El ictus es un trastorno cardiovascular brusco y súbito, producido en los vasos sanguíneos cerebrales. Se puede diferenciar en dos tipos principales: hemorrágico, que produce la extravasación de sangre de los capilares, e isquémico, que produce la falta de riego del cerebro. El tratamiento de estos trastornos viene en dependencia del tipo y se basa en estabilizar la tensión arterial y mantener la vía aérea permeable. La actuación temprana en estos trastornos es fundamental (“Código Ictus”), por ello es tan importante el saber reconocerlo para la actuación, tanto extrahospitalaria como intrahospitalaria. Para ello podemos actuar sobre la población educando e informando sobre cómo detectarlo y cómo prevenirlo actuando sobre sus principales factores de riesgo modificables (Hipertensión arterial, tabaquismo, obesidad y dieta). Así como educar sobre los cambios en los hábitos, que deben realizar las personas que hayan sufrido alguno de estos trastornos.<br /