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“Los Bailes”, un santuario para el culto a la fertilidad en la Sierra Gorda de Querétaro, México. 40. Arqueología
Como resultado de las investigaciones del “Proyecto Arqueológico del Norte del Estado de Querétaro, México”, se localizó el sitio llamado “Los Bailes”, ubicado en el cerro del Sapo, siendo de gran interés por su organización en plataformas comunicadas y su edificio de planta mixta, que recuerda otros sitios mesoamericanos importantes, como los de la cultura huasteca. Es factible pensar que “Los Bailes” pudo haber cumplido funciones de carácter defensivo, o entenderlo como un recinto sagrado, un centro cívico religioso en el que los habitantes del área llegarían a hacer ceremonias durante algunas épocas del año, probablemente dedicadas a la fertilidad, de acuerdo con los testimonios etnográficos contemporáneos y la información histórica existente en torno a los antiguos habitantes de la Sierra Gorda
Lan-Ha’, un sitio arqueológico en la Sierra Gorda queretana: un llamado en favor de su protección para la investigación académica. 47. Arqueología
Reportado en el año de 1951 por Joaquín Meade e investigado inicialmente a partir de 1996 por el “Proyecto Arqueológico del Norte del Estado de Querétaro, México”, el asentamiento de Lan-ha’ es el más importante del noreste de la Sierra Gorda queretana, y uno de los más notables de este estado del norte de México. En el presente artículo se presenta un breve resumen de los resultados iniciales de la prospección arqueológica realizada en los años 2010 y 2012, pero sobre todo se analiza la legislación vigente para la preservación de ésta y de otras zonas arqueológicas. Lan-ha’ se encuentra actualmente amenazada por una destrucción intencional, por lo que se hace un llamado para su defensa a la comunidad académica nacional e internacional.• Amador Tello, Judith
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. 40. Arqueología
En este número se han conjuntado trabajos de diversa índole, pero siempre
relacionados con estudios de la arqueología. Se incluyen tres artículos que
versan sobre las pinturas rupestres plasmadas en otras tantas regiones de nuestro
territorio: Xochipala, Guerrero; la frontera norte de Tamaulipas, y Mulegé,
Baja California Sur. Otros dos textos se dedican al estudio de los elementos
minerales utilizados en el ámbito cultural prehispánico, y tres más constituyen
estudios específicos de la actividad arqueológica: el primero sobre una propuesta
de clasificación de materiales, otro sobre los resultados de una investigación
de área y el tercero presenta algunos resultados de los estudios llevados
a cabo en una región tan poco conocida como la Sierra Gorda de Querétaro.
En el primer texto, Rosa María Reyna Robles ofrece información sobre pinturas
rupestres de una cueva en el Cerro Tláloc de Xochipala, Guerrero. Además
de incrementar el registro gráfico de manifestaciones rupestres, el artículo
otorga una propuesta de interpretación que, de acuerdo con Reyna Robles,
“aborda aspectos propiciatorios, sitios de iniciación, así como el sustento y reproducción
social relacionados con el agua, el inframundo, la muerte y el sacrificio”.
En el estudio de Roberto Martínez, Ramón Viñas y Larissa Mendoza, intitulado
“Cueva de la Serpiente. Los ofidios con cuernos en la iconografía rupestre
de Mulegé, Baja California Sur, México”, se analizan dos elementos principales
–dos ofidios con cabeza de venado– del conjunto rupestre del Gran
Mural. A partir de la analogía etnográfica y del análisis contextual de estas
figuras, se establecen de manera hipotética sus posibles significados; éstos,
según los autores del texto, se encuentran vinculados a mitos creacionistas, de
muerte y resurrección de la vida, los hombres y las estaciones.
