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    Complicaciones relacionadas con el injerto tras una reparación abierta de aneurisma de aorta abdominal infrarrenal

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    Objetivo. Analizar la aparición de complicaciones relacionadas con el injerto (CRI) y su influencia en la supervivencia de los pacientes tratados mediante reparación abierta del aneurisma de aorta abdominal (AAA) infrarrenal. Pacientes y métodos. Estudio retrospectivo desde enero 1987 a diciembre 2004. Incluye a 303 pacientes (299 varones) sometidos a reparación abierta de un AAA infrarrenal; la cirugía resultó electiva en 249 pacientes (82,2%). El seguimiento medio fue de 55,47 meses (rango: 1-201 meses), con control clínico anual y tomografía axial computarizada el primer, quinto y décimo año de postoperatorio. Las variables estudiadas fueron: trombosis, fístula aortoentérica, pseudoaneurisma anastomótico, infección y mortalidad, que se analizaron mediante el método de Kaplan-Meier. Resultados. La mortalidad precoz fue del 2,8% en cirugía electiva y del 25,9% en la urgente. Durante el seguimiento fallecieron 99 pacientes (32,6%), de ellos sólo tres por CRI. La supervivencia global fue del 88,1 ,59,3 y 43,58% en el primer, quinto y décimo año ¿error estándar de la media (EEM) 30 días) antes de cinco años. La supervivencia libre de CRI fue del 98,1, 92,6 y 81,25% en el primer, quinto y décimo año (EEM < 5%), respectivamente. Conclusiones. En los pacientes sometidos a reparación abierta de un AAA infrarrenal puede considerarse casi innecesaria la vigilancia postoperatoria del injerto. Las CRI presentan baja incidencia y la mayoría de pacientes que sobreviven a la cirugía fallecen por otras causas

    Infección de la prótesis tras cirugía del sector aortoilíaco

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    Resumen. Objetivo. Analizar nuestra experiencia en el tratamiento de la infección de la prótesis tras cirugía del sector aortoilíaco. Pacientes y métodos. Entre 1987 y 2005, 328 pacientes se sometieron a una reconstrucción mediante prótesis en el sector aortoilíaco. La cirugía por patología aneurismática se llevó a cabo en 303 pacientes (92,3%), y en 25 (7,7%) por patología obliterante de las extremidades inferiores. Durante este período, cinco pacientes (1,5%) presentaron infección protésica. Sexo: cuatro varones y una mujer; edad media: 67,9 años; tiempo medio de diagnóstico entre cirugía e infección: cuatro años. Hubo una infección precoz (20%) y cuatro tardías (80%); presentación clínica: fístula cutánea inguinal en tres pacientes (60%) y síndrome febril en dos (40%); diagnóstico: en dos pacientes mediante tomografía axial computarizada, en otros dos por gammagrafía con leucocitos, y en uno por fistulografía. El cultivo de prótesis fue positivo en dos pacientes (40%) para Escherichia coli y Candida krusei. El cultivo de exudado inguinal resultó positivo en tres pacientes (60%) para Staphylococcus. El tratamiento instaurado fue antibioterapia, seis semanas por vía intravenosa y posteriormente seis meses por vía oral, junto con la extracción de la prótesis infectada y la realización de una derivación extraanatómica. Resultados. La mortalidad precoz fue del 20%: un paciente falleció debido a un shock séptico. No hubó pérdidas de extremidad. Durante el seguimiento a largo plazo ninguno de los cuatro pacientes presentó nuevas complicaciones infecciosas. Conclusiones. El tratamiento mediante extracción de la prótesis, reconstrucción extraanatómica y tratamiento antibiótico prolongado constituye una opción adecuada en el tratamiento de esta grave complicación

    Aneurismas y pseudoaneurismas peripancreáticos complicados

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    Introducción. Los aneurismas arteriales peripancreáticos representan un 3,5% de los aneurismas de arterias viscerales. Su importancia radica en su alta probabilidad de rotura y mortalidad, que puede llegar al 50%. Casos clínicos. Presentamos cuatro casos de patología arterial peripancreática complicada, tres hombres y una mujer, que se presentaron en nuestro servicio entre 1995 y 2005. En dos de los casos existían antecedentes de pancreatitis aguda complicada. La presentación clínica más habitual fue el dolor epigástrico agudo asociado, según el caso, a shock,hemorragia digestiva e incluso ictericia. El diagnóstico se realizó con tomografía axial computarizada y arteriografía selectiva de arteria mesentérica superior; se objetivaron dos aneurismas verdaderos y dos pseudoaneurismas en el caso de los pacientes con antecedentes de pancreatitis. Se optó por la embolización percutánea como primera opción terapéutica en todos los casos, aunque en dos de ellos fue necesario revertir a cirugía abierta y realizar una ligadura simple del vaso sangrante. Se excluyeron con éxito todos los aneurismas o pseudoaneurismas y no se observó ninguna recidiva. Durante el seguimiento, que ha sido de 11 años y 4 meses, dos pacientes precisaron un drenaje de los abscesos intraabdominales y uno falleció debido a una patología concomitante. Conclusiones. El tratamiento de primera elección en los aneurismas y pseudoaneurismas peripancreáticos rotos en la actualidad es la embolización endovascular. Cuando ésta no es eficaz o no está disponible, la exclusión quirúrgica se convierte en la alternativa adecuada
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