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    Barcelona and Fashion Music. From the end of the 19th century to the beginning of the 20th century (new ballroom pieces and the arrival of jazz). The case of Clifton Worsley (*1872; †1925). Part II. An Original Musical Output, Debtor of his Time

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    [EN] In the new international context (urban, industrialized, carefree and cheerful) that lies between the Universal Exhibition of Barcelona in 1888 and the International Exhibition of Barcelona in 1929, the Ciudad Condal experienced moments of a cultural, artistic and musical boom, until then unknown and unsuspected. Benefited by a thriving and increasingly wealthy bourgeoisie, and stimulated by new arrivals from abroad to its active and rich seaport, the citizens of Barcelona expressed, extrovertedly, a desire to live, to bet on modernity and to compete with other cities at the same time emerging (Paris, New York, London or Milan), which resulted in new “consumer” and entertainment music, to brighten the society dances and leisure and sports activities, witnesses of the “new times” (the Belle Époque). In this context, in which architects (L. Domènech i Montaner, J. Puig i Cadafalch, A. Gaudí), painters (R. Casas, S. Rusiñol, M. Utrillo, P. Picasso), poets (J. Maragall , J. Verdaguer, E. Marquina) and musicians (F. Pedrell, E. Granados, P. Casals, E. Morera, F. Mompou) shared audiences and scenarios, appeared the peculiar, controversial, and today practically unknown, figure of a musician, pianist, publisher and merchant, Pere Astort Ribas, who was going to use a pseudonym, as an international commercial claim, Clifton Worsley, to make himself known worldwide as the creator of the “Boston Waltz”. A quick and ephemeral fame, which soon grew thanks to the diffusion brought by the new technologies then in vogue: a new and "industrial" production and distribution of sheet music, pianola rolls, vinyl records and other mechanical audio recordings and, very particularly, the radio.[ES] En el nuevo contexto internacional (urbano, industrializado, despreocupado y alegre) que se sitúa entre la Exposición Universal de Barcelona en 1888 y la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, la Ciudad Condal vivió momentos de un auge cultural, artístico y musical, hasta entonces desconocidos e insospechados. Beneficiada por una burguesía pujante y crecientemente acaudalada, y espoleada por las novedades llegadas desde el exterior hasta su activo y rico puerto marítimo, la ciudadanía barcelonesa expresó, extrovertidamente, unas ansias de vivir, de apostar por la modernidad y de competir con otras ciudades coetáneamente emergentes (París, Nueva York, Londres o Milán), que se tradujeron en unas nuevas músicas “de consumo” y entretenimiento, para amenizar bailes de sociedad y actividades de ocio y deportivas, testigos de los “nuevos tiempos” (la “Belle Époque”). En ese contexto, en el que arquitectos (L. Domènech i Montaner, J. Puig i Cadafalch, A. Gaudí), pintores (R. Casas, S. Rusiñol, M. Utrillo, P. Picasso), poetas (J. Maragall, J. Verdaguer, E. Marquina) y músicos (F. Pedrell, E. Granados, P. Casals, E. Morera, F. Mompou) compartían públicos y escenarios, surgió la figura, peculiar, controvertida, y hoy prácticamente desconocida, de un músico, pianista, editor y comerciante, Pere Astort Ribas, que iba a utilizar un pseudónimo, como reclamo comercial internacional, Clifton Worsley, para darse a conocer mundialmente como el creador del “vals-boston”. Una fama rápida, que se acrecentó en breve gracias a la difusión aportada por las nuevas tecnologías entonces en boga: una nueva producción y distribución “industrial” de partituras, los rollos de pianola, discos de vinilo y otras grabaciones mecánicas de audio y, muy particularmente, la radio.El presente artículo se enmarca en los resultados del proyecto coordinado de I+D+i (Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia) titulado El patrimonio musical de la España moderna (siglos XVII-XVIII): recuperación, digitalización, análisis, recepción y estructuras retóricas de los discursos musicales (HAR2017-86039-C2-1-P), del que A. Ezquerro es Investigador Principal.Peer reviewe
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