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Cambio social, desarrollo neurocientífico y nuevas pedagogías potenciadoras de la individuación
Considerando las actuales categorías antropológicas de contingencia e incertidumbre, así como el mecanismo de individuación, vinculado al desarrollo de nuestro cerebro, precisamos nuevas narrativas pedagógicas capaces de afrontar estos desafíos que nos inquieren sobre el aprendizaje humano como eje de los procesos formativos. Para ello, contamos con ciertos conocimientos aportados por la actual neurociencia que no debemos ignorar. Esto supone, como punto de partida, abrirse a un cambio paradigmático en el que la búsqueda del conocimiento no puede presentarse escindida. También significa no abandonarse a una perspectiva instrumental y pragmática del conocimiento, sino más bien apelar a los cimientos profundos de la genuina finalidad de la educación. En definitiva, el núcleo de la acción educativa reside en proporcionar la ayuda pertinente para que cada persona logre encontrar su camino en la cultura, tratando de comprender sus complejidades y contradicciones. En este sentido, podríamos considerar el aprendizaje como una reconfiguración de agencia, considerada como el conjunto de acciones intencionales que se espera que alguien pueda desarrollar en la práctica
Dimensión ético-cívica del emprendimiento en el contexto de la tercera misión
La denominada tercera misión universitaria puede interpretarse desde una doble perspectiva:
economicista y ético-cívica. No faltan razones para sentirnos recelosos de una “cultura
emprendedora” que sólo prestase atención al lado productivo de la educación. Sería tanto
como renunciar a los propósitos más nobles de la propia formación humana. Pero la
competencia de emprender no tiene por qué reducirse a esta interpretación, abriéndose un
puente de comunicación entre ambas perspectivas. Aún más, se trata de una competencia
profundamente moral, puesto que atiende tanto al desarrollo de la autonomía y la iniciativa
personal como a la conciencia y práctica ciudadanas
Towards a new academic perspective?
La dignificación de la docencia universitaria en la actualidad parece clamorosa
en un contexto poco favorecedor tanto interna como externamente. Tratar de hallar vías de
solución a la misma, desde una perspectiva de profesionalidad democrática, constituye un
foco innegablemente problemático. Indagamos metodológicamente en las carencias de la
formación del profesorado no universitario, específicamente en la relación entre teoría y
práctica, desvelando cómo la investigación puede constituirse en un nexo sustancial entre
ambas, válido para regenerar la formación del profesorado no universitario, pero asimismo
en una fuente proyectiva para la consideración de la actividad docente universitaria como
pleno trabajo académico. Desde esta perspectiva, la actividad académica supone una superación
de toda disyuntiva entre enseñanza e investigación. Se propugna de este modo una
reconceptualización de la identidad del profesorado universitario vinculada al cambio de su
cultura profesional, en la que tradicionalmente la docencia ha quedado relegada a un segundo
plano. Esta nueva perspectiva académica podría significar asimismo una renovación de la
educación superior en un momento crucialThe dignification of university teaching now seems resounding in an unfavorable
context both internally and externally. Trying to find ways out of solving it, from a perspective
of democratic professionalism, constitutes an undeniably problematic focal point.
We methodologically inquire into the lack of training of non-university teachers, specifically
on the relationship between theory and practice, revealing how research can become
a substantial nexus between both of them, which is valid to regenerate the training of nonuniversity
teachers, but also a projective source for the consideration of the university teaching
activity as a full academic work. From that perspective, the academic activity supposes
an overcoming of any disjunction between teaching and research. That way, a reconceptualization
of the identity of professors linked to the change of their professional culture is
supported, in which teaching has traditionally been set aside. This new academic perspective
could also mean a renovation of higher education at a crucial time
La dimensión afectiva como proceso configurador de la arquitectura mental. Nuevos modos de aprendizaje y elaboración del sentido de la propia identidad
Publicado en: García Aretio, Lorenzo. (2012) Sociedad del conocimiento y educación. Madrid: UNED, 2012. ISBN: 978-84-362-6573-6 (374 p.
El constructo madurez personal en el modelo de educación para la calidad de vida.
Una educación para la calidad de vida habría de enfatizar, como parece obvio, el aspecto cualitativo de la misma.
La educación para la calidad de vida debería centrarse en el “aprendizaje de comportamientos saludables, en el
plano físico y psíquico, a fin de lograr una personalidad madura, en el sentido que los clásicos psicólogos
humanistas nos enseñaron, y que acaso merecerían hoy en día una atenta lectura...” (pág. 28 de la Ponencia 1).
Esta addenda se centra precisamente en el análisis conceptual del constructo madurez personal
(personalidad madura) en relación con otros conceptos semánticamente próximos: autorrealización o
autoactualización, salud mental positiva, competencia. Pese a su complejidad, este estudio clarificador acerca de lo
que entendemos por persona madura parece imprescindible en el seno del modelo de educación para la calidad de
vida.
Realizamos una revisión crítica del concepto de autorrealización en las teorías humanistas clásicas.
Analizamos tres posibles acepciones de la autorrealización: como motivación y necesidad (Maslow), como
completitud o consumación del curso de la vida humana (Bühler, Frankl) y como proceso de convertirse en persona
(Rogers). Tras hallar las inequívocas virtualidades de estas contribuciones teóricas, terminamos desechando la
aplicación de este constructo (autorrealización) por varias razones, entre ellas, por no reflejar la continuidad
dimensional de la personalidad a lo largo de la vida y por ser una noción “individualista”, o sea, con propensión a
efectuar una interpretación de la persona aislada del proceso colectivo e histórico en el cual el sujeto construye su
autonomía. No parece, en fin, un concepto demasiado operativo para la pedagogía actual. Así mismo, analizamos el
constructo salud mental positiva, constatando el avance conceptual que supone respecto de las tradicionales
acepciones de salud mental. Concluimos que es un concepto demasiado extenso y equívoco cuando nos referimos a
la persona madura, poniendo de manifiesto la necesidad de hallar conceptos nuevos delimitadores de procesos
“salutogénicos” para el sujeto.
Acabamos proponiendo el constructo madurez personal como competencia. La madurez se reflejaría en un
“yo competente”, esto es, una estructura de orden superior, incardinada en la personalidad del sujeto. La madurez,
de este modo, se convierte en determinante de competencia generalizada del sujeto adulto. La madurez personal,
en fin, podría entenderse como competencia superior o de segundo orden, pasando a ser un determinante más de
las diversas competencias específicas del sujeto adulto
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