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    Las partes del cuerpo humano y las del mundo

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    Anales de Cuauhtitlan

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    Las apariciones de Cihuacóatl. Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos. Num. 24 (1990) abril-septiembre

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    1 Fray Bernardino de Sahagún y colaboradores indios, Códice florentirno (Historia general de las cosas de la Nueva España) (edición facsimilar realizada en Florencia por el gobierno de México, 1979), lib. XI, "Nota", f. 234. La modernización de ortografía, puntuación, subrayados y puesta en párrafos de los textos citados, son míos. En las citas conservo la ortografía de los nombres propios. La mejor edición de la parte española del Códice florentino es la de Josefina García Quintana y Alfredo López Austin, México, Alianza, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Colección Cien de México), 1989, 2 vols.2 Códice florentino, lib. XI, "Nota", ff. 235 v.-236 r.3 Véase Edmundo O'Gorman, Destierro de sombras. Luz en el origen de la imagen y culto de Nuestra Señora de Guadalupe del Tepeyac, México, UNAM, 1986.4 Coloquios y doctrina cristiana con que los doce frailes de San Francisco, enviados por el papa Adriano VI y por el emperador Carlos V, conuirtieron a los indios de la Nueva España. En lengua mexicana y española, traducción y edición de Miguel León-Portilla, México, UNAM, Fundación de Investigaciones Sociales, A.C., 1986.5 Es cierto que se perdieron, entre otros, los capítulos XXVIII del primer libro y el IV del segundo libro de los Coloquios sobre Jesucristo, donde Santa María pudo ser mencionada.6 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, lib. L, cap. X, párr. 30 y 31 (Asunción del Paraguay, Editorial Guaranía, 1945, tomo XIV). Me parece que sólo José Luis Martínez llama la atención sobre estos muy importantes y tempranos diálogos religiosos; Hernán Cortés, México, FCE, UNAM, 1990, cap. XV, p. 454.7 Fray Bernardino de Sahagún, Psalmodia christiana y sermonario de los sanctos del año, en lengua mexicana, México, Pedro Ocharte, 1583, 4 + 236 ff. Esta muy importante obra, que incluye numerosos grabados, sorprendentemente no ha sido reeditada ni suficientemen te estudiada. Véase Angel María Garibay K., Historia de la literatura náhuatl. Segunda parte. El trauma de la conquista, México, Porrúa, 1954, pp. 90 y ss.8 Reproducido por Joaquín García lcazbalceta, Bibliografía mexicana del siglo XVI (1886), nueva edición de Agustín Millares Cario, MEixico, FCE, 1954, p. 325.9 Véase por ejemplo fray Andrés de Olmos, Arte de la lengua mexicana y vocabulario (1547), edición de Thelma D. Sullivan y René Acuña, México, UNAM, 1985, p. 30; y fray Pedro de Gante, Doctrina christiana en lengua mexicana, México, Juan Pablos, 1553 (reed. facs. con introducción de Ernesto de la Torre Villar, México, Centro de Estudios Históricos fray Bernardino de Sahagún, 1981), f. 2 r., etc.10 Traduce y comenta la Tlauculcuicatl, "Canción de compasión" (ff. 32v - 41r de la Psalmodia christiana), Louise M. Burkhart, "Sahagun's Tlauculcuicatl, a Nahuatl Lament", Estudios de Cultura Náhuatl, 1986, pp. 181-215. Dos referencias a "in tonantzi sancta Iglesia" aparecen en la p. 194.11 Coloquios, cap. V, pp. 85 y 130-1.12 Loc. cit., pp. 85 y 132-133. Las permanentes menciones al santo padre, al señor nuestro Dios, etc., confirman el "cristocentrismo" franciscano que destaca Elsa Cecilia Frost, "El Guadalupanismo", Estudios. Filosofía, Historia, Letras, 7, Instituto Tecnológico Autónomo de México, invierno 1986, pp. 49-66. El cristocentrismo franciscano no era privativo de México. Véase Ricardo García Villoslada, S.I., Historia de la Iglesia Católica. II Edad Media (800-1303), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1958, p. 