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    Manejo de la enfermedad tromboembólica venosa en la era COVID-19. Recomendaciones del capítulo español de Flebología y Linfología de la SEACV

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    Los pacientes infectados por el nuevo coronavirus COVID-19 presentan un riesgo incrementado de enfermedad tromboembólica venosa (ETEV). La presente guía de práctica clínica del Capítulo Español de Flebología y Linfología y la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular pretende dar una serie de recomendaciones sobre profilaxis y tratamiento de la ETEV en los pacientes infectados por COVID-19, tanto a nivel hospitalario como ambulatorio, y consejos sobre su seguimiento clínico y ecográfico. Se recomienda que todos los pacientes con infección por COVID-19 hospitalizados, tengan o no factores de riesgo protrombótico asociados, reciban profilaxis antitrombótica, si no existe contraindicación. En caso de pacientes ambulatorios, según perfil clínico e historial médico, se recomienda valorar tromboprofilaxis con heparina de bajo peso molecular (HBPM), en ausencia de contraindicación. Ante el diagnóstico de TVP en paciente con COVID-19, tanto hospitalizado o ambulatorio, debe iniciarse el tratamiento anticoagulante con HBPM a dosis terapéuticas. No existen interacciones farmacológicas descritas de las HPBM con los fármacos empleados contra el COVID-19. Los niveles elevados de dímero-D son un hallazgo común en pacientes con COVID-19, por lo que este parámetro, de forma aislada, no es indicativo para realizar una ecografía Doppler de rutina. Se aconseja la realización de ecografía Doppler a un paciente COVID-19 positivo (con las medidas de protección necesarias) para descartar TVP solo en pacientes con alta sospecha clínica de TVP y cuando se dé una de las dos situaciones clínicas: alto riesgo de sangrado, o que exista un incremento brusco e inesperado de los niveles de dímero-D

    Compresión de la vena femoral asociada a quistes intra y extravasculares: a propósito de dos casos

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    Introducción. La patología quística de origen articular en la región inguinal incluye entidades de localización intra y extravascular difíciles de clasificar debido a que su presentación clínica es poco específica. Presentamos dos casos de compresión sintomática de la vena femoral provocados por un higroma quístico y un quiste adventicial. Casos clínicos. Caso 1: mujer de 38 años que acude a urgencias por edema de la pierna izquierda de tres semanas de evolución. En el estudio ecográfico se evidencia una estructura quística en la región inguinal que produce la obstrucción de la vena femoral común. Tras el vaciamiento y la exéresis del quiste, se dio de alta a la paciente con desaparición de la clínica. El resultado del examen patológico fue un higroma quístico. Caso 2: varón de 61 años con clínica ortostática en la pierna izquierda de 20 años de evolución. El eco-Doppler objetivó la incompetencia del cayado de la safena interna y una masa quística, comunicada con la cadera, que comprime la vena femoral común. El tratamiento fue la quistectomía asociada a cirugía de varices con una buena evolución clínica. El material se etiquetó de quiste adventicial venoso. Conclusiones. Es importante tener en cuenta estas infrecuentes situaciones de aumento del perímetro unilateral, no doloroso, principalmente en pacientes que refieran esta clínica sin causa que lo justifique. Por ello, es primordial hacer un amplio diagnóstico diferencial para evitar errores diagnósticos y terapéuticos. En ambos casos, es necesario un diagnóstico preciso. El tratamiento de elección consiste en el vaciamiento y la resección de la lesión, con lo que se consigue restablecer el flujo venoso
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