En el siguiente artículo, Víctor Hugo Valdovinos Pérez se refiere a una pintura
rupestre que identifica como perteneciente a un “Periodo Prehistórico Tardío”,
de fecha apenas posterior al contacto; es decir, cuando Cabeza de Vaca
cruzó la zona del río Bravo. El texto es resultado de la valiosa documentación
obtenida durante los trabajos de Salvamento Arqueológico Corindón Reno
Sur 3D.
En el “Uso del cinabrio en la pintura mural de Teotihuacan”, Julie Gazzola
ofrece información nueva sobre el uso de ese mineral: si bien se conocía el
empleo del cinabrio en objetos rituales y funerarios —como también se sabía
de su aplicación en cerámica, ornamentos de concha, en lapidaria y otros materiales
con carácter ritual, lo mismo que sobre restos humanos al inhumarlos,
o sobre los huesos mismos en enterramientos secundarios—, a partir de una
serie de fragmentos de aplanados pintados, recuperados del relleno de una estructura
adyacente a la Calzada de los Muertos, y analizadas en los laboratorios
de Apoyo Académico del INAH, se demuestra el uso de dicho elemento en
la pintura mural de Teotihuacan.
En el artículo siguiente, controversial en sí mismo, Roberto Velázquez Cabrera
aborda el estudio de una ilmenita sonora cuya construcción y uso podría
datar de hace unos tres mil años, aun cuando se trata de un hallazgo casual. Se
proporciona amplia información sobre los análisis organológicos, lapidarios,
acústicos y de señales, y se sugieren algunos posibles usos de acuerdo con sus
propiedades sonoras.
Pedro López García y Denisse Argote Espino presentan un método estadístico
para la clasificación de materiales arqueológicos, basado en la lógica difusa.
Además de presentar sus fundamentos teóricos y prácticos, para ilustrar la
aplicación de este método se ofrecen dos ejemplos, y los resultados obtenidos
se comparan con los que podrían obtenerse a partir de otros métodos de clasificación.
En el siguiente texto, Ángel García Cook presenta algunos resultados sobre
los trabajos de prospección arqueológica que se realizan desde 1997 en la mitad
norte de la Cuenca de Oriental. El autor plantea una secuencia cultural en
relación con el desarrollo ocupacional prehispánico en esta región; dedica más
atención a, y se ofrece mayor documentación acerca de, las tres primeras fases
culturales correspondientes al Formativo, mismas que relaciona en todo momento
con la situación correspondiente a la gran ciudad de Cantona.
En “‘Los Bailes’: un santuario para el culto a la fertilidad en la Sierra Gorda
de Querétaro, México”, texto de María Teresa Muñoz Espinosa y J. Carlos
Castañeda Reyes con que cerramos el listado de artículos de este número 40,
se estudia el sitio arqueológico del mismo nombre y cuya organización arquitectónica
recuerda la distribución de algunos sitios huastecos. Entre otras
funciones —inferidas a partir de testimonios etnográficos actuales y la documentación
histórica en torno a los antiguos habitantes de la Sierra Gorda—,
se propone al sitio como centro cívico-religioso al que llegarían los habitantes
de la región para realizar determinadas ceremonias relacionadas con el culto a
la fertilidad.
En las secciones de Noticias y de Archivo Técnico se ofrece información importante
y de gran valía: el texto sobre un estudio estratigráfico comparativo realizado
por Serafín Sánchez y Ricardo Leonel Cruz, así como el informe de
César Lizardi Ramos sobre esculturas de Valle de Bravo, presentado y comentado
por Francisco Rivas Castro.
No quisiéramos concluir nuestra la presentación sin reiterar la invitación a
colaborar con la revista Arqueología, para lo cual los trabajos remitidos deberán
cumplir con los requisitos de publicación enunciados en la Invitación a los
colaboradores.</p
Arqueologia. 50. Arqueología
Revista de la Coordinación Nacional de ArqueologíaEn este número, como ya es costumbre, se han conjuntado trabajos en los diferentes
ámbitos de estudio de la arqueología, los cuales abordan desde temas
tradicionales hasta los más especializados, donde se aplica tecnología moderna.
