5 research outputs found
. 34. Arqueología
Este número de Arqueología incorpora una amplia gama de temas de la historia
mesoamericana y novohispana, pero además incluye algunos trabajos de
corte teórico-metodológico, bastante escasos hasta ahora en la revista, como
lo comprueba una rápida revisión cuantitativa en el índice general de recién
publicación (Arqueología 31:152-154). Esperemos que este hecho represente
el comienzo de un cambio en este sentido y que en el futuro haya más esfuerzos
de reflexión sobre las propuestas teóricas a partir de las cuales construimos
nuestros datos.
El primer trabajo, de Benavides y Novelo, nos presenta una caracterización
arquitectónica, espacial y temporal del asentamientos de Balché, en el noreste
de Campeche, con propuestas para su conservación.
El siguiente es una colaboración colectiva de Roberto Lunagómez, Xóchitl
León y Nelly Núñez, que plantea la reconstrucción y discusión de la secuencia
ocupacional y cerámica del sitio Clásico terminal de Medias Aguas, en el
sur de Veracruz, así como de su papel a escala regional.
El artículo de Pérez Negrete, a partir del estudio de las evidencias del
Clásico y de la transición al Epiclásico en el Cerro de La Estrella en la cuenca
de México, propone la conformación de centros regionales con el fortalecimiento
de elites locales, lo que favorece la aparición de modelos culturales alternos
al teotihuacano.
Siguiendo con el tema del Epiclásico en la Altiplanicie Central, Mónica Zamora
intenta un acercamiento a la estructura urbanística de Cantona y a sus
cambios en el tiempo a partir de sus 25 juegos de pelota, de los que analiza la
forma, la distribución y los arreglos arquitectónicos.
En el trabajo de Guevara y Rojas, el análisis y distribución de complejos cerámicos
permite construir un modelo de interacción entre cacicazgos de la
Costa Grande de Guerrero, donde la competencia entre elites origina un proceso
de regionalización.
Pijoan y colaboradores, mediante la determinación de las sustancias utilizadas
para ennegrecer las piezas dentarias de un entierro en Tlatelolco, en
la Ciudad de México, establecen connotaciones culturales e históricas muy
interesantes, donde se puede confrontar la narrativa histórica con la observación
de los contextos arqueológicos.
Carlos Salas también utiliza la documentación histórica y moderna, y la información
arqueológica para describir, por medio de planos, la evolución arquitectónica
y de uso del suelo del espacio que ocupó el convento de La Encarnación,
en la Ciudad de México.
Por último, el trabajo de Jesús Sánchez nos hace reflexionar sobre el uso de
conceptos que, tomados de otras disciplinas, como la historia del arte, se han
vuelto elementos clave de los discursos arqueológicos. El autor propone sustituir
el concepto de estilo por el de carácter con el fin de clarificar el manejo de
la categoría de tipo arqueológico.
Finalmente, los invitamos a seguir colaborando con esta revista, su revista,
cumpliendo puntualmente con los requisitos de publicación enunciados en la
invitación a los colaboradores, ya que esto nos permitirá agilizar el proceso de
publicación.</p
. 36. Arqueología
En estos tiempos de “cambio”, frente a la intensa agresión al trabajo intelectual
en el ámbito de la producción cultural, resulta prioritario fortalecer los lazos
de participación y comunicación al interior de nuestra comunidad académica
para responder de manera colectiva, firme y digna, a los embates contra
el patrimonio cultural, su defensa e investigación. En tal sentido, nuestra revista
puede servir también como vehículo para canalizar esfuerzos e inquietudes.
Sea esta, pues, una invitación y un abrazo solidario.
El presente número es particularmente rico, tanto por la cantidad de trabajos
como por su contenido. Siguiendo el acostumbrado arreglo cronológico, el
primer artículo trata de una ocupación Clovis en un sitio de la sierra de Hidalgo,
y mediante la descripción de las industrias líticas y la definición de áreas
de actividad se formulan propuestas sobre las modalidades sociales del poblamiento
de fines del Pleistoceno.
La siguiente aportación, de Carmen Rodríguez y Ponciano Ortiz, reporta el
sobresaliente hallazgo de un bloque labrado olmeca, en el estilo de una “piedra
Rosetta”, cuya descripción y análisis semiótico seguramente llevarán a la
reconsideración de las expresiones “formativas” de Mesoamérica.
Julie Gazzola, quien estudia la lapidaria en el barrio de La Ventilla en Teotihuacán,
durante las fases Tlamimilolpa y Metepec desde la perspectiva de
las cadenas operativas y de las áreas de actividad, realiza propuestas sobre la
estructura del trabajo y su papel en la organización social.
El artículo sobre Tamohí, una revisión de la arquitectura característica de
esta región, es otra de las importantes aportaciones de Diana Zaragoza al conocimiento
de las Huastecas, y además permite hacer acopio de datos originales.
En tanto, Ma. de Jesús Sánchez y sus colaboradores nos presentan el estudio
de uno de los barrios que conformaban México-Tenochtitlan, en este caso
el de Cotolco.
Pasando al periodo colonial, Carlos Salas nos ofrece una faceta más de los
trabajos realizados en la ex iglesia de La Encarnación, con la riqueza de sus contextos
funerarios.
El artículo de Roberto Martínez y Ramón Viñas es un interesante trabajo
sobre la persistencia de antiguos símbolos en la cosmovisión mesoamericana,
con su revisión comparativa de las imágenes de la serpiente cornuda desde el
noroeste hasta el sureste de México, así como de los antiguos mitos americanos
que se refieren a ella.
De Alberto Cravioto incluimos un breve trabajo sobre la ubicación de emplazamientos
prehispánicos en el sur del estado de Puebla, por medio de fuentes
y técnicas arqueológicas.
