La vida universitaria requiere el desarrollo de una serie de competencias
y habilidades en las y los estudiantes, para lograr un buen desempeño
durante su trayecto escolar. Una de esas habilidades la constituye
la lectura y, por consiguiente, la comprensión de material escrito de
distintos niveles de dificultad.
La lectura se define como un proceso complejo en el que se involucran
una gran cantidad de factores: motrices, sensoriales, lingüísticos,
cognitivos, emocionales, sociales, familiares, etcétera (Cabrera, Donoso
y Marín, 1994)