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    Dinámica reciente del empleo y metodologías para el cálculo de la tasa de desempleo no inflacionaria

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    Según la información más reciente de la Gran encuesta integrada de hogares (GEIH), a mayo de 2023 el empleo del agregado nacional creció en términos anuales en un 3,4 %, jalonado, principalmente, por el área rural, la cual presentó un crecimiento del 4 % anual, mientras que el área urbana lo hizo al 2,9 %. Este comportamiento de los niveles de empleo se refleja en la dinámica de la tasa de ocupación (TO), que en el agregado nacional crece 1,1 pp (puntos porcentuales) en términos anuales, con un aumento de la TO rural de 1,4 pp. Acorde con lo anterior, el segmento no asalariado, caracterizado por una alta informalidad, ha mostrado un crecimiento importante del orden del 4,8 % entre febrero y mayo de 2023. Por su parte, el segmento asalariado, que había mostrado un buen dinamismo durante 2022, en lo corrido de este año ya muestra señales de agotamiento. De hecho, la variación del empleo entre el trimestre terminado en mayo y el terminado en febrero de 2023 fue del -0,9 %, lo que implica 92.000 puestos de trabajo asalariado menos en el último trimestre. Adicionalmente, los indicadores recientes de la demanda laboral formal, como los índices de vacantes, muestran señales mixtas, pero las expectativas de contratación estarían sugiriendo una menor dinámica del empleo formal en el futuro cercano. Por otro lado, el comportamiento de la participación laboral agregada presenta una leve recuperación; sin embargo, esto no ha evitado que la tasa de desempleo (TD) continúe cayendo lentamente a mayo, al ubicarse en 10,4 %. Así, se espera que, en promedio, en 2023 la TD nacional se ubique entre el 10 % y 11,6 %, con un 10,8 % como valor más probable, lo que implica un incremento moderado de la tasa de desempleo para el resto de 2023. Esta previsión señala un mercado laboral aún apretado, pero que hacia adelante parece irse moviendo hacia una zona neutral, con menores presiones inflacionarias desde el mercado laboral. Los pronósticos de la TD y la estimación de la non-accelerating inflation rate of unemployment (Nairu), sugieren que la brecha del desempleo promedio del año 2023 sería de -1,6 pp, pero que continuaría cerrándose en el próximo año. En la segunda parte del Reporte se presenta una descripción detallada de las diferentes medidas de la Nairu, entendida como la tasa de desempleo para la cual la economía no presenta ninguna presión al alza en su nivel de precios proveniente del mercado laboral. Esta variable es una herramienta fundamental para la autoridad monetaria; sin embargo, dado que no es observable, se requiere de múltiples estimaciones con diferentes metodologías para tener una mayor confiabilidad. En dicha sección se presentan las diferentes medidas de la Nairu estimadas por el Grupo de Análisis del Mercado Laboral (Gamla) y se realiza una evaluación de pronósticos de cada una de estas medidas, junto con su combinación más óptima, entendida esta como aquella que minimiza los errores de pronóstico

