Dice la sabiduría popular que la vida comienza a los cuarenta, época en la que por lo general la juventud se ha dejado atrás y desde la madurez, desde la experiencia vivida puede una formular interrogantes varias: “¿qué he hecho? ¿esto era lo que yo buscaba? ¿de dónde vengo?” y con esa certeza o incertidumbre según quiera verse, replanteamos el camino que falta por recorrer. Y aunque tradicionalmente, el imaginario patriarcal introduce “hasta los tuétanos” de las mujeres el reconocimiento de la edad como algo vergonzoso y siempre falsificable, Rosario Castellanos mujer lúcida, valiente y de ruptura, publicó el 30 de mayo de 1970, en el periódico Excélsior que acababa de cumplir 45 años.Las siguientes líneas tienen el propósito de destacar la influencia del proyecto cardenista en la vida y obra de Rosario Castellanos (1925-1974). Aunque la extensa obra de la escritora, cuya infancia transcurrió en Chiapas, ha sido ampliamente estudiada,2 parece oportuno detenerse en sus afinidades ideológicas con el proyecto cardenista, impulsor del nacionalismo revolucionario y de un modelo capitalista con intenciones benefactoras; en un momento en que México experimenta las consecuencias devastadoras de más de treinta años de imposición del modelo neoliberal. Si bien las dos primeras novelas de Rosario Castellanos: Balún Canán (1957) y Oficio de tinieblas (1962) tienen como trasfondo histórico el período de las reformas cardenistas, ficcionalizado libremente en las obras; es con motivo de su cumpleaños cuarenta y cinco, cuando la escritora recapitula en un breve artículo periodístico: “El hombre del destino” (Castellanos, 1994: 204), sobre sus primeras cuatro décadas de vida y reconoce explícitamente la influencia que ejerció Lázaro Cárdenas en su proceso vital