Una realidad llamada carácter

Abstract

La educación del carácter se presenta como un modo de entender la educación moral. El objetivo es ayudar a los estudiantes a adquirir un carácter de forma que, junto a las capacidades intelectuales, incorporen también los recursos afectivos, volitivos y morales necesarios para conducir adecuadamente su vida. Este carácter es vital educarlo, de lo contrario podemos encontrarnos con personas competentes pero no necesariamente buenas personas ni ciudadanos activos y participativos (Lickona y Davidson, 2005). Educar ciudadanos supone, en definitiva, contribuir a la formación de su carácter. Ya Aristóteles planteaba la educación cívica como una continuación de la educación del carácter. No hay duda de que la educación del carácter prepara a los estudiantes para participar en una sociedad que espera de ellos que sean autónomos y se impliquen en la mejora social (Shepard Salls, 2007). Por eso en este trabajo proponemos que, como parte de la educación cívica, se plantee la experiencia escolar como una ocasión de educar en virtudes sociales y morales para conformar un adecuado carácter en el alumnado. A nivel teórico hemos presenciado en las últimas cuatro décadas lo que podríamos llamar un giro cívico, que ha propiciado un giro ético, definitivo en la educación actual

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This paper was published in Dadun, University of Navarra.

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