    Informe de Política Monetaria - Julio de 2023

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    Como se esperaba en el Informe de abril, la inflación empezó a caer en el segundo trimestre de 2023. Se proyecta que siga cayendo en los siguientes trimestres y esté cerca de la meta del 3 % a finales de 2024. En junio de 2023, la inflación fue del 12,1 % y completó tres meses con descensos consecutivos, desde el 13,1 % alcanzado en marzo. Los principales factores detrás del descenso de la inflación han sido los siguientes: Menores incrementos en los precios de los alimentos por buena oferta agrícola local y reducciones de los precios internacionales de los alimentos importados. Una caída de la tasa de cambio y de los costos de transporte (v.g. fletes) que reduce las presiones al alza de los precios de los bienes, principalmente de los importados. Efectos acumulados de los aumentos de la tasa de interés de política monetaria, a través de su impacto en la moderación del crédito y del gasto de firmas y hogares. En contraste, el comportamiento de los precios de algunos servicios y los incrementos requeridos en el precio de la gasolina no han permitido que la inflación se reduzca más. Se espera que el buen comportamiento de los precios de los alimentos continúe y que la inflación básica (que excluye alimentos y regulados) comience a moderarse en los próximos meses. Hacia adelante, los ajustes adicionales en los combustibles continuarán limitando la reducción de la inflación, aunque en 2024 dichos ajustes serían menores, lo cual contribuiría a acercar la inflación a la meta del Banco de la República (3 %). La evolución de la inflación enfrenta una incertidumbre elevada. Los principales factores de riesgo los genera la incertidumbre sobre el comportamiento de la tasa de cambio, el ritmo de ajuste en el gasto de hogares, gobierno y empresas, y las decisiones que se tomen sobre el precio de los combustibles y de la energía eléctrica, así como como por la posible ocurrencia de un fenómeno de El Niño. La actividad económica continúa creciendo, pero ahora a un ritmo más sostenible. Se espera que a final de año se acerque a niveles compatibles con la capacidad productiva de la economía y con la convergencia de la inflación hacia la meta del 3 %. En 2023 y 2024 el crecimiento económico sería cercano al 1 %. Los niveles de actividad económica se mantienen altos, a pesar de su desaceleración. Este menor crecimiento es necesario para que la producción y el gasto converjan a trayectorias sostenibles en el tiempo y se disminuyan las presiones de un exceso de gasto sobre la inflación. Esta desaceleración se ha visto reflejada en reducciones en las importaciones y la inversión en maquinaria y equipo, y en un bajo crecimiento del consumo de los hogares. Este ajuste de la economía es sano y permite reducir el déficit externo, el cual fue muy elevado en 2021 y 2022. •El mercado laboral continúa mostrando un buen desempeño, con crecimientos sostenidos en la creación de empleo y una tasa de desempleo que se mantiene en niveles históricamente bajos. El equipo técnico del Banco proyecta un crecimiento de la economía del 0,9 % para 2023 y del 1 % para 2024. Esta proyección está sujeta a una fuerte incertidumbre por factores externos, como tensiones políticas globales, y los efectos de la política monetaria en los países avanzados sobre el crecimiento económico y los precios de los bienes que exporta Colombia. También existe incertidumbre por factores internos como el impacto de las reformas que se implementen y la respuesta del gasto de firmas y hogares a las actuales condiciones de financiamiento, entre otros. El nivel actual de la tasa de interés de política monetaria (13,25 %) es necesario para seguir consolidando el descenso de la inflación hacia la meta del 3 % y así contribuir a que la economía colombiana crezca de manera sostenible. En las reuniones de junio y julio de 2023, la Junta Directiva decidió por unanimidad mantener su tasa de interés inalterada en 13,25 %, consistente con el objetivo de llevar la inflación a la meta de 3 % a finales de 2024 Esta postura se debe a que la inflación aún es elevada, los pronósticos y expectativas de inflación son superiores a la meta del 3 %, y persisten excesos de gasto que presionan al alza algunos precios en el país. El Banco seguirá monitoreando nuestra economía y sus principales riesgos para tomar las decisiones que más le convengan al país.Recuadro 1 - ¿Cuál es la relación de anticipo entre el IPP y el IPC en Colombia? Autores: Edgar Caicedo García, Wilmer Osvaldo Martínez Rivera y Juan David Bonilla PérezRecuadro 2 - Análisis del comportamiento reciente del precio de la carne Autores: Margarita María Gáfaro-González, Alejandra Ximena González-Ramírez y Juan Sebastián Vélez-Velásque