El primer texto, escrito por Javier Martínez González, trata sobre un programa
de investigación arqueológica de área, salvamento arqueológico en la realización
de un gasoducto. Javier Martínez logró explorar diversos asentamientos
prehispánicos en una línea transecto que parte de San Luis Potosí, cruza Hidalgo
y parte de Querétaro; un área poco conocida y con diversas condiciones ambientales.
Nos ofrece un panorama de esa región, las características y conformación
de los asentamientos, las relaciones y vínculos tanto con la Huasteca como los
grupos humanos de Metztitlán. Además, logra proteger y salvaguardar los asentamientos
con la presencia de arquitectura y pintura del área posiblemente afectada.
En su artículo se podrá apreciar lo relacionado con sus actividades en este
complejo e interesante salvamento arqueológico.
“De la Sierra Gorda queretana y sus habitantes primigenios: relaciones de poder
e interrelación cultural en el nordeste de la Mesoamérica antigua”, texto de Ma.
Teresa Muñoz Espinosa y José Carlos Castañeda Reyes, analiza los tipos de 161
asentamientos localizados en esa región y las interrelaciones de los mismos, con
lo cual muestra la “jerarquización y control del espacio para el acceso a las áreas
de producción de cinabrio”. Este elemento fue demandado por poblaciones ajenas
a la Sierra Gorda, motivo por el que se entablaron relaciones y contactos con
otras regiones y culturas del México antiguo.
En el artículo elaborado por María Rosa Avilés Moreno, “Exploraciones de
sondeo en Tuzapan, Veracruz: materiales y cronología”, se muestran los avances
de las investigaciones arqueológicas realizadas en el Proyecto Arqueológico de
la Cuenca de Necaxa, a cargo de la autora. Se presenta la información sobre los
pozos de sondeo realizados, los hallazgos principales y un análisis de los materiales
culturales; también se propone una tipología cerámica; se describen los
materiales líticos de la secuencia ocupacional del sitio, y se explican las relaciones
culturales.
“La cremación humana en Ixcateopan, Guerrero”, texto elaborado por Jorge
Cervantes Martínez, trata sobre los resultados del análisis antropológico de tres
enterramientos humanos con exposición térmica directa explorados en el sitio
arqueológico de Ixcateopan de Cuauhtémoc, Guerrero. Entre los elementos culturales
asociados a dichos entierros se localizó un “silbato de la muerte”, por lo
cual Cervantes Martínez indica que tal hallazgo denota la presencia mexica en
esa región.
Gabriela Valenzuela Pérez y Alberto Juárez Osnaya son los autores de “El
murciélago y su relación con el dios Xipe-Totec y con Venus”, un estudio iconográfico
de la representación de este animal con la finalidad de dar a conocer
la función e importancia del murciélago, y su relación con Xipe-Totec y Venus.
Con base en el análisis iconográfico, y en los contextos arqueológicos en que se
ha localizado, se afirma que esa representación no se trata de un dios, como lo
habían indicado Alfonso Caso e Ignacio Bernal, sino de un personaje que cumple
con varias funciones en la cosmogonía mesoamericana.
“Tres temazcales mayas: los casos de Acanmul, Edzná y Oxkintok”, colaboración
en la que Antonio Benavides y Heber Ojeda Mas presentan una síntesis
de los baños de vapor conocidos hasta la fecha para el área maya. El autor comparte
la documentación relacionada con los temazcales de otros tres sitios —información
hasta ahora desconocida—, y realiza la comparación de los edificios
del Clásico terminal maya en los que está presente ese elemento arquitectónico.
