Trabajar bajo condiciones seguras y sanas beneficia a los empleadores y trabajadores en
su desarrollo; aunque parezca obvio y sencillo, este concepto aún no ha logrado la
aceptación y el reconocimiento generalizado que debería tener. Ante la globalización de
los mercados y nuevas tecnologías, la gestión de la salud ocupacional se considera como
una herramienta de tipo gerencial, que mejora la seguridad, calidad y productividad, por
ende la competitividad de las empresas que enfrentan un nuevo desafío donde aparecen
competidores mas eficientes y de mayor tamaño. Razón por la cual la actitud de los
gerentes de las empresas, debe garantizar que esta gestión, traducida a mejor calidad de
vida para los trabajadores, se convierta en una nueva contribución al valor agregado de
las empresas que dirigen.
De igual forma cuando se habla de la salud en relación al trabajo siempre es
necesario definir ambos conceptos; el criterio de salud siempre está sujeto a discusiones,
ya que varía según el enfoque de quien enuncia. Se asume la perspectiva de que la salud
es un estado cambiante de bienestar, que supone un buen equilibrio biológico, mental y
social; es una situación que debe incluir el sentirse bien y al mismo tiempo tener
parámetros objetivos de normalidad biológica; pero en las esferas psíquica y social, los
criterios de normalidad varían de acuerdo a la escala de valores individuales o de las
diferentes corrientes de pensamiento, esta concepción incluye el aspecto social como de
una importancia similar a los anteriores, lo que significa que el malestar social es
también un indicador de enfermedad individual