    Informe de Política Monetaria - Enero de 2022

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    1.1 Resumen macroeconómico Múltiples factores incrementaron la proyección de la inflación en el horizonte de pronóstico y la mantuvieron por encima de la meta. Entre ellos, una inflación en diciembre (5,62 %) superior a la estimada, una indexación de varios grupos del índice de precios al consumidor (IPC) a una mayor inflación, un alto incremento real del salario mínimo legal (SML), una persistencia mayor de algunos choques alcistas de oferta interna y externa, y unas presiones provenientes de la tasa de cambio más acentuadas. En el cuarto trimestre el IPC de alimentos, impactado por la persistencia de choques de oferta internos y externos, fue el de mayor contribución a la sorpresa inflacionaria. Los ajustes en los precios de algunos servicios públicos y en los combustibles explicaron una aceleración mayor de la estimada en el grupo de regulados. A la sorpresa en el IPC de bienes sin alimentos ni regulados (SAR) contribuyeron un impacto menor que el estimado del día sin impuesto al valor agregado (IVA) sobre los precios y una mayor persistencia de las presiones externas, incluida la depreciación del peso. En contraste, el IPC de servicios SAR registró una aceleración menor que la proyectada, en parte por la fuerte competencia en el sector de comunicaciones, y fue el único gran grupo del IPC que se ajustó por debajo de la meta. El pronóstico de la inflación se revisó al alza debido a unos choques externos (precios, costos y depreciación) e internos (v. g.: alimentos cárnicos), los cuales han sido más fuertes y persistentes de lo estimado en el informe anterior. También, la inflación y el incremento real del SML fueron más altos de lo esperado, e impulsarían la inflación por sus efectos sobre la indexación en los precios, los costos laborales y las expectativas de inflación. Así, para finales de 2022 y 2023 la inflación llegaría al 4,3 % y 3,4 %, respectivamente, y para los mismos años la inflación básica (SAR) se situaría en el 4,5 % y 3,6 %. Estos pronósticos incorporan la reversión de algunos alivios asociados con la emergencia sanitaria, lo que contribuiría a sostener la inflación transitoriamente por encima de la meta en el horizonte de pronóstico. Las estimaciones presentan un amplio margen de incertidumbre asociado, principalmente, a la evolución futura de los choques de oferta externos e internos, y sus efectos sobre los precios. También incide en dicha incertidumbre la mayor volatilidad en los precios y en su medición por cuenta de la extensión de la emergencia sanitaria y los alivios de impuestos aprobados en la Ley de Inversión Social (v. g.: los días sin IVA). Adicionalmente, es incierta la magnitud de los efectos del incremento real históricamente alto del SML y de la alta inflación observada sobre las expectativas de inflación y la indexación. Finalmente, el tamaño de los excesos de capacidad productiva en la economía y la velocidad con la que estos se sigan reduciendo son otros factores de incertidumbre, en un entorno en el que la evolución de la pandemia sigue siendo un factor relevante de riesgo. La proyección de crecimiento para 2022 se revisó a la baja del 4,7 % al 4,3 %. Esto considerando que un componente mayor del buen comportamiento del consumo privado sería transitorio y que la inversión sería menos dinámica por cuenta de unas condiciones financieras menos holgadas y un entorno de alta incertidumbre. El crecimiento del PIB del tercer trimestre (12,9 %), similar al proyectado en octubre, y el pronóstico para el cuarto (8,7 %) reflejan una buena dinámica del consumo que se ha revisado al alza, jalonada tanto por el gasto privado como por el público; por su parte, el crecimiento de la inversión ha sido más débil de lo proyectado. En efecto, para el cuarto trimestre la información disponible sugiere que el gasto en consumo habría sido más fuerte que el estimado en octubre, por cuenta de tres meses consecutivos con días sin IVA, bajos contagios de Covid-19 e indicadores de movilidad similares a los de prepandemia. En contraste, la nueva información de lanzamientos e iniciaciones de vivienda y de importaciones de maquinaria y equipo indican que la inversión continuaría al alza, pero de forma más lenta que lo anticipado en el informe pasado. Las importaciones crecerían a una tasa alta, superior a la de las exportaciones, por lo cual el déficit comercial se ampliaría. Con todo esto, el