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    Continúa la recuperación del mercado laboral y actualización de la Gran encuesta integrada de hogares

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    A febrero de 2022 el mercado laboral mostró señales de recuperación, con un crecimiento sostenido en el empleo, observado tanto en las encuestas de hogares, como en los distintos registros administrativos. Las diferentes fuentes de información sugieren que el nivel de empleo se encuentra ligeramente por encima del registrado antes de la pandemia. El buen desempeño de la ocupación se observa en las ciudades y el área rural. Asimismo, la mayoría de los sectores económicos registraron aumentos en empleo. Los índices de vacantes, que reflejan la demanda de nuevos puestos de trabajo en el sector formal, reafirman el diagnóstico de un entorno favorable para el empleo. Los mayores crecimientos en las vacantes se presentan en ocupaciones de alto nivel de calificación, entre las cuales se destacan profesionales, científicos e intelectuales, y técnicos. Por el lado de la oferta laboral, también se observa una importante recuperación. Este comportamiento, junto con el mayor dinamismo en el empleo, se refleja en una reducción de la tasa de desempleo (TD) durante los últimos meses. Al desagregar las cifras de desempleo, se observa que la mayor reducción se ha registrado en el dominio urbano. Aunque todavía no se observan cambios importantes en los salarios, tanto los indicadores de holgura, como los de cuellos de botella y la curva de Beveridge muestran un mercado laboral que se va estrechando. Dadas las previsiones en materia de crecimiento económico del equipo técnico del Banco de la República para 2022, consignadas en el Informe de Política Monetaria de abril de 2022, los pronósticos ubican la TD nacional entre el 10 % y 11,9 % en promedio para dicho año. Por su parte, las estimaciones de la tasa de desempleo no inflacionaria (Nairu) sugieren una brecha de desempleo urbana cercanas a cero para 2022. Estas estimaciones indicarían que la menor holgura del mercado laboral ya no estaría generando presiones a la baja en la inflación. Este reporte se divide en dos secciones. En la primera se profundiza en los hechos coyunturales del mercado laboral anteriormente descritos. En la segunda se estudia la actualización de la Gran encuesta integrada de hogares (GEIH) realizada por el DANE, y los principales cambios que se generan en los indicadores del mercado laboral. Además de la actualización del marco geoestadístico y las proyecciones poblacionales construidas a partir del Censo nacional de población de 2018. La actualización de la encuesta sirvió para incorporar recomendaciones de organismos multilat erales, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con el fin de mejorar la clasificación y caracterización de la población en edad de trabajar (PET), visibilizar estadísticamente a grupos poblacionales y llevar los indicadores del mercado laboral a nuevos estándares internacionales. Los principales cambios encontrados en los indicadores del mercado laboral obedecen a varios factores. En primer lugar, se actualizó el umbral de la PET, disminuyendo el nivel de la población fuera de la fuerza laboral (inactiva), al sustraer a cerca de 2,9 millones de menores entre 10 y 14 años. En segundo lugar, se modificó la forma de clasificar y caracterizar la población ocupada. No obstante, este cambio no parece tener impactos sustanciales en esta población. Así, lo más probable es que los cambios en el nivel de los ocupados que se observan obedezcan a la actualización del marco geoestadístico. Finalmente, la población desempleada es la que menos sufre cambios por la actualización de la encuesta. Adicionalmente, este reporte especial presenta una propuesta provisional de empalme y desestacionalización de los principales agregados del mercado laboral para el estudio de las dinámicas del mismo, que será empleada en este y en reportes futuros, hasta el momento en que el DANE publique series empalmadas y desestacionalizadas oficiales definitivas

    Reactivación de la creación de empleo y determinantes financieros de la demanda laboral empresarial durante la pandemia

