¿Otra vez el fascismo eterno?

Abstract

El proyecto político del gobierno encabezado por Jair Bolsonaro reúne ciertos puntos de lo que Eco llama “Fascismo Eterno”. Hablamos de esto debido a que, en su discurso, Bolsonaro presenta una retórica fuertemente xenófoba, racista, clasista, militarista y machista que no esconde y la utiliza como modo de ganar adeptos. Esta construcción discursiva fue decisiva para que los brasileros se vuelquen en las urnas a votarlo, agotados de un sistema político en decadencia desde el escándalo del Lava Jato que provocó que el Brasil se inmiscuya en una crisis política, social y económica que tiene como hechos más relevantes el “Impeachment” a Dilma Rousseff; el encarcelamiento de varios políticos por hechos de corrupción como el presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha (impulsor del juicio político a Dilma) y el hecho más importante: la persecución, detención y proscripción política a Lula Da Silva, candidato natural del Partido de los Trabajadores y claro líder en todas las encuestas electorales. A esta crisis de legitimidad del sistema político brasileño le tenemos que agregar la fuerte recesión económica acompañada de una reforma laboral que fue impulsada por el impopular expresidente Michel Temer. Los partidos políticos que dominaron la esfera política de Brasil los últimos tiempos, el Partido de la Socialdemocracia Brasilera (los “tucanos”) y el Movimiento Democrático Brasilero han detonado su capital político (sus candidatos Gerardo Alckmin y Henrique Meirelles sacaron 5% y 1%, en las elecciones); las cámaras se encuentran completamente balcanizadas y el dominio de la llamada “Bancada BBB” representante de la oligarquía terrateniente, la industria armamentística y los evangelistas es casi absoluto.Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociale

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