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Del altiplano a la costa. Investigación arqueológica de salvamento en la nueva carretera Durango- Mazatlán. 41. Arqueología
Artículo que presenta los resultados obtenidos del reconocimiento de superficie de los 230 km que abarcará la nueva carretera Durango-Mazatlán, la cual atravesará perpendicularmente la Sierra Madre Occidental. La carretera recorre tres zonas geográficas delimitadas: el valle de Guadiana en el altiplano duranguense; la propia sierra entre Durango y Sinaloa, y la llanura costera sinaloense. Aunque se registraron sitios arqueológicos en las tres zonas, destacan por su antigüedad algunos del valle de Guadiana y, por su incidencia, los registrados en la parte alta de la sierra, donde sobresale el área de Llano Grande, un yacimiento de obsidiana cuya explotación fue controlada al final de la ocupación prehispánica por el sitio Hacienda Llano Grande. Para interpretar con mayor claridad los elementos prehispánicos se recurrió a la analogía etnográfica, pues lugares cercanos al área de estudio están ocupados por los tepehuanes del sur y los mexicaneros, entre quienes el ritual principal es el mitote de petición de lluvias, y al parecer así ocurría también entre los antiguos habitantes de la sierra entre Durango y Mazatlán, entre el altiplano y la costa
Patrón de asentamientos prehispánicos en la cuenca del río Baluarte, Sinaloa. 54 (2017) (Segunda Época) septiembre. Arqueología
A lo largo de dos temporadas de campo en el marco del Proyecto Arqueológico Río Baluarte se ha realizado el reconocimiento de superficie de un área de casi 75km2, en los cuales se registraron 108 sitios arqueológicos: 73 en la margen sur del río y 35 en la orilla norte. Los vestigios van desde pequeños campos de materiales y restos de caseríos aislados hasta un asen-tamiento semiurbano, Chametla, que abarca más de 100 hectáreas y cuenta con gran cantidad de montículos, entre ellos basamentos piramidales y una cancha para el juego de pelota, con lo cual se desmiente el supuesto carácter simple de las sociedades que habitaron esta parte del México prehispánico.• Alducin Hidalgo y Terán, R.1997, julio. Las urnas funerarias. Una tradición prehispánica del occidente de México. Boletín Informativo del Centro inah Sinaloa: 6 -7.Arias y Saavedra, fray A. 1990. Información rendida en el siglo xvii [1673] por el P. 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. 41. Arqueología
En este volumen, con una temática geográfica y culturalmente variada, ofrecemos
un abanico de textos que cubre desde estudios geológicos ligados a la
arqueología, trabajos de prospección arqueológica de área y estudios especializados
en algún elemento cultural, hasta el planteamiento de rutas y contactos
culturales con base en el análisis especializado de obsidianas. Con ello se
pone de manifiesto el amplio espectro cronológico y temático de la investigación
arqueológica que se realiza en la actualidad en México.
El primer trabajo consiste en el avance inicial de los resultados de un proyecto
arqueológico de investigación en la Sierra de La Giganta, Baja California
Sur, concentrado en la región de Loreto. Los sitios localizados, y que se encuentran
en proceso de estudio, incluyen campamentos al aire libre o en cuevas,
concheros, lugares con pintura rupestre y sitios con petrograbados.
En esa misma línea de investigación, Luis Alfonso Grave Tirado nos ofrece
información concerniente al reconocimiento arqueológico de superficie realizada
en un área de 230 km, con motivo de la construcción de la nueva carretera
que conectará las ciudades de Durango y Mazatlán, en el noroeste de
México. Para ello el autor recurre a la analogía etnográfica para la interpretación
del dato arqueológico.
Con base en el análisis de cien muestras de obsidiana, Julie Gazzola identifica
las fuentes de abastecimiento de este recurso durante las fases Tzacualli y
Miccautli, a partir de lo cual infiere relaciones de otros lugares desde las fases
tempranas de Teotihuacan.
Por otra parte, en “Contextos funerarios tempranos en Kohunlich”, Sandra
Balanzario y Enrique Nalda aportan valiosa información respecto a las características
arquitectónicas y secuencia constructiva del edificio E-3 de la Plaza Yazná,
todo lo cual sirve de marco para tratar sobre patrones funerarios con
base en uno de los enterramientos localizado en la cámara que remata el basamento.