824; Edmundo O'Gorman, Destierro de sombras, cit., tercera parte.13 Coloquios, cap. XIII, pp. 95 y 190 -191, "De cómo nuestro señor Dios hizo todas las cosas visibles".14 Louise M. Burkhart, cit., pp. 196-200.15 Hay muchas ediciones y traducciones del Nican mopohua, escrito por Antonio Valeriano, el ilustre colaborador indio de Sahagún. La más accesible es la versión incluida en la compilación de Ernesto de la Torre Villar y Ramiro Navarro de Anda, eds., Testimonios históricos guadalupanos, México, FCE, 1982. Edmundo O'Gorman, en su Destierro de sombras, estudia el documento y da las más amplias referencias bibliográficas, a las que remito al lector. Hay una reciente traducción de Guillermo Ortiz de Montellano, Nican mopohua, México, Universidad Iberoamericana, Departamento de Ciencias Religiosas, Departamento de Historia, 1989.16 Las opciones ortográficas de Sahagún, quien escribe Cioacoatl y no Cihuacoatl, merecen discusión aparte. Véase el estudio preliminar de Marc Eisinger, "Valores numéricos de frecuencia de letras y dígrafos en el texto náhuatl del libro I del Códice florentino", Estudios de Cultura Náhuatl, XIV, 1980 , pp. 379-418.17 Códice florentino, lib. I, cap. VI, f. 2 v.18 Esta divergencia aparece ya en la versión de este pasaje del Segundo manuscrito de Tlatelolco (1563-1565) (Códice matritense del Real Palacio), ed. de Francisco del Paso y Troncoso, Madrid, Hauser y Menet, 1906, pp. 4 y 404.19 Códice florentino, lib. I, cap. VI, f. 2 v. En ésta y las siguientes traducciones de la parte náhuatl del Códice florentino, sigo la traducción de Arthur J.O. Anderson y Charles E. Dibble, Florentine Codex. Book l. The Gods, Santa Fe, Nuevo México, The School of American Research and the University of Utah, 1970 , p. 11.20 Loc. cit.21 Sahagún no propone el neologismo teonantzin, que se prestaría a equívocos. Charles E. Dibble nota que Sahagún prefería no traducir "Dios" por teotl, en "The nahuatlization of Christianity", en Munro S. Edmonson, Sixteenth-Century Mexico. The Work of Sahagun, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1974 , pp. 226-227.22 Sahagún no hace recaer la culpa directamente sobre Eva, sino sobre "el diablo que entró en la serpiente" (Psalmodia christiana, en Burkhart, "Sahagun' s Tlauculcuicatl...", pp. 196 y ss.). Burkhart comenta que puesto que los indios no asociaban a la serpiente con el mal, fue necesario explicarles que el diáblo tomó cuerpo de serpiente para corromper a Eva. Sobre la oposición y complementación entre Eva y María, véase John A. Phillips , Eva. La historia de una idea (1984), traducción de Juan José Utrilla, México, FCE, 1988. Phillips piensa que toda la tradición judeocristiana y musulmana está marcada por el antifeminismo de este relato de origen. Elaine Pagels piensa que la interpretación represiva se impuso en la Iglesia cristiana en el siglo IV d.C. (Adam, Eve, and the Serpent, Nueva York, Vintage Books, 1988).23 Códice florentino, lib. I, cap. VI, f. 3 r.24 Nótese el parecido de este Cihuacóatl con la representación de la Nueva España que aparece en el cuadro 20 sobre Hernán Cortés de la Descripción de la provincia de Tlaxcala (1585) (edición de René Acuña, México, UNAM, 1981 y 1984) de Diego Muñoz Camargo. Ese peinado era común entre las señoras mexicanas. Escribe Sahagún en el capítulo sobre "los atavíos de las señoras": "... y otras traían los cabellos torcidos con hilo prieto de algodón, y ansí lo usan hasta agora, haciendo dellos como unos cornezuelos sobre la frente" (Códice florentino, lib. VIII, cap. XV, f. 31.r.).25 Códice florentino, lib. I, cap. VI, ff. 2v.