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    Resultados clínicos y complicaciones de las fracturas de cuello de astrágalo: Revisión de 50 casos

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    Las fracturas del cuello del astrágalo son relativamente raras. Su importancia radica en la función intrínseca de este hueso, ya que las articulaciones de las que forma parte son responsables de más del 90% de la movilidad del pie y tobillo, por lo que, al dañarse, se genera un compromiso de movilidad global combinado, pudiendo ocasionar una discapacidad grave. Otro factor importante para la repercusión de estas lesiones es debido al compromiso vascular originado por las escasas zonas disponibles para la entrada de vasos hacia el interior del hueso, aumentando las probabilidades de lesión de los mismos ante fracturas o luxaciones y, por lo tanto, ocasionándose con frecuencia alteraciones vasculares graves. El 30% de las fracturas de astrágalo afectan al cuello. Su mecanismo de lesión más frecuente se debe a una dorsiflexión forzada del pie. Se trata de fracturas generalmente graves, muchas veces en el contexto de pacientes politraumatizados con otras lesiones asociadas. La gran mayoría de estas lesiones son intraarticulares, lo que supone un gran reto para el cirujano, dada la necesidad de lograr una reducción anatómica, con una fijación precoz y estable. A pesar de ello, existen altas tasas de osteoartritis y osteonecrosis, que conllevan resultados decepcionantes, sobre todo a medio y largo plazo. Existe mucha controversia en cuanto al tratamiento de estas fracturas, sobretodo debido a la dificultad para la valoración inicial de la lesión, la elección de los abordajes quirúrgicos y métodos de fijación más apropiados, y a la elevada frecuencia de complicaciones. El objetivo de este estudio es evaluar los resultados a largo plazo del tratamiento quirúrgico de las fracturas desplazadas de cuello de astrágalo, tratadas con fijación interna estable en nuestro centro en un periodo de 10 años, mediante criterios clínicos y radiológicos, para, a su vez, poderlos comparar con los resultados obtenidos mediante tratamiento conservador, si el tipo de fractura permitiese este tipo de terapéutica

    Infección en la Prótesis de Cadera

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    Introducción: La infección es la complicación más grave de la artroplastia con una incidencia del 1%. La patogénesis se basa en la trasmisión de microorganismos, tanto en el acto quirúrgico, como posteriormente por vía hematógena y la capacidad de estos de formar biofilms. El diagnóstico y tratamiento de estas infecciones constituye un reto para el cirujano ortopédico. Metodología: En este trabajo se ha realizado una revisión bibliográfica en Pub Med, Med line, y “Google académico” de artículos comprendidos entre 2010 y 2016 cuya información abordase cualquier aspecto de la infección protésica. Se han incluido 16 publicaciones. Resultados: La infección protésica se clasifica en relación al tiempo de latencia entre la intervención y la aparición de la misma, con periodos variables de unos autores a otros. La vía de contaminación principal es la directa en la intervención, siendo S.aureus y S.epidermidis responsables del 50% de la infecciones. Hay que tener en cuenta los factores de riesgo predisponentes del paciente, dependientes de la intervención y del postoperatorio e intentar aplicar medidas preventivas. Para realizar el diagnóstico es importante seguir un algoritmo donde prime la sospecha clínica frente a las pruebas complementarias. El tratamiento ha de adaptarse a cada tipo de infección y paciente, con 6 opciones terapéuticas de las cuales el “gold standard” lo constituye el recambio en dos tiempos. Conclusiones: El diagnóstico de IP se obtiene a partir de los criterios mayores y menores de la Sociedad de infecciones Musculo esqueléticas. El tratamiento se divide en: desbridamiento e irrigación, recambio en uno o dos tiempos, artroplastia de resección (Girdlestone) o supresión antibiótica. Palabras Clave: Infección, Prótesis, Cadera, Artroplastia, Articulación