equipo técnico estima que el crecimiento económico para el cuarto trimestre sería del 8,7 %, y del 9,9 % para todo 2021. Hacia 2022 ciertos factores seguirían contribuyendo a la recuperación del producto, aunque algunos de ellos con menos fuerza que lo estimado en el informe pasado. En el contexto externo, las condiciones financieras internacionales serían menos holgadas, la demanda externa seguiría recuperándose y los términos de intercambio continuarían al alza en un entorno de mayores precios proyectados del petróleo. A los efectos positivos de estos últimos factores se sumarían los de los avances en el programa de vacunación y las menores tasas de desempleo y su impacto positivo sobre el ingreso de los hogares, pese a que este se vería afectado por el aumento de la inflación. Se supone que los factores que han favorecido recientemente los altos niveles de consumo serían, en buena medida, transitorios y se registraría un menor crecimiento del gasto en este componente en 2022. Se espera que la formación bruta de capital se siga recuperando y se acerque a sus niveles prepandemia, pero a un ritmo más lento que en el informe pasado, debido a los menores niveles observados en este componente y los efectos de la incertidumbre política y fiscal. Adicionalmente, la tasa de interés de política sería menos expansiva, conforme se normalice la política monetaria. Con esto, se estima que el crecimiento para 2022 se desacelere al 4,3 % (antes 4,7 %), que en 2023 (3,1 %) continúe convergiendo a tasas más cercanas a su crecimiento potencial, y que los excesos de capacidad productiva se cierren a una velocidad similar a la prevista en el informe anterior . El déficit comercial se reduciría en el horizonte de pronóstico más de lo proyectado en el informe anterior, debido a una mayor dinámica esperada de las exportaciones y a una moderación en las importaciones. El pronóstico de crecimiento para 2022 tiene en cuenta una base baja de comparación en el primer semestre de 2021. No obstante, sobre este pronóstico de actividad económica persisten riesgos importantes a la baja. En primer lugar, no se suponen efectos significativos sobre la actividad económica de posibles nuevas olas de contagio del Covid-19. En segundo lugar, los altos niveles del consumo privado, que ya superan por amplio margen los registrados antes de la pandemia, podrían tener un comportamiento menos dinámico que el estimado. A esto se suma una normalización de la política monetaria en los Estados Unidos que podría ser más rápida que la prevista en este informe, con efectos negativos sobre el costo de financiamiento externo. Adicionalmente, la elevada incertidumbre sobre la duración de los choques de oferta y sobre el contexto macroeconómico y político podría afectar negativamente la recuperación de la inversión. La demanda externa relevante para el país continuaría recuperándose en un entorno de mayores presiones sobre la inflación global, de altos precios del petróleo y de condiciones financieras internacionales menos favorables que las estimadas en octubre. En 2021 el repunte de la actividad económica de los socios comerciales se dio en medio de la reapertura de los países y una amplia liquidez internacional, aunque el crecimiento se ha visto restringido por las disrupciones en las cadenas globales de suministro y rebrotes del virus. Con esto, se revisó el supuesto de crecimiento de los principales socios comerciales del país del 6,3 % al 6,9 % para 2021, y del 3,4 % al 3,3 % para 2022, y se estima que para 2023 se sitúe en el 2,6 %. En 2021 los términos de intercambio del país se han incrementado frente al año anterior debido, principalmente, a los aumentos en las cotizaciones del petróleo, café y carbón, a pesar de las alzas en los precios de los bienes y servicios que compra el país. Hacia adelante se revisó al alza la senda esperada para el precio del petróleo, debido, en parte, a restricciones de oferta y rezagos en la inversión en el sector, los cuales estarían superando las menores perspectivas de crecimiento en algunas de las principales economías. Los altos fletes, los mayores costos de las materias primas y las disrupciones en las cadenas de suministro continúan afectando la producción de bienes y generando incrementos en los costos en el mundo. Esto, junto con la recuperación de la demanda mundial, ha presionado al alza la inflación externa. En este entorno varios países emergentes continuaron normalizando su política monetaria. En los Estados