-3r.26 Sigo aquí también la versión de Dibble y Anderson.27 Códice florentino, antes del lib. 1, f. 2 v.28 Ibid., lib. I, "Apéndiz", f. 24 v.29 Ibid., lib. I, f. 30 v.30 Ibid., lib. I, f. 36. Prescindo de dar la versión náhuatl de este pasaje, a la que sigue en lo fundamental la versión española. Los "libros sagrados" es una traducción rápida de "in teutlatolli", la palabra de Dios.31 Ibid., lib. I, f. 36 v.32 Véase, por ejemplo, el interesante proceso de 1539 del erasmista fray Juan de Zumárraga contra Francisco Sayavedra, lector de Erasmo en Zapotlán, Jalisco; publicado con una nota de Julio Jiménez Rueda, en el Boletín del Archivo General de la Nación, XVIII:1, 1947, pp. 1-15. Un caso similar acaece también en Jalisco casi un siglo después; véase Thomas Calvo, "Crónicas pueblerinas en México: religiosos e indios (1619-1620)", trad. de María de la Luz Ayala, en La Nueva Galicia en los siglos XVI y XVII. Guadalajara, El Colegio de Jalisco, CEMCA, 1989.33 Códice florentino, lib. VIII , cap. I, ff. 2 v.-3r. Primera versión de este capítulo I y del ll en los Segundos memoriales, de Tlatelolco, 1561-1562, Códice matritense de la Real Academia de Historia. Eloise Quiñones Keber hizo un útil y breve índice de los manuscritos sahaguntinos: "The Sahaguntine Corpus: A Bibliographic lndex of Extant Documents", en J. Jorge Klor de Alva , H.B. Nicholson, Eloise Quiñones, eds. , The Work of Bernardino de Sahagún. Pioneer Ethnographer of Sixteenth-Century Aztec Mexico, Albany, State University of New York, 1988, pp. 341-345.34 Alfonso Caso, El pueblo del sol, México, FCE, 1953, p. 75; Femando Horcasitas y Douglas Butterworth, "La Llorona", Tlalocan, IV:3, 1963, pp. 204-224.36 Sigo la traducción de Dibble y Anderson, Florentine Codex. Book 8. Kings and lords, Santa Fe, Nuevo Mexico, The School of American Research and The University of Utah, 1979, p. 8.36 Códice florentino, lib. VIII, cap. VI, f. 12.37 Robert H. Barlow, Tlatelolco rival de Tenochtitlan, ed. de Jesús Monjarás-Ruiz, Elena Limón y María de la Cruz Paillés H., México, Puebla, INAH, Universidad de las Américas, 1987, cap. VII.38 Según Charles Gibson, "San Juan Tenochtitlan y Santiago Tlatelolco, generalmente llamadas 'partes' o 'parcialidades' del conjunto de la ciudad, tuvieron gobernadores y cabildos indios separados a lo largo del periodo colonial", The Aztecs under Spanish Rule, Stanford University Press, 1964, p. 371 (Los aztecas bajo el dominio español, trad. de Julieta Campos, México, Siglo XXI, 1967).39 Primera versión en los Segundos memoriales, de Tlatelolco, 1561-1562, ya citados.40 Códice florentino, lib. VIII, cap. II, f. 6.41 Sigo la traducción de Dibble y Anderson, loc. cit.42 Joaquín García Icazbalceta, Carta acerca del origen de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe (1883), párr. 68 (en Ernesto de la Torre Villar y Ramiro Navarro de Anda, eds., Testimonios históricos guadalupanos, cit ., p. 1125).43 Este episodio había pasado prácticamente inadvertido. Véase Charles E. Dibble, ed. y trad., Historia de la nación mexicana. Reproducción a todo color del Códice de 1576 (Códice Aubin), Madrid, José Porrúa Turanzas, 1963, p. 55; y Georges Baudot y Tzvetan Todorov, eds., Relatos aztecas de la conquista (1983), México, Consejo Na ional para la Cultura y las Artes, Grijalbo, 1990, p. 211.44 Proceso de residencia contra Pedro de Alvarado, ed. de José Femando Ramírez, paleografía de Ignacio López Rayón, México, Valdés y Redondas, 1847, pp. 65-68; José Luis Martínez, Hernán Cortés, cap. IX, pp. 262-266.45 Robert H. Barlow , "Una pintura de la conquista en el Templo de Santiago" (1945), en Jesús Monjarás-Ruiz, Elena Limón y María de la Cruz Paillés H., eds., Obras de Robert H. Barlow, vol. II, Tlatelolco. Fuentes e historia, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Universidad de las Américas, 1989, pp. 211-216.46 Véase Robert H. Barlow, "Los caciques coloniales de Tlatelolco (1521-1562)" (1944), en Obras de Robert Barlow, II , pp. 359-363; véase también pp. 130, 169, 170, 189, 193, 197-8.47 Que en buena medida sigue el Tratado de las supersticiones y