Además de comparar con elementos culturales semejantes en edificios
más tardíos, los autores proponen cambios estructurales que se justifican
por las diferencias observadas en su análisis comparativo.
El texto más reciente —al parecer el último— escrito por Alejandro Martínez
Muriel, en coautoría con Emilie Carréon, versa en torno a la presencia de un
cráneo humano —al parecer femenino— localizado al centro de la cancha del
juego de pelota en Santa Rosa, Chiapas. Se trata de uno de los pocos —quizá
el único— cráneos encontrados en una cancha de juego de pelota.
La milicia y los pertrechos de guerra empleados en el México del periodo
Posclásico son tema central de dos textos de Alfonso Garduño Arzave, a través
de los cuales dicho autor nos introduce al conocimiento de dos de las más importantes
armas empleadas en contextos bélicos: “las mazas de batalla” y el
macuahuitl, de las que describe sus características respectivas, desarrollo tecnológico
y representación en pintura mural, cerámica y escultura, lo mismo
que en materiales pictográficos e históricos.
El estudio de Óscar Hugo Jiménez gira en torno a la clasificación de las cavidades
localizadas en el Cerro de la Estrella. El análisis permite sugerir al
autor que, de acuerdo con su origen, éstas pueden ser diferenciadas entre naturales,
artificiales y mixtas. Señala que las primeras son resultado de los procesos
geológicos, ya sea de tipo volcánico, pluvial o gravitacional; las artificiales
se originan por la actividad de los habitantes y/o visitantes del área en que se
localizan, y las mixtas son resultado de un proceso natural alterado por actividades
humanas. Se trata de un estudio geomorfológico de base para futuras
interpretaciones con fines antropológicos.
Mediante el apoyo de la geología Adolphus Langenscheidt se enfoca en la
extracción y aprovechamiento del oro en el área mesoamericana, con base en
la identificación de percutores mineros prehispánicos y bateas minerales de
cerámica relacionados con la explotación del metal; al ser localizados en varias
zonas del México prehispánico, ello permite al autor señalar que en dichas zonas
había yacimientos del metal explotados en tiempos precolombinos.
Este número 41 de Arqueología cierra con el texto de Dolores Tenorio y R.
Leonel Cruz Jiménez sobre el estudio de obsidianas colectadas en el sitio arqueológico
Morgadal Grande, en la región de Tajín, Veracruz. Apoyados en el
análisis por activación neutrónica de las muestras de obsidiana, logran identificar
los yacimientos de origen, lo cual les permite plantear algunas posibles rutas
de obsidiana hacia Morgadal, ubicándolos en los periodos históricos correspondientes.
Desde luego, en este número no podrían faltar las secciones de Noticias y
Archivo Técnico.
Reiteramos la invitación a enviar sus aportaciones, para que sus tareas de
investigación puedan darse a conocer a la comunidad académica con mayor rapidez,
y con ello compartan el valioso producto de su trabajo intelectual.</p
. 30. Arqueología
En este número, al igual que en los anteriores, se han seleccionado artículos
que proporcionan información original e inédita de diversas localidades del
país, y también propuestas de interpretación teórico-metodológica desde la
perspectiva multidisciplinaria y de la arqueología simbólica.
En el primer trabajo, Alfonso Grave Tirado resalta la frescura de los datos y la propuesta
de reinterpretación general del patrón de asentamiento de la zona costera
de la porción sur de Sinaloa y norte de Nayarit. Su revaloración regional
desmitifica la versión fragmentaría anterior de las culturas arqueológicas construidas
por elementos de tipología cerámica, sin querer demeritar las intuiciones
de los primeros investigadores.
Posteriormente, nos complace presentar el trabajo de Roberto García Moll,
quien movido por su profundo y añejo interés por los sitios mayas, emprende
el rescate de viejos papeles sobre Palenque. Su “arqueología de la arqueología”
nos devela un valioso cuerpo de datos que deberá ser tomado en cuenta en el
momento de construir enfoques teóricos y propuestas de interpretación. Continuando
en el área maya, el artículo de paleoantropología física, escrito por
Manuel Arias y Noé Pool, nos ofrece otras formas de conocimiento de la población
maya del periodo Clásico, a través de la detección de patologías y su
interpretación en el contexto social. La correlación de datos biológicos y de
cultura material, les permiten a los autores formular una interpretación sobre
las condiciones de vida y la inserción social de los individuos.