    Pinzamiento Femoroacetabular

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    El pinzamiento femoroacetabular es un síndrome resultante del contacto anómalo entre el fémur y el acetábulo, reconocido como fuente de coxalgia y artrosis temprana de cadera. Se han descrito dos tipos de pinzamiento en función de la alteración ósea predominante, que origina daños condrales característicos. El tipo cam (o leva), debido a la anesfericidad de la cabeza femoral, es más frecuente en varones jóvenes y se asocia a delaminación condral y lesión del labrum en la zona de inserción; y el tipo pincer (o pinza), originado por una sobrecobertura o retroversión acetabular, se presenta en mujeres más mayores y se asocia a lesión por contragolpe en el aspecto posteroinferior del acetábulo y lesiones intrasubstancia de labrum. Ambos tipos pueden presentarse combinados en el tipo mixto. En el diagnóstico, la historia clínica y exploración física desempeñan un papel importante, aunque las pruebas de imagen permiten la identificación de anomalías anatómicas con vistas a la planificación de la cirugía y la confirmación del diagnóstico mediante artro-RM y la inyección intra-articular de analgésicos. El tratamiento deberá individualizarse en función de las características del paciente y consistirá en evitar el conflicto mecánico con el fin de reestablecer la funcionalidad de la articulación y evitar el desarrollo de coxartrosis a largo plazo. Tanto el abordaje mediante femoroplastia abierta como la cirugía artroscópica de cadera han demostrado resultados clínicamente satisfactorios equivalentes, aunque la literatura actual parece defender que la artroscopia permite el acortamiento de los tiempos quirúrgicos, estancia hospitalaria y recuperación postoperatoria. No obstante, no se ha establecido el impacto a largo plazo del tratamiento quirúrgico en la historia natural del pinzamiento femoroacetabular o en la prevención y retraso del inicio de la coxartrosis. Las investigaciones futuras definirán las estrategias de tratamiento óptimas y determinarán si se modifica la progresión de la enfermedad.<br /

    Inyecciones intraarticulares: corticoesteroides, ácido hialurónico, plasma rico en plaquetas y células madre mesenquimales.

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    La creciente prevalencia de la enfermedad articular de grandes y pequeñas articulaciones ha motivado que, en las últimas décadas, se hayan propuesto diferentes alternativas de tratamiento intraarticular con productos, dosis y frecuencia de tratamiento variable, no pudiéndose obtener hasta el momento resultados concluyentes acerca de su eficacia. Con esta revisión bibliográfica buscamos comparar la evidencia existente sobre las distintas técnicas intraarticulares disponibles actualmente para el tratamiento de la osteoartritis, así como llevar a cabo una serie de recomendaciones basadas en la evidencia disponible para su empleo en la práctica clínica. Los corticoesteroides reducen el dolor y la inflamación en pacientes con osteoartritis en fase de reagudización. Pese que sus efectos adversos suelen ser transitorios, hay que evitar su administración conjunta con anestésicos locales por su potencial efecto condrotóxico. El ácido hialurónico actúa sobre la mecánica de la articulación y sobre la inflamación, produciendo un alivio del dolor y una mejora de la función a medio plazo. Se prefieren las formulaciones no aviares y de alto peso molecular. El plasma rico en plaquetas tiene efectos anabólicos y antiinflamatorios sobre la articulación, proporcionando un alivio del dolor y una mejora de la funcionalidad a largo plazo, especialmente en pacientes jóvenes y con osteoartritis leve/moderada. La técnica de más reciente aparición es el empleo de células madre mesenquimales y por ello la evidencia al respecto es más limitada. Existen estudios que avalan su eficacia sobre el dolor y la función de la articulación, pero no está claro su potencial regenerativo sobre la articulación. Palabras clave: “osteoartritis de rodilla”, “corticoesteroides”, “ácido hialurónico” “plasma rico en plaquetas”, “células madre mesenquimales”.<br /

    Reconstrucción de defectos acetabulares tras fracaso de prótesis de cadera con suplementos de metal trabecular

