Ha sido característica mi falta de vocación para socializar, para trascender más allá de mí. Parece haber sido habitual –también– la tendencia en los demás para evitarme. ¿Será mi destino el ostracismo? ¿Estaré cavando el hoyo en el que en algún momento he de arrojarme para permanecer allí, tumbado, mientras rezo con fervor porque alguien de fuera llegue-finalmente-a rellenarlo?[...]