La arquitectura ha mantenido con las demás artes plásticas diferentes tipos de relaciones a lo largo de la historia. Nos estamos refiriendo al modo en que tanto la pintura como la escultura han contribuido a la cualificación de un determinado espacio arquitectónico o urbano, pero también al tipo de soporte que la arquitectura ha representado para aquellas artes y al modo en que éstas han debido adecuarse al marco que se les ofrecía.
En algunos casos la relación ha sido sumamente estrecha, hasta el punto de llegar a confundirse una en la otra como en la llamada “escultura arquitectónica” de los griegos, donde los relieves se amalgaman de tal modo con la superficie de la envolvente que forma una unidad con ella, pero constituye, sin embargo, algo diferente al mero plano de cerramiento. Al mismo tiempo, las figuras en relieve se encuentran totalmente supeditadas a la forma y dimensiones que la arquitectura les ofrece, y esto llega a constituir una norma de composición: se trata de un caso similar al de la denominada “ley del marco” de la arquitectura románica.
Por otra parte, dado que las historias del arte han abordado habitualmente de manera aislada los distintos medios expresivos –arquitectura, pintura y escultura– aquí se intentará restablecer el carácter unitario que estas disciplinas tuvieron antes de la histórica separación producida en el Renacimiento. Una de las metas de este trabajo consiste en intentar hacer un aporte a la apreciación de las obras desde el concepto de integridad como criterio de valoración.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)Historia del arteFacultad de Bellas Arte