Los estudios de arqueología, botánica, paleoecología y las nuevas metodologías para el análisis ge-nético, además de los estudios de isótopos, permiten afirmar que el maíz es una planta originaria de México, desde donde se propagó hacia el continente americano. Hay hipótesis de su domesticación múltiple tanto en el territorio mexicano como en otros países de América, como Colombia y Perú. Sin embargo, hacen falta estudios para confirmar los hechos de hace 10 mil a nueve mil años sobre los procesos de domesticación de plantas, particularmente, del maíz. En cada lugar donde este cereal se ha cultivado se ha adaptado a las condiciones locales de altitud, relieve orográfico, clima, disponibi-lidad de agua y tipo de suelo. Hay que considerar el gusto de los pobladores por sus usos, tamaños, sabores y posibilidades para su almacenamiento, lo que a través del tiempo generó nuevas razas, subrazas y variedades. Actualmente, el maíz es uno de los cereales más importantes del planeta. Su producción se desti-na tanto a usos tradicionales como industriales; ser alimento para humanos y animales es de enorme importancia, así como la salud de millones de personas en el orbe. En este artículo hacemos una bre-ve historia de su evolución en el altiplano central mexicano y, a través de un caso, de sus usos locales, incluyendo los procesos sociales, la alimentación, la ideología y su papel dentro de la cultura de un poblado del Valle de Ixtlahuaca, en el Estado de México