El artículo siguiente es “¿Química o color?: comparación entre el uso de
fluorescencia de rayos-X portátil y técnicas visuales de clasificación en obsidiana
de Tepeticpac”. Sus autores —Aurelio López Corral, Manuel Ángel Vera
Ortiz, Ramón Santacruz Cano, Kenneth G. Hirth y Erick Dyrdahl— evalúan la
aplicación y conveniencia del uso de fluorescencia de rayos X, método no
destructivo, para determinar la procedencia de obsidiana y su relación mediante
la separación visual por color de dicho material. Esa técnica es aplicada a la
muestra de obsidiana procedente de Tepeticpac, Tlaxcala. Para ello se utilizó un
aparato portátil de fluorescencia de rayos X, el cual permitió una más efectiva y
rápida aplicación de ese método para determinar los yacimientos de procedencia
de la obsidiana analizada.
Emilio Cortina es el autor de “Destrucción de símbolos de poder en Cantona,
Puebla”. Con base en materiales culturales procedentes de las excavaciones en
una estructura arquitectónica en la ciudad prehispánica de Cantona, Puebla, se
analizan los restos de cuatro esculturas matadas y dos bastones de mando, también
destruidos, relacionados con restos de cinco “enterramientos” humanos con
huellas de desollamiento, desmembramiento y cremación, todos asociados en el
mismo contexto cerrado. Esos elementos culturales, entre otros, denotan un “golpe
de Estado”, cuyos símbolos de poder fueron destruidos. Emilio Cortina lleva
a cabo también un estudio comparativo con objetos semejantes para otras regiones
de Mesoamérica.
Eric Taladoire aporta el texto “Cinco tesis discutibles relativas al juego de
pelota”, en el cual plantea y discute temas relacionados con esa práctica: cuántas
clases de juegos se practicaban?, ¿tiene o no algún significado la orientación de
las canchas?, ¿existió un patrón arquitectónico en su diseño de construcción?,
¿hubo o no canchas para el juego de pelota entre los olmecas y en Teotihuacan?
En fin, se trata de un texto que invita a reflexionar sobre lo que conocemos acerca
de este elemento cultural tan importante en la época prehispánica, tanto en
relación con las actividades rituales y religiosas como de su utilización lúdica.
“Restos escultóricos aún por descubrir: fuentes de la Alameda de 1775” es un
texto escrito por Enrique Alcalá Castañeda, quien discute sobre los hallazgos de
2003 en las exploraciones llevadas a cabo bajo el Proyecto Arqueología Urbana
del Templo Mayor, en las inmediaciones de la calle 16 de septiembre. Tal descubrimiento
corresponde a restos de esculturas que formaron parte de cuatro
fuentes, de las cinco que adornaban el paseo de la Alameda y de las cuales sólo
queda una —la de Glauco— en su sitio, mientras las otras tres estuvieron en su
emplazamiento original entre 1775 y 1827, cuando fueron sustituidas.
En Noticias se incluye un texto en que se refiere el hallazgo de una escalinata
en el Cerro Hualtepec, y cuyo autor, Yamil Gelo, supone que corresponde al
mítico Coatepec de las fuentes históricas.
En la sección Archivo Técnico se presentan los resultados de una “Reunión
de Arqueólogos de Centros Regionales y Jefes de Proyectos de Investigación
Arqueológica”, llevada a cabo en agosto de 1979. La reunión se realizó con la
intención de contar con las propuestas de dichos arqueólogos para estructurar
la conformación del Consejo de Arqueología. A. García Cook presenta los comentarios
al respecto
. 36. Arqueología
En estos tiempos de “cambio”, frente a la intensa agresión al trabajo intelectual
en el ámbito de la producción cultural, resulta prioritario fortalecer los lazos
de participación y comunicación al interior de nuestra comunidad académica
para responder de manera colectiva, firme y digna, a los embates contra
el patrimonio cultural, su defensa e investigación. En tal sentido, nuestra revista
puede servir también como vehículo para canalizar esfuerzos e inquietudes.
Sea esta, pues, una invitación y un abrazo solidario.
