado el texto de la edición soviética de las obras de Tolstói en 22 volúmenes: Moscú, Judózhestvennaia literatura, 1979
Tres Muertes
Se publicó por primera vez en 1859, en el primer número de la revista Biblioteca de lectura. Según cuenta Tolstói en su diario, comenzó a escribir el relato el 15 de enero de 1858 y trabajó intensamente en él unos cuantos días hasta tenerlo terminado el 24 de enero. Sus contemporáneos, incluido Turguéniev, no comprendieron la muerte del árbol. Pese a las críticas, Tolstói decidió dejar el árbol como parte final de su relato. Para la traducción, ha sido utilizado el texto de la edición soviética de las obras de Tolstói en 22 volúmenes: Moscú, Judózhestvennaia literatura, 1979
Understanding pain and human suffering
Durante o século XX, aumentou o conhecimento sobre dores, sobretudo em nível neurofisiológico, nomeadamente
dores neuropáticas. Essa ampliação do saber e a proliferação de medicação analgésica – associadas
ao enorme investimento na pesquisa bioquímica em detrimento da formação de qualidades comunicativas
e cuidadoras dos profissionais de saúde, em especial dos médicos – desvalorizaram, porém, a relação mé-
dico-doente, ignorando por vezes a complexidade do sofrimento humano para muito além da dor. Vários
investigadores têm sublinhado a necessidade de se (re)valorizar o sofrimento na educação de cuidadores
de saúde, do nível formal ao informal. Reconhecer as potencialidades que o sofrimento pode trazer ao
aprofundamento da identidade pessoal, salientando o papel das comunidades para a compreensão dessas
experiências humanas, são os principais propósitos deste artigo.En el siglo XX, se incrementó el conocimiento del dolor, especialmente a nivel neurofisiológico, como en relación
con el dolor neuropático. Más conocimiento y medicamentos para el dolor devaluaron, sin embargo,
la relación médico-paciente, ignorando a veces la complejidad del sufrimiento humano, mucho más allá (y
mucho más frente a) el dolor. Tal relación se asocia con una gran inversión en la investigación bioquímica a
expensas de la formación de cualidades comunicativas y cuidadoras de los profesionales de la salud, especialmente
los médicos. Varios investigadores han puesto de relieve la necesidad de (re)valorar el sufrimiento
en la educación de los cuidadores de salud, al nivel formal e informal. Reconocer las potencialidades que el
sufrimiento puede lograr en la profundización de la identidad personal, haciendo hincapié en el papel de
las comunidades en la comprensión de estas experiencias humanas, son los principales propósitos de este
artículo.In the twentieth century the knowledge regarding pain, especially at the neurophysiological level, and in
particular neuropathic pain, has increased. But more knowledge and analgesic medication devalued the
doctor-patient relationship, sometimes ignoring the complexity of human suffering, far beyond pain. This is
associated with a huge investment in biochemical research at the expense of training health professionals,
especially doctors, in communication and caring skills. Several researchers have highlighted the need to
(re)evaluate suffering in the formal and informal training of caregivers. The main purpose of this article is to
recognize the potential that suffering can bring to the development of personal identity, stressing the role of
communities in understanding these human experiences