El siguiente escrito, obra de Noemí Castillo y Raúl Arana en el área de Teticpac
—zona norte del estado de Guerrero—, nos presenta información inédita de
18 sitios y de sus materiales de superficie, sobre todo cerámicos, cuya cronología
abarca desde el Preclásico superior hasta el Posclásico tardío.
El trabajo de Salvador Guilliem representa una acuciosa recopilación de la arqueología
de los entierros y ofrendas de Tlatelolco desde 1940 a la fecha. El archivo de Francisco González Rul, junto con la demás información del Archivo
Tlatelolco, le ofrece “la memoria”, las notas, los viejos dibujos y fotografías
para empezar a reinterpretar estos contextos e intentar correlaciones con
Tenochtitlan.
Los dos artículos siguientes entran en el terreno de la semiótica, recorrido
siempre más por los arqueológos, donde los esquemas iconográficos encuentran
nuevas alternativas de interpretación bajo su cobijo. El ensayo de Terry
Stocker y Kate Howe sobre el elemento triobulado resalta su carácter polisémico
y de valor cambiante entre símbolo e icono, dependiendo de la asociación
contextual y de la cronología. En el trabajo de Socorro de la Vega y Miguel
A. Balcázar, a partir de premisas explícitas de carácter teórico-metodológico,
se propone una lectura diferente de la cerámica azteca, intentando un acercamiento
simbólico y de múltiples significados a sus formas y decoraciones.
Por último, María Rosa Avilez comparte con nosotros sus reflexiones, desde la
perspectiva del sujeto-arqueológo, sobre los materiales que recuperamos como
producto y objeto de la investigación. Nos hace patente los problemas más
elementales de tipo operativo y los cuestionamientos éticos; nos invita a asumir
la parte de responsabilidad que nos corresponde y reivindica la necesidad
de argumentaciones y soluciones de tipo académico.
Como de costumbre, complementamos este número con las secciones Noticias,
Archivo técnico y Reseñas.
</p
. 37. Arqueología
Reciban nuevamente un cordial saludo del equipo de la revista Arqueología. En
esta ocasión nuestros colaboradores han puesto en la mesa una serie de trabajos
interesantes que dan cuenta de la variedad de temas y derroteros de la
investigación arqueológica en México. Los trabajos, cada vez menos dependientes
del manejo descriptivo de materiales arqueológicos, sobre todo los
cerámicos, incursionan en aspectos bioculturales, innovaciones técnicas y, felizmente,
en analogías etnográficas.
Siguiendo el orden acostumbrado, la primera aportación es un trabajo pionero
de Grave Tirado, el cual, como producto de las primeras investigaciones
arqueológicas sistemáticas en la zona serrana del sur de Sinaloa, ofrece información
novedosa sobre sitios y materiales hasta ahora no descritos, así como
su ya acostumbrada interlocución con la información etnohistórica. La presencia
de juegos de pelota, que ya había sido notada por otros investigadores de la
sierra, la gráfica rupestre y los materiales, nos guía por esa —hasta ahora poco
trabajada— “tradición serrana” que alguna vez intentó definir Beatriz Braniff.
También del Occidente, pero de amplia temporalidad, tenemos la contribución
ofrecida por Gómez Valdéz y sus asociados, donde se refuerza una visión
integrativa-evolutiva de la población mesoamericana a través de un análisis
estadístico y comparativo de la variabilidad de su morfología dental con otras
poblaciones de la Mesoamérica nuclear. La conclusión a la que llegan es que
el aislamiento genético de los periodos tempranos se convierte en una continuidad
genética ya en las fases tardías.
El siguiente trabajo, de VanDerwarker y Jaime-Riverón, está centrado en el
análisis de los restos botánicos de los sitios formativos de La Joya y Bezoapan,
en la zona de Los Tuxtlas, para establecer una cronología de los cambios en la
proporción de productos agrícolas y de la silvicultura. Con base en el modelo
de agricultura tropical de Killion y Peters, discuten también la relación de las prácticas
de explotación del medio con las áreas de habitación. Aun cuando
este artículo ya había sido publicado en inglés, consideramos que su inclusión
en nuestra revista puede promover discusiones provechosas.