El presente número es particularmente rico, tanto por la cantidad de trabajos
como por su contenido. Siguiendo el acostumbrado arreglo cronológico, el
primer artículo trata de una ocupación Clovis en un sitio de la sierra de Hidalgo,
y mediante la descripción de las industrias líticas y la definición de áreas
de actividad se formulan propuestas sobre las modalidades sociales del poblamiento
de fines del Pleistoceno.
La siguiente aportación, de Carmen Rodríguez y Ponciano Ortiz, reporta el
sobresaliente hallazgo de un bloque labrado olmeca, en el estilo de una “piedra
Rosetta”, cuya descripción y análisis semiótico seguramente llevarán a la
reconsideración de las expresiones “formativas” de Mesoamérica.
Julie Gazzola, quien estudia la lapidaria en el barrio de La Ventilla en Teotihuacán,
durante las fases Tlamimilolpa y Metepec desde la perspectiva de
las cadenas operativas y de las áreas de actividad, realiza propuestas sobre la
estructura del trabajo y su papel en la organización social.
El artículo sobre Tamohí, una revisión de la arquitectura característica de
esta región, es otra de las importantes aportaciones de Diana Zaragoza al conocimiento
de las Huastecas, y además permite hacer acopio de datos originales.
En tanto, Ma. de Jesús Sánchez y sus colaboradores nos presentan el estudio
de uno de los barrios que conformaban México-Tenochtitlan, en este caso
el de Cotolco.
Pasando al periodo colonial, Carlos Salas nos ofrece una faceta más de los
trabajos realizados en la ex iglesia de La Encarnación, con la riqueza de sus contextos
funerarios.
El artículo de Roberto Martínez y Ramón Viñas es un interesante trabajo
sobre la persistencia de antiguos símbolos en la cosmovisión mesoamericana,
con su revisión comparativa de las imágenes de la serpiente cornuda desde el
noroeste hasta el sureste de México, así como de los antiguos mitos americanos
que se refieren a ella.
De Alberto Cravioto incluimos un breve trabajo sobre la ubicación de emplazamientos
prehispánicos en el sur del estado de Puebla, por medio de fuentes
y técnicas arqueológicas.
Adolphus Langenscheidt hace una serie de consideraciones geológicas, petrográficas
y técnicas acerca de varios tipos de rocas y minerales, y su papel
potencial como abrasivos en la lapidaria mesoamericana.
Finalmente, la sección de artículos concluye con el de María Teresa Muñoz
y José Carlos Castañeda, quienes ofrecen un estudio comparativo de lo que
denominan “culto fálico” en Mesoamérica y el Antiguo Egipto.
Una vez más consideramos cumplida la misión de llevar hasta ustedes una
muestra del trabajo actual en Arqueología, en la cual se reflejan las condiciones
en que se ejerce esta disciplina en México. Estamos seguros que este material
apoyará nuestro desempeño profesional y seguirá alimentando estimulantes
y productivas discusiones. Sólo queda renovar nuestro exhorto para que
nos envíen sus colaboraciones y participen más activamente en la vida de la
revista.</p
. 38. Arqueología
Por razones de política editorial tratamos de equilibrar cada número en cuanto
a regiones y temporalidades, pero en esta ocasión ha resultado difícil porque
hay un sesgo muy fuerte hacia el periodo Posclásico en el Altiplano. Sin
embargo, esta pequeña trasgresión a nuestras reglas tiene por contraparte el
interés de los artículos que conjuntan especialistas en arqueología y otros
ámbitos de la antropología y la historia, con temáticas que se entrecruzan, comparten
y enriquecen para ofrecer la posibilidad de lecturas aleccionadoras
Encabezan el número Óscar Basante y Juan Sebastián Gómez, en cuyo trabajo
preliminar se describe una colección de materiales procedentes de Zacatecas
y se proporciona información sobre sitios con arquitectura y pintura rupestre
de Monte Escobedo, relacionados con la cultura Bolaños.
