Canada’s Resource Curse: Too Much of a Good Thing

Abstract

Canada has been both blessed and cursed by its vast resource wealth. Immense resource riches send the wrong message to the political class that thinking and planning for tomorrow is unnecessary when record high global prices drive economic development at a frenetic pace. Short-termism, the loss of manufacturing competitiveness ('the Dutch disease') and long term rent-seeking behavior from the corporate sector become, by default, the low policy standard. This article contends that Canada is not a simple offshoot ofAnglo-American, hyper-commercial capitalism, but is subject to the recurring dynamics of social Canada and for this reason the Northern market model of capitalism needs its own theoretical articulation. Its distinguishing characteristic is that there is a large and growing role formixed goods and non-negotiable goods in comparison to the United States even when the proactive role of the Canadian state had its wings clipped to a degree that stunned many observers. The article also examines the uncoupling of the Canadian and U.S. economies driven in part by the global resource boom. The downside of the new staples export strategy is that hundreds of thousands of jobs have disappeared fromOntario and Quebec. Ontario, once the rich "have" province of the Confederation, is now a poor cousin eligible for equalization payments. Unlike earlier waves of deindustrialization, there is little prospect for recovering many of these better paying positions. Without a focused government strategy, the future for Canada's factory economy is grim. The final section addresses the dynamics of growing income polarization and its lessons for the future. With a global slowdown or worse on the horizon, Canada's unique combination of mixed goods and orthodox market-based policies is likely to be unsustainable in its current form. For countries with a similar endowment, the Northern model is unexportable.Canadá ha sido tanto bendecida comomaldecida por la vasta riqueza de sus recursos. Tal riqueza envía el mensaje erróneo a la clase política de que pensar y planear para el mañana es innecesario cuando los precios globales, que se han elevado a niveles récord, llevan al desarrollo económico a un ritmo frenético. El hecho de que el sector corporativo considere los asuntos a corto plazo, junto con la pérdida de la competitividad manufacturera (la enfermedad holandesa) y el comportamiento de buscar una rentabilidad a largo plazo se han convertido en el estándar de la política práctica. Este artículo plantea que Canadá no es sólo una rama del capitalismo hípercomercial angloamericano, sino que es el sujeto de las dinámicas recurrentes del Canadá social y, por esta razón, el norteño modelo de mercado capitalista necesita su propia articulación teórica. Su característica particular es que los bienes mixtos y no negociables tienen un importante papel creciente en comparación con Estados Unidos, incluso cuando el rol proactivo del Estado canadiense ha plegado sus alas hasta el grado de asombrar a varios expertos. Este artículo también examina la disparidad de las economías estadunidense y canadiense, ambas arrastradas en parte por el boom de los recursos globales. El aspecto negativo de la nueva estrategia de exportación (the new staples export strategy) es que han desaparecido cientos de trabajos desde Ontario hasta Quebec. En el primer caso, la que alguna vez fue la provinciamás rica de la confederación ahora es el primo pobre elegible para la igualación de pagos (equalization payments). Adiferencia de las olas anteriores de industrialización, en la actual es poca la perspectiva de recuperar una mejor situación de pagos. Sin una estrategia gubernamental enfocada a ello, el futuro de la economía industrial de Canadá resulta sombrío. La sección final del artículo aborda la polarización de las dinámicas de crecimiento del ingreso y sus lecciones para el futuro. Con una desaceleración económica global, o incluso con algo peor en el horizonte, como la combinación económica única de Canadá de bienes mixtos con una política de mercado ortodoxa, el modelo no es sustentable en su forma actual. Para países que tienen una dotación similar de recursos, el modelo del norte no es exportable

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