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    Introducción. La artroplastia total de cadera representa hoy en día una intervención muy frecuente en Cirugía Ortopédica. Como también lo es la revisión acetabular por fracaso protésico primario con grandes defectos óseos que reparar. Existe una gran variedad de opciones para la reconstrucción de los defectos acetabulares con diversos resultados según el grado de defecto. La posibilidad de usar múltiples componentes, combinaciones, materiales y técnicas quirúrgicas dificulta la elección del que confiere mayor estabilidad para cada caso. Objetivo. El propósito de este estudio es evaluar la estabilidad de los componentes acetabulares de metal trabecular, y sus aumentos, utilizados en la artroplastia de revisión de cadera con defecto óseo extenso, tipo II y III de Paprosky. Materiales y métodos. Revisamos retrospectivamente los registros de 31 pacientes sometidos a artroplastia de revisión de cadera con pérdida ósea acetabular grave en el Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Miguel Servet desde el año 2009 hasta el 2019. Todos los pacientes tenían un déficit óseo acetabular del tipo II o III de Paprosky. En todos ellos se realizó la misma técnica quirúrgica con un abordaje posterolateral y el mismo tipo de rehabilitación. Se analizaron las variables radiológicas en las radiografías postquirúrgica y de seguimiento, considerando los criterios de estabilidad radiológica incompleta. La evolución clínica se evaluó utilizando la escala Harris Hip Score. Se realizó un análisis estadístico de las variables, definiéndose la significación estadística con un valor pResultados. La media de seguimiento fue de 42,2 meses. El promedio de la puntuación Harris Hip Score fue de 80,7 puntos. Se obtuvo una supervivencia del 100% de los implantes, sin necesidad de recambio o segunda revisión. Se encontraron 10 casos de estabilidad radiológica incompleta, de los cuales solo un de ellos se asoció al fracaso clínico. La mayoría de los pacientes presentaban grandes defectos acetabulares del tipo IIIA de Paprosky.Conclusiones. Los implantes de metal trabecular, como el tantalio altamente poroso muestran resultados prometedores en la artroplastia de revisión con pérdida ósea acetabular severa.<br /

    Tratamiento quirúrgico de la luxación acromioclavicular grado III: Revisón de 42 casos.

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    La articulación acromio-clavicular representa un asiento frecuente de lesiones traumáticas en el hombro, fundamentalmente por accidentes deportivos en el adulto joven. Se han descrito diferentes tratamientos, tanto quirúrgicos como ortopédicos, para el tratamiento de las luxaciones articulares, con diferentes resultados. En los últimos años, debido al desarrollo de nuevos implantes, la cirugía artroscópica y las técnicas mínimamente invasivas han aumentado exponencialmente las publicaciones sobre el tratamiento de estas lesiones. Si bien se han publicado diversos métodos quirúrgicos, ninguno ha demostrado resultados superiores respecto a los demás, por lo que es imposible establecer una determinada opción quirúrgica de referencia Nuestro objetivo es mostrar los resultados clínicos, funcionales y radiológicos a corto y medio plazo en los pacientes intervenidos quirúrgicamente mediante diferentes técnicas en función de los distintos grados de lesión según la clasificación de Rockwood y Matsen. En este estudio en concreto, valoraremos los resultados en el grado III, que es la lesión que mayor controversia genera. Para ello vamos a realizar un estudio descriptivo retrospectivo analizando todos los pacientes con luxación acromioclavicular grado III tratados quirúrgicamente, en nuestro centro, de enero de 2013 a enero de 2015 con un seguimiento medio de 18 meses. Se obtuvieron 42 pacientes de los que se va a analizar el tipo de técnica empleada, parámetros radiológicos pre y postquirúrgicos, resultado clínico y resultado funcional mediante el test de Imatani