hechicerías (Logroño, 1529) de su amigo y "colega" fray Martín de Castañeda, basado en la experiencia de la persecución de las brujas de Vizcaya.48 Georges Baudot, "Apariciones diabólicas en un texto náhuatl de fray Andrés de Olmos", Estudios de Cultura Náhuatl, X, 1972, pp. 349 -357; el mismo autor tradujo y editó el Tratado de hechicerías y sortilegios, México, Misión Arqueológica y Etnológica Francesa en México, 1979.Durante las décadas que siguieron a la fundación por los franciscanos, hacia 1531, de la primitiva ermita dedicada a Santa María en el Tepeyac, la popularidad de su culto fue en aumento entre los indios. Al adorar a la Virgen, los indios reverenciaban a la diosa madre Tonantzin, nuestra madrecita. En cuanto se les evidenció su naturaleza idolátrica, los franciscanos se opusieron a los “cultos de sustitución” que ellos mismos habían contribuido a iniciar. Aunque no fue el primero en hacerlo, fray Bernardino de Sahagún fue quien denunció más claramente la naturaleza idolátrica de estos cultos sincréticos, sólo aparentemente cristianos. Uno de ellos era el de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, al norte de la ciudad de México. Transcribo el célebre texto de Sahagún, escrito en 1576, que se encuentra en la “Nota” sobre idolatría, en español únicamente, sin traducción al náhuatl, inserta en el capítulo XI del Códice florentino o Historia general de las cosas de la Nueva España

    Fray Francisco Ximénez y el Popol Vuh. Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos. Num. 84 (2013) enero-abril

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    Adrián Recinos, en su valiosa “Introducción” a su edición del Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché, publicada en 1947 por el Fondo de Cultura Económica en su Biblioteca Americana, Serie de Literatura Indígena (segunda edición, 1953).Adrián Recinos, primera nota a su traducción y edición del Popol Vuh, México, FCE (Biblioteca Americana), 1947, 1953Dennis Tedlock, Popol Vuh: The Mayan Book of the Dawn of Life, Revised and expanded edition, Nueva York, Simon and Schuster, 1996 (1985), p. 214.Fray Alonso de Molina, Vocabulario en lengua mexicana y castellana, México, Casa de Antonio de Spinosa,reed. facs. con introducción de Miguel León-Portilla, México, Porrúa (Biblioteca Porrúa, 44), 1970 [1571].Fray Toribio de Benavente Motolinía, Memoriales (Libro de oro, MS JGI 31), edición crítica, introducción, notas y apéndice de Nancy Joe Dyer, México, El Colegio de México, 1996, cap. lX, p. 381.Fray Francisco Ximénez, Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, de la Orden de redicadores, compuesta por el R.P. Pred. Gen fray francisco Jiménez, hijo de la misma provincia, de orden de N. Rmo. P.M.G. Fr. Antonio Cloché, t. III, Guatemala, Centro América, Biblioteca “Goathemala” de la Sociedad de Geografía e Historia, dirigida por el licenciado José Antonio Villacorta Calderón, vol. III, 1931, cap. lvii, p. 257.Victoria Reifler Bricker, The Indian Christ, The Indian King, The Historical Substrate of Maya Myth and Ritual, Austin, University of Texas Press, 1981, pp. 55-69Enrique Florescano, Memoria mexicana, México, Joaquín Mortiz, 1987, pp. 199-213; 2da. ed., fce (Sección de Obras de Historia), 1994 “Vírgenes, santos e insurrecciones en los Altos de Chiapas, 1708-1712”, en Memoria Mexicana, México, FCE, 2002, pp. 411-422.Fray Francisco Ximénez, Primera parte de el Tesoro de las lenguas Cakchiquel, Quiché y Zutuhil en que las dichas lenguas se traducen en la nuestra española, ed. facs. y crítica e introducción. de Carmelo Sáenz de Santa María, Guatemala, Academia de Geografía e Historia de Guatemala (Publicación especial, núm. 30), 1985, p. 7.Adrián Recinos, “Introducción”, op. cit. p. 39; sigue a Juan Rodríguez Cabal, Apuntes para la vida del M.R. Padre presentado y predicador general Fr. Francisco