120 research outputs found

    Teorías dopaminérgicas de la esquizofrenia.

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    En este país la Neuropsiquiatría (como suma de la Neurología y la Psiquiatría) y con mayor precisión, los neuropsiquiatras de los Ambulatorios de la S. S. constituyen un vestigio del pasado, obsoleto y casi decimonónico. A partir del primer cuarto de este siglo la Neurología, sobre todo la anglosajona, se separó de la Psiquiatría y de los nosocomios, y se integró en los hospitales generales junto a la medicina interna. Desgraciadamente, creo, en España la Psiquiatría quedó en gran parte relegada al manicomio (en otros lugares como en Inglaterra ha continuado en los hospitales generales). Sería tarea extensa analizar si las causas de esta separación son científicas, socio-culturales o políticas. Pero es un hecho incontestable que esta separación se ha establecido en la casi totalidad de los países. Sin embargo, la conducta humana es indivisible, y la dicotomía "alteración orgánica" versus "alteración funcional" que subyace en esta separación tiene cada día una frontera menos delimitada. Sobre todo desde que en las dos últimas décadas existen fármacos claramente psicoactivos que manipulan la conducta. Paralelamente el concepto de neurotransmisión ha cambiado. La información en el SNC no se concibe ya como una resultante de un circuito eléctrico complejo sino más bien como un intercambio de moléculas (transmisores) que son analizados por otras moléculas (receptores) y que son ambos manipulables farmacológicamente. Si el pensamiento es un trasiego de moléculas, el pensamiento enfermo: ¿es un trasiego de moléculas alteradas?, ¿qué tipo de alteración es esa?, ¿funcional o estructural?, ¿es la esquizofrenia una enfermedad funcional o existen moléculas orgánicamente anómalas? Es posible que lo que no supo contestar el microscopio lo responda la bioquímica molecular o la farmacología. En suma, los nuevos conocimientos en el campo de las neurociencias han ensanchado la zona intermedia entre la Neurología y la Psiquiatría, entre los trastornos orgánicos y los funcionales, entre lo que es biología y lo que es ambiente (socio-cultural). El término Neuropsiquiatría renovado de contenido persiste 1, y se ha acuñado otro más novedoso, (neurología de la conducta» 2 para estudiar los trastornos de conducta de epilépticos, esquizofrénicos o pacientes que sufren movimientos anómalos; y un largo bagaje de funciones neuropsicológicas complejas: lenguaje, sueños y hasta el gesto 3. Lo cierto es que hoy la formación del psiquiatra tiene un mayor contingente de conocimientos biológicos, y la del neurólogo interesa de forma más importante a los problemas de la conducta. Esta Revista no puede ser ajena a esta situación y pretende incorporar de forma sistemática la revisión de las bases biológicas del comportamiento y los temas estrictamente neuropsiquiátricos. GOETZ y KLAWANS nos explican en este número la controvertida hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia

    Teorías dopaminérgicas de la esquizofrenia.

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    En este país la Neuropsiquiatría (como suma de la Neurología y la Psiquiatría) y con mayor precisión, los neuropsiquiatras de los Ambulatorios de la S. S. constituyen un vestigio del pasado, obsoleto y casi decimonónico. A partir del primer cuarto de este siglo la Neurología, sobre todo la anglosajona, se separó de la Psiquiatría y de los nosocomios, y se integró en los hospitales generales junto a la medicina interna. Desgraciadamente, creo, en España la Psiquiatría quedó en gran parte relegada al manicomio (en otros lugares como en Inglaterra ha continuado en los hospitales generales). Sería tarea extensa analizar si las causas de esta separación son científicas, socio-culturales o políticas. Pero es un hecho incontestable que esta separación se ha establecido en la casi totalidad de los países. Sin embargo, la conducta humana es indivisible, y la dicotomía "alteración orgánica" versus "alteración funcional" que subyace en esta separación tiene cada día una frontera menos delimitada. Sobre todo desde que en las dos últimas décadas existen fármacos claramente psicoactivos que manipulan la conducta. Paralelamente el concepto de neurotransmisión ha cambiado. La información en el SNC no se concibe ya como una resultante de un circuito eléctrico complejo sino más bien como un intercambio de moléculas (transmisores) que son analizados por otras moléculas (receptores) y que son ambos manipulables farmacológicamente. Si el pensamiento es un trasiego de moléculas, el pensamiento enfermo: ¿es un trasiego de moléculas alteradas?, ¿qué tipo de alteración es esa?, ¿funcional o estructural?, ¿es la esquizofrenia una enfermedad funcional o existen moléculas orgánicamente anómalas? Es posible que lo que no supo contestar el microscopio lo responda la bioquímica molecular o la farmacología. En suma, los nuevos conocimientos en el campo de las neurociencias han ensanchado la zona intermedia entre la Neurología y la Psiquiatría, entre los trastornos orgánicos y los funcionales, entre lo que es biología y lo que es ambiente (socio-cultural). El término Neuropsiquiatría renovado de contenido persiste 1, y se ha acuñado otro más novedoso, (neurología de la conducta» 2 para estudiar los trastornos de conducta de epilépticos, esquizofrénicos o pacientes que sufren movimientos anómalos; y un largo bagaje de funciones neuropsicológicas complejas: lenguaje, sueños y hasta el gesto 3. Lo cierto es que hoy la formación del psiquiatra tiene un mayor contingente de conocimientos biológicos, y la del neurólogo interesa de forma más importante a los problemas de la conducta. Esta Revista no puede ser ajena a esta situación y pretende incorporar de forma sistemática la revisión de las bases biológicas del comportamiento y los temas estrictamente neuropsiquiátricos. GOETZ y KLAWANS nos explican en este número la controvertida hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia

    The effects of high frequency subthalamic stimulation on balance performance and fear of falling in patients with Parkinson's disease

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    <p>Abstract</p> <p>Background</p> <p>Balance impairment is one of the most distressing symptoms in Parkinson's disease (PD) even with pharmacological treatment (levodopa). A complementary treatment is high frequency stimulation in the subthalamic nucleus (STN). Whether STN stimulation improves postural control is under debate. The aim of this study was to explore the effects of STN stimulation alone on balance performance as assessed with clinical performance tests, subjective ratings of fear of falling and posturography.</p> <p>Methods</p> <p>Ten patients (median age 66, range 59–69 years) with bilateral STN stimulation for a minimum of one year, had their anti-PD medications withdrawn overnight. Assessments were done both with the STN stimulation turned OFF and ON (start randomized). In both test conditions, the following were assessed: motor symptoms (descriptive purposes), clinical performance tests, fear of falling ratings, and posturography with and without vibratory proprioceptive disturbance.</p> <p>Results</p> <p>STN stimulation alone significantly (p = 0.002) increased the scores of the Berg balance scale, and the median increase was 6 points. The results of all timed performance tests, except for sharpened Romberg, were significantly (p ≤ 0.016) improved. The patients rated their fear of falling as less severe, and the total score of the Falls-Efficacy Scale(S) increased (p = 0.002) in median with 54 points. All patients completed posturography when the STN stimulation was turned ON, but three patients were unable to do so when it was turned OFF. The seven patients with complete data showed no statistical significant difference (p values ≥ 0.109) in torque variance values when comparing the two test situations. This applied both during quiet stance and during the periods with vibratory stimulation, and it was irrespective of visual input and sway direction.</p> <p>Conclusion</p> <p>In this sample, STN stimulation alone significantly improved the results of the clinical performance tests that mimic activities in daily living. This improvement was further supported by the patients' ratings of fear of falling, which were less severe with the STN stimulation turned ON. Posturography could not be performed by three out of the ten patients when the stimulation was turned OFF. The posturography results of the seven patients with complete data showed no significant differences due to STN stimulation.</p

    Methamphetamine induces endoplasmic reticulum stress related gene CHOP/Gadd153/ddit3 in dopaminergic cells

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    We examined the toxicity of methamphetamine and dopamine in CATH.a cells, which were derived from mouse dopamine-producing neural cells in the central nervous system. Use of the quantitative real-time polymerase chain reaction revealed that transcripts of the endoplasmic reticulum stress related gene (CHOP/Gadd153/ddit3) were considerably induced at 24–48 h after methamphetamine administration (but only under apoptotic conditions), whereas dopamine slightly induced CHOP/Gadd153/ddit3 transcripts at an early stage. We also found that dopamine and methamphetamine weakly induced transcripts for the glucose-regulated protein 78 gene (Grp78/Bip) at the early stage. Analysis by immunofluorescence microscopy demonstrated an increase of CHOP/Gadd153/ddit3 and Grp78/Bip proteins at 24 h after methamphetamine administration. Treatment of CATH.a cells with methamphetamine caused a re-distribution of dopamine inside the cells, which mimicked the presynaptic activity of neurons with cell bodies located in the ventral tegmental area or the substantia nigra. Thus, we have demonstrated the existence of endoplasmic reticulum stress in a model of presynaptic dopaminergic neurons for the first time. Together with the recent evidence suggesting the importance of presynaptic toxicity, our findings provide new insights into the mechanisms of dopamine toxicity, which might represent one of the most important mechanisms of methamphetamine toxicity and addiction

    Biofluid Biomarkers in Huntington's Disease

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    Huntington's disease (HD) is a chronic progressive neurodegenerative condition where new markers of disease progression are needed. So far no disease-modifying interventions have been found, and few interventions have been proven to alleviate symptoms. This may be partially explained by the lack of reliable indicators of disease severity, progression, and phenotype.Biofluid biomarkers may bring advantages in addition to clinical measures, such as reliability, reproducibility, price, accuracy, and direct quantification of pathobiological processes at the molecular level; and in addition to empowering clinical trials, they have the potential to generate useful hypotheses for new drug development.In this chapter we review biofluid biomarker reports in HD, emphasizing those we feel are likely to be closest to clinical applicability

    Clozapine's functional mesolimbic selectivity is not duplicated by the addition of anticholinergic action to haloperidol: a brain stimulation study in the rat

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    This study examined whether the anticholinergic potency of the clinically superior antipsychotic drug clozapine contributes to clozapine's anatomically-selective functional inhibition of the mesolimbic dopamine (DA) system, using an electrical brain-stimulation reward (BSR) paradigm in rats that has been previously shown to be highly sensitive to clozapine's mesolimbic functional selectivity. Rats were chronically administered saline, clozapine, haloperidol, or haloperidol plus the anticholinergic compound trihexyphenidyl, and threshold sensitivity of the mesolimbic and nigrostriatal DA systems was assessed using the BSR paradigm, to infer degree of functional DA blockade produced by the chronic drug regimens. Chronic saline produced no change in either DA system. Congruent with previous findings, chronic clozapine powerfully inhibited the mesolimbic DA system but spared the nigrostriatal DA system. Also congruent with previous findings, chronic haloperidol powerfully inhibited both DA systems. Compared to chronic haloperidol alone, chronic haloperidol plus chronic trihexyphenidyl exerted diminished anti-DA action in both the mesolimbic and nigrostriatal DA systems. These results suggest that clozapine's anticholinergic potency is not an adequate explanation for its functional mesolimbic selectivity.Peer Reviewedhttp://deepblue.lib.umich.edu/bitstream/2027.42/46341/1/213_2005_Article_BF02246960.pd
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