Adolphus Langenscheidt hace una serie de consideraciones geológicas, petrográficas
y técnicas acerca de varios tipos de rocas y minerales, y su papel
potencial como abrasivos en la lapidaria mesoamericana.
Finalmente, la sección de artículos concluye con el de María Teresa Muñoz
y José Carlos Castañeda, quienes ofrecen un estudio comparativo de lo que
denominan “culto fálico” en Mesoamérica y el Antiguo Egipto.
Una vez más consideramos cumplida la misión de llevar hasta ustedes una
muestra del trabajo actual en Arqueología, en la cual se reflejan las condiciones
en que se ejerce esta disciplina en México. Estamos seguros que este material
apoyará nuestro desempeño profesional y seguirá alimentando estimulantes
y productivas discusiones. Sólo queda renovar nuestro exhorto para que
nos envíen sus colaboraciones y participen más activamente en la vida de la
revista.</p
. 38. Arqueología
Por razones de política editorial tratamos de equilibrar cada número en cuanto
a regiones y temporalidades, pero en esta ocasión ha resultado difícil porque
hay un sesgo muy fuerte hacia el periodo Posclásico en el Altiplano. Sin
embargo, esta pequeña trasgresión a nuestras reglas tiene por contraparte el
interés de los artículos que conjuntan especialistas en arqueología y otros
ámbitos de la antropología y la historia, con temáticas que se entrecruzan, comparten
y enriquecen para ofrecer la posibilidad de lecturas aleccionadoras
Encabezan el número Óscar Basante y Juan Sebastián Gómez, en cuyo trabajo
preliminar se describe una colección de materiales procedentes de Zacatecas
y se proporciona información sobre sitios con arquitectura y pintura rupestre
de Monte Escobedo, relacionados con la cultura Bolaños.
En el siguiente artículo se ofrecen algunos resultados de las excavaciones
en el Cerro de los Magueyes en Metepec, Estado de México, donde Carmen
Carvajal y Alfonso González, a partir del análisis de un entierro en urna del
Posclásico tardío, elaboran una propuesta de identificación física e interpretación
simbólica.
A su vez, Denisse L. Argote y colaboradores nos ofrecen los resultados iniciales
de la prospección en el sitio Los Teteles de Ocotitla, Tlaxcala, ubicado
temporalmente en el Clásico y donde por medio de radar de penetración detectan
anomalías en las terrazas que interpretan como posibles estructuras,
tumbas u otros elementos soterrados, impulsando el uso de los llamados métodos
geofísicos.
En una línea de descripción iconográfica, María Teresa Muñoz y José Carlos
Castañeda analizan una figurilla de barro perteneciente al acervo del Museo
Histórico de la Sierra Gorda de Querétaro; con ello intentan establecer la
relación de esta pieza con la deidad de la fertilidad Tlazolteotl-Ixcuina,
asociándola también con la diosa pame Cachum mediante un análisis comparativo
e interpretación simbólica.
En el trabajo de Verónica Ortega y Víctor Álvarez, dos estructuras subterráneas
del Posclásico tardío, encontradas en la zona urbana de Teotihuacan, se
interpretan como temascales por medio de un análisis comparativo con otras
localizadas en San Francisco Mazapa.
A continuación, un salvamento en la ciudad de México proporciona información
sobre la traza prehispánica de Tlatelolco y el barrio de Atezcapan. Los
autores, Alberto Mena, Janis Rojas y María de Jesús Sánchez Vázquez, muestran
amplio conocimiento sobre la ciudad y aportan datos para la reconfiguración
del límite sur y la separación de las islas.
A partir de la arqueología histórica del periodo colonial, Patricia Murrieta
informa sobre el proceso productivo del azúcar en la hacienda de Tecoyutla,
Guerrero, y ofrece una descripción de las labores realizadas alrededor de este
monumento histórico, por las que también plantea propuestas de uso del espacio.
A su vez, Carmen Aguilera diserta sobre Tlaltecuhtli, una deidad poco
conocida que conjuga orígenes y para ello se discute su procedencia y género,
además de plantear propuestas interpretativas y rutas de investigación iconográfica.
El artículo de Ángel García Cook y Yadira Martínez Calleja es de corte técnico
y descriptivo, pues detalla de manera precisa las características principales
de las vías de circulación interna en Cantona, y a partir de ahí se elabora una
completa tipología. Además de proporcionar hipótesis y propuestas para la interpretación,
se aplica un análisis comparativo entre Cantona y otras ciudades
prehispánicas en las que se han identificado calles y caminos.
A partir de los hallazgos en el salvamento de La Plaza Juárez, Fernando
Guerrero y colaboradores dibujan rasgos del paleopaisaje en la zona de La Alameda
Central. Además, el conjunto de los contextos y el análisis iconográfico
les permiten proponer usos del espacio y la posible localización del barrio de
Tzapotlán, componente de México-Tenochtitlan.
Por último, Francisca Ramírez parte del análisis documental, la información
arqueológica y etnográfica para ofrecer un panorama que asocia los cambios
climáticos y las fluctuaciones demográficas en el valle de Tehuacan para
el Posclásico tardío y la primera parte de la Colonia.
No podemos concluir la presentación de este número sin llamar la atención
del lector a nuestras ya acostumbradas secciones Archivo Técnico y Noticia, igualmente
enriquecedoras y no menos importantes; en esta ocasión ofrecemos un
texto de Florencia Jacobs Muller sobre Teotihuacan, y un reporte de Rodolfo
Cid y Liliana Torres a propósito del deterioro de materiales óseos.
Fieles al compromiso de mantener y mejorar la calidad de este espacio de
difusión y comunicación académica, esperamos que este material les sea de utilidad
y los estimule a enviar sus contribuciones.</p