Ximénez, Guatemala, Tipografía Nacional, 1935Fray Francisco Ximénez, Primera parte de el Tesoro de las lenguas…, op. cit.; Carmelo Sáenz de Santamaría se basa en las dos versiones manuscritas existentes de esta Primera parte del Tesoro… de Francisco Ximénez: en la de Bancroft Library, Berkeley, California (2 vols. de 204 ff. dobles), y en la de la Biblioteca Provincial de Córdoba, España.Fray Francisco Ximénez, Arte de las tres lenguas, Cakchiquel, Quiché y Zutuhil, 93 ff. dobles. Manuscrito de la Newberry Library, Chicago.Trátase del franciscano fray Francisco Vázquez, Chronica de la provincia del santísimo Nombre de Jesus de Guatemala de el Orden de… San Francisco, Guatemala, 2 vols., 1714 y 1716, reedición: Guatemala, 4 vols., 1937-1944.Fray Francisco Ximénez, Historia natural del Reino de Guatemala, Guatemala, Editorial José de Pineda Ibarra, 1967.Rolena Adorno, “Censorship and its Evasion: Jeronimo Roman and Bartolome de las Casas”, en Hispania, vol.LXXV, núm. 5, 1992, pp. 846-861. Traducción: “La censura y su evasión. Jerónimo Román y Bartolomé de las Casas”, en Estudios de Cultura Náhuatl, núm. 23, 1993, pp. 263-296. Traducción de Fernanda Macchi, corregida y aumentada: “Sobre la censura y su evasión: un caso transatlántico del siglo xvi”, en Carlos Alberto González S. y Enriqueta Vila Vilar (comps.), Grafías del imaginario. Representaciones culturales en España y América (siglos xvi-xviii), México, FCE (Sección de Obras de Historia), 2003, pp. 13-52.Fray Francisco Ximénez, Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala..., op. cit., t. I, p. 5. Colección de documentos antiguos del Ayuntamiento de Guatemala. Prólogo de J. Fernando Juárez Muñoz, Guatemala, Tipografía Nacional (Biblioteca “Goathemala” de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, dirigida por José Antonio Villacorta Calderón, vol. XIII), 1935, lib. I, cap. VIII, p. 61. “Isagoge” viene del griego y significa “introducción” o “exordio”.Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, Historia de Guatemala, o Recordación florida, Madrid, 2 vols., 1882, 2da. ed.: Historia de Guatemala, o Recordación florida, Guatemala, Biblioteca “Goathemala”, 2 vols., t. II, 1932-1933, segunda parte, lib. VII, cap. II, p. 386.Ramón de Ordóñez y Aguiar, Historia de la creación del cielo y de la tierra.... Obra trunca, México, s.f. viii + 120 pp. También publicada sin la Introducción de Nicolás León, en Nicolás León, Bibliografía mexicana del siglo xviii. Sección primera, cuarta parte, A.-Z. (Boletín del Instituto Bibliográfico Mexicano, núm. 8), México, Imprenta de la Viuda de Francisco Díaz de León, 1907, pp. 1-272.Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché, traducidas del texto original, con introducción y notas, por Adrián Recinos, ed. cit.Fray Francisco Ximénez, Historia de la provincia de San Vicente…, ed. cit., 3 vols., 1929-1931. La traducción, mas no la transcripción, del Popol Vuh se encuentra en las pp. 3-53, lib. I, caps. II-XXI.Fray Francisco Ximénez, Empiezan las historias del origen de los indios de esta provincia de Guatemala. Popol Vuh, ed. facs., paleografía y notas por Agustín Estrada Monroy, Guatemala, Editorial “José de Pineda Ibarra”, 1973.(Cartas para servir de introducción a la historia primitiva de las naciones civilizadas de la América Septentrional), México, Murguía, 1851, 75 pp.Fray Francisco Ximénez, Historia de la provincia de San Vicente…, ed. cit., 3 vols., 1929-1931. La traducción, mas no la transcripción, del Popol Vuh se encuentra en las pp. 3-53, lib. I, caps. II-XXI.Las dos traducciones del Popol Vuh hechas por Fray Francisco Ximénez, hasta ahora muy poco conocidas y difundidas, son probablemente las mejores, pese a sus descuidos y a sus prejuicios frailunos y propios. No cabe dudar del gran y largo conocimiento de la lengua y de las condiciones de vida de los indios