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    Después de un primer semestre estancado, el empleo volvió a crecer en julio y en agosto. Este repunte de la ocupación ha sido, sobre todo, marcado en los municipios intermedios y el área rural. Por segmentos del empleo nacional, el no asalariado, cuyo crecimiento se había frenado en el segundo trimestre por los efectos derivados de los picos de contagio por Covid-19 y de la situación de orden público en el país, volvió a crecer; mientras tanto, su contraparte asalariada se mantuvo estable

    Recuperación de la ocupación y dinámica reciente de la participación laboral

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    En la segunda mitad de 2020 el empleo continuó recuperándose, luego de su fuerte caída en el primer semestre. Sin embargo, en general, el mercado laboral todavía se encuentra bastante holgado como consecuencia de la crisis sanitaria por el covid-19, y muestra importantes disparidades entre grupos poblacionales y cambios en la composición de la ocupación. Respecto a las disparidades, las más notorias son las brechas de género, que se observan en ocupación, participación y desempleo. Por su parte, los cambios de composición del empleo son resultado de la recuperación más rápida de los segmentos no asalariado e informal vis a vis los segmentos asalariado y formal, algo previsible por su mayor flexibilidad y menores costos de entrada. Los ingresos laborales de los segmentos no asalariado e informal fueron los más afectados al inicio de la crisis y, aunque han registrado alguna recuperación, esta se debe fundamentalmente al aumento en sus horas trabajadas. La participación laboral también continúa recuperándose, pero los niveles siguen por debajo de los observados antes de la pandemia. Sin embargo, el crecimiento de la oferta laboral es menor que el de la ocupación, lo cual se ha visto reflejado en descensos consecutivos de la tasa de desempleo (TD). El ritmo de estos descensos, que fue importante al inicio de la recuperación del empleo, ha tendido a mermar en los últimos meses, dejando los registros de la TD en niveles aún considerablemente altos. Dadas estas altas TD y los bajos niveles que aún registran los índices de vacantes, la curva de Beveridge señala que el mercado laboral colombiano se encuentra significativamente holgado. Para 2021 se estima que la TD continuará decreciendo, aunque a un menor ritmo que el observado en la segunda mitad de 2020. Se espera que la TD nacional se ubique en promedio entre 12,5 % y 15,5 % en 2021, con 14 % como valor central. Las estimaciones de la TD de largo plazo consistente con una inflación estable (Nairu) sugieren una brecha de TD positiva de alrededor de 2,4 puntos porcentuales (pp) para 2021, por lo que la holgura del mercado laboral continuaría, aunque en menor grado que en 2020. Dado lo anterior, se esperaría que el mercado laboral no genere presiones al alza sobre la inflación durante 2021 por cuenta de costos salariales. Como es usual, este reporte se divide en dos secciones. En la primera se examinan en detalle los principales hechos coyunturales del mercado laboral. En la segunda se estudian los determinantes recientes de la participación laboral, y particularmente cómo la crisis sanitaria ha afectado la probabilidad de participación de distintos grupos poblacionales, de acuerdo tanto a sus características individuales como a las del hogar. Se encuentra que la pandemia provocó efectos negativos sobre la probabilidad de participar en mujeres, personas sin educación superior y pertenecientes a hogares con niños. En hogares con niños la pandemia aumenta la participación de hombres y reduce la de las mujeres, reflejando brechas importantes en la distribución de las actividades del cuidado. El efecto diferencial de la pandemia sobre las mujeres está concentrado en aquellas pertenecientes a hogares con niños, lo cual podría reflejar las limitaciones de los servicios de primera infancia y de los colegios durante la pandemia. A partir de este resultado se cuantifica la presión adicional sobre la oferta laboral y el desempleo que implicaría la total reapertura de estos servicios. Se estima que entre 159.000 y 205.000 mujeres regresarían a participar al mercado laboral, lo cual se traduciría en un aumento de la tasa global de participación entre 0,4 y 0,51 pp. En general, el efecto de este movimiento sobre el desempleo sería pequeño