En relación con el área maya, cuyos investigadores son siempre tan productivos,
tenemos varias aportaciones. En la primera de ellas, y con datos de su participación
en la investigación en el sitio de Chunchukmil, en Yucatán, Woynar
construye una propuesta sobre organización y estructura espacial a través del
análisis de las implicaciones sociales de las 666 vías de comunicación —tanto
internas como externas—, y corresponde al Clásico el nivel más alto de cohesión
y planificación.
A su vez, Ortega Palma realiza un estudio bioantropológico comparativo
sobre dos series de restos óseos procedentes, respectivamente, de la isla de
Jaina para el Clásico tardío y de la ciudad de Campeche para la época colonial.
El propósito del autor es comparar condiciones de salud y alimentación a partir
de los agentes que influyeron en dichas variables en función de factores
geográficos, sociales, económicos y culturales.
A continuación presentamos un texto de corte técnico y orientado a la detección
de sitios para ayudar en el trabajo de prospección en zonas de selva tropical
—lo que queda de ellas —; así, la contribución de López García y Argote
Espino, aboga por utilizar imagenes remotas de alta definición y sistemas de
procesamiento digital para el reconocimiento de sitios con arquitectura monumental
en áreas donde el desarrollo de selvas altas impide el uso de la foto
aérea convencional.
Asimismo, contamos también con varios artículos acerca del Altiplano. Nalda
nos proporciona información de un horno prehispánico para quemar cal localizado
en el sitio Hacienda de Calderón, Morelos. Después de presentar los datos
de campo, el investigador establece una serie de parámetros de observación
etnográfica que le permiten ampliar la discusión e interpretación del elemento
arqueológico, cuya cronología establece como posterior al año 750 d.C.
En la misma región, pero entrando de lleno en el Epliclásico, González
Crespo y sus colaboradores presentan una amplia discusión sobre la cronología
de Xochicalco, con base en una recapitulación de sus componentes arquitectónicos
y asociándolos a las etapas constructivas del sitio en función de los
sistemas constructivos, cerámica y fechas disponibles de C14. Su conclusión
es que el sitio corresponde enteramente al Epiclásico.
Seguimos con el Posclásico en Cholula y presentamos la propuesta interpretativa
de Araceli Rojas sobre iconografía solar en la cerámica policroma tipo
códice. Su análisis la lleva a ligar su uso al contexto ritual, pero también a su
función simbólica de prestigio entre las elites mesoamericanas, sin excluir la
posibilidad que se trate de vajilla de servicio.
Finalmente, nos complace compartir con ustedes el trabajo que el joven
equipo de Spores nos ofrece sobre el sitio de Yucundaa, Teposcolula, Oaxaca.
Una rica exposición de datos, su discusión y propuestas sobre este asentamiento
y sus transformaciones del Posclásico tardío a la Colonia. El diálogo
constructivo entre fuente y arqueología permite acercarse al momento de transformación
y resistencia que implica la Colonia temprana, desde la perspectiva
del pueblo indígena y no sólo desde los elementos arquitectónicos coloniales
religiosos.
No menos interesantes resultarán nuestras otras secciones —noticias, reseñas,
archivo técnico e In memoriam—, cuyos variados contenidos les invitamos
a descubrir.
No queda sino reiterar el llamado —la provocación— a demostrar nuestra
productividad y calidad académica mediante la discusión pública de las propuestas,
aportaciones y críticas emanadas de nuestro diario ejercicio profesional</p
. 27. Arqueología
La revista Arqueología cumple doce años; doce años de difundir los avances de
nuestra disciplina en México, de establecer vínculos entre especialistas, así
como de impulsar la discusión académica nacional y extranjera. En sus orígenes
constituyó un reto editorial lanzado por un pequeño grupo de arqueólogos
visionarios, pero con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en la publicación
científica más importante del país, en su disciplina. Sus páginas han sido
foro abierto a todo especialista que pueda y quiera enriquecer el discurso arqueológico
nacional, desde sus muy particulares y variadas perspectivas. Su
periodicidad y la calidad de sus contenidos han alimentado el entusiasmo y
participación de los colaboradores, y sobre todo la dedicación de los editores,
quienes han sido sostén principal en la construcción de la revista.
