The Spanish Constitution recognizes the right of home, but this right does not
entail a legal obligation for the owners to bear the dispossession of their property to
guarantee the right against those who do not have any, and much less, in an illegitimate
way as it is happening, frequently, in this country with the so-called squatting
phenomenon. Each year exceeds the previous one, with respect to the number of
properties that have been squatted, that is, the owner's possession was taken from the
squatter, illegally. Faced with this, the owner can defend himself both through civil and
criminal proceedings, either through actual actions, filing a lawsuit, or through a
complaint, if the way in which the squatting was carried out constitutes a crime.
However, and despite some legislative improvements to protect the rights of the owners,
squatting continues increasing, and even more so, after the last legislative change and as
a consequence of the pandemic. All of this, and in the face of instability that generates
social discontent, has created the ideal conditions for the emergence of private
undocking companies that try to provide a solution that, legislatively, does not always
arrive.La Constitución Española reconoce el derecho a una vivienda, pero este derecho
no conlleva una obligación legal para los propietarios de soportar el despojo de su
inmueble para garantizar el derecho frente a quien no ostenta ninguno, y mucho menos,
de una manera ilegítima como está sucediendo, de forma frecuente, en este país con el
denominado fenómeno okupa. Cada año supera al anterior, respecto al número de
inmuebles que han sido okupados, es decir, arrebatada la posesión del propietario por
parte del okupa, ilegalmente. Ante ello, el propietario puede defenderse tanto por la vía
civil, como por la vía penal, ya sea mediante acciones reales, interponiendo demanda, o
mediante querella, si el modo en que la okupación fue llevada a cabo, constituye delito.
No obstante, y a pesar de algunas mejoras legislativas para proteger los derechos de los
propietarios, la okupación sigue aumentando, y más aún, tras la última modificación
legislativa y como consecuencia de la pandemia. Todo ello, y ante una inestabilidad que
genera descontento social, ha propiciado las condiciones idóneas para la aparición de
empresas privadas de desokupación que intentan dar una solución que, legislativamente,
no siempre llega