quichés durante el periodo colonial que tuvo el padre Ximénez, quien conoció muy probablemente mejor que los traductores posteriores, más académicos, aunque se ostenten como quichés o partícipes o admiradores a la cultura de los indios.Fray Francisco Ximénez´s two translations of the Popol-Vuh, although little known and not widely disseminated, are probably the best, despite evidence of carelessness and priestly and personal prejudices. There is no doubt of Friar Ximénez's deep and vast store of knowledge of the language and living conditions of the Quiché people during the colonial period. He probably knew the language better than subsequent, more academic translators who claim some degree of belonging to teh Quichés as participants or admirers of the Native culture.</p

    Triunfo de la Virgen y gozo mexicano

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    Marija Gimbutas y las diosas de la Vieja Europa. Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos. Num. 26 (1991) abril-septiembre

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    1 Originalmente publicado en Debate Feminista, 4, septiembre de 1991, pp. 357-365. Versión corregida y aumentada. Agradezco los comentarios de Marta Lamas, José Luis Martínez, Antonio Saborit y Guillermo Tovar.2 Marija Gimbutas, The Prehistory of Eastern Europe, 1956.3 Marija Gimbutas,Bronze Age Cultures in Central and Eastern Europe, La Haya, 1965. Ver también: The Balts, Londres, 1963 y The Slaus, Londres, 1971.4 Citemos, de la extensa producción de Marija Gimbutas: "Proto-IndoEuropean Culture: The Kurgan Culture During the Fifht, Fourth and Third Millenia B.C.", en George Cordona, ed., Indo-European and Indo-Europeans, Philadelphia, 1970, pp. 155-197; "The Beginning of the Bronze Age in Europe and the Indo-Europeans: 3500-2500 B.C.", Journal of IndoEuropean Studies (JIES), Montana, 1, 1973, pp. 163-214; "The First Wave of Eurasian Steppe Pastoralists into Copper Age Europe", JIES, 5, 1977, pp. 277-338; "The Kurgan Wave 2 (c. 3400-3200 b.C) into Europe and the Following Transformation of Culture", JIES, 8, 1980, pp. 273-315; "Primary and Secondary Homeland ofthe IndoEuropeans", JIES, 13, 1985, pp. 185-212; etc.5 Algunos investigadores plantean la posibilidad de ampliar esta zona hacia el norte de Europa. Un buen balance del estado actual de la cuestión se encuentra en el libro de J.P. Mallory, In Search of the IndoEuropeans. Language, Archaeology and Myth, Londres, Thames and Hudson, 1989, caps. vi-viii.6 Marija Gimbutas, The Gods and Goddesses of Old Europe: 7000-3500 B.C., Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1974.7 Marija Gimbutas, The Goddesses and Gods of Old Europe: 6500-3500 B.C. Myths and Cult Images, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1982, 804 pp. Hay edición inglesa, Londres, Thames and Hudson.8 Marija Gimbutas, The Goddesses and Gods, p. 9. El antecedente de Dionisios se representaba como danzante itifálico, adorando en éxtasis a la Gran Diosa. "Rebosante de virilidad, era el preferido de todas las mujeres" (pp. 220-227).9 Sigo el resumen de Robert H. Lowie, Historia de la etnología (1937), trad. de Paul Kirchhoff, México, FCE, 1946, pp. 55-59.10 Karl Marx, Manuscritos: economia y filosofia (1844), ed. y trad. De Francisco Rubio Llorente, Madrid, Alianza, 1968, pp. 142-143. Vale la pena releer una vez más el célebre fragmento de la sección sobre "Propiedad privada y comunismo" del tercer Manuscrito de 1844: "En la relación con la mujer, como presa y servidora de la lujuria comunitaria, se expresa la infinita degradación en la que el hombre existe para sí mismo, pues el secreto de esta relación tiene su expresión inequívoca, decisiva, manifiesta, revelada, en la relación del varón con la mujer y en la forma de concebir la inmediata y natural relación genérica. La relación inmediata, natural y