Seres de todo tipo, supuestamente venidos del espacio exterior, pueblan la ficción y escogen la Tierra, no siempre con aviesas intenciones, como lugar de destino. Aunque imaginaria, su apariencia y morfología debería corresponderse con sus planetas y lugares de origen. Debería, pero no es así. Un análisis de su aspecto, de sus habilidades y de su procedencia es una buena forma de ejercitar el método científico, contribuir a la enseñanza-aprendizaje de la tecnociencia y aumentar así el bagaje cultural de la ciudadanía.Peer ReviewedPostprint (author's final draft