    Recuperación gradual del mercado laboral y efectos de la crisis sanitaria sobre las firmas formales

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    A pesar de que las cifras de empleo de agosto registraron una notoria recuperación de la ocupación nacional, el mercado laboral colombiano continúa fuertemente deteriorado como consecuencia de la pandemia por el Covid-19. Este deterioro ha sido particularmente fuerte en las ciudades, las cuales en su mayoría mantienen tasas de desempleo (TD) históricamente altas, y para la población femenina y los menores de 25 años. Respecto a la recuperación de la ocupación, esta ha sido liderada por el segmento no asalariado y el informal en las áreas urbanas, lo que apuntaría a una recomposición del empleo hacia segmentos con menor estabilidad de ingresos. En cuanto a los ingresos laborales, para los asalariados los ajustes en salarios han sido leves, mientras que los ingresos de los no asalariados han sufrido fuertes contracciones, tanto por el número de horas como por la remuneracion de cada hora trabajada. Todo esto implica un fuerte choque en el ingreso disponible para una importante proporción de hogares. Por el lado de la oferta laboral, a pesar de que la participación se sigue recuperando en los últimos meses, persiste una proporción significativa de inactivos que puede entrar al mercado laboral y presionar al alza la TD. Ante este panorama, y teniendo en cuenta los pronósticos de actividad económica, se estima que la TD nacional terminaría 2020 entre el 15,1% y el 16,9%, dejando su nivel promedio para 2020 entre el 15,9% y el 16,7%. Para 2021 se espera una caída gradual que dejaría su nivel promedio entre el 14,0% y el 16,3%. Así las cosas, la TD a finales de 2020 estaría alrededor de 4,3 puntos porcentuales (pp) por encima de su nivel consistente con una inflación estable; mientras que para 2021 se estima una brecha aún positiva, pero alrededor de 1 pp menor, en promedio. Lo anterior implica que el mercado laboral se mantendría ampliamente holgado y seguiría ejerciendo presiones a la baja en la inflación por cuenta de unos menores ajustes en los costos salariales. Como es usual, este reporte se divide en dos secciones. En la primera se examinan en detalle los principales hechos coyunturales del mercado laboral. En la segunda se analiza el impacto de la crisis sanitaria sobre las firmas formales y su empleo usando información agregada de la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (PILA). Se evalúa el impacto de la crisis, dependiendo de que las industrias faciliten el distanciamiento físico, posibiliten la modalidad de teletrabajo y hayan sido restringidas por el aislamiento obligatorio. Adicionalmente, se examina si esos efectos dependen de la prevalencia de firmas pequeñas y de baja productividad. Los resultados indican que la crisis sanitaria efectivamente ha tenido un impacto diferente entre industrias en las dimensiones evaluadas y que la mayor reducción de firmas se ha registrado en mercados con una mayor concentración de empresas pequeñas y de baja productividad. Además, se observa que el impacto de las restricciones sectoriales fue heterogéneo y dependió del tamaño promedio de las firmas, y que entre las industrias con dificultades para realizar teletrabajo o con alta proximidad física las más afectadas fueron aquellas con firmas de baja productividad

