La escasa tradición académica española en estudios culturales, la debilidad, complejidad y diversidad de las políticas culturales de la España de las autonomías, focalizadas en las grandes urbes, y la invisibilidad de los productores/receptores de la creación cultural en contextos locales son el punto de partida para una obra que retoma, desde una vocación interpretativa y crítica, las voces periféricas de los contextos rurales aragoneses, reclamando la consideración de lo rural como sujeto en el tratamiento de la cuestión del consumo, la cultura y la identidad comunitaria. El libro muestra las heterogéneas lógicas culturales subyacentes como formas diferentes de contextualizar la cultura y de culturizar el contexto, en un escenario rural donde se encuentra una alteridad que la modernidad ha escenografiado a su antojo, o más bien por capricho de personas y procesos que afloran al profundizar en la sociogénesis de sutiles dinámicas conformadoras de una vida cotidiana y una cultura rediseñadas para el consumo. Es el consumo de la cultura rural