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    Recomendaciones para el uso racional de la prueba 25-hidroxi vitamina D Policy Brief

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    El incremento exponencial en la solicitud de pruebas de laboratorio de 25-Hidroxivitamina D o [25(OH)D ha encendido las alarmas y generado un fuerte llamado de atención, dado que puede reflejar falencias en la estandarización de la práctica clínica y en el uso no sistemático de la evidencia científica para la toma de decisiones en la vida real, que permitan analizar las indicaciones de la prueba, su frecuencia, interpretación e incluso para valorar el impacto para los sistemas de salud, especialmente cuando se contrasta con los mínimos o casi nulos efectos de la estrategia de tamizar o suplir indiscriminadamente a la población general, sin considerar una evaluación clínica integral de riesgos y necesidades de las personas. Desde un punto de vista meramente de impacto en salud pública, la consecuencia de solicitudes masivas y no indicadas, están afectando a la mayoría de los sistemas e instituciones de salud a nivel global. Los estudios primarios que determinaban valores de ingesta promedio poblacional, han sido ampliamente utilizados en la formulación de recomendaciones en Guías de Práctica Clínica (GPC), pero lastimosamente interpretados de forma errónea como puntos de corte para diagnosticar enfermedad y permitir la exagerada prescripción de esquemas de suplencia. El coeficiente de variación en los ensayos de rutina para medir niveles sanguíneos de 25(OH)D3 es alto (28%), disminuyendo la precisión global de la prueba y de forma simultánea, incrementando tanto los valores falsamente altos como falsamente bajos. La evidencia científica más reciente, analiza y cuestiona seriamente, la utilidad y el efecto real de la práctica masiva e indiscriminada de prescribir vitamina D sin un análisis exhaustivo de riesgo. La evidencia disponible es insuficiente para recomendar de forma general la suplencia de vitamina D para prevenir fracturas, caídas, cambios en la densidad mineral ósea, incidencia de enfermedades cardiovasculares, enfermedad cerebrovascular, neoplasias y tampoco en modificar la curva de crecimiento de hijos de madres que recibieron vitamina D como suplencia durante la gestación. Las recomendaciones presentadas en el documento se sustentan en el análisis crítico de la evidencia actual y en los principios de buenas prácticas clínicas e invitan a considerar un uso racional de las pruebas de 25(OH)D en el contexto de una práctica clínica centrada en las personas y una evaluación integral de necesidades y riesgos. Los principios de buena práctica sugieren que los clínicos puedan ser capaces de justificar que los resultados de la prueba de 25(OH)D influyen de manera contundente y definida la práctica clínica y modifican los desenlaces que interesan a las personas e impactan en su salud y bienestar. En la actualidad no hay claridad de cómo interpretar los resultados, y la relación entre los síntomas y los niveles de 25(OH)D, la cual, podría no ser consistente con la alta prevalencia de deficiencia de vitamina D reportada. Por tal razón, se sugiere revisar la racionalidad de la solicitud de pruebas para monitoreo sistemático de niveles de 25(OH)D o en todos los casos donde se realiza suplencia. Considerar el uso de las pruebas de 25(OH)D dentro de la evaluación integral de personas con sospecha o confirmación de las siguientes condiciones: raquitismo, osteomalacia, osteoporosis, híper o hipo paratiroidismo, síndromes de mala absorción, sarcopenia, enfermedad ósea metabólica

    Global attitudes in the management of acute appendicitis during COVID-19 pandemic: ACIE Appy Study

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    Background: Surgical strategies are being adapted to face the COVID-19 pandemic. Recommendations on the management of acute appendicitis have been based on expert opinion, but very little evidence is available. This study addressed that dearth with a snapshot of worldwide approaches to appendicitis. Methods: The Association of Italian Surgeons in Europe designed an online survey to assess the current attitude of surgeons globally regarding the management of patients with acute appendicitis during the pandemic. Questions were divided into baseline information, hospital organization and screening, personal protective equipment, management and surgical approach, and patient presentation before versus during the pandemic. Results: Of 744 answers, 709 (from 66 countries) were complete and were included in the analysis. Most hospitals were treating both patients with and those without COVID. There was variation in screening indications and modality used, with chest X-ray plus molecular testing (PCR) being the commonest (19\ub78 per cent). Conservative management of complicated and uncomplicated appendicitis was used by 6\ub76 and 2\ub74 per cent respectively before, but 23\ub77 and 5\ub73 per cent, during the pandemic (both P < 0\ub7001). One-third changed their approach from laparoscopic to open surgery owing to the popular (but evidence-lacking) advice from expert groups during the initial phase of the pandemic. No agreement on how to filter surgical smoke plume during laparoscopy was identified. There was an overall reduction in the number of patients admitted with appendicitis and one-third felt that patients who did present had more severe appendicitis than they usually observe. Conclusion: Conservative management of mild appendicitis has been possible during the pandemic. The fact that some surgeons switched to open appendicectomy may reflect the poor guidelines that emanated in the early phase of SARS-CoV-2
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