    Ralentización de la recuperación del empleo y el mercado laboral de jóvenes

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    En los primeros meses de 2021 la recuperación que venía registrando el empleo total desde mediados de 2020 se detuvo. Buena parte de este fenómeno habría estado relacionado con las olas de contagio de Covid-19, que involucraron tanto respuestas de autocuidado por parte de los individuos como la implementación de medidas de restricción a la movilidad en varias ciudades para mitigar el contagio. Ambas circunstancias produjeron fuertes caídas mensuales del empleo en enero y en abril. En mayo la prolongación de la tercera ola de contagios y la situación de orden público por la que atravesó el país volvieron a limitar la recuperación del número de ocupados. En medio de este panorama, un hecho favorable lo registró el empleo asalariado y formal que, a diferencia de su contraparte no asalariada e informal, presentó crecimientos sutiles. La expansión en este segmento, que suele ser menos rápida por los mayores costos de contratación, se observa no solo en la encuesta de hogares sino también en los registros administrativos, y está favorecida por un mayor número de vacantes disponibles y tasas de separación en niveles muy bajos. Por ramas de actividad el comportamiento del empleo ha sido heterogéneo, y en la mayoría de los sectores se registran recuperaciones del empleo más lentas que las de la actividad económica, lo que ha implicado, al menos en términos contables, aumentos de la productividad laboral. Por otro lado, la salida de la inactividad se detuvo, por lo que la participación laboral se mantuvo relativamente estable en los últimos meses. Así las cosas, la incipiente recuperación del empleo y la estabilidad de la oferta laboral conllevaron a que las tasas de desempleo (TD) de mayo se ubicaran en niveles similares a lo observado en lo corrido de 2021: 15,2% y 16,5% en el total nacional y las trece ciudades, respectivamente. Al descomponer dichas tasas por grupos poblacionales se observan aún importantes disparidades, en particular en las mujeres y los jóvenes. Además, se registran tendencias ascendentes en el número de desempleados que permanecen varios meses en el desempleo y de los inactivos que transitan al desempleo. Finalmente, por el lado de los ingresos, los del segmento no asalariado urbano, los más golpeados durante la pandemia, se han seguido recuperando, y sus horas trabajadas ya casi se encuentran en los niveles previos a la pandemia. Dado lo anterior, en este reporte se estima que la TD empezará a mostrar reducciones en lo que queda de 2021, aunque moderadas. Se espera que la TD nacional se ubique en promedio en 2021 entre el 13,7% y 15%, con 14,4% como valor central, en cuyo caso cerraría el año alrededor del 13,8%. Las estimaciones de la TD de largo plazo consistente con una inflación estable (Nairu) sugieren una brecha de la TD positiva de alrededor de 2,3 puntos porcentuales (pp) para 2021, por lo que la holgura del mercado laboral continuaría, presionando a la baja la inflación vía costos salariales. Como es usual, este reporte se divide en dos secciones. En la primera se examinan en detalle los principales hechos coyunturales del mercado laboral. En la segunda se estudia la evolución reciente del mercado laboral de los jóvenes, los cuales han sido protagonistas de las manifestaciones registradas en el país durante mayo, y se analizan los efectos que han tenido programas para dinamizar la creación de empleo juvenil implementados en el pasado. En particular, se estiman los efectos de la Ley del Primer Empleo de 2010 y se recopilan los resultados encontrados en la literatura sobre el programa Jóvenes en Acción. Se encuentra que ambas políticas son complementarias y efectivas en reducir el desempleo juvenil, pero conllevan costos fiscales, los cuales requieren estrategias de financiación sostenibles. Adicionalmente, a partir de la estimación realizada, se efectúa una cuantificación aproximada de los efectos de eliminar los impuestos de nómina para los jóvenes. Este ejercicio proporciona un punto de referencia para diagnosticar los posibles efectos que el Decreto 668 de 2021, promulgado recientemente por el Gobierno, y consistente en un subsidio temporal a la nómina de nuevos empleados jóvenes, tendría sobre el desempleo juvenil

    Moderado crecimiento del empleo y la dinámica de las transiciones entre ocupados

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    A finales de 2021 el mercado laboral muestra signos de una recuperación lenta, a un ritmo notablemente inferior que el de la actividad económica. Con cifras desestacionalizadas de la encuesta de hogares, la creación de empleo en el agregado nacional registró una pausa en octubre y noviembre, principalmente por una contracción de la ocupación en las zonas rurales y cabeceras intermedias, mientras que el empleo de las ciudades se expandió ligeramente. Así, el número de ocupados en el país se mantiene en cerca de un millón de empleos por debajo de los niveles observados al inicio de la pandemia

