El linaje valenciano de los Roig. Memoria, familia y patrimonio a través de quince generaciones

Abstract

Reconstruimos en este estudio el linaje de los Roig de València, y analizamos sus bases materiales, las estrategias de reproducción y sus relaciones sociales, familiares, de parentesco o económicas, con el hilo conductor del “libro de familia”, que inició en 1688 don Francisco Roig y Dou (1631-1692), en el que dejó a sus descendientes las noticias familiares de nueve generaciones desde el siglo XIV, y una detallada memoria sobre la gestión del patrimonio familiar. El libro fue continuado por sus descendientes hasta 1871, recogiendo hasta siete manos (siete generaciones), convirtiéndose así en uno de los más extensos e interesantes egodocumentos de la historiografía valenciana y europea. El documento, citado como el Manuscrito Alcalalí por Rodrigo Pertegás y por Roque Chabás, sirvió en parte como base para la reconstrucción de la familia medieval de los Roig en la introducción al Espill de Jaume Roig (1905) de Chabás, y ahora nos ha permitido el estudio de las diversas casas del linaje, que perduró a través de la Edad Moderna hasta enlazar con los Ruiz de Liori a mediados del siglo XIX, en el tránsito a la Contemporaneidad. La exhumación documental y la revisión bibliográfica nos han permitido comprobar las estrategias de reproducción social, sucesorias, matrimoniales, biológicas, educacionales, sociales... y la construcción de un patrimonio material y también simbólico (heráldica, genealogía, entierro) de una familia tipo del patriciado urbano valenciano, ennoblecida en la Edad Moderna. Establecemos en nuestro estudio una primera etapa, desde el siglo XIV a mediados del XVII, que definimos como una trayectoria ascendente, caracterizada por la importancia de las inversiones educativas y la promoción profesional de sus miembros, la consolidación de un prestigio social que los impulsó entre las elites municipales y la provisión de un conjunto de símbolos propios de la nobleza, hasta llegar al siempre deseado reconocimiento nobiliario. En cambio, calificamos en términos de supervivencia del linaje una segunda etapa que comprendería desde la segunda mitad del siglo XVII hasta el XIX, cuando, conseguida la condición nobiliaria, los Roig aumentan el patrimonio y lo consolidan a través de la vinculación, construyen nuevas redes familiares y sociales y, después de una crisis familiar interna, reaparecen entre las elites municipales borbónicas. Mediante el acercamiento biográfico y el estudio microhistórico, nos hemos aproximado a la rama familiar que se extinguía con la muerte de doña Elena Roig (+1584), cuyos enlaces matrimoniales ascendentes les habían propiciado el reconocimiento nobiliario. Este personaje ha pasado a la historia por ser la fundadora de la cartuja de Ara Christi. La rama principal del linaje ha sido estudiada a través de la figura del inquisidor Ambrosio Roig (+1647) y su ascendencia. Hijo del paterfamilias del linaje don Gaspar Roig (+1630), ennoblecido en 1612, su poliédrica figura crece en interés para la familia al fundar en su testamento una administración en la citada cartuja cuyas rentas debían destinarse a los estudios de los hombres del linaje, así como a la dotación de las mujeres que tomaran estado de casadas o de religiosas. Extinta la rama principal, el linaje continuó con la rama secundaria iniciada por el hacendado Pedro Juan Bautista Roig (+1601), quien acumuló casa y tierras en Rocafort i que proveyó de estudios de Derecho en Salamanca a su hijo Juan Bautista Roig y Aznar (+1650). Éste desarrolló un extenso currículum jurídico en València, llegando a ser abogado de la Ciudad y destacándose a favor de ésta en el conflicto insaculatorio de 1645. Casado con Magdalena Dou, su red familiar incorporaba apellidos notables como los generosos Cabrera, los Monreal o los Lloris, asociados a la baronía de Alfarrassí. Obtuvo privilegio de nobleza en 1640 y murió diez años después, dejando herederos a sus dos hijos Tomás y Francisco, quien tomó las riendas de la casa tras la deshabilitación de su hermano por enfermedad. Personaje clave para nuestro estudio (como escritor primigenio del libro y fundador del vínculo con los bienes que administró a través de diversas herencias familiares) Francisco Roig y Dou contrajo matrimonio con una hija del influyente político Mateo Moliner, cuyo clan incorporaba familias de juristas como los Gombau, los Ortí o los Vilarrasa. Tras una vida dedicada a la gestión del patrimonio familiar, muere en 1692, dejando vinculados bienes cuyas rentas alcanzaban las 1.200 libras brutas anuales, además de las 200 libras dejadas por el inquisidor Roig, a favor de su nieto primigenio, Francisco Roig y Ginart (+1722), menor de edad, tras las desavenencias paterno filiares con su único hijo, Vicente Roig y Moliner, cuya azarosa vida le llevó primero a contraer matrimonio a espaldas de la familia y después a ser condenado por oscuros delitos, y mediante consecutivas “económicas” a ser condenado a diversas prisiones del Mediterráneo. La fundación del vínculo en 1692 supone un cambio radical en las estrategias sucesorias familiares, en las que primaban los testamentos igualitarios o preferenciales. Tras dos generaciones en la sombra, su descendiente don Francisco Roig y Deona (1704-1783), titular del vínculo, toma posesión en 1742 del cargo de regidor perpetuo por la clase de nobles de la ciudad de València. Vendió la plaza en 1759, para hacerse cargo de la hacienda familiar. En nuestro estudio hemos anclado la figura de este regidor a la historiografía valenciana del Setecientos, que se había ocupado de la composición social del colectivo borbónico sin poder apuntar a los orígenes de este personaje. Su muerte sin descendencia marca la extinción de la rama del linaje, que continuó sucesivamente en su sobrino, el jurista Juan Bautista Roig y Aguirre (+1803) y sus descendientes, Francisco de Paula Roig y Brisa (+1808) y Francisco de Paula y Carmen Roig y Mezquita (+1837), última poseedora del vínculo hasta su división entre sus herederos, en el entorno histórico de las nuevas leyes desvinculadoras. Ya en los años centrales del siglo XIX, tras la desamortización y la exclaustración del clero regular, los herederos iniciarán un largo proceso judicial en defensa de las rentas y las propiedades de la administración dejada, dos siglos antes, en Ara Christi por el inquisidor Ambrosio Roig. En aquellos días, los Roig habían enlazado matrimonialmente con los Ruiz de Liori, barones de Alcalalí, y consultaron y anotaron algunas páginas del libro de familia, hasta el año 1871. La última descendiente de los Roig, Pascuala Pardines Peacocke y Roig de Mezquita contrajo matrimonio en 1850 con don José Matías Ruiz de Liori y fueron los padres de don José María Ruiz de Liori, erudito, polígrafo, político conservador, alcalde de Valencia y miembro de Lo Rat Penat, que fue amigo de Teodoro Llorente, Rodrigo Pertegás y Roque Chabás, cerrando así un precioso círculo entre la historia de la familia y la historia del libro. En definitiva, con el estudio de las estrategias de reproducción social, constituidas a menudo entre los conflictos de los individuos, de la lógica generacional y de la pervivencia del linaje, restituimos para la Historia Moderna valenciana un linaje olvidado (a pesar de su presencia entre la oligarquía municipal durante más de cinco siglos) al tiempo que redescubrimos, para la historiografía valenciana, una preciada memoria personal, dada por perdida desde hace más de un siglo

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