necesaria del hombre con el hombre es la relación del varón con la mujer. En esta relación natural de los géneros, la relación del hombre con la naturaleza es inmediatamente su relación con el hombre, del mismo modo que la relación con el hombre es inmediatamente su relación con la naturaleza, su propia determinación natural. En esta relación se evidencia, pues, de manera sensible, reducida a un hecho visible, en qué medida la esencia humana se ha convertido para el hombre en naturaleza o en qué medida la naturaleza se ha convertido en esencia humana del hombre. Con esta relación se puede juzgar el grado de cultura del hombre en su totalidad.(...)"Rectifiqué la traducción de Rubio Llorente poniendo "hombre" por Mensch y "varón" por Mann, siguiendo a Wenceslao Roces (Carlos Marx, Escritos de juventud, trad. de Wenceslao Roces, México, FCE, 1982, pp. 616-617) y al original alemán (Pariser Manuskripte 1844, Munich, Rowolt, 1966, pp. 74-75). Es notable que las traducciones francesas de Emile Bottigelli (Editions Sociales) y de Maximilien Rubel (Pléiade), y la inglesa de Livingston y Benton (Penguin), entre varias otras, supongo, tampoco toman en cuenta la distinción de Mann y Mensch. De esta forma Marx se hace más "dialéctico" de la cuenta: "la relación inmediata, natural y necesaria del hombre con el hombre es la relación del hombre con la mujer..."11 Marija Gimbutas, The Goddesses and Gods, p. 9.12 Esta expansión protoindoeuropea desde Rusia es un remoto antecedentede los expansionismos ruso-normando-escandinavo y ruso-tártaro de los que habla Karl Marx, en "El enigma ruso: el esclavo-soberano", trad. de Aurelia Alvarez Urbajtel, nota de Octavio Paz, Vuelta, 179, octubre de 1991; también en Karl Marx y Friedrich Engels, Escritos sobre Rusia, vol. I, Historia diplomática secreta del siglo XVIII, ed. de José Aricó, México, Cuadernos de Pasado y Presente 87, 1980, pp. 187-148.13 Gimbutas, pp. 11-15.14 Mircea Elíade, Histoire des croyances et des idées religieuses, vol. I, De l'age de la pierre aux mystères d'Eleusis, París, Payot, 1976, cap. ii, p. 62.15 Mallory, In Search of the IndoEuropeans, pp. 259-261.16 Y la fase industrial moderna se mide en decenios, en los que los cambios han sido aceleradísimos e irreversibles.17 Erich Neumann, The Great Mother. An Analysis of the Archetype, trad. de Ralph Manheim, New Jersey, Princeton University Press, Bollingen Series, 1955, p. 51, n.: "En las culturas agrarias, con su énfasis en el crecimiento, la imagen de la Gran Madre y el matriarcado sociológico ocupan el primer plano. Pero esto sólo quiere decir que aquí el Arquetipo Femenino adquiere mayor claridad que en otras partes -y también mayor unilateralidad. En realidad, este arquetipo está activo en los estratos bajos así como en los altos. La estructura arquetípica de la Gran Madre se encuentra entre los cazadores de la Edad de Piedra tanto como en el mundo moderno -independientemente de la estructura social(…)"18 André Leroi-Gourhan, Les religions de la Préhistoire: Paléolithique, París, 1964, cit. por Eliade, Histoire, vol. I, cap. i, pp. 31-33.19 Antonio Alatorre, Los 1,001 años de la lengua eapañola (1979), México, FCE, El Colegio de México, 1989, cap. i, p. 17. "En las palabras indoeuropeas pater y mater, lo único específicamente indoeuropeo es el elemento -ter, usado en muchas otras palabras indoeuropeas (tal como el elemento –ador es lo único específicamente español de la palabra esquiador)".20 Eliade, Traité d'histoire des religions, París, Payot, 1949, cap. ix. Me parece extraño que, según Gimbutas (p. 237), los pueblos de la Vieja Europa desconocieran la relación entre sexualidad y procreación.21 "Y ahora que lo pienso -dice una vocecita a mi oído- ¿no será una mujer, o no será una sociedad matriarcal la primera que inventó el aprovechamiento del fuego? Lo hallo más propio, lo hallo más acomodado a las artes 'muliebres' (como decía Gracián) que a las varoniles. Imagino fácilmente al peludo cazador primitivo, de regreso a su cueva o choza, al anochecer, 'pisando la dudosa luz del día' (como dice Góngora), espantado ante la mujer que, en cuclillas, se las ha arreglado para cautivar una mariposita de lumbre. 