    Rotura aguda del tendón de Aquiles: revisión de 120 casos

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    El tendón de Aquiles, también llamado tendón calcáneo, es el más grueso del cuerpo humano y su resistencia, muy elevada, se estima en 7,000 N. Permite la transferencia de la energía desde la pierna hasta el tobillo, y cumple un papel fundamental en la deambulación y en el control de la postura. La ruptura del mismo es una de las lesiones tendinosas más frecuentes en el adulto. Su pico de aparición se presenta entre los 30 y 40 años de edad, con un segundo pico de incidencia menor a los 80 años. La pierna izquierda suele ser la afectada en un 57% de las ocasiones. Los hombres son los que padecen de forma más habitual esta patología, con una proporción que varía entre 3 y 5 hombres por cada mujer según los países y la época. Sobre estas proporciones, existen diversas hipótesis –causas hormonales, diferencias en la práctica deportiva,…- y todavía no existe una causa clara de justificación. Su incidencia anual experimenta grandes variaciones entre países. En Europa se estima entre 6 y 18 rupturas por cada 100,000 habitantes. En las últimas décadas ha aumentado su incidencia en los países occidentales, llegando a unas 55 roturas anuales por cada 100,000 habitantes en hombres. Probablemente, esto suceda como consecuencia del aumento de la práctica deportiva ocasional; así como por el envejecimiento de la población asociada a la degeneración previa del tendón. Dicho incremento se ha observado tanto en casos asociados al deporte –en relación con el tipo de deporte practicado en cada región- como en otros ajenos a ellos. La forma de presentación típica, suele aparecer durante la práctica deportiva o tras la realización de algún esfuerzo, se manifiesta con un dolor intenso y súbito acompañado de un chasquido –audible en ocasiones- en la parte posterior del tobillo. Los clásicos lo comparaban como la sensación de una “pedrada” en el talón. Se produce una limitación para la flexión plantar de forma inmediata y de una manera más tardía aparecen signos de inflamación local y hematoma regional. Es una lesión debilitante, que se asocia a periodos prolongados de incapacidad laboral, tiempo de inactividad física y ausencia de práctica deportiva; además, suele requerir rehabilitación para la recuperación de la condición física previa del individuo. Habitualmente ocurre en gente joven y activa, lo que agrava las consecuencias derivadas de la lesión. Con respecto a su tratamiento, existe una gran controversia sobre cuál es la mejor opción, existiendo diferentes posibilidades en su manejo: de forma conservadora y de forma quirúrgica -incluyendo diferentes técnicas y abordajes-. Acerca de sus complicaciones derivadas, la aparición de re-roturas y rigidez se asociaba, usualmente, con los procedimientos más conservadores; mientras que el tratamiento quirúrgico conllevaba la aparición de problemas tales como infecciones y alteraciones cutáneas, entre otras. Los protocolos de cuidados post-operatorios también están siendo objeto de revisión en los últimos años; ya que, tradicionalmente se realizaban inmovilizaciones prolongadas con férula de yeso y descarga de la extremidad que suponían un aumento del riesgo de aparición de rigidez residual. En la actualidad, se están obteniendo buenos resultados con la movilización precoz del tobillo y la carga temprana de la extremidad, lo cual podría abrir nuevas formas para su tratamiento y recuperación, siendo por ello, necesario su estudi

    Necrosis Avascular de la cabeza femoral.

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    Introducción. La necrosis avascular de la cabeza femoral representa una patología de creciente incidencia y con factores de riesgo claramente establecidos, siendo los más importantes el consumo de corticoides y alcohol. Para su diagnóstico se emplean la radiología simple y la RM, clasificando las caderas en estadios según las clasificaciones de Arlet-Ficat y Steinberg. El tratamiento varía en función del estadio, disponiendo de medidas físico-farmacológicas y quirúrgicas. El objeto de este estudio es la valoración de los resultados obtenidos en un grupo de caderas preartrósicas tratadas mediante perforaciones, aporte de médula ósea y sustituto óseo o injerto no vascularizado. Material y métodos. Se realiza un estudio transversal con 24 caderas (16 hombres y 8 mujeres) intervenidas quirúrgicamente entre 2008 y 2016. La media de edad en el momento actual de 42,1 ±12,1 años (16-64) con necrosis avascular de la cabeza femoral en estadio preartrósico. Las caderas se clasificaron siguiendo la clasificación de Arlet-Ficat: una estadio I, once estadio II, ocho estadio III y tres estadio IV. Trece fueron tratadas con sustituto óseo y once con injerto óseo procedente de banco. Se reevaluó a las caderas clínica y radiológicamente tras la intervención quirúrgica. Resultados. El seguimiento de los pacientes tratados con sustituto óseo fue de 65,1 ± 19,9 (24-96) meses con un empeoramiento radiológico en el 15,4% (2) y sin progresión radiológica en el 23,1% (3). El 61,5% (8) de las caderas necesitaron una prótesis total de cadera. El tiempo de supervivencia de estas cabezas tras la intervención quirúrgica fue de 23,5 ± 15,11 (2-54) meses. En el grupo de caderas tratadas con injerto óseo el seguimiento fue de 24,1 ± 29,5 (2-96) meses con un empeoramiento radiológico en el 9% (1) y sin progresión radiológica en el 63,6% (7). El 27,3% (3) de las caderas requirieron una prótesis total de cadera. El tiempo de supervivencia de estas cabezas femorales tras la cirugía fue de 12,3 ± 5,5 meses (7-18). En ambas técnicas cuando se produjo una mejoría radiológica también fue clínica. Conclusiones. Los resultados obtenidos en este estudio son similares a los presentes en la literatura. No se ha podido establecer si una técnica es superior a la otra por la imposibilidad de realizar una estadística inferencial

