Si partimos del acuerdo tácito de que en nuestro país “historia reciente” refiere a la militancia político-social y las movilizaciones de masas desarrollada durante las décadas del '60 y '70 y al terrorismo de Estado instaurado por la dictadura militar, para quienes trabajamos en la educación media desde hace dos décadas las dificultades que genera su introducción en las aulas evoca diversas etapas, situaciones, errores y estados de ánimo.
Resulta inevitable comenzar este trabajo recordando la angustia que nos generaba el absoluto silencio de los alumnos cuando a fines de los años `80 tratábamos de introducir el tema de los “hijos apropiados” durante la dictadura, y el tiempo transcurrido hasta descubrir que ese silencio podía no ser una señal de desinterés adolescente sino un síntoma del temor que les provocaba la posibilidad de ser uno de esos chicos apropiados.
El paso del tiempo confirmó nuestra apreciación, siendo hoy uno de los temas que genera mayor interés entre los alumnos.
En este sentido, el presente trabajo parte del entendimiento de que los “problemas” y “dificultades” generados por la inclusión de la “historia tiempo presente” en la escuela son diferentes según se piensen desde el ámbito de los historiadores o desde el ámbito escolar.
En principio, está el amplio debate acerca de las relaciones entre historia y memoria y en torno a los conceptos historia reciente, historia tiempo presente, historia coetánea, historia del pasado inmediato, memoria histórica. Sin entrar en el mismo, consideramos que la dictadura militar que se apropió del poder en nuestro país entre 1976 y 1983 coincide con los criterios de periodización de la historia presente que “han partido habitualmente de acontecimientos nodales, de hechos fundadores ligados a una gran convulsión política (una guerra, una revolución...) que afecta de manera decisiva a una determinada historia nacional”. Por otra parte, y de alguna manera vinculado con aquellos debates, está el análisis sobre las características de la producción bibliográfica sobre nuestro pasado reciente y las posibilidades de su utilización en la escuela. Pero aún al interior de la escuela, cohabitan distintos problemas y dificultades.
Por una parte, la existencia de un “currículo visible” –expresado, entre otros elementos, en políticas educativas, planificaciones y libros de texto– y uno oculto, condicionado por la experiencia y prácticas culturales de los miembros de la comunidad educativa: alumnos, docentes, familias.
Por otra, las propias divergencias entre las experiencias de vida de alumnos, docentes y padres, que se observan diariamente en la escuela pero que resulta “especialmente notorio frente a temas teñidos de un fuerte tono ético moral, o que no admiten posturas neutras o distancias críticas por la proximidad histórica o el involucramiento personal”. Nos centraremos, entonces, sólo en algunos aspectos de la vasta problemática que el tema motiva: cuales son los aportes de la historia oral a la enseñanza de la historia reciente a partir del examen de una experiencia desarrollada desde 2006 en la Escuela Técnica ORT8 en el marco de las actividades del Proyecto Archivo Oral: el Taller “Vivir en Dictadura”.Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educació