'iDeja eso, estúpida, que hace daño!' Y ella, sonriendo: 'Paciencia, Cromañón, paciencia. Ya verás las sorpresas que te he preparado para la cena. Vosotros, los hombres, sois unos niños. Nunca entenderéis lo que os conviene'."Y así pudo empezar el fuego, que es realidad útil, aunque parece fantasía desorbitante, que es comodidad y es peligro, que es recurso doméstico y elemento mágico, arma y defensa, sangre y alma, cielo e infierno, mitología e historia". Alfonso Reyes, "El fuego" (1958), del Tercer ciento inconcluso de Las burlas veras, en Obras completas de Alfonso Reyes, vol. XXII, ed. de José Luis Martínez, pp. 805-806.22 Eliade, Histoire, vol. I, cap. ii y p. 400.23 lbid., capa. i y ii.24 Sigo a Mircea Eliade, Le Yoga. Immortalité et liberté, París, Payot, 1954, cap. viii: "Le Yoga et l'Inde aborigène" y "Conclusion". Con todo, deben tomarse en cuenta las reservas, en cuanto al predominio del culto a la Gran Diosa, de Sir Mortimer Wheeler, The Indus Civilization (1953), Cambridge University Press, 3a. ed., 1968, pp. 91 y 107.25 Véase, por ejemplo, el bello libro de Jacqueline Larralde de Sáenz, Crónicas en barro y piedra. Arte prehispánico de México en la Colección Sáenz. El periodo formativo, Fotografías de Dolores Dahlhaus, México, UNAM, 1986, 250 pp.26 Sobre el incipiente culto al dios caballo en la tierra de Canek, ver José Luis Martínez, Hemán Cortés, México, FCE, UNAM, 1990, cap. xiv, pp. 438-440; y Fernando Benítez, Caballo y Dios, México, Antares, 1945, p. 9-24.27 Rubén Bonifaz Nuño, Imagen de Tláloc, México, UNAM, 1986.28 Octavio Paz, El laberinto de la soledad (1960), ed. revisada y aumentada, México, FCE, 1959, cap. iv, "Los hijos de la Malinche".29 Wigberto Jiménez Moreno y Alfonso García Ruiz, Historia de México. Una síntesis, México, INAH, 1962, p. 13.30 En las importantes e insuficientemente conocidas Notas anónimas a la edición de lreneo Paz de la Información de 1556 (México, 1891); en Ernesto de la Torre Villar y Ramiro Navarro de Anda, eds., Testimonios históricos guadalupanos, México, FCE, 1982, p. 107. En la primera versión de este artículo atribuyo estas Notas a Ireneo Paz. Según Manuel Toussaint (Pintura colonial en México (1965), México, UNAM, 3a. ed., 1990, p. 23) y Edmundo O'Gorman (Destierro de sombras, México, UNAM, 1986, p. 294) son principalmente obra de Francisco del Paso y Troncoso.Marija Gimbutas, The Goddesses and Gods of Old Europe. 6500-3500 B.C. Myths and Cult Images, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1982, 304 pp. Hay edición inglesa, Londres, Thames and Hudson

    De Tepeaquilla a Tepeaca, 1528-1555

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    El estudio sobre los inicios del culto guadalupano en México se ha visto limitado por el conflicto entre la falta de rigor de los historiadores llamados aparicionistas y los argumentos meramente negativos de la mayor parte de los historiadores antiaparicionistas . Intento dar una salida positiva a los estudios históricos guadalupanos centrándome en el lugar mismo, el Tepeyac, al norte de la ciudad de México. En otros estudios estudié el Tepeyac (Tepeyácac) en el periodo prehispánico y durante la toma de la ciudad de Mexico Tenochtitlan (1519-1521). Ahora continúo la investigación revisando la información disponible generada entre la primera aparición documentada del nombre de Tepeyac (o más bien Tepeaquilla) en 1528, y 1555, antes de la primera aparición documentada del nombre de Guadalupe aplicado a ese lugar en 1556
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