Unidos, la Reserva Federal anticipó el fin de la compra de activos, al tiempo que el aumento de la inflación en diciembre (7 %) volvió a sorprender y el promedio del mercado ha venido revisando al alza sus pronósticos de inflación para 2022. Con esto se supone que el primer incremento de la tasa de política monetaria en ese país se anuncie durante el primer trimestre de 2022 y que haya un incremento trimestral durante el resto del año. Por su parte, las primas de riesgo soberano de Colombia se han incrementado y en este informe se supone una senda más alta para esta variable en el horizonte de pronóstico, en niveles que superan el promedio de los últimos quince años, debido, en parte, a los efectos de una política monetaria menos expansiva en los Estados Unidos y a la acumulación de desbalances macroeconómicos del país. Con todo esto, las condiciones financieras internacionales serían menos holgadas que lo previsto en el informe de octubre. El aumento del costo de financiamiento externo para Colombia podría ser mayor si las presiones alcistas sobre la inflación en los Estados Unidos persisten y resultan en una normalización de la política monetaria más rápida de lo considerado en este informe. Como se detalla en la sección 2.3, la incertidumbre sobre el contexto externo sigue siendo inusualmente elevada debido a las preocupaciones recientes por los impactos de las nuevas variantes del Covid-19, la persistencia de las disrupciones en las cadenas globales de suministro, los impactos de la crisis energética en algunos países, las crecientes tensiones geopolíticas y una mayor desaceleración de China, entre otros factores. El cambio del escenario macroeconómico hacia uno de mayor inflación y de riesgo sobre el anclaje de sus expectativas, implica que el espacio para mantener el estímulo monetario continúe reduciéndose. La recuperación de la demanda interna y el cierre de los excesos de capacidad productiva han sido acordes con lo proyectado en el informe de octubre. Esto ha venido acompañado de la materialización de algunos riesgos al alza sobre la inflación, de unas expectativas de inflación a mediano plazo que han aumentado y se sitúan por encima del 3 %, y de una postura de la política monetaria que se mantiene expansiva. Las fuertes presiones inflacionarias a nivel global y la sorpresa al alza del IPC de diciembre apuntan a unos efectos más persistentes de los choques de oferta. La inflación básica continúa por debajo del 3 %, pero con tendencia creciente. En el horizonte de política los pronósticos de la inflación total y básica aumentaron y se sitúan por encima de la meta hasta finales de 2023, al tiempo que la dinámica prevista de la demanda interna sería compatible con la presencia de bajos excesos de capacidad productiva de la economía. La acumulación de desbalances macroeconómicos del país y la mayor probabilidad de una normalización anticipada de la política monetaria en los Estados Unidos estarían presionando al alza la percepción de riesgo soberano de forma más persistente, con implicaciones sobre la tasa de cambio y la tasa de interés real neutral. A esto se suma la permanencia de las disrupciones de las cadenas internacionales de suministro, el histórico aumento real del SML y la indexación de varias canastas del IPC a inflaciones más altas, hechos que podrían afectar las expectativas de aumentos de precios y alejar la inflación de la meta de forma más persistente. Este conjunto de factores indica que el espacio para mantener el estímulo monetario continúa reduciéndose, en un contexto en el que la política monetaria sigue siendo expansiva. 1.2 Decisión de política monetaria La Junta Directiva del Banco de la República (JDBR) decidió continuar con el proceso de normalización de la política monetaria en sus reuniones de diciembre de 2021 y de enero de 2022. En dichas reuniones la JDBR decidió por mayoría incrementar la tasa de interés de política monetaria en 50 y 100 puntos básicos, respectivamente, llevándola al 4,0 % en su reunión de enero.Recuadro 1. Indicador común de expectativas de inflación para Colombia. Autores: Jonathan Muñoz - Alexander Guarín - Anderson Grajales-Olarte - Julián Mateus - Carlos Quicazán - Sebastián RojasRecuadro 2. Medición de las expectativas de inflación y su efecto sobre la dinámica inflacionaria en Colombia. Autor: Andrés Sánchez-JabbaRecuadro 3. Dinámica reciente del precio de la carne de res en Colombia. Autores: Margarita Gáfaro - Dairo Estrada - Alexander Almeid

