Los primeros conocimientos de los pobladores aborígenes del Sur de la provincia son debidos a Juan de Garay, el fundador de Buenos Aires. Por la descripción que él hace, podemos sacar conclusiones de que su origen fué en las provincias de Cuyo.
Una centuria y media después, es sabido, históricamente, que esos elementos han sido sustituidos por los autóctonos de Río Negro y Neuquén, pero dos décadas más tarde ellos debieron a su regreso, entregar la tierra a los “araucanos” quienes habían venido a través de los Andes desde principios del siglo XVI. Los descubrimientos antropológicos en la península de San Blas con sus calaveras humanas decoradas geométricamente en diversos colores, son un documento testimonial impecable de sus orígenes cuyanos y son los descubrimientos de Malacara, Juancho, Los Talas y Banderoló por sus señales evidentes de tener un esqueleto de sus cuerpos.
El “araucano” de la época de la campaña del desierto fué producto de una hibridización en las últimas tres centurias; de ahí que no podamos esperar que sus descendientes sean tipos puros. Ya en ese tiempo el cacique principal tenía rasgos físicos del tipo europeo. La experiencia antropológica señaló que la herencia de la altura y la forma craneana (índice cefálico) es completamente falso. La complexión, el color de los ojos y el color del cabello son los tres rasgos que pueden ayudar más exactamente para tener una remembranza física de sus antecesores. Los pocos granjeros de “Los Toldos” fueron los últimos sobrevivientes de la tribu de Coliqueo en su más alto grado de constante cruza. Aparte de ello el éxodo es ininterrumpido desde que comenzó hace 15 años; ésto ha reducido al mínimo el número de gente que puede ser estudiada.
Verdaderamente, los indios no existen más en la provincia de Buenos Aires.The first knowledge of the aboriginal population — stationary occupants of the South of the province — is due to Juan de Garay the founder of Buenos Aires. By the description he makes one may conclude that their origin was the Cuyo provinces.
A century and a half after, it is known, historically, that those elements had been substituted by the autochtonous of Río Negro and Neuquén, but two decades afterwards, these must, on their turn, surrendered the land to the “araucanos” who had come across the Andes from the beginning of the xvi century. The anthropological discoveries in the Península San Blas with its human skulls geometrically decorated in several colours are an umpeachable testimonial document of their Cuyo origin, and so are the discoveries of Malacara, Juancho. Los Talas and Banderaló for their evident signs of having made a skeleton of their bodies.
The “araucano” of the time of the desert campaign was product of a hybridization lasting three centuries; therefore one cannot expect his descendants to be puré types. Alredy in that time main caciques had physiognomical features of European type. The anthropological experience has a pointed out that the inheritance of the height and skull form (cephalic Índex) is completely deceitful. Complexión, color of eyes and color of hair are the three features which help most exactly to keep the somatomatic remembrance of the ancestors. The few farmers of “Los Toldos” —last survivors of the Coliqueo tribe— show in the highest degree the constant breed Crossing. Apart from it the exodus is uninterrupted ever since it began 15 years ago; this has reduced to the mínimum the number of people that can be studied.
Truly, the Indian exists no more in the province of Buenos Aires.Digitalizado en SEDICI-CIC Digital.Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNM