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La formación humanística, fin esencial de la universidad
Presentación del tema: La formación humanista como fin esencial de toda Universidad.
Título: De las Humanidades sin canon al Canon de las Humanidades.
Relevancia: A menudo se escucha la siguiente frase: las Humanidades contribuyen muy
poco a la vida de la persona, a la ciencia, a la economía de un país. En el actual contexto de
globalización, esta afirmación nos presenta el dilema de la formación humanista (humana y cristiana)
que hemos venido a llamar “crisis de las Humanidades o crisis del canon en la vida universitaria. El
tema cobra relevancia cuando nos percatamos de que la Universidad no siempre hace mejores a
quienes enseñan o aprenden, expresándose esto en un afán por la profesionalización o
especialización en desmedro de una formación integral de la persona humana. Entonces, nos
preguntamos ¿de qué sirve formar excelentes técnicos, médicos, abogados, empresarios, si carecen
de una visión armónica del saber y del mundo y si no están preparados para hacer frente a los
problemas éticos y morales que el ejercicio de su profesión les va a plantear inexorablemente? El
tema abordado en el presente trabajo dice relación intrínseca con la razón de ser de la Universidad,
pues su primacía es la formación integral de la persona por sobre todo otro interés.
2. Enunciación del problema: De lo mencionado anteriormente, surge la siguiente cuestión
como problema que guiará nuestra investigación: ¿existe algún grado de incidencia entre la formación
humanista impartida en las Universidades y la formación académica y la vida del profesional de
manera que se constituya en canon - saber sapiencial para la comunidad universitaria?
3. La hipótesis de trabajo de la que partimos se define en dos puntos claves, a saber: el
primero, hace alusión a la condición actual de la formación humanista en la Universidad, tanto de
gestión estatal como privada y privada Católica que trataremos en el primer capítulo abordando la
figura estática de dicha formación, entendida como ausencia de movimiento; el segundo, es el aporte
que busca brindar nuestra reflexión, reencontrando y fundamentando las Humanidades en y desde la
Universidad como camino de perfección de toda la persona humana y en su servicio a la comunidad,
partiendo de lo que llamamos la figura ideal hacia la sapiencial de dicha formación.
Dado que la Universidad se encuentra más preocupada en informar que en formar; en llenar
de contenidos que en integrar; en que los alumnos sean técnicamente competentes, en sentido
pragmático, para satisfacer la demanda de puestos de trabajo en el mercado, antes que ocuparse en
conducirlos a la búsqueda y consecución de la perfección a la que se encuentran llamados por su
condición de persona humana, consideramos conveniente reafirmar los fundamentos de la formación
humanística en la Universidad, pues ella es la “comunidad académica, que, de modo riguroso y
crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana de la herencia cultural mediante la
investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e
internacionales”.1
4. Fundamentación del tema: La formación humanística ha sido de vital importancia en
todas las culturas y épocas. En el desarrollo histórico, no sólo se ha abierto a la humanidad una
cantidad inmensa de saber y de poder sino que también ha crecido el conocimiento y el
reconocimiento de los derechos y la dignidad del hombre, de lo cual no podemos menos que estar
agradecidos. No obstante, al mismo tiempo, no podemos afirmar que el camino del hombre se haya
completado del todo y que el peligro de caer en la inhumanidad haya quedado totalmente descartado,
como vemos en el panorama de la historia actual.
Hoy, el peligro que debe afrontar la Universidad como desafío y reto es que el hombre,
precisamente, teniendo en cuenta la grandeza de su saber y de su poder, se rinda ante la cuestión de
la verdad. Eso significa, al mismo tiempo, que la razón, al final, se doblega ante la presión de los
intereses y el atractivo de la utilidad, por lo cual se ve forzada a reconocerla como criterio último
La formación humanística, fin esencial de la universidad
Presentación del tema: La formación humanista como fin esencial de toda Universidad.
Título: De las Humanidades sin canon al Canon de las Humanidades.
Relevancia: A menudo se escucha la siguiente frase: las Humanidades contribuyen muy
poco a la vida de la persona, a la ciencia, a la economía de un país. En el actual contexto de
globalización, esta afirmación nos presenta el dilema de la formación humanista (humana y cristiana)
que hemos venido a llamar “crisis de las Humanidades o crisis del canon en la vida universitaria. El
tema cobra relevancia cuando nos percatamos de que la Universidad no siempre hace mejores a
quienes enseñan o aprenden, expresándose esto en un afán por la profesionalización o
especialización en desmedro de una formación integral de la persona humana. Entonces, nos
preguntamos ¿de qué sirve formar excelentes técnicos, médicos, abogados, empresarios, si carecen
de una visión armónica del saber y del mundo y si no están preparados para hacer frente a los
problemas éticos y morales que el ejercicio de su profesión les va a plantear inexorablemente? El
tema abordado en el presente trabajo dice relación intrínseca con la razón de ser de la Universidad,
pues su primacía es la formación integral de la persona por sobre todo otro interés.
2. Enunciación del problema: De lo mencionado anteriormente, surge la siguiente cuestión
como problema que guiará nuestra investigación: ¿existe algún grado de incidencia entre la formación
humanista impartida en las Universidades y la formación académica y la vida del profesional de
manera que se constituya en canon - saber sapiencial para la comunidad universitaria?
3. La hipótesis de trabajo de la que partimos se define en dos puntos claves, a saber: el
primero, hace alusión a la condición actual de la formación humanista en la Universidad, tanto de
gestión estatal como privada y privada Católica que trataremos en el primer capítulo abordando la
figura estática de dicha formación, entendida como ausencia de movimiento; el segundo, es el aporte
que busca brindar nuestra reflexión, reencontrando y fundamentando las Humanidades en y desde la
Universidad como camino de perfección de toda la persona humana y en su servicio a la comunidad,
partiendo de lo que llamamos la figura ideal hacia la sapiencial de dicha formación.
Dado que la Universidad se encuentra más preocupada en informar que en formar; en llenar
de contenidos que en integrar; en que los alumnos sean técnicamente competentes, en sentido
pragmático, para satisfacer la demanda de puestos de trabajo en el mercado, antes que ocuparse en
conducirlos a la búsqueda y consecución de la perfección a la que se encuentran llamados por su
condición de persona humana, consideramos conveniente reafirmar los fundamentos de la formación
humanística en la Universidad, pues ella es la “comunidad académica, que, de modo riguroso y
crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana de la herencia cultural mediante la
investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e
internacionales”.1
4. Fundamentación del tema: La formación humanística ha sido de vital importancia en
todas las culturas y épocas. En el desarrollo histórico, no sólo se ha abierto a la humanidad una
cantidad inmensa de saber y de poder sino que también ha crecido el conocimiento y el
reconocimiento de los derechos y la dignidad del hombre, de lo cual no podemos menos que estar
agradecidos. No obstante, al mismo tiempo, no podemos afirmar que el camino del hombre se haya
completado del todo y que el peligro de caer en la inhumanidad haya quedado totalmente descartado,
como vemos en el panorama de la historia actual.
Hoy, el peligro que debe afrontar la Universidad como desafío y reto es que el hombre,
precisamente, teniendo en cuenta la grandeza de su saber y de su poder, se rinda ante la cuestión de
la verdad. Eso significa, al mismo tiempo, que la razón, al final, se doblega ante la presión de los
intereses y el atractivo de la utilidad, por lo cual se ve forzada a reconocerla como criterio último