    Continúa la recuperación del mercado laboral y actualización de la Gran encuesta integrada de hogares

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    A febrero de 2022 el mercado laboral mostró señales de recuperación, con un crecimiento sostenido en el empleo, observado tanto en las encuestas de hogares, como en los distintos registros administrativos. Las diferentes fuentes de información sugieren que el nivel de empleo se encuentra ligeramente por encima del registrado antes de la pandemia. El buen desempeño de la ocupación se observa en las ciudades y el área rural. Asimismo, la mayoría de los sectores económicos registraron aumentos en empleo. Los índices de vacantes, que reflejan la demanda de nuevos puestos de trabajo en el sector formal, reafirman el diagnóstico de un entorno favorable para el empleo. Los mayores crecimientos en las vacantes se presentan en ocupaciones de alto nivel de calificación, entre las cuales se destacan profesionales, científicos e intelectuales, y técnicos. Por el lado de la oferta laboral, también se observa una importante recuperación. Este comportamiento, junto con el mayor dinamismo en el empleo, se refleja en una reducción de la tasa de desempleo (TD) durante los últimos meses. Al desagregar las cifras de desempleo, se observa que la mayor reducción se ha registrado en el dominio urbano. Aunque todavía no se observan cambios importantes en los salarios, tanto los indicadores de holgura, como los de cuellos de botella y la curva de Beveridge muestran un mercado laboral que se va estrechando. Dadas las previsiones en materia de crecimiento económico del equipo técnico del Banco de la República para 2022, consignadas en el Informe de Política Monetaria de abril de 2022, los pronósticos ubican la TD nacional entre el 10 % y 11,9 % en promedio para dicho año. Por su parte, las estimaciones de la tasa de desempleo no inflacionaria (Nairu) sugieren una brecha de desempleo urbana cercanas a cero para 2022. Estas estimaciones indicarían que la menor holgura del mercado laboral ya no estaría generando presiones a la baja en la inflación. Este reporte se divide en dos secciones. En la primera se profundiza en los hechos coyunturales del mercado laboral anteriormente descritos. En la segunda se estudia la actualización de la Gran encuesta integrada de hogares (GEIH) realizada por el DANE, y los principales cambios que se generan en los indicadores del mercado laboral. Además de la actualización del marco geoestadístico y las proyecciones poblacionales construidas a partir del Censo nacional de población de 2018. La actualización de la encuesta sirvió para incorporar recomendaciones de organismos multilat erales, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con el fin de mejorar la clasificación y caracterización de la población en edad de trabajar (PET), visibilizar estadísticamente a grupos poblacionales y llevar los indicadores del mercado laboral a nuevos estándares internacionales. Los principales cambios encontrados en los indicadores del mercado laboral obedecen a varios factores. En primer lugar, se actualizó el umbral de la PET, disminuyendo el nivel de la población fuera de la fuerza laboral (inactiva), al sustraer a cerca de 2,9 millones de menores entre 10 y 14 años. En segundo lugar, se modificó la forma de clasificar y caracterizar la población ocupada. No obstante, este cambio no parece tener impactos sustanciales en esta población. Así, lo más probable es que los cambios en el nivel de los ocupados que se observan obedezcan a la actualización del marco geoestadístico. Finalmente, la población desempleada es la que menos sufre cambios por la actualización de la encuesta. Adicionalmente, este reporte especial presenta una propuesta provisional de empalme y desestacionalización de los principales agregados del mercado laboral para el estudio de las dinámicas del mismo, que será empleada en este y en reportes futuros, hasta el momento en que el DANE publique series empalmadas y desestacionalizadas oficiales definitivas

    Moderada recuperación del empleo en 2021 y dinámica de las vacantes en oficios automatizables durante la pandemia

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    En los primeros meses de 2021 la recuperación del empleo ha mermado su ritmo. Si bien la ocupación mantiene una tendencia creciente, su expansión se da a una menor velocidad que la registrada en el segundo semestre de 2020. El empleo asalariado y formal son los segmentos de más lenta recuperación, lo que se verifica no solo con los datos de la encuesta de hogares, sino también con los de registros administrativos. Este desempeño es resultado de que tanto las vacantes como las contrataciones asalariadas se mantienen relativamente estables, mientras que las tasas de separación han tendido a aumentar. Por su parte, la mayor creación de puestos de trabajo se registra en los segmentos informal y no asalariado, lo que acentúa la recomposición de la ocupación hacia los tipos de empleo de menor estabilidad en sus ingresos. En lo que respecta a la oferta, la participación laboral volvió a aumentar en febrero, luego de una relativa estabilidad en los meses previos. Lo anterior se reflejó en una reducción del ritmo de descenso de las tasas de desempleo (TD), las cuales se mantienen en niveles aún altos. Por otro lado, el mercado laboral sigue mostrando las importantes disparidades entre grupos poblacionales que agudizó la pandemia. En el caso del desempleo, si bien se han observado algunas correcciones durante los últimos meses, las brechas siguen siendo significativas para las mujeres, las personas no jefes de hogar, los jóvenes y los trabajadores con menor escolaridad. Finalmente, por el lado de los ingresos, mientras que los del segmento asalariado se han mantenido relativamente estables, los del no asalariado continúan muy por debajo de los observados un año atrás, a pesar de registrar alguna mejoría en los últimos meses. Dada la dinámica reciente en el mercado laboral y las previsiones en materia de actividad económica, se estima una reducción moderada de las TD en lo que resta de 2021. La TD nacional se ubicaría en promedio en 2021 entre un 12,8% y 15%, con un 13,9% como valor central. Por su parte, las estimaciones de la TD de largo plazo consistente con una inflación estable (Nairu) sugieren una brecha positiva de alrededor de 2,2 puntos porcentuales (pp) para el promedio de 2021, indicando que persiste un mercado laboral holgado que presiona a la baja la inflación vía costos salariales. Como es usual, este reporte se divide en dos secciones. En la primera se examinan en detalle los principales hechos coyunturales del mercado laboral. En la segunda se estudia cómo ha cambiado la demanda por nuevos puestos de trabajo durante la pandemia, utilizando como fuente de información el registro de vacantes recopilado por el Servicio Público de Empleo (SPE). Particularmente, se analizan cómo los cambios en las vacantes por ocupaciones se relacionan con ciertas características de estas, como son su potencial de automatización o teletrabajo. Finalmente, se evalúa si estos cambios en el mercado laboral sugieren un cambio en el proceso de emparejamiento entre las vacantes disponibles y las personas en búsqueda de empleo