    Dinámica reciente del empleo y metodologías para el cálculo de la tasa de desempleo no inflacionaria

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    Según la información más reciente de la Gran encuesta integrada de hogares (GEIH), a mayo de 2023 el empleo del agregado nacional creció en términos anuales en un 3,4 %, jalonado, principalmente, por el área rural, la cual presentó un crecimiento del 4 % anual, mientras que el área urbana lo hizo al 2,9 %. Este comportamiento de los niveles de empleo se refleja en la dinámica de la tasa de ocupación (TO), que en el agregado nacional crece 1,1 pp (puntos porcentuales) en términos anuales, con un aumento de la TO rural de 1,4 pp. Acorde con lo anterior, el segmento no asalariado, caracterizado por una alta informalidad, ha mostrado un crecimiento importante del orden del 4,8 % entre febrero y mayo de 2023. Por su parte, el segmento asalariado, que había mostrado un buen dinamismo durante 2022, en lo corrido de este año ya muestra señales de agotamiento. De hecho, la variación del empleo entre el trimestre terminado en mayo y el terminado en febrero de 2023 fue del -0,9 %, lo que implica 92.000 puestos de trabajo asalariado menos en el último trimestre. Adicionalmente, los indicadores recientes de la demanda laboral formal, como los índices de vacantes, muestran señales mixtas, pero las expectativas de contratación estarían sugiriendo una menor dinámica del empleo formal en el futuro cercano. Por otro lado, el comportamiento de la participación laboral agregada presenta una leve recuperación; sin embargo, esto no ha evitado que la tasa de desempleo (TD) continúe cayendo lentamente a mayo, al ubicarse en 10,4 %. Así, se espera que, en promedio, en 2023 la TD nacional se ubique entre el 10 % y 11,6 %, con un 10,8 % como valor más probable, lo que implica un incremento moderado de la tasa de desempleo para el resto de 2023. Esta previsión señala un mercado laboral aún apretado, pero que hacia adelante parece irse moviendo hacia una zona neutral, con menores presiones inflacionarias desde el mercado laboral. Los pronósticos de la TD y la estimación de la non-accelerating inflation rate of unemployment (Nairu), sugieren que la brecha del desempleo promedio del año 2023 sería de -1,6 pp, pero que continuaría cerrándose en el próximo año. En la segunda parte del Reporte se presenta una descripción detallada de las diferentes medidas de la Nairu, entendida como la tasa de desempleo para la cual la economía no presenta ninguna presión al alza en su nivel de precios proveniente del mercado laboral. Esta variable es una herramienta fundamental para la autoridad monetaria; sin embargo, dado que no es observable, se requiere de múltiples estimaciones con diferentes metodologías para tener una mayor confiabilidad. En dicha sección se presentan las diferentes medidas de la Nairu estimadas por el Grupo de Análisis del Mercado Laboral (Gamla) y se realiza una evaluación de pronósticos de cada una de estas medidas, junto con su combinación más óptima, entendida esta como aquella que minimiza los errores de pronóstico

    Estabilidad en el mercado laboral y análisis cuantitativo de algunos impactos del proyecto de ley de reforma laboral