    Aflojamiento del componente femoral de prótesis de cadera cementada en el postoperatorio precoz.: a propósito de un caso.

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    Presentamos el caso clínico de una complicación extremadamente rara de aflojamiento precoz del componente femoral de una prótesis de cadera cementada. Este acontecimiento es consecuencia de la pérdida de adherencia entre la interfaz metal-cemento y tuvo lugar 14 días después de la colocación de una prótesis total de cadera cementada. En la literatura sólo se encuentra descrito un caso similar. Las causas atribuidas son el biomaterial y diseño de la prótesis, y la técnica de cementación.We report a case of an extremely rare complication of early loosening of the femoral component of a hip arthroplasty. This event is a consequence of the loss of adhesion between the metal-cement interface and took place 14 days after the placement of cemented total hip prosthesis. There was only described a similar case in the literature. The causes attributed are the biomaterial and design of the prosthesis, and cementation technique

    Necrosis de la cabeza femoral tras fractura del cuello femoral tratada mediante osteosíntesis

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    Se presenta un análisis retrospectivo de las necrosis aparecidas en 233 pacientes con fractura de cuello femoral fijada con tornillos de esponjosa. La edad media fue de 80,6 años. Setenta y un pacientes (26%) tuvieron una fractura no desplazada (Garden I o II) y 172 (74%) una fractura desplazada (Garden III o IV). Seis meses tras la cirugía 170 pacientes sobrevivían (72,9%). Treinta y cuatro de ellos (20%) habían desarrollado necrosis y 10 (5,9%) colapso. Tras un seguimiento de 12 meses 114 pacientes sobrevivían (48,9%). Veinticuatro de ellos (21%) tenía una necrosis y 18 (15,7%) un colapso. Dos años tras la intervención, 103 pacientes sobrevivían (44,2%). Siete de ellos habían desarrollado una necrosis (7,6%) y 25 un colapso (27,2%). En el último seguimiento (a los 3 años) 84 pacientes sobrevivían (36%). Se halló un colapso en 8 de ellos (9,5%). Observamos una relación significativa entre los pacientes que tenían una fractura desplazada, una mala reducción, una fijación inestable, y el desarrollo posterior de necrosis o colapso tardío.We report a retrospective analysis of the incident of osteonecrosis in 233 patients with femoral neck fractures treated with cancellous screws. The average age was 80.6 years. Seventy-one patients (26%) had a displaced fracture (Garden I-II). Six months after surgery 170 patients survived (73%). Thirty-four of them (20%) had developed osteonecrosis and 10 (5,9%) collapse. After a follow-up of 12 months 114 patients (49%) survived. Twenty-four of these patients (21%) had an osteonecrosis and 18 (16%) a collapse. Two years after surgery 103 patients (44%) survived. Seven of them had developed an osteonecrosis (8%) and 25 a collapse (27%). At the time of most recent follow-up (three years) 84 patients survived (36%). There was a collapse in 8 of them (10%). We observed a significant relation between patients who had a displaced fracture, a failed reduction, an unstable fixation, and the later development of necrosis and late collapse
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