    Reactivación de la creación de empleo y determinantes financieros de la demanda laboral empresarial durante la pandemia

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    Después de un primer semestre estancado, el empleo volvió a crecer en julio y en agosto. Este repunte de la ocupación ha sido, sobre todo, marcado en los municipios intermedios y el área rural. Por segmentos del empleo nacional, el no asalariado, cuyo crecimiento se había frenado en el segundo trimestre por los efectos derivados de los picos de contagio por Covid-19 y de la situación de orden público en el país, volvió a crecer; mientras tanto, su contraparte asalariada se mantuvo estable

    Recuperación de la ocupación y dinámica reciente de la participación laboral

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    En la segunda mitad de 2020 el empleo continuó recuperándose, luego de su fuerte caída en el primer semestre. Sin embargo, en general, el mercado laboral todavía se encuentra bastante holgado como consecuencia de la crisis sanitaria por el covid-19, y muestra importantes disparidades entre grupos poblacionales y cambios en la composición de la ocupación. Respecto a las disparidades, las más notorias son las brechas de género, que se observan en ocupación, participación y desempleo. Por su parte, los cambios de composición del empleo son resultado de la recuperación más rápida de los segmentos no asalariado e informal vis a vis los segmentos asalariado y formal, algo previsible por su mayor flexibilidad y menores costos de entrada. Los ingresos laborales de los segmentos no asalariado e informal fueron los más afectados al inicio de la crisis y, aunque han registrado alguna recuperación, esta se debe fundamentalmente al aumento en sus horas trabajadas. La participación laboral también continúa recuperándose, pero los niveles siguen por debajo de los observados antes de la pandemia. Sin embargo, el crecimiento de la oferta laboral es menor que el de la ocupación, lo cual se ha visto reflejado en descensos consecutivos de la tasa de desempleo (TD). El ritmo de estos descensos, que fue importante al inicio de la recuperación del empleo, ha tendido a mermar en los últimos meses, dejando los registros de la TD en niveles aún considerablemente altos. Dadas estas altas TD y los bajos niveles que aún registran los índices de vacantes, la curva de Beveridge señala que el mercado laboral colombiano se encuentra significativamente holgado. Para 2021 se estima que la TD continuará decreciendo, aunque a un menor ritmo que el observado en la segunda mitad de 2020. Se espera que la TD nacional se ubique en promedio entre 12,5 % y 15,5 % en 2021, con 14 % como valor central. Las estimaciones de la TD de largo plazo consistente con una inflación estable (Nairu) sugieren una brecha de TD positiva de alrededor de 2,4 puntos porcentuales (pp) para 2021, por lo que la holgura del mercado laboral continuaría, aunque en menor grado que en 2020. Dado lo anterior, se esperaría que el mercado laboral no genere presiones al alza sobre la inflación durante 2021 por cuenta de costos salariales. Como es usual, este reporte se divide en dos secciones. En la primera se examinan en detalle los principales hechos coyunturales del mercado laboral. En la segunda se estudian los determinantes recientes de la participación laboral, y particularmente cómo la crisis sanitaria ha afectado la probabilidad de participación de distintos grupos poblacionales, de acuerdo tanto a sus características individuales como a las del hogar. Se encuentra que la pandemia provocó efectos negativos sobre la probabilidad de participar en mujeres, personas sin educación superior y pertenecientes a hogares con niños. En hogares con niños la pandemia aumenta la participación de hombres y reduce la de las mujeres, reflejando brechas importantes en la distribución de las actividades del cuidado. El efecto diferencial de la pandemia sobre las mujeres está concentrado en aquellas pertenecientes a hogares con niños, lo cual podría reflejar las limitaciones de los servicios de primera infancia y de los colegios durante la pandemia. A partir de este resultado se cuantifica la presión adicional sobre la oferta laboral y el desempleo que implicaría la total reapertura de estos servicios. Se estima que entre 159.000 y 205.000 mujeres regresarían a participar al mercado laboral, lo cual se traduciría en un aumento de la tasa global de participación entre 0,4 y 0,51 pp. En general, el efecto de este movimiento sobre el desempleo sería pequeño