En el siguiente artículo se ofrecen algunos resultados de las excavaciones
en el Cerro de los Magueyes en Metepec, Estado de México, donde Carmen
Carvajal y Alfonso González, a partir del análisis de un entierro en urna del
Posclásico tardío, elaboran una propuesta de identificación física e interpretación
simbólica.
A su vez, Denisse L. Argote y colaboradores nos ofrecen los resultados iniciales
de la prospección en el sitio Los Teteles de Ocotitla, Tlaxcala, ubicado
temporalmente en el Clásico y donde por medio de radar de penetración detectan
anomalías en las terrazas que interpretan como posibles estructuras,
tumbas u otros elementos soterrados, impulsando el uso de los llamados métodos
geofísicos.
En una línea de descripción iconográfica, María Teresa Muñoz y José Carlos
Castañeda analizan una figurilla de barro perteneciente al acervo del Museo
Histórico de la Sierra Gorda de Querétaro; con ello intentan establecer la
relación de esta pieza con la deidad de la fertilidad Tlazolteotl-Ixcuina,
asociándola también con la diosa pame Cachum mediante un análisis comparativo
e interpretación simbólica.
En el trabajo de Verónica Ortega y Víctor Álvarez, dos estructuras subterráneas
del Posclásico tardío, encontradas en la zona urbana de Teotihuacan, se
interpretan como temascales por medio de un análisis comparativo con otras
localizadas en San Francisco Mazapa.
A continuación, un salvamento en la ciudad de México proporciona información
sobre la traza prehispánica de Tlatelolco y el barrio de Atezcapan. Los
autores, Alberto Mena, Janis Rojas y María de Jesús Sánchez Vázquez, muestran
amplio conocimiento sobre la ciudad y aportan datos para la reconfiguración
del límite sur y la separación de las islas.
A partir de la arqueología histórica del periodo colonial, Patricia Murrieta
informa sobre el proceso productivo del azúcar en la hacienda de Tecoyutla,
Guerrero, y ofrece una descripción de las labores realizadas alrededor de este
monumento histórico, por las que también plantea propuestas de uso del espacio.
A su vez, Carmen Aguilera diserta sobre Tlaltecuhtli, una deidad poco
conocida que conjuga orígenes y para ello se discute su procedencia y género,
además de plantear propuestas interpretativas y rutas de investigación iconográfica.
El artículo de Ángel García Cook y Yadira Martínez Calleja es de corte técnico
y descriptivo, pues detalla de manera precisa las características principales
de las vías de circulación interna en Cantona, y a partir de ahí se elabora una
completa tipología. Además de proporcionar hipótesis y propuestas para la interpretación,
se aplica un análisis comparativo entre Cantona y otras ciudades
prehispánicas en las que se han identificado calles y caminos.
A partir de los hallazgos en el salvamento de La Plaza Juárez, Fernando
Guerrero y colaboradores dibujan rasgos del paleopaisaje en la zona de La Alameda
Central. Además, el conjunto de los contextos y el análisis iconográfico
les permiten proponer usos del espacio y la posible localización del barrio de
Tzapotlán, componente de México-Tenochtitlan.
Por último, Francisca Ramírez parte del análisis documental, la información
arqueológica y etnográfica para ofrecer un panorama que asocia los cambios
climáticos y las fluctuaciones demográficas en el valle de Tehuacan para
el Posclásico tardío y la primera parte de la Colonia.
No podemos concluir la presentación de este número sin llamar la atención
del lector a nuestras ya acostumbradas secciones Archivo Técnico y Noticia, igualmente
enriquecedoras y no menos importantes; en esta ocasión ofrecemos un
texto de Florencia Jacobs Muller sobre Teotihuacan, y un reporte de Rodolfo
Cid y Liliana Torres a propósito del deterioro de materiales óseos.
Fieles al compromiso de mantener y mejorar la calidad de este espacio de
difusión y comunicación académica, esperamos que este material les sea de utilidad
y los estimule a enviar sus contribuciones.</p