De esclavizados a comuneros en la cuenca aurífera del río Santiago - río Cayapas (Esmeraldas). Etnicidad negra en construcción en Ecuador Siglos XVIII-XIX
La presente investigación muestra el proceso de construcción de las sociedades negras
de la cuenca del río Santiago, que se inicia con la llegada de esclavizados de las minas
neogranadinas, en el siglo XVIII, con el fin de abrir una nueva frontera minera y prestar
su contingente en los proyectos viales ideados por las autoridades para unir la Sierra con
la Costa. El contexto peculiar de la región de Esmeraldas, de carácter marginal,
caracterizado por la condición libre de la población negra, junto a un tipo de esclavitud
particular en la que no predominaron las formas coercitivas, permitió a los esclavos, a
partir de las cuadrillas, desplegar una serie de dispositivos efectivos y tomar posesión de
las minas y sus espacios aledaños, dando lugar a la conformación de sociedades
domésticas fortalecidas por lazos de parentesco y de solidaridad.
Con la fase independentista, las sociedades esclavizadas del distrito minero van
a participar a favor de la causa insurgente, motivados por el interés de continuar con su
proyecto étnico de conformación social e identidades colectivas en medio de la libertad
y legitimado por el nuevo Estado republicano. Con este interés se enrolaron como
soldados de las fuerzas insurgentes, actuaron como chasquis y espías en los caminos, y
generaron rumores entre la población, causando estragos a las fuerzas realistas.
Esta dinámica de identidad y resistencia negra continuó en la república cuando
las sociedades negras, en su lucha por el territorio, autonomía y libertad, frente a la
intención del Estado nacional de integrar a los sectores excluidos mediante la ley de
abolición de la esclavitud, se automanumitieron. Un acto de franco rechazo a una
política de los sectores dominantes que, desde la Colonia, marcaron la presencia de
fronteras sociales y culturales que los marginó y negó toda posibilidad de existencia
digna.
Para la segunda mitad del siglo XIX, frente a un nuevo escenario caracterizado
por la presencia de empresas extranjeras, que iniciaron formas laborales represivas y
usurpación de las tierras, la población liberta se conformó como comunidad del río
Santiago y emprendió una nueva lucha, la compra del territorio, como una forma de
legitimar sus sociedades. Más tarde y frente al permanente ambiente de agresión,
debieron venderlas a los extranjeros, pero antes negociaron su vinculación laboral y su
permanencia y de las futuras generaciones, un recurso que les permitió continuar
ejerciendo su territorialidad y defendiendo su forma de vida en libertad