    Ralentización de la recuperación del empleo y el mercado laboral de jóvenes

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    En los primeros meses de 2021 la recuperación que venía registrando el empleo total desde mediados de 2020 se detuvo. Buena parte de este fenómeno habría estado relacionado con las olas de contagio de Covid-19, que involucraron tanto respuestas de autocuidado por parte de los individuos como la implementación de medidas de restricción a la movilidad en varias ciudades para mitigar el contagio. Ambas circunstancias produjeron fuertes caídas mensuales del empleo en enero y en abril. En mayo la prolongación de la tercera ola de contagios y la situación de orden público por la que atravesó el país volvieron a limitar la recuperación del número de ocupados. En medio de este panorama, un hecho favorable lo registró el empleo asalariado y formal que, a diferencia de su contraparte no asalariada e informal, presentó crecimientos sutiles. La expansión en este segmento, que suele ser menos rápida por los mayores costos de contratación, se observa no solo en la encuesta de hogares sino también en los registros administrativos, y está favorecida por un mayor número de vacantes disponibles y tasas de separación en niveles muy bajos. Por ramas de actividad el comportamiento del empleo ha sido heterogéneo, y en la mayoría de los sectores se registran recuperaciones del empleo más lentas que las de la actividad económica, lo que ha implicado, al menos en términos contables, aumentos de la productividad laboral. Por otro lado, la salida de la inactividad se detuvo, por lo que la participación laboral se mantuvo relativamente estable en los últimos meses. Así las cosas, la incipiente recuperación del empleo y la estabilidad de la oferta laboral conllevaron a que las tasas de desempleo (TD) de mayo se ubicaran en niveles similares a lo observado en lo corrido de 2021: 15,2% y 16,5% en el total nacional y las trece ciudades, respectivamente. Al descomponer dichas tasas por grupos poblacionales se observan aún importantes disparidades, en particular en las mujeres y los jóvenes. Además, se registran tendencias ascendentes en el número de desempleados que permanecen varios meses en el desempleo y de los inactivos que transitan al desempleo. Finalmente, por el lado de los ingresos, los del segmento no asalariado urbano, los más golpeados durante la pandemia, se han seguido recuperando, y sus horas trabajadas ya casi se encuentran en los niveles previos a la pandemia. Dado lo anterior, en este reporte se estima que la TD empezará a mostrar reducciones en lo que queda de 2021, aunque moderadas. Se espera que la TD nacional se ubique en promedio en 2021 entre el 13,7% y 15%, con 14,4% como valor central, en cuyo caso cerraría el año alrededor del 13,8%. Las estimaciones de la TD de largo plazo consistente con una inflación estable (Nairu) sugieren una brecha de la TD positiva de alrededor de 2,3 puntos porcentuales (pp) para 2021, por lo que la holgura del mercado laboral continuaría, presionando a la baja la inflación vía costos salariales. Como es usual, este reporte se divide en dos secciones. En la primera se examinan en detalle los principales hechos coyunturales del mercado laboral. En la segunda se estudia la evolución reciente del mercado laboral de los jóvenes, los cuales han sido protagonistas de las manifestaciones registradas en el país durante mayo, y se analizan los efectos que han tenido programas para dinamizar la creación de empleo juvenil implementados en el pasado. En particular, se estiman los efectos de la Ley del Primer Empleo de 2010 y se recopilan los resultados encontrados en la literatura sobre el programa Jóvenes en Acción. Se encuentra que ambas políticas son complementarias y efectivas en reducir el desempleo juvenil, pero conllevan costos fiscales, los cuales requieren estrategias de financiación sostenibles. Adicionalmente, a partir de la estimación realizada, se efectúa una cuantificación aproximada de los efectos de eliminar los impuestos de nómina para los jóvenes. Este ejercicio proporciona un punto de referencia para diagnosticar los posibles efectos que el Decreto 668 de 2021, promulgado recientemente por el Gobierno, y consistente en un subsidio temporal a la nómina de nuevos empleados jóvenes, tendría sobre el desempleo juvenil
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