Con pesar anunciamos el cambio del equipo editorial formado por la doctora
Alba Guadalupe Mastache y el ingeniero Joaquín García-Bárcena, quienes imprimieron
a esta tarea un sello especial hasta el número 26 de la publicación,
conciliando la necesidad de mantener la continuidad y el nivel de calidad de
la revista, con la salvaguarda de la pluralidad en las contribuciones, respetando
en todo momento la libertad académica de los colaboradores. A ellos va
nuestro más profundo reconocimiento por su inigualable labor, que lo mismo
enfrentó problemas mayores de política editorial, que los detalles más pequeños
de redacción.
Desde ahora el compromiso ineludible del nuevo equipo editorial, tal como lo
fue el anterior, será preservar la calidad de la revista y garantizar su continuidad,
por lo que aseguramos nuestra mejor disposición para recibir y discutir
trabajos, colaboraciones y observaciones.
A partir del número 28 se abrirá un pequeño espacio de comentarios, debates
y aclaraciones. Aunque en el pasado ha habido aportaciones de este tipo,
éstas han sido circunstanciales y no han permitido establecer un ámbito
permanente de debate científico, tan necesario para la construcción crítica denuestra disciplina. Esperamos que esta sección, lejos de la polémica estéril,
contribuya a precisar datos y planteamientos, además de obligarnos a abrir
públicamente nuestros comentarios académicos.
Asimismo, estimularemos con mayor amplitud y profundidad las propuestas
de trabajos que reporten avances de investigación y enfrenten al mismo tiempo
la discusión de los problemas teóricos relacionados.</p
. 54 (2017) Segunda época. Arqueología
Estimados lectores, en el número 54 de la revista Arqueología presentamos once contribuciones sobre los recientes trabajos de investigación realizados en el oc-cidente, el altiplano central y el sureste de México, los cuales son una muestra de la variedad de enfoques con que nos acercamos a la arqueología mexicana, tanto a escala regional como de sitio.- Presentación por Laura Adriana Castañeda Cerecero. -Patrón de asentamientos prehispánicos en la cuenca baja del río Baluarte, Sinaloa por Luis Alfonso Grave Tirado. - Siguiendo el camino del sol. Pensamientos cosmogónicos compartidos entre la costa sinaloense y el valle de Guadiana por Cinthya Isabel Vidal Aldana y Emmanuel Alejandro Gómez Ambriz. - Elementos rituales en el paisaje del valle de Unión de Tula, Jalisco por Eduardo Ladrón de Guevara Ureña. - De la lámina delgada al agente humano: una revisión de la interacción Aztatlán-Chalchihuites por Cinthya Isabel Vidal Aldana. - Arqueología y paisaje sagrado en las comunidades de Atla y Xolotla, en Pahuatlán, Sierra Norte de Puebla por Alberto Diez Barroso Repizo. - Los popoloca: ¿un solo pueblo? por José de Jesús Alberto Cravioto Rubí. - El Museo Comunitario de Tenochtitlán: aciertos y retos por Nelly Zoé Núñez Rendón. - Representaciones zoomorfas en la cerámica Yestla-Naranjo de Guerrero por Eliseo F. Padilla Gutiérrez y Paul Schmidt Schoenberg. - Un minero en la Sierra Gorda: caso de contaminación ocupacional multielemental de metales pesados a finales del periodo Clásico por Alberto Juan Herrera Muñoz, Elizabeth Mejía Pérez Campos. - Resolución acústica en edificaciones en Yucatán y Chiapas por J.J. Hurtak, Desiree Hurtak, Alan Howarth y Beatriz Silva Torres. - Los estudios arqueoastronómicos de El Castillo de Chichén Itzá: nuevas propuestas para su interpretación por Orlando J. Casares Contreras. - El Proyecto Arqueológico Teteles de Ávila Castillo, investigaciones en la Sierra Norte de Puebla por Alberto Diez Barroso Repizo. - Comentarios al informe de Jorge Ruffier Acosta acerca de la cerámica de Cholula por Denisse Gómez Santiago. - Reseña. Walter R.T. Witschey (ed.), Encyclopedia of the Ancient Maya, Nueva York, Rowman and Littlefield, 2016 por Antonio Benavides Castillo