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    Los datos de la encuesta de hogares para el trimestre móvil que finalizó en febrero muestran que el crecimiento anual del empleo se está desacelerando y que sus niveles se mantienen estables. Aunque el empleo aumentó en un 3,6% en términos anuales, lo que equivale a 768.000 nuevos puestos de trabajo, en los últimos meses la ocupación se ha mantenido relativamente estable. En particular, la ocupación rural detuvo la caída observada en la segunda mitad de 2022 y la urbana dejó de crecer. El segmento asalariado lidera la creación anual de empleo, pero sus niveles son similares, comparados con los de enero, mientras que el no asalariado mostró un ligero repunte. Un comportamiento similar se observa entre el empleo formal y el informal, lo que implicó un leve aumento de la tasa de informalidad hasta un nivel del 57,4%. Esta ralentización de la ocupación asalariada y formal también se observa en otras fuentes de información, como los trabajadores dependientes cotizantes a pensión y los afiliados a riesgos laborales y a cajas de compensación familiar. Además, es consistente con la relativa estabilidad que muestran las vacantes y las expectativas de contratación, que han frenado el deterioro observado durante el último trimestre de 2022. Por el lado de la oferta laboral, las tasas de participación laboral mantienen registros similares a los observados durante los últimos meses, lo que ha reducido la presión que ejercían al alza sobre la variación anual de la tasa de desempleo (TD). En cuanto al desempleo, la TD del agregado nacional se ubicó en el 11% en el trimestre móvil que finalizó en febrero, corrigiendo las leves subidas que había registrado en los últimos meses, principalmente debido al retroceso de la TD rural. Se espera que, en promedio en 2023, la TD nacional se ubique entre el 9,8% y 12,2%, con el 11% como la cifra más probable, lo que implica una senda temporal con ligeros aumentos de la TD en el transcurso de 2023. Esta previsión, unida al comportamiento reciente de las tasas de vacantes, sugiere que, si bien el mercado laboral se mantiene estrecho, esto tendería a desvanecerse en el transcurso del año. Las estimaciones de una tasa de desempleo que no acelera la inflación (Nairu, por su sigla en inglés) confirman este diagnóstico, pues, pese a que la brecha de la TD es aún negativa (-1,2 pp para el primer trimestre de 2023), esta se cerraría en el transcurso del año. Así, las presiones inflacionarias vía costos salariales producidas desde la dinámica propia del mercado laboral se atenuarían, aunque podrían persistir las provenientes desde el campo regulatorio, en particular por los ajustes salariales iguales al del salario mínimo (SM). Estas últimas presiones no serían despreciables en la medida en que en 2022 una mayor proporción del total de los ajustes salariales en la economía estuvo determinada por el incremento en el SM, frente a lo que se observaba antes de la pandemia. Como es usual, este reporte se divide en dos secciones. En la primera se profundiza en detalle en los hechos coyunturales del mercado laboral descritos. En la segunda, se describen algunos de los puntos claves del proyecto de reforma laboral radicado por el Gobierno Nacional el pasado 16 de marzo y se ofrece un análisis cuantitativo de sus implicaciones. Particularmente, se estima el incremento que los cambios propuestos generarían sobre el costo laboral promedio, tomando como referencia el mercado laboral en el año 2022. Además, se estima el impacto potencial de dichos cambios sobre el empleo a partir de las elasticidades provenientes de la literatura especializada. Los resultados indican que, de aprobarse la reforma laboral como se radicó, habría incrementos del costo laboral promedio asociados tanto al componente salarial como al de las indemnizaciones en casos de despidos injustificados. Por el primer componente, el incremento en el costo laboral promedio oscilaría entre 3,2 % y 10,7 %, y por el segundo, entre 1,2% y 1,9 %, producto de un aumento de 92% del valor promedio de las indemnizaciones. Además, dichas estimaciones tienen importantes heterogeneidades sectoriales y por tamaño de empresa. El aumento de los costos salariales recortaría alrededor de 450.000 empleos formales en un horizonte entre tres y cuatro años, mientras que el incremento de los costos de despido podría tener un impacto en un horizonte más largo. Dichos cálculos no consideran los posibles beneficios para los empleados incumbentes, que se reflejarían en una mayor estabilidad laboral o de mejoras en el acceso al sistema de protección social. Así, se concluye que se tienen efectos heterogéneos en los distintos agentes y segmentos del mercado laboral, por lo que cuantificaciones de costos y de sus implicaciones como la acá realizada son útiles para contrastar los posibles beneficios de la reforma propuesta con sus costos
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