La introducción de la sedoanalgesia en gran parte de los hospitales a nivel mundial permite en estos momentos que tanto los procedimientos endoscópicos diagnósticos como los terapéuticos puedan realizarse de forma satisfactoria para el paciente y el endoscopista. El modelo de sedación utilizado, ya sea sedación consciente o profunda dependerá tanto de las características del paciente como del tipo y complejidad de la exploración, con el objetivo de ofrecer al paciente el mayor confort posible, facilitando así la realización de este tipo de intervenciones. El régimen estándar de sedación moderada consiste en el empleo combinado de Midazolam (benzodiacepina de elección) y de un opioide (siendo el Fentanilo el más popular), mientras que en sedación profunda el Propofol es el fármaco más demandado. Cabe reseñar la gran importancia de realizar una correcta evaluación preanestésica del paciente, así como una monitorización continua durante y después de la exploración. El fin último del uso de la sedoanalgesia es, por tanto, la disminución de las posibles complicaciones que pudieran acontecer en estas intervenciones, especialmente en procedimientos complejos y pacientes con diversas comorbilidades